Sudáfrica: La Crisis de la presidencia de Zuma

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El miércoles 9 de diciembre, el gobierno de Sudáfrica quedó expuesto a una nueva crisis cuando el presidente Jacob Zuma despidió inesperadamente a  su ministro de Finanzas, Nhlanhla Nene, y lo reemplazó con David van Rooyen, un diputado del CNA (Congreso Nacional Africano) poco conocido. Esta decisión fue tan inesperada que ni el CNA ni los miembros de su propio gabinete fueron conscientes de ello. Los acontecimientos de los cuatro días siguientes, una vez más sacudieron al país hasta sus cimientos y marcó el comienzo de una nueva etapa en la lucha de clases.

Ese mismo miércoles por la mañana [16 de diciembre] hubo una reunión ordinaria  del gabinete en la que Nhlanhla Nene estaba dando una presentación sobre el estado de la economía. Sería su último acto como ministro de Finanzas. Más tarde esa noche, la Presidencia emitió un comunicado en el que anunció el despido de Nene: “Me gustaría anunciar cambios en la cartera de Hacienda en el Gabinete”.

“He decidido remover al Sr. Nhlanhla Nene como Ministro de Finanzas, antes  de ubicarlo en otra posición estratégica. El Sr. Nene ha hecho bien su trabajo desde su nombramiento como ministro de Finanzas durante una situación económica difícil. El Sr. Nene goza de un gran respeto en este sector a nivel local y en el extranjero, habiéndose desempeñado también como Viceministro de Finanzas con anterioridad”, dijo Zuma.

La declaración decía además que  Nene sería reemplazado por David van Rooyen, un ex alcalde poco conocido y diputado de la comisión permanente parlamentaria de finanzas.

Turbulencias en los mercados

Los “mercados” se quedaron aturdidos. “Si Nene ha hecho bien su trabajo, entonces ¿por qué lo removieron?”, se preguntaron. Hubo conmoción en los mercados de divisas. El Rand, la moneda nacional, inmediatamente entró en crisis y bajó a niveles mínimos récord frente al dólar. Los operadores y analistas de mercado se quedaron atónitos y buscaban desesperadamente respuestas. Pero nada era inminente, lo cual sólo agravaba la situación. Dos horas después del informe de que el Rand había caído fuertemente, perdiendo un 2,4% de su valor y  cayendo drásticamente de R15,24 por dólar, antes de recuperarse, a R14,59 a última hora del miércoles por la noche.

Estaba claro que el CNA también estaba tropezando en la oscuridad. Hubo actividad frenética en Pretoria mientras los principales miembros del CNA estaban tratando de averiguar lo que estaba pasando. Ellos emitieron una declaración débil más tarde esa noche diciendo que “tomaban nota” y respetaban la “prerrogativa”  del presidente para hacer nombramientos en el gabinete. Esto no convenció a nadie. Simplemente daba a conocer que el partido gobernante no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

El jueves, el contagio se extendió al mercado de valores, que abrió a la baja y mantuvo las pérdidas a lo largo del día. El mercado de bonos también se vio afectado, lo que significa que el gobierno ahora estaba pagando más por el costo de sus préstamos a largo plazo. La moneda nacional recibió un fuerte golpe, cayendo a R15,38 la noche del jueves.

El viernes, hubo una conferencia de prensa de parte de los principales miembros del gabinete la cual confirmó que ni siquiera los ministros eran conscientes de la remoción de Nene. “El tema de los nombramientos y la remoción de los ministros del gabinete eran las  prerrogativas del presidente. Esto no fue discutido en el gabinete”, dijo el ministro de la Presidencia, Jeff Radebe. Esto llevó a los operadores de divisas a lanzar un ataque total contra el Rand, que entró en caída libre, cayendo drásticamente a niveles  inauditos de R16 por dólar.

Hubo derramamiento de sangre en el mercado de valores. La Bolsa de Valores de Johannesburgo había perdido casi R170 mil millones en cuestión de horas después de la remoción de Nene. El índice referencial All-Share dio un gran golpe, cayendo de 49.523 a 48.067. El índice bancario se redujo más del 14%, el golpe más duro de todos los índices y barrió casi R150 mil millones. Esta fue una derrota total del mercado. Dos de los mayores bancos, First Rand y Standard Bank perdieron más del 14% y el 13% de su valor, respectivamente. Los bonos del gobierno cayeron enormemente un 8,8%.

