Elaborar una crítica a Macri y su gobierno desde la izquierda, dirigida a un público de izquierdas, es algo fácil. Con más o menos nivel de acuerdo todos coíncidimos en la urgencia de derrotarlo en las próximas elecciones y colocar un gobierno al servicio de las mayorías populares porteñas. Lo difícil es elaborar una crítica al gobierno de Macri orientada a un sector de los que lo votaron y que pueden ser ganados para una política transformadora de Buenos Aires. Y sin embargo estamos obligados a realizar esta tarea si queremos construir una fuerza política capaz de reemplazarlo en el gobierno de la Ciudad.
En gran medida la dificultad estriba en la resistencia de amplios sectores de la clase media porteña al gobierno nacional, o mejor dicho a que el actual gobierno nacional siga en la Casa Rosada, porque de los resultados de su política ecónómica, crecimiento económico de por medio, ninguno ha renegado.
La cuestión es si los porteños, permanentes destinatarios de lo que se hace y no se hace desde el gobierno local podemos establecer un debate sereno, racional e inteligente sobre el tipo de gobierno que nos importa y que nos conviene en la ciudad. Porque hemos llegado a un nivel de polarización y paroxismo que nos impide pensar y razonar sobre estos problemas. Cuando los argumentos son reemplazados por el insulto, el griterío o incluso la agresión física, el debate se hace imposible.
Los principales grupos mediáticos no están ayudando en nada, más bien al contrario, contribuyen a una constante distorsión informativa encubriendo los desaguisados de una parte y exagerando los errores o defectos de la otra. Así, la mayoría social que busca informarse se ve privada de los elementos necesarios y es empujada a tomar posición en una guerra mediática diaria en donde, como en todas las guerras, la primera víctima es la verdad. ¿Por qué decimos esto? Porque si lográramos hacer valer las razones, los datos duros, las cifras y argumentos serenos, veríamos aflorar los enormes vacíos en la gestión pública y los derroches presupuestarios.
Estamos seguros de que entre los votantes de M. Macri hay muchos defensores de la enseñanza pública, los hospitales y el transporte públicos así como una ciudad bien respetuosa con el medio ambiente y urbanísticamente armónica. Pero ¿con qué nos estamos encontrando? Con escuelas que se caen a pedazos, hospitales que no pasarían el menor control de calidad sanitaria, un trasporte que agrede por su masificación y deshumanización tanto a los usuarios como a los trabajadores de los sistemas de transporte, etc. La ejecución de obras en escuelas alcanzó en 2012 apenas el 70,6%; y en 2011 también se subejecutaron los recursos correspondientes al programa de infraestructura escolar. De los $728 millones del presupuesto 2011, el Ministerio de Educación ha utilizado nada más que $487 millones, tan sólo el 67% de los recursos disponibles. Mientras que en la educación privada se ejecutó el 99,5% del presupuesto del 2012.
En relación a Salud la ejecución de las obras de infraestructura se ejecutó el 77,6% del total.
No corrió mejor suerte el Ministerio de Desarrollo Urbano cuya ejecución del conjunto de obras de la Ciudad llegó al 61% y las obras del Programa de Riesgo Hídrico ejecutó el 74,1%. Este último dato ni siquiera se puede presentar como un logro. Todo lo contrario. Demuestra hasta qué punto no comprenden en qué consiste la gestión en una ciudad que se inunda cada vez que llueve un rato torrencialmente. Macri no podrá presentar ningún logro en ningún área fundamental de la administracion de Buenos Aires. El modo elegido para la reforma del subte A solo prueba lo necesitados que están de mostrar algún logro. Además han dejado de ejecutar más del 40% del presupuesto para la red de subtes. Este problema merece su tratamiento en un artículo aparte. Pero es evidente que, de haber tenido una acción de gobierno eficaz para con el transporte subterráneo, Macri se hubiése anotado una victoria que le hubiése valido mucho apoyo entre la población, y no sólo porteña. Pero no. En esto también está fracasando
No hay que ser un gran analista para saber quién es Macri, de qué familia viene, cómo se enriquecieron su padre y él con la dictadura, con Menem y también con otros presidentes e intendentes de Buenos Aires. M. Macri declaró que Memen fue un “gran transformador”. Desde luego que lo fue. También Cavallo, Videla y tantos otros. Pero transformar no es necesariamente bueno, depende de hacia donde y para quién transformes. Con una cara de buen chico nos dice cosas que si se piensan bien son para preocuparse y mucho. Juega a ser la víctima cuando el es el ejecutor y único responsable de su propia política, aunque culpe de los males de Buenos Airs al gobierno nacional. Ese podría ser un argumento a tener en cuenta si emplease a fondo todo su presupuesto y le faltase dinero para mejorar la Ciudad. Pero con las arcas llenas incluso endeuda a su propio gobierno sin ningún sentido que no sea el de sacar algún provecho de esos créditos. Esta Ciudad -que tiene el segundo presupuesto más grande de la Argentina- no se merece una administración de sus recursos como esta.
Desde Nuevo Encuentro y el frente Unidos y Organizados tenemos la responsabilidad de presentar un plan de gobierno que aborde los problemas fundamentales de nuestra ciudad. Los porteños no quieren ser el jamón del sandwich en la disputa entre le gobierno local y el nacional. Somos una ciudad autónoma y debemos elaborar una política autónoma, aunque sí en consonancia con el gobierno nacional en sus líneas generales de desarrollo económico, inclusión social y más democracia y más justicia. Alguna vez las fuerzas progresistas tuvimos mayoría en Buenos Aires. Tenemos que entender porqué la perdimos para colmo a manos de alguien que no destaca ni como administrador ni como político. Aunque se presente como un buen gestor, los hechos son los hechos y basta con andar por Buenos Aires, entrar a sus hospitales, escuelas, subtes, etc. para reprobar esta administración. El modo de encarar el metrobús de la 9 de Julio refleja muy bien su método político.
Tenemos que ganar la mayoría, pero no tenemos que esperar a tenerla para pasar a la acción. Será en la acción que obtendremos la mayoría, no de otro modo. Encabezando las luchas de los trabajadores de la salud, la educación, el transporte, etc. por mejores servicios públicos y para todos.
Encabezando las luchas ciudadanas por una Buenos Aires para todos y no sólo para algunos barrios y algunos sectores.
Al calor de esta línea de acción surgirán los candidatos que podremos presentar para que nos representen en el gobierno de la Ciudad. Buenos Aires no resiste una legislatura más de Macri. Pongamos nuestras fuerzas en tensión para ganar la mayoría con una plan de gobierno que nos lleve a una Ciudad como la mayoría de los porteños queremos y necesitamos. A los indecisos y a muchos que hoy no nos apoyan los ganaremos con política, determinación, paciencia y mucha pero mucha labor explicativa. La militancia en Buenos Aires necesita de una buena dosis de docencia. Tenemos que convocar a esta acción a todas las fuerzas políticas y sociales progresistas que entiendan que lo prioritario es reemplazar a este gobierno por otro capaz de dotar a Buenos Aires de los servicios públicos suficientes para que sea una Ciudad no sólo querible sino vivible. Así va a estar mejor Buenos Aires.