Ha pasado más de un mes desde que los mineros de la mina de platino de Lonmin en Marikana, Sudáfrica, se declararan en huelga indefinida. Han sido atacados y vilipendiados, viendo cómo 34 de ellos fueron asesinados por la policía el 16 de agosto, la mayoría a sangre fría, y 270 fueran arrestados, inculpados y torturados con frecuencia durante su detención. Los dirigentes del Sindicato Nacional de Mineros (NUM), la patronal y el Estado han firmado un “acuerdo de paz” a espaldas de los mineros, a quiénes la empresa les ha venido dando repetidos ultimátums para que cesaran la huelga y volvieran al trabajo. Sin embargo, la huelga todavía continúa y los mineros mantienen su exigencia de un aumento salarial a 12.500 rands (1 dólar equivale a 8 rands). Ellos son un ejemplo de combatividad obrera y de la capacidad de resistencia que se está extendiendo a otros sectores del proletariado minero de Sudáfrica.
El 12 de septiembre hubo una marcha de 5.000 mineros de Marikana y de sus partidarios que recorrió los pozos de las diferentes minas para asegurarse de que no había nadie trabajando. Según la compañía sólo alrededor del 1,8% de sus empleados se había presentado a trabajar. Increíblemente, los mineros han sido presentados como “violentos” por los medios de comunicación. “La violencia no resuelve nada. No va en interés de nadie”, dijo el gerente de la mina Lonmin, Jan Thirio, mientras que el Ministro de la Presidencia, Collins Chabane, dijo que “el gobierno tiene la responsabilidad de mantener la ley y el orden y, por lo tanto, no tolerará ninguna provocación irresponsable e injustificada de ninguna de las partes de nuestra sociedad”.
Esto es una hipocresía pestilente después de que 34 mineros fueran asesinados por la policía, e hirieran a otros 78. Alrededor de 90 de los mineros detenidos han presentado denuncias contra la policía por torturas. Como parte de su marcha, los huelguistas fueron al hospital local para protestar contra el hecho de que las autoridades del hospital estuvieran informando a la policía de los detalles de la versión de la represión de los mineros heridos, algunos de los cuales fueron luego arrestados dentro del hospital. Esa es la violencia real de esta historia, la violencia ejercida por el Estado en nombre de los propietarios y de los accionistas de las minas. Cuando los capitalistas y el Estado utilizan la violencia contra los oprimidos (usando munición real, vehículos blindados, helicópteros y caballos) eso es clasificado como “autodefensa” o mantener “la ley y el orden”, pero cuando los oprimidos se atreven a defenderse (blandiendo palos, machetes y cuchillos) son clasificados como criminales y matones.
Los huelguistas rechazaron correctamente el llamado “acuerdo de paz”, que habría significado volver al trabajo sin haber conseguido nada, sobre la base de una vaga promesa de negociaciones, después de que 34 de sus compañeros fueran asesinados. Xolani Nzuza, miembro del comité de huelga, dijo: “No queremos saber nada de un acuerdo de paz. Queremos 12.500 rands y el cierre del pozo (el Karee K3).” Hay que reconocer que los dirigentes del sindicato minero opositor AMCU (Sindicato de Mineros y de Trabajadores de la Construcción) también se negaron a poner su nombre en el escandaloso documento. Otro de los dirigentes de los huelguistas, Anele Nogwanya, dijo: “Ya hemos enterrado a nuestros colegas caídos. Ahora es el momento de cumplir nuestra promesa con ellos de conseguir los 12.500 rands, si volvemos a trabajar sin recibir los 12.500 rands, nuestros colegas fallecidos se volverán contra nosotros.”
El jueves 13 de septiembre, finalmente los patrones de Lonmin hicieron una oferta a los trabajadores, pero en realidad sólo puede ser descrita como una provocación. Lo que están ofreciendo es un aumento del salario base ¡de 4.600 a 5.500 rands! Los trabajadores en huelga ya han rechazado esta “oferta” hoy, explicando que la propuesta es parte de un aumento salarial a tres años ya acordado que debía entrar en vigor en octubre.