Los capitalistas se enfurecieron. Malcolm Charles, gestor de fondos de Investec, dijo al  Business Day: “Los inversores están absolutamente angustiados y tomaron cartas en el asunto. Todas estas personas están vendiendo y teniendo  pérdidas y continúan vendiendo. Prefieren llevar su dinero a un lugar donde saben cómo van a ser las políticas macroeconómicas”. (Business Day, 11/12/15)

Después de estar hartos por el pobre desenvolvimiento de Zuma durante un largo período, una gran parte de los capitalistas sudafricanos e internacionales lanzaron un ataque contra su gobierno a través de una huelga de capital.

Presión política intensa

Junto con esta embestida económica, hubo una campaña mediática a gran escala que pedía la cabeza de Zuma. Un economista llamó a los acontecimientos “El 11 de septiembre financiero de Sudáfrica”. El CNA se mantuvo en silencio. El normalmente honesto secretario general Gwede Mantashe  no se encontraba por ningún lado. Luego, en la noche del viernes, Zuma fue visto por primera vez. En cuestión de horas la presidencia emitió tres declaraciones torpes, cada una contradiciendo a la otra. La primera declaración dijo que Nene fue retirado con la finalidad de presentarlo como candidato al nuevo banco regional de desarrollo BRICS que se abrirá en Johannesburgo. Esta respuesta no satisfizo a los analistas del mercado. “¿Por qué quitar al ministro de Finanzas para un trabajo que no está seguro de conseguir? ¿Por qué no “preparar” a los mercados? ¿Son los BRICS más importantes que la estabilidad del sistema financiero?”, preguntaban los comerciantes.

El fin de semana Zuma se estaba enfrentando a la ira del sector bancario, tanto extranjera como local. Hubo una ráfaga de actividad en Pretoria con la  participación de los representantes del gran capital. Esto fue confirmado por Bobby Godsell, el exdirector general de AngloGold Ashanti, y que ahora representa a algunas de las mayores empresas del país a través del Liderazgo Empresarial  de Sudáfrica. “Todo el mundo en el negocio, que yo sepa, planteó su preocupación y expresó su preocupación en todo lo posible”, dijo. (Bloomberg, 15/12/15).

Parte de esos que “expresaron su preocupación” tan claramente eran ejecutivos de Goldman Sachs y Barclays a nivel local que se reunieron con funcionarios de alto rango del CNA, entre ellos el diputado presidencial Cyril Ramaphosa y el  secretario general del CNA, Mantashe. Según Bloomberg, fue después de esta reunión que estos funcionarios fueron a confrontar con Zuma.

Luego, el domingo, cinco funcionarios del CNA, incluyendo a Ramaphosa y a Mantashe, contaron a Zuma sobre la situación. La presidencia poco después emitió otro comunicado, anunciando que Pravin Gordhan, el exministro de Finanzas, reemplazaría David van Rooyen después de sólo cuatro días en el puesto. Gordhan es un político burgués de confianza para las grandes empresas. Esto podría ser visto en la reacción de la moneda después del anuncio de su nombramiento. El Rand  se fortaleció considerablemente y se movió de nuevo debajo de la marca R14 por dólar el martes. En cuestión de cuatro días, el país ha tenido tres ministros de finanzas. El sistema financiero ha tenido un ataque cardiaco y obligó a los capitalistas  a hacer la mayor intervención de peso para cambiar una decisión del gobierno desde 1994.

¿Por qué Zuma despidió a Nene?

La causa inmediata de la crisis está relacionada con la reestructuración propuesta del contrato de R6 millones entre la aerolínea estatal, South African Airways (SAA) y el fabricante de aviones europeo Airbus. El acuerdo original implicaba el arrendamiento de veinte aviones A320 de Airbus por SAA. Luego, en marzo de este año se llegó a un “acuerdo de intercambio” que fue cancelado, lo que significaba que la SAA obtendría ahora diez aviones A320 y cinco A330.

Este acuerdo beneficiaba a la SAA. Ya que no tenía que pagar las cantidades exorbitantes de los pagos previos a la entrega. Pero el presidente de la SAA, Dudu Myeni un aliado cercano del presidente Zuma, tenía otros planes. Tenía la intención de renegociar el acuerdo con Airbus mediante la incorporación de un tercer intermediario anónimo en los acuerdos de arrendamiento. Esto habría estado en contra de la ley porque habría eludido un proceso de adquisición. El ministro de Finanzas Nene negó el permiso para el nuevo acuerdo. Dio instrucciones a la junta de SAA para implementar el acuerdo de intercambio previamente aprobado.

