La Corriente Socialista El Militante repudia el brutal asesinato de la compañera Silvia Suppo, ex detenida-desaparecida durante la dictadura militar. Silvia Suppo había prestado hace poco un valiente testimonio en el juicio contra el ex juez Victor Brusa y otros represores. Fue apuñalada con ensañamiento en la mañana del martes 30 de marzo en la ciudad de Rafaela (Santa Fe), en un comercio de su propiedad.
La Corriente Socialista El Militante repudia el brutal asesinato de la compañera Silvia Suppo, ex detenida-desaparecida durante la dictadura militar. Silvia Suppo había prestado hace unos meses un valiente testimonio en el juicio contra el ex juez Victor Brusa y otros represores. Fue apuñalada con ensañamiento en la mañana del martes 30 de marzo en la ciudad de Rafaela (Santa Fe), en un comercio de su propiedad.
La policía no dudó en atribuir la causa de este crimen aberrante a un robo. Pero es llamativo que se haya producido este hecho en una ciudad, como Rafaela, donde hace más de 10 años que no se registran robos con este grado de violencia extrema y de ensañamiento con la víctima.
Exigimos a los gobiernos nacional, provincial y municipal el esclarecimiento inmediato de este horrible asesinato; al mismo tiempo consideramos que sería necesaria la conformación de una comisión de investigación paralela formada por organizaciones de derechos humanos, populares y de izquierda, que se proponga, además, tomar medidas efectivas de protección y seguridad para los querellantes y testigos en los juicios habidos y por haber contra los represores y genocidas.
En el caso de comprobarse, con alto grado de certeza, que este crimen execrable fue cometido u ordenado por los elementos fascistas y mafiosos vinculados a la dictadura militar; y al haber sido los trabajadores organizados las principales víctimas de su accionar entre los años 1976 y 1982, consideramos que las centrales sindicales, la CGT y la CTA, como principales organizaciones obreras del país, deberían organizar una movilización nacional en protesta contra este asesinato vil, para exigir su total esclarecimiento y la detención de sus cobardes autores.
A continuación, reproducimos un par de notas aparecidos el año pasado en medios de la provincia de Santa Fe sobre la causa en la que testificó Silvia Suppo:
Desgarradores relatos de las ex detenidas en la dictadura
Ayer comenzó una nueva jornada de testimoniales en la causa Brusa. Las voces, todas femeninas, describieron el rol de la guardiacárcel María Eva Aebi como "mano derecha del jefe del Área 212"
Ayer por la mañana se reanudaron las audiencias en el juicio que juzga a los responsables del terrorismo de Estado en Santa Fe. En sus testimonios, Silvia Suppo, Vilma Cansian, Susana Molina y María de los Milagros Almirón relataron sus secuestros y detenciones en el centro de tortura clandestino La Casita, en la comisaría Cuarta, su estadía en la Guardia de Infantería Reforzada (GIR) y aportaron datos de la detención de la querellante Patricia Isasa.
En los bancos de los acusados se destacó la ausencia de Eduardo Curro Ramos, de Colombini, pero sobre todo de la protagonista de la memoria de las testigos, la guardiacárcel María Eva Aebi.
En la jornada de ayer, el rol de Aebi fue definido por las testigos como "la mano derecha" de Juan Calixto Perizzotti en la GIR, y reiteraron que con las detenidas de esa institución la guardiacárcel mantenía un trato distante.
La audiencia comenzó con el relato de Silvia Suppo, una rafaelina a quien le truncaron los sueños de militancia, juventud y el amor en 1976, cuando tenía 18 años recién cumplidos.
Su pareja en aquel entonces era Reinaldo Hattemer, sólo faltaba una semana para que se casen cuando él fue detenido. Se lo llevaron en plena celebración religiosa, cuando asistía al casamiento de su hermano Oscar. Ocurrió el 25 de enero del 77, a las 11.30, en el atrio de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de aquella ciudad y aún se encuentra desaparecido. Al poco tiempo también chuparon a Silvia, junto con su hermano y su esposo actual, Jorge Destéfani.
El horror sólo se acrecentó. Suppo quedó embarazada producto de una violación a la que fue sometida en La Casita. Meses más tarde -cuando la trasladaron a la GIR- fue llevada a un nosocomio por Aebi para que le practiquen un aborto. Suppo recordó que a la orden la impartió Perizzotti, quien entre risas le dijo: "Tenemos que arreglar el error".
Allí compartió el cautiverio junto a Cecilia Mazzetti, Patricia Isasa (ambas menores de edad en aquel entonces) y María de los Milagros Almirón, quien tenía tan sólo 14 años. Precisamente, a la mamá de Almirón, María Rosa Sedrán la torturaron en la Seccional Primera de policía de la Unidad Regional Uno. Patricia Isasa la vio en un banco de esa seccional en 1977, en estado agonizante.