Uno de los representantes de los trabajadores, Molisi Phele, le contó a la agencia de noticias AFP la reacción de los trabajadores: “Sólo me dijeron ‘No va’ y dile a esos muchachos que pongan los 12.500 sobre la mesa (…) Lo que ellos (los trabajadores) me dicen es que la oferta es un insulto, así que lo que tú tienes que poner sobre la mesa es un insulto”, subrayó. Muy significativamente, añadió: “Si no son capaces de hacer eso, gracias, que Lonmin agarre sus maletas y se vuelva a Londres.” (La mina es propiedad de capitales británicos) Es evidente que en la mente de muchos de los trabajadores afectados, la nacionalización no es un debate abstracto, sino un problema concreto relacionado con la satisfacción de sus demandas básicas.
Los trabajadores han elegido su propio comité y han creado un “comité de guerra” a través del cual están tratando de establecer vínculos con otros grupos de mineros que también han salido a la huelga.
La huelga se extiende a otras minas
También ha habido dos huelgas diferentes en la mina de oro de Gold Fields KDC.La primera en la mina KDC East comenzó el 29 de agosto e implicó a 12.000 mineros, que salieron en protesta contra una decisión unilateral de la dirección del NUM local de aplicar deducciones de sus salarios por el seguro funerario.
El tema principal en esa huelga pareció ser una acumulación de resentimiento en contra de los dirigentes de la agrupación local del NUM que fueron acusados de estar fuera de la realidad y de actuar contra los intereses de los trabajadores. Se les acusó incluso de tener intereses privados en la empresa que provee el contrato del servicio de comida para los trabajadores. La huelga terminó el 5 de septiembre después de que los trabajadores fueron convencidos de que sus demandas habían sido satisfechas, la deducción por el seguro funerario revertida, todo el dinero reembolsado y la dirección de la agrupación del NUM suspendida en espera de una investigación.
Después de haber visto la rápida victoria de sus compañeros, el 9 de septiembre otros 15 mil mineros en la mina KDC West también salieron a la huelga. Al final del día habían presentado una lista de demandas, incluyendo la renuncia de la totalidad de la dirección de la agrupación del NUM, la igualación del salario en todas las categorías laborales en todas las minas y un salario mínimo de 12.500 rands para todos los mineros. Los trabajadores de una tercera mina de Gold Fields, Beatrix, también discutieron la huelga. Los dirigentes del NUM intentaron dirigirse a los trabajadores desde uno de los vehículos blindados de seguridad de la mina, pero fueron obligados a huir por los huelguistas.
Mientras tanto, el mayor productor mundial de platino Anglo American Platinum (Amplats) se vio obligado, el 11 de septiembre, a cerrar sus operaciones en Rustenberg como resultado de otra huelga salvaje de miles de mineros.
Los trabajadores rechazaron las acusaciones de que los manifestantes no eran empleados de Amplats mostrando sus documentos de identidad de la empresa. “Nosotros, vamos a cerrar todas las operaciones, comenzando por Rustenburg. Vamos a ir hasta las minas de oro para detener las operaciones”, dijo a la agencia Reuters uno de los líderes de la huelga de Amplats, Evans Ramokga. Agregó que el 13 de septiembre tendrán una reunión conjunta con los huelguistas de Lonmin para unir sus fuerzas: “Vamos a aunar esfuerzos con los compañeros en huelga de las minas de Lonmin. Queremos asegurarles que el lunes de la semana que viene no habrá operaciones mineras en y alrededor de Rustenburg.”