Mientras tanto, Airbus puso un plazo de pago estricto para el 21 de diciembre de este año. Este movimiento aceleró el proceso. Dudu Myeni, el presidente de la  SAA se fue directamente a Zuma para obtener respaldo para la nueva propuesta. Mientras tanto, Nene también estaba bloqueando un acuerdo central nuclear de $100 mil millones de dólares con Rusia, que Zuma estaba supervisando por sí mismo. Esto incluía importantes contratos que involucran muchos intereses comerciales. Nene era ya un obstáculo de peso para una red de intereses que involucraban a aliados del presidente. Fue en este momento que Zuma decide poner el hacha en la cabeza de Nene.

Un enfrentamiento en el interior de la clase dominante

Los acontecimientos de la semana pasada fueron de hecho un choque entre dos alas de la clase capitalista en una economía en declive. Por un lado había un gran negocio y un dominio de los sectores más rentables de la economía sudafricana. Por otro lado, tenemos a los pequeños y pedantes capitalistas,  que hacen sus ganancias gracias a su cercanía con los altos cargos políticos. Este es un fenómeno que comenzó poco después de la caída formal del Apartheid. La burguesía ha creado toda una red de corrupción con el fin de cooptar a los principales miembros del anterior movimiento de liberación. La clase obrera sudafricana se había vuelto tan poderosa que podría haber derrocado a la clase dominante muchas veces. Por lo tanto, con el fin de salvarse a sí mismos la mejor apuesta desde su punto de vista era cooptar a los líderes del antiguo movimiento de liberación.

Mientras que los grandes negocios estaban enfáticamente a cargo de los altos mandos de la economía, la única vía abierta a los oportunistas era utilizar sus contactos cercanos con altos cargos políticos para conseguir licitaciones y contratos gubernamentales. Poco a poco, este fenómeno se convirtió en una histeria de codicia  insaciable que involucra a la tristemente célebre familia Gupta, que son amigos personales de Zuma. Pero cuanto  más grande era su apetito, más grande era su histeria por la codicia. En este proceso de creciente saqueo de los recursos del Estado,  se hicieron con el control de un  departamento de Estado tras otro.

Últimamente este sector de la clase dominante ha tratado de participar en la economía formal a través del avance del llamado “Marco de la  Política Industrial Negra”, un fondo de R23 mil millones destinado durante los tres años siguientes para ser repartidos entre los 100  llamados “empresarios industriales” bajo la excusa de hacer frente a la propiedad racial de la economía. Durante todo este período, las grandes empresas, que generalmente despreciaron a este sector de la clase dominante como burda y poco sofisticada, rechinaban los dientes y miraban hacia otro lado. Eso cambió el 9 de diciembre.

Pero al atacar los fondos públicos, el ala menor de la burguesía entró en conflicto directo con el gran capital. Los que luchan por las migajas de unos pocos millones de Rands se les infundo una dura derrota por aquellos que poseen una economía por un valor de miles de millones de Rands.

Ruina económica

Un gestor de fondos llamó a estos eventos una “crisis auto inducida”.  Esto expresa claramente un típico punto de vista burgués empírico. Desde un punto de vista burgués lo que Zuma hizo fue completamente irresponsable. Estaba claro que no pensó en las consecuencias económicas de sus acciones. Pero desde un punto de vista marxista, las acciones de Zuma podrían ser puestas en la categoría de un accidente histórico. Esto es un acontecimiento que puede o no haber ocurrido, pero una vez que ocurrió, se limitó a expresar una necesidad interior.

La crisis económica que ahora ha pasado a primer plano es en realidad una expresión de todas las contradicciones que se han acumulado a lo largo de todo el último período. El primer factor es la crisis de la economía mundial. La crisis en la Unión Europea significó una disminución de las exportaciones al segundo mayor socio comercial de Sudáfrica. Además de eso, está la reestructuración de la economía china que significa una disminución de la inversión en infraestructura. Esto ha frenado la demanda de materias primas que ha afectado fuertemente a la economía sudafricana. El descenso de los precios de materias primas como el platino y el mineral de hierro, como resultado de la debilidad de la demanda en el mercado mundial, significó que empresas como Anglo American han anunciado recientemente recortes masivos de empleo. Esto agrava aún más la presión sobre el fisco.

El resultado de esta crisis fue un creciente déficit de cuenta corriente y un aumento en el déficit comercial. Esto puso fuerte presión en el Rand, que se ha estado debilitando ampliamente frente a una serie de monedas en el último período. La crisis de sobreproducción en el mercado mundial significó que el debilitamiento del Rand no ayudó a las exportaciones.

