Con los genocidas nada parece suficiente. No obstante, el fallo sin precedentes que dictó el juez Díaz Gavier, del Tribunal Oral Nº1 de Córdoba el pasado 24 de julio, recluye hasta su muerte al torturador asesino Luciano Benjamín Menéndez, aliviando las llagas de todo un pueblo que recibió la sentencia entre cánticos, llantos y abrazos. Gracias a la negativa del Tribunal de otorgarle prisión domiciliaria, el genocida ya está sepultado en vida en la cárcel de Bouwer. Con los genocidas nada parece suficiente. No obstante, el fallo sin precedentes que dictó el juez Díaz Gavier, del Tribunal Oral Nº1 de Córdoba el pasado 24 de julio, recluye hasta su muerte al torturador asesino Luciano Benjamín Menéndez, aliviando las llagas de todo un pueblo que recibió la sentencia entre cánticos, llantos y abrazos. Gracias a la negativa del Tribunal de otorgarle prisión domiciliaria, el genocida ya está sepultado en vida en la cárcel de Bouwer, sin contacto con la población común con el fin de evitar un linchamiento. La sensación de que se ha caído con todo el peso de la ley sobre este criminal -que se dio el lujo de reivindicar los crímenes de lesa humanidad hasta el último minuto, provocando asco y dolor en los familiares de las víctimas allí presentes y en cada uno de nosotros-, insta a seguir peleando por juicio y castigo, como desde hace más de veinte años.
El jefe del Tercer Cuerpo de Ejército durante los años de exterminio ideológico de Estado tuvo también bajo su dominio el campo de tortura "La Perla", donde fueron sometidos a tormentos y vejaciones 2.300 prisioneros, de los que sólo sobrevivieron 17. Por cuatro de esas desapariciones fue sentenciado el pasado mes este monstruo, quien ya había sido juzgado en el Juicio a las Juntas, y más tarde liberado gracias al indulto de Menem, declarado inconstitucional en 2006. Junto a Menéndez, volvieron a prisión los represores Luis Manzanelli, Carlos Díaz, Ricardo Lardone, Oreste Padován, Hermes Rodríguez, Jorge "Tigre" Acosta y Carlos Vega. Es el primer fallo por terrorismo de Estado en el interior del país.
Y no obstante, la huida del genocida y torturador Julián Corres de las dependencias policiales de Bahía Blanca, donde se encontraba detenido, muestra a las claras la persistencia de la red mafiosa de criminales dentro de los cuerpos represivos, por lo que la lucha debe continuar por el castigo ejemplar a los genocidas y la depuración completa del aparato del Estado.
¡Juicio y castigo efectivo a los genocidas, ya! Reclamamos al gobierno la investigación acerca del paradero de Julio López, desaparecido en dictadura y en democracia. FESTEJAMOS QUE SE JUZGUE A LOS CRIMINALES DE AYER, Y REPUDIAMOS A LOS CRIMINALES DE HOY.