Alrededor de 5.000 trabajadores de Amplats se reunieron en un estadio fuera de la mina de Bleskop para discutir sus demandas. Sphamandla Makhanya, un tornero citado en un informe del diario Daily Maverick, dio un desglose del paquete salarial que exigían los trabajadores:
“un salario base de 12.000 rands, un subsidio de comida de 500 rands, 500 rands para el trabajo subterráneo, 60 rands para el transporte diario y otros beneficios, lo que sumaría 16.070 por mes. (…) “Si la empresa no puede hacer eso queremos un mínimo de 12.500 rands al mes. Si no aceptan esta demanda entonces Anglo debe regresar a los Estados Unidos y el gobierno debe tomar el control de esta mina, [las cursivas son nuestras – JM] “
“No pueden decir que no tienen dinero. Mira cuántos beneficios se llevan los accionistas y lo que ganan los blancos en la mina”, dijo Lucas Rapai, un tornero, al diario Mail and Guardian. Sfana Chauke, un supervisor subterráneo agregó: “Ellos pueden también cerrar esta mina si no quieren darnos nuestro dinero. Yo tengo también a muchos que dependen de mí. No sólo quiero los 12.500 rands. Los necesito.“
Los trabajadores del segundo mayor productor mundial de platino, Impala Platinum (que ya protagonizaron un amargo conflicto en enero y febrero de este año en el que miles de trabajadores fueron despedidos y readmitidos después) también han presentado una demanda por nuevos aumentos salariales y amenazan con ir a la huelga .
Es interesante que el reclamo fuera canalizado no a través de las estructuras sindicales oficiales, sino a través de un comité de trabajadores creado sobre la marcha en el que participan tanto miembros del NUM como del AMCU. Los trabajadores mineros que participan en este movimiento están volviendo a las primeras tradiciones militantes sobre las que fueron fundados el NUM y otros sindicatos afiliados a la central sindical COSATU: reuniones de masas, representantes electos y acción combativa para lograr sus demandas.
Julius Malema
Expulsado de la Liga Juvenil del gobernante Congreso Nacional Africano (CNA), de la que era su dirigente, Julius Malema ha visitado sistemáticamente a los mineros en los diferentes sitios y les ha ofrecido su apoyo y aliento. Correctamente, ha criticado a los dirigentes del NUM por no estar en contacto con las condiciones de vida de los trabajadores de las minas, pero ha ido incluso más lejos, señalando que muchos dirigentes del CNA tienen acciones en las empresas mineras contra las que luchan los huelguistas y que por esta razón son incapaces y carecen de voluntad para representar los intereses de los trabajadores. El ex-portavoz de la Liga Juvenil del CNA, también expulsado, Floyd Shivambu, explicó la situación al señalar que “los pavos no pueden votar a favor de la Navidad”.
Malema ha llamado a una “revolución minera” y a un paro nacional de trabajadores mineros para exigir la renuncia de la totalidad de la dirigencia del NUM. “¿Cómo puede Frans Baleni (Secretario General del NUM) conocer vuestros problemas si no viene a hablar con ustedes, y sólo oye hablar de vuestros asuntos por la televisión?” – preguntó en una concentración masiva de huelguistas de Gold Fields KDC West. “Tiene que haber una huelga nacional en todo el país, exigiendo que Frans Baleni y toda la dirección del NUM sea reemplazada inmediatamente… El problema no es con el NUM, es con sus dirigentes que reciben dinero de los mlungu [blancos]”, dijo, y agregó que “¡nuestros dirigentes han vendido Sudáfrica! ¡Nuestros dirigentes están durmiendo con el capital!” Como Malema ha señalado acertadamente cuando habló a los trabajadores de la liquidada mina Aurora, el mismo Cyril Ramaphosa (ex secretario general del NUM y miembro del ejecutivo nacional del CNA), tiene entre sus muchos intereses empresariales, acciones en Lonmin, la empresa contra la que están luchando los huelguistas de Marikana.