Todo esto significa que la crisis en la economía sudafricana se internaliza. El desempleo creció un 25 por ciento y el desempleo juvenil al  35 por ciento. Estas son cifras oficiales. En términos reales, el desempleo juvenil es superior al 60 por ciento. Bajo la administración de Zuma los préstamos subieron a más de R750 mil millones, que se destinaron a la infraestructura con muy pocos resultados para la economía. La economía creció a un ritmo muy lento de apenas 1,3 por ciento al año. El efecto del lento crecimiento y el aumento del endeudamiento llevaron al crecimiento exponencial en el costo de la deuda.

Además de esto, la economía también ha sido duramente golpeada por la crisis en la generación de electricidad y una sequía atroz. Sólo cuatro días antes de los acontecimientos actuales, la agencia de calificación Fitch rebajó el país a un solo punto por encima de la categoría basura. Aunque otras agencias de calificación tienen una ligera mejor perspectiva, también apuntan en la dirección de un declive. Ahora, el anuncio de un aumento en las tasas de interés en Estados Unidos impactará con mayor intensidad  a las economías emergentes con el capital fluyendo de nuevo a la mayor economía del mundo. Esto pondrá presión adicional sobre el Rand ya que las importaciones aumentarán lo que significa también un aumento de la inflación.

Así que desde este punto de vista  es claro que la economía sudafricana sufre de una crisis multifacética. Por tanto, es evidente que cualquier choque interno o externo a la economía corre el riesgo de empujar a la economía al  borde del abismo. El hecho de que  Zuma despidiera a su ministro de Finanzas, simplemente expresa una necesidad interior que tarde o temprano se habría convertido en realidad.

Consecuencias políticas

La crisis de los últimos días  ha debilitado gravemente a Zuma. En cuestión de 96 horas se vio obligado a hacer un giro humillante bajo una enorme presión de los grandes capitalistas. Esto también es una gran derrota para la camarilla que ha apuntalado su presidencia durante los últimos seis años. Ahora está en una posición muy vulnerable. Esto ha llevado a algunos elementos pequeñoburgueses a pedir su destitución como presidente. Pero esto es muy poco probable, no por él sino por el daño que esto le haría al propio CNA. La verdad es que el CNA nunca ha estado más débil de lo que está en este momento. El partido de gobierno está sufriendo de una profunda pérdida de autoridad política sin precedentes en su historia. El partido está plagado de crisis y facciones internas destructivas. El retiro de Zuma podría causar graves daños al CNA  e incluso podría precipitar otra ruptura.

La camarilla en torno a Zuma también ha quedado debilitada ahora. En los últimos seis años ha crecido una red parásita alrededor de Zuma, que ha controlado gradualmente diversas estructuras del CNA para satisfacer sus propios intereses egoístas. Aunque se trata de personas muy poderosas, que en su mayoría dependen de la red de clientelismo de Zuma para mantenerse. Pero las acciones de los grandes capitalistas los han dañado gravemente.

Esto fue confirmado por una conferencia de prensa que el nuevo ministro de Finanzas, Pravin Gordhan dio poco después de su nombramiento. En lo que fue una referencia directa al ala menor de la clase dominante, declaró: “Estamos hablando muy en serio cuando decimos que el buen gobierno no es negociable. Es hora de que los individuos o grupos de individuos dejen de jugar con las entidades estatales, ya sean éstas operaciones especiales del ejecutivo  o de otros componentes gubernamentales, como si fuese un juguete personal desde el que se puede extraer dinero cuando les apetece”. Esta fue una afirmación enfática de este fiel servidor del gran capital y una bofetada fría en la cara a la camarilla de Zuma. Para echar sal en las heridas, dijo además que él llamará al  presidente de la SAA, Myeni, por teléfono y sólo se reunirá con la junta el próximo año. Éste fue un mensaje de que las grandes empresas estaban a cargo y el ala menor debe saber cuál es su lugar.

Al lograr que Zuma hiciera un giro, las posiciones de Ramaphosa y Mantashe se han fortalecido. El gran Capital inevitablemente mirará hacia estas personas para dar una mayor ventaja al CNA. Es en este contexto que podríamos ver un mayor papel desempeñado por el Comité Ejecutivo Nacional del CNA en todos los procesos de toma de decisiones clave. Hasta ahora el  Comité Ejecutivo Nacional  ha sido un firme defensor de Zuma. Pero la posición debilitada de Zuma como presidente y el aumento de la firmeza de las grandes empresas también podrían debilitar a los más cercanos al presidente con la inclinación del poder hacia aquellos que están más cerca de Ramaphosa y Mantahase. Esto inevitablemente significa que Zuma podría llegar a convertirse cada vez más en un débil hombre de paja. La clase burguesa desconfía ahora totalmente de Zuma y querrá limitar su autoridad. A su vez, este aumento de la influencia burguesa en la estructura superior del CNA significaría que el partido en el poder se moverá aún más hacia la derecha.

