Venezuela: las masas defienden las conquistas revolucionarias – es el momento de marchar al socialismo y terminar con el burocratismo

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El presidente venezolano Hugo Chávez ganó, una vez más, las elecciones presidenciales el 7 de octubre, con un cómodo margen de 56% frente al 44% de su rival Henrique Capriles. Esta es otra victoria para la revolución bolivariana que debe ser utilizada para llevar la revolución hasta el final.

A pesar de todas las críticas que hay en las bases bolivarianas hacia los burócratas y arribistas que dominan las altas esferas del movimiento y las gobernaciones y municipios locales, las masas se movilizaron, una vez más, por la amenaza de que la contrarrevolución diera un avance decisivo.

Los sectores más inteligentes de la clase dominante comprendieron desde el principio que no podían ganar estas elecciones en contra de Chávez. Ahora quieren sacar provecho de los más de 6 millones de votos que han recibido (su mejor resultado jamás alcanzado) y jugar un largo partido de desgaste a la espera de que la enfermedad de Chávez le impida terminar su mandato.

Esta es una victoria extraordinaria que revela el fino instinto de clase y el nivel político altamente desarrollado de las masas venezolanas. La propia victoria les llena de un sentimiento de entusiasmo, de haber derrotado a la oligarquía reaccionaria de nuevo.

Sin duda, la burocracia “bolivariana” y los reformistas dirán ahora que “el país está dividido por la mitad”, que el presidente “debe gobernar para todos los venezolanos”, y tratarán de convertir esta victoria electoral en una derrota.

Las masas, como en 2006, votaron decididamente por el socialismo. De hecho, uno de los elementos centrales del programa de Chávez es precisamente la idea de que la revolución debe ser completada. En su discurso de victoria desde el “balcón del pueblo” en el Palacio de Miraflores, lo dijo claramente: “Venezuela seguirá su marcha hacia el socialismo democrático del siglo veintiuno”.

La profunda corriente de insatisfacción contra la burocracia y los reformistas dentro del movimiento bolivariano, que se han mantenido bajo control durante la campaña por temor a que fuera utilizado por la derecha, ahora seguro que saldrá a la superficie

Por ahora, el peligro principal ha sido derrotado por las masas, pero una revolución no puede permanecer indefinidamente en la encrucijada. Chávez ha hecho algunas incursiones en los derechos de la propiedad privada, pero la economía venezolana y el aparato estatal siguen siendo fundamentalmente capitalistas y siguen estando dominados por las 100 familias de la oligarquía, inextricablemente ligadas al imperialismo extranjero.

La única forma de garantizar las conquistas de la revolución de forma permanente es con la expropiación de los puntos clave de la economía, bajo el control de los trabajadores, de manera que los vastos recursos del país puedan ser utilizados para satisfacer las necesidades de la mayoría, en virtud de un plan democrático de producción. Esta medida significaría la abolición del capitalismo. De inmediato se enfrentaría a la ira de la clase dominante en Caracas, Washington y Madrid, pero contaría con la simpatía de millones de trabajadores y campesinos de América Latina y también de Europa, que están sufriendo las consecuencias de la crisis del sistema.

Por la democratización del PSUV

El 10 de octubre por la noche apareció en los medios de comunicación el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, anunciando los candidatos para gobernadores en las venideras elecciones del 16 de diciembre, elegidos a dedo desde arriba sin contar con la opinión de las bases.

La respuesta por parte de las bases del partido no se hizo esperar. Todos los compañeros más avanzados están conscientes del peligro que representa la burocracia para la revolución, hoy más que nunca el pueblo es más crítico hacia ella, la ven como un freno, como la culpable de que muchas iniciativas del camarada Chávez nunca se concreten y un gran porcentaje de recursos -destinados a resolver sus problemas- es robado por ella en su infinidad de maniobras.

Una importante capa de nuestros camaradas entran en desmoralización y apatía, los más consecuentes nos organizamos para defendernos y defender el futuro de nuestra querida revolución. Una de las principales herramientas en la lucha contra la burocratización es la toma de decisiones en las bases, es exigir nuestro derecho a escoger los candidatos para todos los cargos de elección popular.

¡Por la democracia interna dentro de nuestro partido! ¡Discusión en las bases de todas las políticas y programas de las instituciones del estado! ¡Elección democrática de los candidatos!