Resulta redundante seguir exponiendo las ideas de público conocimiento que definen al conflicto por la repartición de la renta agraria y la pulseada política que vivimos en la actualidad. Ya sabemos que los más pequeños se verán perjudicados en proporción mayor que los grandes y que los intereses de los trabajadores no están en juego en este conflicto.
Resulta redundante seguir exponiendo las ideas de público conocimiento que definen al conflicto por la repartición de la renta agraria y la pulseada política que vivimos en la actualidad. Ya sabemos que los más pequeños se verán perjudicados en proporción mayor que los grandes y que los intereses de los trabajadores no están en juego en este conflicto.
La manipulación de los medios de comunicación lleva a que las capas medias se ligue a sectores poderosos y salga a la calle a defender sus intereses como si fueran propios. Es la misma la que no alza su voz para lograr una soberanía de alimentos, decisiva en un modelo nacional en donde la coyuntura mundial en que el aumento de precio de los commodities y la carencia de alimentos, amenaza con incrementar el hambre y la pobreza tanto a nivel nacional como en el resto del mundo. Esta situación, que si bien no fue omitida en estos meses de conflicto, fue pronunciado como un mero recurso demagógico para justificar posiciones de federalismo y de acercamiento a los sectores populares.
Los jugadores decisivos en la cadena de especulación en la comercialización de los commodities. Los grandes agro-exportadores (oligopolio de poder: Bunge, Cargill, Molinos, Dreyfus, ADM, Glencore, Vicentin, Nidera, Noble Argentina, Toepher International.) vienen manteniendo sus posturas e intereses cuidadosamente reservados.
En el mes de Noviembre, cuando aumentaron las retenciones del 28 a 35 % (luego en marzo, se las llevó al valor móvil, de alrededor del 45%) quedó al descubierto el negocio especulador de las multinacionales exportadoras. Cuando ni siquiera había comenzado la siembra de soja, un porcentaje mayor al 45% de las toneladas a cosechar estaban cubiertas por declaraciones juradas de venta al exterior. De esta forma, se vio claramente que estas declaraciones cubrían ventas falsas efectuadas y que esos granos vendidos con anticipación ni siquiera estaban comprados.
Con esta situación, se vio como las exportadoras aprovecharon que el gobierno anuncio el aumento de retenciones y mantuvo abierto los registros de declaraciones de venta al exterior en los dos meses posteriores.
Esta semana el estado, a través del ONCCA (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario) realizó una gran investigación de las exportadoras y de las declaraciones juradas de venta al exterior que se efectuaron durante el periodo de transición entre que el gobierno anuncio el aumento de retenciones y el momento en que se efectivizo dicho aumento. El ONCCA solicito todo tipo de requerimientos documentarios con 24 horas de anticipación con el fin de revelar las irregularidades que se presumían. Casi 18 millones de toneladas de cereales, soja y subproductos no han acreditado la tenencia de mercadería previa a la venta entre el 10 de Noviembre de 2007 y el 11 de marzo de 2008, fecha en que se implemento la resolución que aumentaba y hacia móviles las retenciones. Con esto se logro desenmascarar el gran negocio que intentaron realizar las exportadoras con la especulación, liquidaron impuestos por las ventas al exterior antes de concretarlas. Todas las declaraciones juradas que no acreditasen la tenencia de la mercadería previa a la venta, deberán pagar las nuevas retenciones, (las cuales fueron nuevamente fijadas tal cual estaban en Noviembre: Semilla: Girasol 32%, Soja 35%. Aceites: Girasol 30%, Soja 32%. Pellets: Girasol 30%, Soja 32%). En total se estima están en juego cerca de 1.900 millones de dólares.
El negocio de los exportadores es increíble. Pero sus ganancias no se detienen solamente en las exportaciones.
Las grandes exportadoras de los cereales y aceites Argentinos, son la mayoría, de origen extranjero, aunque en algunas existe una escasa participación de empresarios nacionales en el capital accionario. Aceitera General Deheza, es la única con totalidad de capitales nacionales; su dueño es Roberto Urquía, fue el senador oficialista que votó en contra de las retenciones.
Cuando estas multinacionales se disponen a realizar grandes inversiones en un país, garantizan que su proyecto sea aprobado comprando la voluntad de funcionarios provinciales y nacionales. Anuncian que con la construcción de su estructura (sitio portuario, base administrativa, acopios, y plantas de elaboración) crearan miles de puestos de trabajos y reactivara la economía de la zona, lo cual resulta muy tentador y ningún gobernador en función dejaría pasar la oportunidad de posar ante semejante obra. Tal es el caso de la multinacional Louis Dreyfus Commodities, quien invertirá 130 millones de dólares en la construcción de un puerto de embarque en la ciudad de Bahía Blanca, para recepción, almacenaje y exportación de granos. La empresa francesa, emplazara la Terminal en un terreno de 16 hectáreas y podrá utilizar 2.000 metros cuadrados de agua por 30 años, plazo acordado con el consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca. El gobernador Daniel Scioli fue el encargado de poner la firma y mediatizar la inversión apropiándosela a la Gobernación de la Provincia. La misma resulto polémica por demás, dado que tal predio había sido reservado y alquilado por más de 10 años a una empresa del Grupo Glencore, lo cual muestra la compra de voluntades de siempre.
Otra forma de abultar sus ganancias en países como Argentina es, incrementando las horas por día de trabajo y reduciendo el costo de la fuerza laboral. Es así, como los trabajadores de la multinacional Glencore, en su sede central (Holanda) solo trabajan 7 horas diarias en condiciones muy envidiables, horas-extras pagas, almuerzos pagos, con cursos de idioma y computación gratuitos etc. Mientras que un trabajador de la misma compañía en Argentina, cobra un sueldo que, comparado al sueldo Holandés, no representa ni el 25%. Además, las horas extras no son pagadas, y para recibir un almuerzo pago se deben superar las 10 horas diarias de trabajo.
La explotación de estas multinacionales se traduce en ganancias extras por el no pago de sobre-tiempos laborales, o por cortes salariales, o por el aumento de la intensidad y productividad del trabajo sin retribución a los que generan tal aumento de productividad. La falta de sindicatos que defiendan los intereses de los asalariados y la debilidad de los mismos se traduce en la no participación de este sector en conflictos donde se ven afectados de manera directa. El trabajo de los sindicatos en el sector no representa ni defiende los intereses de los trabajadores.
Nacionalizar el comercio exterior y volver a una Junta nacional de Granos, para garantizar la transparencia y así proteger a la actividad de los pequeños y medianos productores, además de expropiar al gran capital agropecuario y agroexportador, impediría las actuales especulaciones que producen un aumento indiscriminado en los alimentos básicos, y permitiría ofrecer alimentos suficientes al mercado interno como para terminar con el hambre y la desnutrición en Argentina. De manera tal que sea el Estado el que compre la producción nacional y decida que proporción se exporta luego de satisfacer las necesidades internas del pueblo. Se evitaría en principio, que generando alimentos para dar de comer a quinientos millones de personas en el mundo, tengamos en el interior del país a varios millones en la pobreza y otros sectores con riesgos serios de desnutrición.
El rol activo del Estado para recuperar la Junta Nacional de Granos es el paso necesario para erradicar las triangulaciones y empresas fantasmas. Su papel debería estar encaminado a la defensa de la producción nacional y las condiciones justas y equitativas para todos sus actores, con poder para intervenir en el mercado de productos agrícolas y para sancionar las conductas monopólicas de los grandes acopiadores y exportadores.