La crisis también tendrá un impacto en la carrera de sucesión del CNA. Ramaphosa se ha visto reforzado por los recientes acontecimientos y querrá necesariamente consolidar su posición. La otra favorita, Nkosazana Dlamini Zuma, tiene ahora una batalla cuesta arriba. La facción que ha estado apoyando su candidatura se ha debilitado y está bajo ataque de las grandes empresas. Esto dará lugar a una traumática carrera por la sucesión que podría debilitar aún más al partido.

Otro factor es el impacto en la alianza tripartita con la federación sindical, COSATU y el Partido Comunista Sudafricano  (SACP). En el reciente congreso de COSATU la mayoría de la burocracia le expresó escandalosamente su apoyo a Ramaphosa, un político burgués y un elemento clave de la masacre de Marikana del 16 de agosto 2012, donde murieron 34 mineros. Esto demuestra el grado en que la burocracia se ha movido hacia la derecha. El SACP se ha hecho un nudo a sí mismo. Ellos han perdido influencia sobre Zuma, que está ahora bajo el control de la corrupta familia Gupta. En ausencia de una política obrera independiente, se encuentran ahora así mismos en una alianza de facto con las grandes empresas contra los Gupta. Este es el resultado lógico de las “maniobras dentro del sistema capitalista.” Si acepta el capitalismo, entonces usted debe aceptar su lógica y sus consecuencias.

Con la explosión de huelgas, manifestaciones y marchas de la clase trabajadora y las comunidades pobres en el último período, la ira y la frustración de la clase trabajadora, de los pobres y de los estudiantes, serán canalizadas fuera de la alianza gobernante. Ya hemos visto este proceso en el último período con el auge del sindicato metalúrgico NUMSA, los Luchadores de la Libertad Económica (EFF) y movimientos como el de los estudiantes, #FeesMustFall.

Una nueva etapa

Todo el episodio también ha expuesto cuán vulnerables  se han vuelto los  capitalistas. El hecho de que hayan quedado fuera del proceso de toma de decisiones del CNA en la medida en que casi perdieron el control del Ministerio de Finanzas es un indicativo de esto. El hecho de que los partidos burgueses sean tan débiles significa que la clase dominante sea ahora totalmente dependiente del CNA. Pero hay una contradicción inherente en esto. Al empujar el CNA aún más a la derecha, el partido gobernante se moverá en la dirección opuesta a su base obrera. En ausencia de una revolución desde la base  para revertir la suerte del partido, ello conducirá inevitablemente a un debilitamiento de éste.

Desde el punto de vista de la clase obrera, la crisis ha dejado al descubierto el fraude de la democracia capitalista. La noción de que en una sociedad burguesa es el pueblo el que decide ha quedado expuesta como una mentira. En los acontecimientos de la última semana hemos visto gráficamente que todas las decisiones importantes que afectan a la sociedad son tomadas por un puñado de banqueros y capitalistas. El hecho de que Zuma y el CNA hicieran una retirada rápida cuando los capitalistas lanzaron sus juguetes fuera de la cuna no será olvidado por los obreros avanzados.

Las contradicciones son cada vez más agudas en la sociedad sudafricana. Las crisis periódicas están dando lugar a que capas cada vez más amplias de la sociedad cuestionen todo el sistema. Una gran parte de los obreros avanzados ya han elaborado un balance y están en busca de una salida. Pero la clase obrera se compone de diferentes capas y no todas llegan a la misma conclusión al mismo tiempo. Las protestas estudiantiles mostraron que las nuevas capas ahora también se unen al movimiento y están empujando más hacia la izquierda. Este es un fenómeno importante, ya que podría superar el conservadurismo de esas capas que conducían el proceso anteriormente.

La sociedad sudafricana ha entrado en una nueva fase. La crisis de la clase dominante es un síntoma de una tormenta revolucionaria inminente. El país ha entrado en su período más turbulento. La sociedad entrará en un período de lucha de clases nunca antes visto en su historia. El papel histórico de la clase obrera revolucionaria de Sudáfrica con sus tradiciones militantes es luchar por el derrocamiento del capitalismo y marcar el comienzo de una nueva era para la transformación socialista de la sociedad.