Mientras escribimos estas líneas, el imperio Zuma-Gupta se está desmoronando. En uno de los días más dramáticos de los últimos tiempos en la política sudafricana, Jacob Zuma -y sus amigos, los hermanos Gupta- están siendo purgados por un ala rival de la clase dominante. La purga es el signo más enfático de que las dos facciones rivales ya no pueden cohabitar.
[NOTA: Este artículo fue publicado originalmente horas antes de la dimisión de Jacob Zuma como Presidente de Sudáfrica]
“Hay décadas en las que no pasa nada, y hay semanas en las que pasan décadas.” Lenin
“A quien los dioses quieren destruir, primero lo enloquecen.” Eurípides
El miércoles por la mañana temprano, la Unidad de Corrupción Delictiva Grave del DPCI (conocida como Los Halcones), una unidad de élite de la policía, llevó a cabo varias incursiones en las oficinas y residencias de la familia Gupta. Al menos uno de los hermanos Gupta ha sido arrestado y se espera que otros se entreguen hoy. Hay indicios de que esto incluye a Duduzane Zuma, hijo de Jacob Zuma, quien ha sido parte de la corrupción de los Guptas durante años. La razón inmediata dada por Los Halcones es la corrupción en el gobierno provincial del Estado Libre donde se realizó lavado de dinero público a través de los bancos en Dubai para pagar una boda de la familia Gupta en 2013. Esta medida también podría implicar a Ace Magashule, el secretario general del Congreso Nacional Africano (CNA), que fue el primer ministro del gobierno del Estado Libre. Su hijo también está involucrado en la red criminal de los Guptas. Magashule podría ser arrestado pronto.
Pero estos no son temas nuevos. Han estado en el dominio público durante años. Los mismos Halcones han estado haciendo la vista gorda a todo esto. Más bien, esto está vinculado a los acontecimientos políticos que se están produciendo actualmente en el país. Es parte de la purga del gobierno de Zuma y de sus compinches llevada a cabo por la facción de Ramaphosa, que ahora dirige el partido gobernante, el CNA. Demuestra que Zuma ha perdido el control del aparato estatal. La gran facción empresarial de Ramaphosa se da cuenta de que la parálisis no puede continuar y que la batalla por el control del CNA debe resolverse urgentemente. El peligro es que podrían perder el control total del partido, lo que podría tener serias implicaciones para la lucha de clases.
Al mismo tiempo, el CNA le ha dado de plazo a Zuma hasta el final del día de hoy [14 de febrero] para renunciar como presidente del país. El comité parlamentario del CNA acaba de anunciar que si Zuma no renuncia hoy, entonces se apoyará en la moción de censura de no confianza del partido opositor los Luchadores por la Libertad Económica (FEP) para destituir mañana a Zuma de la presidencia. Esto significa que modificarán la moción del FEP para dar sus propias razones por las que Zuma debe retirarse. Este es un gran paso político: el mismo grupo del CNA que ha mantenido invariablemente durante una década a Zuma, ahora está retirando a su propio presidente con una moción originalmente patrocinada por la oposición. Esto podría tener grandes ramificaciones políticas para la unidad del partido en los próximos meses.
Estos acontecimientos se producen un día después de que el CNA anunciara que iba a “revocar” a Zuma como presidente de la república. Esto sigue a una semana de confusión, especulación, rumores, aplazamientos y grandes dramas políticos que sumergieron al país en un limbo político. Pero lejos de aclarar los temas, el anuncio del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del CNA enturbió aún más las aguas, dejando al partido en un estado de confusión más grande que antes de la reunión.