Divisiones abiertas dentro del NUM
El papel de los dirigentes del NUM en este conflicto ha sido despreciable. Su principal preocupación después de la masacre Marikana no fue exigir justicia para los trabajadores y el cumplimiento de sus demandas, ¡sino expresar su preocupación por que las acciones de los mineros (en la demanda de salarios más altos) pudieran ahuyentar a los inversionistas extranjeros! (Ver vídeo de la rueda de prensa). El secretario general del NUM, Frans Baleni, se ha convertido en el punto focal donde se concentra una gran cantidad de odio de los mineros. Se le paga un salario anual de 1,4 millones de rands, después de haber recibido un incremento salarial del 40% este año, lo que significa que ¡gana más dinero en un día que lo que un picador minero se lleva a casa en un año! Además de esto, es miembro del consejo del Banco de Desarrollo del Sur de África, que según Businessweeksignifica un adicional de 285.000 dólares al año.
El analista político William Gumede, en un artículo publicado en el Mail and Guardian, describe la situación de esta manera: “La dirección del NUM está compuesta ahora por altos gerentes. Sus dirigentes ocupan posiciones de dirección en el CNA, en los negocios y en el gobierno. Después de 1994, el NUM se reposicionó. Comenzó como un brazo de inversiones [la Sociedad de Inversión de los Mineros que ahora está valorada en 2.800 millones de Rnds], un banco y sus miembros se sientan en los consejos de administración de empresas de primera línea.” El mismo artículo cita a un ex dirigente del NUM explicando cómo “los miembros miran la vida de lujo de sus líderes. Nosotros antes discutíamos las implicaciones de nuestros aumentos salariales. Nosotros representamos al sector que está peor pagado y cualificado. Pero hay dirigentes que se llevan a su casa un salario asombroso de 1,4 millones de rands [un monto equivalente al salario del Vicepresidente]. Cuando ellos [los trabajadores] ven esto, los miembros preguntan si los dirigentes se pagan a sí mismos con nuestro propio dinero. Ellos [los dirigentes sindicales] están empezando a competir con los capitalistas.”
La situación es tal que el movimiento huelguístico está inevitablemente empezando a tener un impacto dentro del propio NUM. Muchos de los que participan en las huelgas llevan el carnet del sindicato, y la consigna de la dimisión de la dirección del NUM encapsula los sentimientos de muchos. Ya se ha convocado una reunión en la región del NUM de Highveld, en Mpumalanga. La reunión analizará los “desafíos que enfrentan los trabajadores de las minas” y la cuestión de la dirección del NUM”, que ha abandonado los intereses de los mineros y de los trabajadores del sector energético y de la construcción, y que sólo está obsesionada con las luchas políticas internas en el CNA y en los asuntos de negocios”
El folleto se refiere a la suspensión ilegal de los miembros y dirigentes, y advierte que “los mineros, los trabajadores del sector de la energía y de la construcción y sus líderes genuinos no van a quedarse de brazos cruzados y a observar cuando no se sienten representados por sindicalistas carreristas sentados en cómodas oficinas con aire acondicionado, mientras que los trabajadores están expuestos a condiciones de trabajo peligrosas y difíciles.” Cualquier programa serio para hacer frente a la cuestión de la burocratización de la dirección del NUM debe incluir demandas, como el derecho a elegir y revocar inmediatamente a dirigentes, liberados y representantes a todos los niveles del sindicato. Y sobre todo la exigencia de que ningún representante del NUM tenga un salario más alto que el de los trabajadores que representa. Tal demanda sería recibida con un apoyo entusiasta en todo el sector.
Los dirigentes del CNA están aterrorizados
Los dirigentes del ala derecha del CNA, del NUM y del Partido Comunista (PCSA) están en pie de guerra culpando a Malema del desarrollo del movimiento de los mineros. Ha habido censura en los medios de comunicación de propiedad del Estado sobre cualquier referencia o entrevista a Malema. Incluso el sindicato de trabajadores de prensa, Broadcasting, Electronic, Media and Allied Workers Union (Bemawu), ya ha confirmado que estas instrucciones existen, y agregó que “La instrucción fue tan lejos como para decir que incluso si él fuera asesinado o muriera de cualquier otra forma, no debería informarse hasta que las órdenes desde arriba indicaran lo contrario.”
