Tras la renuncia de Castro, los buitres se ciernen sobre Cuba

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La cobertura de los medios de comunicación sobre la retirada de Castro ha sido repugnante. Ninguna mención a las conquistas sociales reales de la revolución y mucha palabrería sobre dictadura brutal y otras cosas por el estilo. Las reacciones de losgobiernos capitalistas e imperialistas de EEUU y Europa tampoco se hicieron esperar, afirmando que la retirada de Castro podría abrir el camino hacia el "cambio democrático". El martes 19 de febrero, Fidel Castro anunció su renuncia al cargo de presidente de Cuba, diecinueve meses después de que sufriera una operación de estómago. En realidad, desde entonces no ha hecho ninguna aparición pública.

La cobertura de los medios de comunicación sobre la retirada de Castro ha sido repugnante. Ninguna mención a las conquistas sociales reales de la revolución y mucha palabrería sobre dictadura brutal y otras cosas por el estilo. Las reacciones de los gobiernos capitalistas e imperialistas de EEUU y Europa tampoco se hicieron esperar, afirmando que la retirada de Castro podría abrir el camino hacia el "cambio democrático".

Todos pretenden ser unos demócratas cuando se trata de Cuba. En realidad, son como los buitres que esperan su momento para poner sus picos y garras sobre la carne fresca de Cuba. Lo que quieren es el final del sistema económico que instauró la revolución cubana. Quieren que regrese el capitalismo a Cuba ¡A eso es lo que ellos llaman "democracia"!

La “vía china” lleva al capitalismo

Otro término de moda estos días es "compromiso". Mientras que Bush prepara sus armas e insiste en que intensificará el embargo, la burguesía más inteligente, tanto norteamericana como europea, plantea la necesidad del "compromiso", es decir, levantar el embargo y la apertura de canales comerciales. ¿Este sector de la burguesía tiene objetivos o intereses diferentes? No, simplemente comprenden mejor que Bush y su obtuso círculo de amigos que la mejor manera de reintroducir el capitalismo en Cuba es levantando el embargo, comenzar el comercio, inundar Cuba con dinero y dejar que el proceso se desarrolle.

Todas estas palabras sobre democracia en realidad son una tapadera para los objetivos reales del imperialismo. No hace mucho tiempo el diario británico Financial Times daba un consejo más serio. Sugerían una "vía china" para Cuba acompañado del levantamiento del embargo impuesto por EEUU. El modelo chino supone abrir Cuba al capitalismo, acompañado por un firme control por arriba por parte del aparato del Estado.

Fidel Castro visitó China en los años noventa después del colapso de la Unión Soviética y no le gustó lo que vio. Desde entonces, aunque obligado por las circunstancias económicas, tuvo que permitir cierta apertura a la inversión privada, pero se ha resistido a avanzar hacia el capitalismo. Esa es la verdadera razón de por qué la burguesía lo odia: odian la revolución que él simboliza.

Deberíamos recordar a estos caballeros cómo era Cuba antes de la revolución. Era una dictadura gobernada por Fulgencio Batista, apoyado por EEUU. Entonces no hubo llamamientos a la "democracia". Batista era el amigo el imperialismo norteamericano. Ellos se permitían utilizar la isla como su patio de recreo mientras la población de Cuba sufría unas condiciones terribles.

La revolución cubana puso fin a todo eso. Permitió que el país desarrollara un sistema de salud avanzado, la esperanza de vida aumentó a niveles que sólo disfrutaban los países capitalistas desarrollados. Introdujo la educación gratuita para todos, dio al pueblo cubano dignidad. También eliminó a la burguesía parásita y el dominio de las empresas multinacionales norteamericanas.

Los liberales burgueses y pequeño burgueses que dicen luchar por “democracia” en Cuba, también lucharán por la privatización de la salud, de la educación y de todos los bienes que son propiedad del Estado. Lucharán por el derecho de las multinacionales a saquear Cuba, para regresar a los tiempos de Batista.

También se dan cuenta de que mientras Castro siga vivo, aunque retirado, todavía tendrá mucha influencia sobre los acontecimientos de la isla. Todavía mantiene su puesto de primer secretario del Partido Comunista, eso explica la cautela de algunos comentaristas burgueses.

Sin embargo, han comenzado a especular sobre el camino que tomará Raúl Castro, que ahora jugará el papel de dirección que ejercía Fidel.

¿Cuál es la salida?

