¿Un nuevo invierno caliente en Oriente Medio?

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Aunque hay signos de que EEUU, con el apoyo de Israel y los saudíes, están preparando un ataque contra Irán y posiblemente contra Líbano y Gaza, nada es seguro. Si lo hacen, entonces todo Oriente Medio se convertirá en un caldero de descontento y oposición de masas al imperialismo.

Se mantienen las amenazas de ataques militares a Irán, sur de Líbano y Gaza

No es un secreto que EEUU está perdiendo la guerra en Iraq. Ahora no sólo los suníes se oponen a la ocupación sino también la poderosa milicia chiíta encabezada por al Sadr. Desde que comenzó la guerra en marzo de 2003, han muerto 3.400 soldados estadounidenses y cerca de 100.000 resultaron heridos. Al mismo tiempo, algunos estudios situaron la cifra de iraquíes muertos en 655.000
Y mientras la situación de las fuerzas ocupantes va de mal en peor, cada vez llega más información sobre la posibilidad real de que en la ofensiva norteamericana de 2003 se utilizaran bombas de neutrones, bombas atómicas tácticas contra unidades de elite iraquíes. Estas bombas aniquilaron soldados pero dejaron los edificios y las infraestructuras intactas.
Para los gobernantes de EEUU e Israel, el uso de armas letales como las bombas de racimo, lanzadas desde el aire, y las municiones de racimo, disparadas desde tierra, son consideradas legítimas.
Tanto EEUU como Gran Bretaña, oficialmente reconocieron que el 3 de abril de 2003 sus fuerzas aéreas habían lanzado bombas de racimo sobre Iraq. No sólo esto, también bombas de napalm. El napalm es una mezcla de productos químicos incendiarios. El Napalm y las bombas de racimos están prohibidas por los tratados internacionales.

Inestabilidad en los países árabes y en Israel

No es un secreto que la inestabilidad en Oriente Medio, particularmente desde la derrota de Israel en la guerra del Líbano el pasado invierno, ha ido creciendo con los días. Hipócritamente, los imperialistas sitúan la culpa no en sus acciones sino en los llamados radicales islámicos.
No sólo los regímenes árabes pro-imperialistas son inestables, también lo es Israel. Su derrota en Líbano está profundizando las contradicciones dentro del sistema capitalista israelí.
La clase dominante israelí, temerosa de la lucha de los trabajadores y los estudiantes, está recurriendo al viejo truco de volver la furia hacia el odio a los árabes y a una nueva guerra, en esta ocasión contra Irán.
En diciembre del año pasado, en el parlamento se propuso una enmienda a la Ley Básica, presentada por el Partido Nacional Religioso para destituir a parlamentarios que rechacen a Israel como un "Estado democrático y judío" y apoyen "a una organización terrorista". La enmienda iba dirigida contra los parlamentarios árabes y sobre todo contra Azmi Bishara, jefe del partido de izquierda liberal, Balad.
Azmi Bishara está defendiendo la sustitución del estado capitalista judío por un estado capitalista de todos los ciudadanos de Israel, árabes y judíos. Está defendiendo la autonomía cultural para los ciudadanos árabes de Israel y se opone a la guerra sucia contra Líbano, además de contra la ocupación israelí. Ahora quieren echarlo del parlamento y obligarlo a dimitir utilizando procedimientos criminales: está acusado de traición por visitar estados árabes como Siria y Líbano.
Esta ley significa el final de los árabes en el parlamento. Sería otro paso en dirección a una nueva "transferencia" en masa de ciudadanos árabes de Israel. La clase obrera internacional debe exigir el final de esta caza de brujas.
El gobierno israelí, lejos de calmar la situación, está avivando las llamas. Decidió rechazar la lista de prisioneros que el Gobierno Palestino quiere que liberen a cambio del soldado secuestrado, Gilad Shalit.

Amenaza de nuevas guerras contra Líbano e Irán

Mientras tanto, Hezbolá y la clase dominante iraní son conscientes de los planes de atacarlos este invierno, y se están rearmando en consecuencia. Al imperialismo norteamericano le gusta hablar mucho sobre el "peligro del terrorismo", cuando en realidad cuenta con un largo historial de apoyo a grupos terroristas. Todo depende de qué parte estén los terroristas. Si están del lado de EEUU, entonces son "luchadores por la libertad", en el caso de Bin Laden fue las dos cosas, "luchador por la libertad" cuando sus acciones iban dirigidas contra la Unión Soviética, y "terrorista" cuando se volvió contra EEUU.
No es casual que Cuba esté protestando por la liberación del terrorista reaccionario Posada Carriles, quien puso una bomba en un vuelo de Cubana de Aviación en 1976, asesinando a 73 personas. Luego participó en operaciones terroristas de la CIA en Centroamérica, y también en un complot para asesinar a Fidel Castro en 2000. Este individuo es obviamente considerado un "luchador por la libertad". Sí, un luchador por la libertad del imperialismo para oprimir pueblos en todo el mundo y derribar a cualquier régimen que no siga la línea impuesta por el imperialismo norteamericano.
El mismo método se aplica a regímenes enteros, como ocurrió en Afganitán e Iraq. Pero lo que están descubriendo Bush y sus compinches es que una cosa es derribar a un régimen, y otra muy distinta someter a todo un pueblo que no quiere ser gobernado por una potencia extranjera.
La realidad es que en todo el mundo crece la oposición al imperialismo. Se está llevando al límite a los pueblos del mundo, como vemos claramente en Oriente Medio.
Por eso no es casualidad que un sector de la clase dominante norteamericana tema una nueva aventura en Irán y esté presionando para el retiro de las tropas en Irak. Así, el Congreso de EEUU, controlado por los Demócratas, aprobó una resolución exigiendo la vuelta de las tropas que fue vetada por Bush.
Aunque hay signos de que EEUU, con el apoyo de Israel y los saudíes, están preparando un ataque contra Irán y posiblemente contra Líbano y Gaza, nada es seguro. Si lo hacen, entonces todo Oriente Medio se convertirá en un caldero de descontento y oposición de masas al imperialismo.