Algunos de los huelguistas torturados en Marikana declararon que habían sido interrogados sobre si Malema había jugado un papel en la huelga, y cuando Malema anunció que iba a reunirse con un grupo de soldados con quejas, el ministro de Defensa, Nosiviwe Mapisa Nqakula (irónicamente se encontraba en Estados Unidos recibiendo un “cordón de honor” del Departamento de Estado de EE.UU) lo denunció como participante en “actividades contrarrevolucionarias” ¡y puso a todas las bases militares del país en alerta máxima!
Los soldados con quienes se reunió Malema el 12 de septiembre fueron despedidos por participar en una huelga por salarios en 2009, que fue organizada por su sindicato, SANDU – un sindicato que no es reconocido por el ejército sudafricano. A pesar de haber ganado su caso en 2009, estos soldados no han sido readmitidos. Como lo expresó muy claramente uno de los organizadores de la reunión, el ex soldado Sipho Swelinkomo: “No luchamos por la liberación para continuar sufriendo”.
Los representantes del capital tienen razón al preocuparse, ya que pueden ver cómo las ideas defendidas por Malema han encontrado una audiencia receptiva. “La gente que cree que Malema no presenta un peligro para Sudáfrica está despistada”, dijo a la agencia Reuters Richard Farber, un operador de renta fija de la correduría Worldwide Capital de Johannesburgo, quien añadió: “es su ideología la que presenta el peligro y está cobrando impulso .” Y afirmó: “El Presidente Zuma ya se está preparando para incrementar la represión, con el fin de evitar la difusión de las huelgas y defender los intereses de los propietarios capitalistas de las minas”. El diario sudafricano The Times informa que “será anunciada una operación de seguridad de alto nivel en el cinturón de platino de Rustenburg, que incluye el posible arresto de los instigadores de la huelga más prominentes”. El informe también menciona a “un grupo de trabajo especial de la policía, respaldado por el ejército, (…) a la espera de que sea anunciado y que se trasladarán a la zona tan pronto como este fin de semana.” En respuesta a esta teoría de la conspiración de “agitadores externos”, Floyd Shivambu dijo: “Jacob Zuma, y los que lo rodean deben comenzar a apreciar que los mineros son seres humanos y pueden pensar y actuar por su cuenta sin ningún tipo de agitación. Si hay alguna acción a realizar, debe ser contra los patrones de las minas que hacen caso omiso de las disposiciones de la Ley de Minas y de los mineros malpagos”.
El ministro de Justicia, Jeff Radebe, emitió una fuerte advertencia de que el Estado, una vez más, utilizaría la represión para hacer frente a los mineros. “Esto no es un estado de emergencia”, dijo Radebe a la prensa en Pretoria. Sin embargo, los que se reúnen ilegalmente será “tratados con firmeza” (…) Queremos restablecer el orden público en esas áreas para que la economía pueda seguir funcionando con normalidad. “Vamos a encargarnos de ellos muy rápidamente, sin más demora”, dijo Radebe. “Nuestro gobierno no va a tolerar más estos actos.” Sin embargo, el gobierno está jugando con fuego. Cualquier intento de reprimir el movimiento con violencia sólo provocará una explosión más grande de ira.