Después del drama de la semana pasada, cuando Zuma le dijo a los “seis líderes” del partido que no renunciará, el presidente del CNA, Cyril Ramaphosa, aplazó una reunión urgente del CEN para entablar conversaciones directas con Zuma. Ahora está claro que esas conversaciones se interrumpieron durante el fin de semana, probablemente por las razones que explicamos en ese momento: que Zuma, que es un maestro en la dilación, estaba simplemente buscando más tiempo para hacer su próximo movimiento. Pero Ramaphosa no tenía tiempo. El ambiente en el país se oscureció mientras la crisis se prolongaba durante el fin de semana. Además, los Luchadores por la Libertad Económica empezaron a hablar de “movilizaciones masivas” para expulsar a Zuma. También ejercieron una enorme presión sobre el parlamento y amenazaron con emprender acciones legales urgentes contra el Presidente de la Asamblea Nacional para adelantar esta semana su moción de censura contra Zuma. Ramaphosa se vio obligado a actuar.
El hecho de no haber podido forzar inmediatamente a Zuma a cesar en el cargo es una señal de las profundas divisiones dentro del CNA y subraya el fracaso de Cyril Ramaphosa para imponer su autoridad sobre la organización. En la rueda de prensa del martes, Magashule admitió que Zuma se había negado a renunciar. Esto sumió al partido en una profunda crisis. Es inaudito que un miembro desafíe al órgano supremo del partido de una manera tan abierta y descarada. En la confusa conferencia de prensa, Magashule dijo que no tenía ni idea de cuándo Zuma dejaría el cargo. Cuando fue presionado, se le ocurrió la idea de que Zuma “respondería” a la decisión del CEN el miércoles. Pero también explicó que el CEN no le había dado a Zuma una fecha límite y que le correspondía enteramente a Zuma anunciar la fecha y hora de su renuncia. “Cuando llamemos a nuestro representante, esperamos que haga lo que le decimos. Esperamos que el presidente responda mañana. No hay fecha límite”, dijo.
Magashule estaba claramente muy incómodo. Formó parte del círculo íntimo corrupto de Zuma y podría enfrentarse a ser enjuiciado y pronto ser encarcelado. Pero, Gwede Mantashe, que ahora es el presidente del partido, no se mordió la lengua y tuvo fuertes palabras para Zuma. Hablando con los miembros del CNA en Butterworth, dijo:”Confiamos en que el presidente Zuma entenderá que no estamos peleando contra él porque si no renuncia será despreciado por los buitres del parlamento. Cuando te resistes a la apelación de dimisión, no nos dejas otra opción que dejarte freír en el voto de censura porque eso significa que no respetas a la organización”. La respuesta de los dos líderes es un ejemplo de las divisiones abiertas del partido.
En esta instancia, la principal preocupación de Zuma es la autopreservación para sí mismo y para la camarilla que lo rodea, quienes podrían terminar siendo procesados por múltiples cargos de corrupción en las próximas semanas y meses. En un giro, el mismo día en que el CNA decidió “revocar” a Zuma, el Director Nacional de la Fiscalía Nacional entregó al equipo de la fiscalía que se ocupaba de los casos de Zuma hasta el 23 de febrero sus recomendaciones sobre la acusación contra él. Por lo tanto, Zuma no tiene ningún incentivo para dimitir y está dispuesto a arrastrar el asunto incluso a costa de profundizar aún más la crisis en el partido y el país.
El CNA ha perdido el control de Zuma y su terquedad e intransigencia amenazan con implosionar al partido. Por eso el ala Ramaphosa está ahora actuando. Estrictamente hablando, no hay mecanismo de “revocación” en el CNA. Todo lo que el CEN puede hacer es pedirle a Zuma que renuncie. Más allá de esto, no puede hacer nada en los procesos políticos y administrativos del CNA. Por lo tanto, la única opción que les queda para remover a Zuma por la fuerza es llevar el asunto a la Asamblea Nacional, donde puede ser removido por medio de un voto de censura. Esta es una enorme apuesta política y podría resultar ser un desastre para el partido. Podría llevar a una ruptura inmediata, especialmente dado el significativo apoyo de Zuma en las provincias rurales.