Según algunos informes, Raúl Castro es considerado un admirador del modelo chino que implica aflojar los controles estatales. Sin duda, está empujado por la necesidad de desarrollar la economía cubana. El país ha sufrido décadas de embargo a manos del imperialismo norteamericano. Desde el colapso de la Unión Soviética ha sufrido de modo terrible. Pero le deberían advertir: el régimen chino comenzó con la idea de relajar un poco la economía estatal para estimular el crecimiento. Ahora esto ha concluido con el modo capitalista de producción dominando la economía china, es decir, ¡en capitalismo! Y se han perdido la mayoría de las conquistas de la revolución china.

El problema de Cuba no es la propiedad estatal de los medios de producción. El problema reside en el aislamiento de la revolución en un solo país. El socialismo en un solo país es imposible. Si no fue posible en la poderosa Unión Soviética, ¿cómo podría serlo en la minúscula Cuba? Debido al aislamiento, la revolución cubana tuvo que basarse en la Rusia estalinista y esto provocó el surgimiento de tendencias burocráticas.

La respuesta, por tanto, no está en el modelo chino. La respuesta está en la extensión de la revolución al resto de América Latina, y más allá. Esto debería combinarse con la introducción de la democracia obrera que Lenin y Trotsky defendieron en los primeros años de la Unión Soviética.

En toda América Latina existen las condiciones para la revolución. La burguesía entiende esta situación. Cuba aún es un faro para las masas de toda América Latina. Encarna la idea de que aún es posible una alternativa al capitalismo, que el mercado no es el único sistema económico que podemos imaginar. Por eso quieren destruir cada una de las conquistas de la revolución cubana. Y ahí está el peligro real de que el imperialismo puede triunfar.

Luchar contra el burocratismo y los elementos capitalistas

Si la revolución cubana fuera derrotada, como ocurrió en Rusia, tendría un efecto desmoralizador; en primer lugar entre los trabajadores, los jóvenes y campesinos de toda Latinoamérica, pero también a escala mundial. En cambio, la regeneración de la revolución cubana y la victoria de la revolución venezolana transformarían totalmente la situación internacional.

Ahora hay en Cuba elementos capitalistas importantes. Existe un número creciente de pequeños comerciantes, gente que posee dólares, comerciantes en el mercado negro, que cada vez más se entretejen con el partido y el Estado. Esa es la amenaza real de la revolución cubana. Es verdad que la dirección tomó medidas para restringir el crecimiento de la economía del dólar. Sin duda, eso tendrá un efecto durante un tiempo, pero a largo plazo no puede detener la marea en dirección hacia la economía de mercado.

La intensa presión del imperialismo norteamericano sobre Cuba ha tenido el efecto de enfurecer a las masas. Existe una larga tradición de lucha antiimperialista en Cuba. Al pueblo cubano no le gusta ser intimidado por el imperialismo estadounidense. Pero, por supuesto, esto ha provocado una división en la dirección cubana. Un sector quiere un compromiso con el imperialismo norteamericano e ir hacia el capitalismo, mientras que otro sector liderado por Castro quiere resistir.

La enorme autoridad de Castro galvanizó a los elementos anticapitalistas. Ha jugado un papel clave. Han intentado tomar medidas para detener el deslizamiento hacia el capitalismo. Recientemente han dado pasos muy drásticos para intentar detener la dolarización de la economía cubana. Pero intentaron conseguirlo con métodos burocráticos, y a largo plazo no funcionará.

La cuestión que debería quedar clara en Cuba es que no se puede luchar eficazmente contra el capitalismo mediante métodos burocráticos, no se puede luchar contra el capitalismo sin luchar contra el sector de la burocracia que empuja en dirección al capitalismo.

Castro es muy popular en Cuba pero la burocracia no lo es. Por lo tanto, no es posible limitar la lucha contra la restauración capitalista a la demanda del mantenimiento del status quo. Las masas no quieren el mantenimiento del status quo, sino mejorar sus niveles de vida, aumentar sus derechos e impulsar la revolución hacia nuevas cotas. Esto es imposible sin una lucha contra los males de la corrupción, el arribismo y la burocracia, el verdadero terreno sobre el que crecen las tendencias capitalistas.

Consignas como: "No a Castro. No a la dictadura castrista", son las consignas de los emigrados de Miami. No son nuestras consignas. En un momento en que Fidel Castro representa al sector que intenta luchar contra el capitalismo se trata de una postura monstruosa. Eso es lo que dice Bush. En su lugar, deberíamos decir: "debemos dirigir nuestra artillería contra estos burgueses corruptos, estos millonarios, estas personas que han acumulado fortunas en dólares. Debemos purgarlos. Librarnos de ellos. ¡No a la incipiente burguesía!" "No a la corrupción". Deberíamos atacar a los agentes del imperialismo en Cuba que están socavando la economía planificada y destruyendo el socialismo.