La burguesía ante las elecciones de Octubre y sus intenciones de aplastar la Revolución
La campaña desatada en contra del CNE apunta a dos posibilidades. En primer lugar podrían no reconocer su derrota y llamar a manifestaciones violentas, “guarimbas”, esta modalidad ya fue utilizada en el 2002-2003 cuando el hoy candidato Enrique Capriles junto a su mano derecha Leopoldo López lideraron este tipo de manifestaciones utilizando las policías de los municipios en los cuales eran alcaldes, creando una aparente situación de ingobernabilidad y llamando a una intervención extranjera. El segundo caso es el retiro del candidato días antes de las elecciones denunciando que no hay garantías para participar y que el “fraude” es un hecho. Esto también se vio en el 2005, cuando todos los candidatos de la derecha a diputados de la Asamblea Nacional se retiraron de las elecciones parlamentarias y llamaron a la abstención, incluso en una oportunidad el mismo Presidente Chávez denunció planes de la extrema derecha de desaparecer a su propio candidato por otros medios más drásticos, cosa que nunca fue desmentida, pues el mismo oponente dijo que investigarían el caso. Esto sería lo que se está montando ante la guerra sucia que los medios de comunicación y el archipiélago de partidos de oposición están haciendo contra del CNE.
La campaña de la revolución tiene entonces pues la tarea de vencer no a la oposición sino a la abstención, debe lograr mover masivamente a los votantes para garantizar que el triunfo será por un margen que no deje lugar a duda alguna sobre los resultados, para lograr así dejar en el terreno los planes retorcidos de la mal entretenida burguesía.
Esto marcará definitivamente la dinámica de los meses siguientes a las elecciones de octubre, ya que justo después siguen las regionales en Diciembre, donde al no ser Chávez quien se presenta como candidato, con toda seguridad se verá expresado el descontento de la población con la acción de la burocracia oportunista y reformista, quienes con sus acciones habrán dado oxigeno a la contra revolución en las regiones.
Las perspectivas para la Revolución Bolivariana después de Octubre y las tareas de los revolucionarios
Una revolución incompleta no puede sostenerse eternamente. O la revolución expropia a la burguesía y pone el poder del estado en manos de la clase obrera y el pueblo, o a la larga estará condenada a una derrota. En la Revolución Socialista no hay caminos intermedios.
Aunque estamos seguros de que el camarada presidente vencerá en las elecciones de Octubre, y los revolucionarios y revolucionarias honestps podremos entonces continuar dando una ardua batalla por derribar el sistema capitalista y construir el socialismo, es necesario radicalizar cuanto antes la revolución, debemos actuar cuanto antes y tenemos el tiempo en contra.
A pesar del enorme apoyo popular del cual goza el camarada presidente, como hemos planteado en este y en otros documentos, el resto de los dirigentes de nuestro partido son vistos como burócratas y reformistas por capas de la militancia revolucionaria cada vez mayores.
Este hecho, unido a la cuestión de que no hemos dado el golpe definitivo al capitalismo en Venezuela, lo cual implica que todas las lacras del sistema capitalista, tales como la carencia de vivienda, de empleo y la delincuencia, sigan afectando a grandes capas de nuestra población, a pesar de los importantes avances en materia social que hemos conquistado, tiene como consecuencia la desmovilización de grupos importantes de simpatizantes revolucionarios cuyo principal nexo y vínculo con la revolución son sus reivindicaciones materiales, que en la medida en que no sean satisfechas, se irán distanciando progresivamente del proceso revolucionario. Muy probablemente miles de estos de compañeros no voten contra la revolución, pero se abstendrán de votar, es decir, darán un “voto castigo”, como popularmente se dice.
En Octubre, con seguridad venceremos, pero… ¿Y en Diciembre qué sucederá? Es muy probable, que las gobernaciones que hemos perdido no sean recuperadas, por las razones antes mencionadas, más aún, podríamos incluso perder otras nuevas gobernaciones, donde el descontento hacia la dirigencia es verdaderamente enorme, como es el caso de los gobernadores de Anzoátegui y Bolívar, por mencionar sólo dos ejemplos. ¿Y qué sucederá con los consejos legislativos regionales? Muchos de los futuros candidatos a diputados regionales serán los oportunistas de siempre, de los cuales las bases revolucionarias están ya tan cansadas. A pesar del descontento las masas votarán masivamente el 7-O, pero sabemos que para el caso de los candidatos a gobernadores y diputados a los consejos legislativos el resultado será muy diferente.
Si la derecha logra ganar un mayor número de gobernaciones y de diputados regionales de los que actualmente tiene, no dudemos ni un instante que utilizarán cada uno de esos espacios de poder para atacar a nuestra amada Revolución Bolivariana. El escenario que entonces se nos plantea en el futuro próximo es uno bastante complicado.
En estos momentos no es posible afirmar que la burguesía prepara un nuevo intento de golpe para los días posteriores a las elecciones presidenciales, golpe que podría basarse en una movilización de las masas que apoyan a la derecha basándose en la consigna del fraude. El imperialismo norteamericano ha sacado conclusiones importantes de los errores que ha cometido y de las derrotas que ha sufrido a lo largo del siglo XX. Es casi totalmente seguro que en Venezuela la táctica que va a ser utilizada va a ser la misma que se usó en Nicaragua. Se va a jugar a desgastar al proceso revolucionario, hasta poder derrotarlo electoralmente en un futuro no muy lejano.
Ante las amenazas que se divisan en el horizonte, a revolución debe dar el golpe definitivo a la burguesía venezolana. Los revolucionarios y revolucionarias honestas debemos prepararnos para los distintos acontecimientos que se presentarán en los próximos meses y años.
El PSUV, que debe ser uno de los instrumentos principales de la clase obrera y el pueblo para la lucha revolucionaria, debe ser fortalecido y debe ser transformado en un verdadero partido revolucionario. Debemos superar necesariamente el carácter de mera maquinaria electoral que hasta ahora le ha impreso la burocracia dirigente .Para ello, debemos arrancar por plantearnos dos objetivos concretos y esenciales. En primer lugar debe llevarse adelante una fuerte batalla política para rescatar la democracia interna del partido. Los y las militantes honestos debemos impulsar desde las bases una campaña nacional por el rescate de la elección por la base de los cargos de dirección en el partido a todo nivel, local, regional y nacional.
En segundo lugar, las bases debemos impulsar un gran debate nacional sobre el programa del partido, en el seno del mismo. El programa aprobado en el Congreso Extraordinario debe ser dado a conocer a todos y todas las militantes de base, y debemos defender que se lleven hasta el final las medidas más revolucionarias que allí están planteadas, como la expropiación de todos los monopolios. Asimismo, en ése debate debemos explicar pacientemente que el programa del partido no sólo debe contemplar esta medida, sino que debe contemplar la expropiación de todos los sectores de la burguesía (industrial, financiero, agrícola y comercial), y el control obrero sobre el proceso de producción dentro de los centros de trabajo.
Al mismo tiempo, debe retomarse el debate sobre la construcción de una corriente radical de masas dentro del PSUV, para rectificar el rumbo del partido y de la revolución, y para llevar adelante un programa revolucionario de lucha para abolir el capitalismo definitivamente, programa que debe basarse necesariamente en las ideas revolucionarias del marxismo.
Una corriente de izquierda en el seno del PSUV construida desde abajo y sobre la base del principio del centralismo democrático, puede contribuir a sumar nuevamente al PSUV a la militancia descontenta y desmovilizada e impulsar un triunfo definitivo de la revolución sobre las fuerzas reaccionarias de la burguesía. El tiempo apremia y es necesario poner manos a la obra.