Otro escenario es que, en el caso de una moción de censura exitosa, todo el gabinete debe renunciar. Esto significaría que muchos de los ministros tendrían que votar para removerse de sus cómodos puestos, coches del gobierno, casas, pensiones y beneficios que vienen con sus posiciones. Esto sería especialmente doloroso para la facción Zuma, que se gana la vida cómodamente a través de su trabajo en el gobierno. Esto no es un proceso automático. El CNA está profundamente dividido y los enfrentamientos entre las facciones todavía continúan. Por lo tanto, el partido tendría que llegar a un acuerdo con estas personas, o arriesgarse a una división en el grupo parlamentario. Otra complicación es el presupuesto, que está previsto legalmente presentarse antes del 21 de febrero. Ya hemos visto el acto sin precedentes de posponer el discurso sobre el Estado de la Nación la semana pasada. Si el gabinete renuncia y el presupuesto se retrasa, provocará una crisis constitucional. A su vez, podría tener un efecto desastroso en la economía.
La facción Zuma está claramente acabada. Está luchando por su vida y por el acceso a los recursos estatales, que ha saqueado durante la última década bajo la vigilancia de Zuma. La gran facción empresarial de Ramaphosa no tiene ningún problema con la corrupción – ellos mismos son corruptos hasta el fondo. El problema es que Zuma y los Guptas han desestabilizado completamente la situación. Los sudafricanos comunes y corrientes están hartos de todos los saqueos y escándalos abiertos, que son el sello distintivo de los años de Zuma. El ala más inteligente de las grandes empresas, que está aterrorizada por la clase obrera, se da cuenta de que en el ambiente actual de profunda crisis económica, social y política, esto podría tener un profundo efecto en las masas obreras.
La crisis política ha sumido al CNA en una profunda crisis. La crisis está teniendo un impacto decisivo en la lucha de clases en Sudáfrica. El CNA ha sido el partido de la mayoría de los sudafricanos negros durante décadas. Llegó al poder sobre la base de un poderoso movimiento revolucionario que amenazó con derrocar al capitalismo sudafricano. Pero más de 20 años de gobierno sobre una base capitalista han expuesto al partido a todas las consecuencias de operar dentro de los límites del sistema capitalista. Durante el mismo período, las vidas de la gran mayoría de los negros se han estancado o han retrocedido.
Como resultado de la crisis del sistema capitalista, las contradicciones de clase dentro del partido se han vuelto más claras. Los líderes del CNA se han unido a las filas de las élites gobernantes mientras que la miseria de la mayoría negra ha aumentado. Lo que estamos presenciando ahora es sólo la expresión política de la crisis del propio sistema capitalista, con una mayor fragmentación del partido y la continua ruptura del CNA. Este es un proceso que ha estado en marcha durante años. Ahora está teniendo un gran impacto en la sociedad sudafricana y, lo que es más importante, en la lucha de clases.
Los marxistas hace mucho tiempo hemos explicado que la dirección del CNA no podía satisfacer las aspiraciones de las masas sudafricanas si intentaban gobernar dentro de los límites del capitalismo. Para que las masas entendieran esto requerían una experiencia real y viva del CNA en el gobierno. Los límites de los líderes del CNA están ahora claros para todos. La pregunta es ahora: ¿qué hacer? Lo que los trabajadores y jóvenes de Sudáfrica necesitan es una fuerza política que pueda extraer todas las lecciones e indicar el camino a seguir. Eso requiere la construcción de una tendencia marxista dentro de los movimientos obrero y juveniles sudafricanos que pueda explicar pacientemente que la alternativa sólo puede ser el derrocamiento total del capitalismo, la toma de las palancas clave de la economía bajo el control y la gestión de los propios trabajadores.
Esto también tendría que incluir la exigencia de que los diputados elegidos por los trabajadores reciban sólo el salario medio de un trabajador, como primer paso para combatir la corrupción. No importa cuán fuerte pueda ser la izquierda, los burgueses siempre usarán sus riquezas para tratar de ganarse a los líderes obreros corrompiéndolos individualmente y luego los usarán en contra de las mismas personas que los han elegido.