Quedaron expuestos los límites de la democracia capitalista
A pesar de toda la histeria, Malema sólo está expresando las preocupaciones legítimas de los mismos mineros. Los mineros trabajan en las condiciones más difíciles y peligrosas en una industria que da a sus patrones enormes ganancias. Mientras tanto, los propios trabajadores ganan salarios muy bajos, en muchos casos viven en chozas o en alojamientos en albergues muy pobres con baños externos, sin electricidad, y muchas veces son el único sostén de familias numerosas que quedan en sus casas en las regiones o países de origen. A esto se suma el hecho de que muchos ni siquiera son empleados directamente por las empresas mineras, sino a través de empresas de intermediación laboral, subcontratadas (algunas de ellas vinculadas a la familia y socios de negocios de Zuma y de otros prominentes dirigentes del CNA). Al mismo tiempo, pueden ver cómo los dirigentes del sindicato, y los dirigentes de su propio movimiento que ahora están en el gobierno, viven con un estilo de vida lujoso, algunos de los cuales se han incorporado a la clase capitalista, mientras que sus propias condiciones se han mantenido más o menos igual desde la victoria sobre el apartheid, que a su vez fue el resultado de una lucha revolucionaria en la que los mineros jugaron un papel crucial.
Sin embargo, una historia similar se puede contar para cada sector particular de los trabajadores, de la juventud y de los pobres que componen la base de masas del CNA, del COSATU y del PCSA. Los últimos 18 años transcurridos desde 1994 han sido un catálogo de expectativas fallidas, promesas rotas y de ilusiones disipadas. Ha habido muchas huelgas generales, amargos conflictos laborales, divisiones y luchas internas dentro del PCSA, la Liga Juvenil del CNA y del CNA mismo, así como protestas combativas reiteradas de rabia de las comunidades locales por la carencia de prestación de servicios en sus barrios. Una y otra vez las masas trabajadoras han tratado de conseguir los derechos básicos a la vivienda, a la educación, el acceso al agua y la electricidad, salarios decentes y derechos sindicales. En el proceso, han intentado empujar a sus propias organizaciones a la izquierda. Los límites de la democracia capitalista han quedado expuestos y con ellos los límites de la solución negociada de 1994. Este movimiento que ha ido creciendo y tomando fuerza en los últimos 18 años ha llegado ahora al sector clave del proletariado de Sudáfrica, que tiene el potencial de hacer que todo el conjunto se rompa.
La lucha de los mineros, por lo tanto, va a la esencia de las contradicciones de clase y raciales de la Sudáfrica post-apartheid y del carácter de la solución negociada a través del cual el régimen del apartheid llegó a su fin. La clase dominante, principalmente blanca, concedió derechos democráticos formales a la mayoría africana, principalmente como resultado del miedo a la lucha revolucionaria de los obreros y porque tenían confianza en la capacidad de los dirigentes pro-capitalistas del CNA para que contuvieran el movimiento dentro de los límites de seguridad de la democracia burguesa. Esta confianza y seguridad fue sellada en las llamadas “cláusulas de extinción” que fueron insertadas en la constitución como una garantía firme para la propiedad privada y contra la idea de las nacionalizaciones que figuraba en la Carta de la Libertad del CNA.
La lucha revolucionaria contra el apartheid en Sudáfrica combinaba elementos democráticos y nacionales con un contenido social que iba más allá de los límites del capitalismo. La dirección pro-capitalista del CNA, con la ayuda y colaboración de los ex dirigentes estalinistas del Partido Comunista Sudafricano (que abandonaron el etapismo estalinista de “primero la democracia, luego el socialismo” por el gradualismo reformista de un “Estado de desarrollo fuerte”), logró contener el movimiento dentro de los límites de la democracia capitalista. Se consiguieron derechos democráticos para la mayoría, mientras que el poder económico y político se mantuvo firmemente en las manos de la clase capitalista (que se mantuvo básicamente sin cambios, salvo la adición simbólica de algunos africanos, preferiblemente con conexiones con el antiguo movimiento de liberación). Pero para la mayoría de los trabajadores que combatieron en esa lucha, nada fundamental ha cambiado, sus condiciones de vida, en todo caso, han empeorado.
La única manera de avanzar es adoptar un verdadero programa socialista a partir de la nacionalización de la minería, de la banca y de los sectores clave de la economía sudafricana, bajo control obrero, con el fin de permitir la planificación democrática de la economía para que el pueblo en su conjunto pueda compartir la riqueza del país.