Un 9 de diciembre con las calles inundadas de pueblo

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9 diciembre 2015

No existe poder igualable al de las masas cuando se ponen en marcha. Sin duda, las movilizaciones populares son una muestra masiva de fuerza en la calle que impacta directamente en el escenario político.

Como se podía prever la concurrencia fue inmensa, cientos de miles de personas desbordaron la plaza y varias cuadras a la redonda. El rechazo rotundo al proyecto político de la burguesía, encaramada en el gobierno macrista nutrió el espíritu que dominó el ambiente entre los presentes.

Decenas y decenas de organizaciones políticas, sindicales, culturales, barriales, estudiantiles, de género, sociales, y miles y miles de participantes independientes con sus familias fueron testigos irrefutables de esto que afirmamos. Es también indudable, que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner deja su mandato con altos niveles de adhesión, algo inédito en la vida política Argentina.

Los compañeros de la Corriente Socialista Militante participamos con miles de volantes bajo la consigna “Resistiendo con aguante, enfrentando al capitalismo”. También estuvimos con nuestros libros, periódicos, folletos y revistas de teoría política.

Uno de los logros más importantes de los trabajadores, la juventud y el pueblo pobre luego de diciembre de 2001, fue el crecimiento de la conciencia política, que se derivó de la escuela que representó la irrupción en la vida política de miles de personas a través de la acción directa en la calle.

Fue el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre de 2001 y las masivas movilizaciones populares que le siguieron durante meses (hasta culminar en la masacre del puente Pueyrredón el 26 de junio de 2002) las que abrieron el camino a las transformaciones sociales actuales, al golpear duramente al viejo y podrido andamiaje del capitalismo.

Ha sido la transformación y el avance de la conciencia colectiva emergidas de aquellas jornadas heroicas las que permitieron el advenimiento de una política diferente convirtiendo a las masas trabajadoras en las verdaderas responsables del punto de inflexión histórico en la Argentina desde el 2003 en adelante.

12 años después todavía las ondas largar de aquella insurrección popular siguen estando presentes, como lo demostró una plaza desbordada que le planteaba claramente a Macri que no estamos dispuestos a retroceder un sólo paso en las conquistas de los últimos años.

Ahora bien, la reciente derrota electoral a manos de CAMBIEMOS y la derrota electoral de Maduro en Venezuela al perder la Asamblea Nacional, el 6 de diciembre, deben encender las luces de alarma de todos los compañeros y compañeras. Ya que el escenario que claramente se está perfilando en la región muestra que: o se radicalizan los procesos abiertos, avanzando decididamente sobre los intereses, ganancias y privilegios de las grades empresas y monopolios; o caeremos derrotados por el capitalismo en descomposición que busca llevar a la humanidad a la barbarie.

Estamos en un momento donde se hace imprescindible analizar las causas y motivos por los cuales llegamos hasta acá. Utilizar el pensamiento crítico para poder analizar cuáles fueron los motivos que permitieron este avance de los sectores más rancios de la burguesía. En nuestro balance de las elecciones realizamos nuestro aporte al debate en este sentido. (Balance de las elecciones presidenciales 22/11/15)

La crisis capitalista mundial avanza sin parar y la burguesía exige recortes y ajustes en un país tas otro. Tienen, para eso ahora, a Macri en Argentina.

El escenario que avizora la crisis mundial es de una nueva depresión sistémica, por lo cual todos los factores que vienen empujando la economía nacional hacia abajo desde 2008 a la fecha se intensificarán.

Por lo tanto, la situación que se plantea sobre la mesa es que para resistir y no permitir ningún retroceso en los derechos y conquistas obtenidas lo que debemos enfrentar es al capitalismo más allá de quien lo gestione.

No es posible por las vías del capitalismo, en su era de crisis secular, sostener lo avanzado en nuestro país. Por lo tanto, no sólo debemos ganar terreno en unidad para la resistencia, sino fortalecer los espacios de debate y plantear que es necesario, que las palancas fundamentales de la economía estén en manos de los trabajadores para poder satisfacer las demandas de la mayoría aplastante de la población y no para enriquecer a un puñado de empresarios, banqueros y terratenientes como ocurre hasta ahora.

No es posible arrancarles concesiones a los capitalistas en esta etapa, por lo tanto la lucha no debe ser sólo contra Macri, sino que la lucha se debe plantear abiertamente contra el capitalismo como sistema social y económico.

Tenemos una sola alternativa para no retroceder: Avanzar, pero no se trata de voluntarismo político sino de madurar en términos del balance que necesitamos hacer.

No ceder y defender las negociaciones paritarias anuales, luchar contra los despidos y suspensiones en los lugares de trabajo, impugnar las presiones de los organismos internacionales de usura, repudiar y organizar la defensa de cualquier organización política o sectores populares que sean atacados, organizarnos por la continuidad y resolución definitiva en una megacausa de los juicios de lesa humanidad contra los represores civiles y militares, son luchas que no pueden estar desligadas de la lucha por el Socialismo, si lo que queremos es no retroceder.

Sólo con la desaparición de la propiedad privada y la planificación en común de las fuerzas productivas podremos avanzar hacia una auténtica liberación.

La masiva movilización que colmó la plaza este 9 de diciembre muestra el potencial que hay para resistir y organizar la lucha. Pero para esto, hay que confluir con  los sectores más conscientes de la militancia en la propuesta de conformar un polo anticapitalista, y hacia la perspectiva de una nueva legalidad: el Socialismo.

La situación política en Brasil y Venezuela son distintas pero tienen un punto en común. Los límites del reformismo. Lo mismo explica el avance de la burguesía, vía Macri, en Argentina.

Sin duda, la calle será un lugar central y decisivo en la disputa política entre los trabajadores y el empresariado. Los trabajadores mostramos este 9D nuestra fuerza. Ahora de lo que se trata es de organizar esa fuerza en la dirección correcta para vencer.