El primer trimestre de 2011 ha dado más evidencias al hecho de que la revolución bolivariana está frente a una encrucijada. Hemos visto nuevos enfrentamientos entre revolución y contrarrevolución; La huelga de hambre de los estudiantes escuálidos y la respuesta vacilante del gobierno, los debates en el PSUV sobre las cinco líneas de acción política, la movilización de los estudiantes bolivarianos por una transformación universitaria radical, la incapacidad de la burguesía para colaborar en solucionar el problema de la vivienda… En lugar de calmar la situación, todo esto ha agudizado las contradicciones en la lucha de clases.
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El primer trimestre de 2011 ha dado más evidencias al hecho de que la revolución bolivariana está frente a una encrucijada. Hemos visto nuevos enfrentamientos entre revolución y contrarrevolución; La huelga de hambre de los estudiantes escuálidos y la respuesta vacilante del gobierno, los debates en el PSUV sobre las cinco líneas de acción política, la movilización de los estudiantes bolivarianos por una transformación universitaria radical, la incapacidad de la burguesía para colaborar en solucionar el problema de la vivienda… En lugar de calmar la situación, todo esto ha agudizado las contradicciones en la lucha de clases.
Inspiración de la revolución árabe
En el ámbito internacional, debemos señalar que el derrocamiento revolucionario de los dictaduras en Túnez, y posteriormente en Egipto, marca un punto de inflexión en la historia mundial. Ha generado una ola de revolución que sacude todo el mundo árabe: Argelia, Yemen, Marruecos, Siria, Libia, Bahrein… Las revoluciones son fruto del creciente malestar en la juventud y la clase obrera de estos países. Décadas de privatizaciones y recortes sociales, combinado con un alto desempleo, han dejado al descubierto el fracaso del capitalismo en todo Medio Oriente y el norte de África. Las reivindicaciones democráticas también han jugado un papel importante en la movilización, un fenómeno que no debe sorprender a nadie, pues la población árabe lleva décadas bajo el talón de hierro de las dictaduras más oscuras al servicio del imperialismo. El imperialismo está intentando ahogar la revolución con su nueva aventura militar en Libia. La intención no es solo derrocar a Gadafi, con quien el presidente francés Sarcozy y el presidente italiano Berlusconi mantuvieron excelentes relaciones hasta hace medio año, sino secuestrar el movimiento revolucionario y dirigirlo hacia líneas pro-occidentales. La revolución árabe solo ha comenzado, mas no ha llegado a su conclusión definitiva. En ausencia de verdaderos partidos marxistas de masas, el movimiento puede ser derrotado temporalmente. La única salida es plantear la consigna de una Federación Socialista del mundo árabe para terminar con el capitalismo y expulsar las empresas multinacionales para devolver el petróleo al pueblo árabe. Siguen las contradicciones del capitalismo En nuestro país el problema sigue siendo que la revolución bolivariana, aunque ha ido bastante lejos, aún no ha terminado con el poder económico de la oligarquía. El 70% del PIB es creado por el sector privado y las multinacionales controlan la mayor parte del sistema financiero. Veamos las consecuencias. Según estadísticas de la Cámara Venezolana de Centros Comerciales, las ventas cayeron entre 14 y 15% en el primer trimestre del 2011, comparado con el mismo período del año pasado. La explicación no es difícil de encontrar. El poder adquisitivo de los trabajadores ha disminuido significativamente, presionado por la alta tasa de inflación. El problema principal es que la política de los sectores reformistas, de inyectar más dinero en la sociedad por parte del estado, pero sin tocar la propiedad privada de la gran burguesía, no soluciona el problema. El alto precio del barril de petróleo venezolano no puede superar la contradicción de fondo: la incapacidad de la burguesía para desarrollar la economía venezolana. Sólo la clase obrera, aliada con los campesinos y la juventud, tomando en sus manos la dirección y la propiedad sobre la economía nacional, puede resolver las cosas de forma coherente, sentando las bases para un desarrollo de la economía en beneficio de la mayoría de la población. La juventud y el futuro de la revolución bolivariana Lo que vimos en los países árabes tiene profundas lecciones para la situación nacional. Muestra que es la acción revolucionaria desde las bases la que puede cambiar el estado de las cosas, no discursos vacíos ni vacilaciones a la hora de enfrentar al enemigo de clase. Los estudiantes escuálidos, provenientes de familias burguesas y pequeño-burguesas, no representan a la mayoría de la juventud venezolana. Haciéndoles concesiones, como la liberación de delincuentes asociados con la oposición, no es la manera de vencerlos. Por cada paso atrás exigirán diez más. Lo que hace falta es la movilización de la juventud revolucionaria, no sólo para enfrentar a los estudiantes escuálidos, sino también para ganar las elecciones presidenciales del 2012. En agosto de 2008 se celebró en Puerto Ordáz, Edo. Bolívar, el primer congreso de la Juventud del PSUV. El ambiente entre los 1.300 delegados era muy combativo y se logró enmendar los estatutos para fundar la organización juvenil sobre una base más democrática. No obstante, la Juventud del PSUV no ha sido realmente activada desde aquel entonces. A pesar de los acuerdos en el Congreso Fundacional no hubo ni elecciones de los dirigentes ni un nuevo congreso nacional. Es urgente exigir un nuevo congreso de la J-PSUV y luchar por un programa marxista en su seno. Con una verdadera organización juvenil socialista de masas seria posible enfrentar y derrotar a los estudiantes escuálidos. Además sería una fuente de inspiración para la clase obrera venezolana que actualmente está exigiendo la aprobación de una nueva Ley Orgánica de Trabajo y la legalización de los Consejos de Trabajadores. |