El ruido del portón
Las declaraciones de las testigos mujeres en la Causa Brusa, siempre generan un clima particular en la sala. Es posible plantear que la diferencia de género implica una lectura distinta de los vejámenes sufridos, aunque éstos sean tan cruentos como los padecidos por los hombres víctimas de la persecución política.
"Cada vez que se abría el portón y las cadenas (de la Comisaría Cuarta) sabíamos que entraba alguien que estaba relacionado con La Casita, ése es el recuerdo que nos quedó a todas", expresó Suppo.
Luego fue el turno de Vilma Cansian de sentarse frente a los jueces y sacar a la luz su historia. La docente, de 57 años, fue detenida en plena Recoleta santafesina, en Santiago del Estero entre San Martín y San Jerónimo, hace hoy exactamente 33 años.
Durante dos días fue violada, golpeada y torturada con picana eléctrica en La Casita de Santo Tomé. "Luego estuve detenida en la Comisaría Cuarta donde conocí al señor… bah… señor, donde conocí a Facino", recordó con un gesto de desprecio.
Y continuó: "Un día, en el patio de la Comisaría (Cuarta), Facino se nos acercó y le preguntamos «¿por qué permite que nos tengan ilegales?», «porque a mí me pagan por cada una de ustedes», nos contestó con tono burlón".
Sin embargo, fue en la Guardia de Infantería Reforzada donde vio al grupo de chicas menores de edad entre las que estaban las querellantes de la causa Patricia Isasa y Stella Vallejos. De aquella dependencia otro recuerdo quedó grabado en su memoria: "La luz estaba permanentemente prendida, me acuerdo de eso por las pesadillas", relató Cansian.
Finalmente, luego de un cuarto intermedio, llegó el turno de Susana Molina de prestar declaración testimonial. Molina es la madre de uno de los abogados querellantes, Horacio Coutaz. Estuvo detenida en la Comisaría Cuarta y también en la GIR. En ambos lugares sufrió tortura psicológica: "Señoras, esto es la guerra, nos decían", recordó Molina. Pero también sintió el dolor en la piel, el cuerpo y el alma. Mientras estaba en la Comisaría Cuarta perdió un embarazo. Como método de tormento perverso, esa pérdida fue utilizada por los represores para extorsionar a su marido, Víctor René Coutaz, quien también estaba detenido como preso político.
Molina contó que las preguntas que le formulaban en los interrogatorios giraban en torno a la conformación de Montoneros. Seis primos de Molina, que militaban en esa agrupación fueron muertos durante los años investigados.
Fuente: Diario UNO de Santa Fe (6 octubre 2009)
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Más militares y policías al banquillo de acusados
La lista la encabezan tres coroneles (González, Rolón y Marcellini), el teniente coronel Arrieta y dos oficiales de Inteligencia (Diab y Morales). Rodríguez dispuso la indagatoria del ex juez de Menores, Vera Candioti y el coronel Pavón.
Por Juan Carlos Tizziani (Página 12, 30 de septiembre 2009)
El juez federal Reinaldo Rodríguez ordenó ayer la detención de ocho militares y tres policías en una megacausa por crímenes de lesa humanidad que investiga 28 homicidios, 18 desapariciones forzadas, cuatro secuestros, tormentos y un caso de supresión de identidad de una menor de edad. La lista la encabezan tres coroneles que ya están bajo proceso o con prisión domiciliaria: José María González que copó la Casa Gris en el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 , su reemplazante en la Jefatura del Area 212, Juan Orlando Rolón y el ex jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, Domingo Manuel Marcellini. Pero se agregaron otros, entre ellos el teniente coronel Roberto Pedro Arrieta y dos oficiales de Inteligencia: Jorge Roberto Diab y Domingo Morales, que el Tribunal Oral Federal que juzga a los represores santafesinos había ordenado investigar. Rodriguez dispuso también la indagatoria del ex juez de Menores, Luis Vera Candioti y del coronel Carlos Enrique Pavón para interrogarlos por uno de los casos acumulados, el que investiga la masacre de la familia biológica de María Carolina Guallane, la joven periodista de Venado Tuerto que recuperó su identidad en 1998 cuando los análisis de ADN confirmaron que era Paula Cortassa. Las detenciones comenzaron a trascender a media tarde a poco de que el Tribunal Oral resolviera enviar al juez Rodríguez el testimonio de una ex militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) que acusó a Morales y a otros integrantes del grupo de tareas de haberla torturado en la comisaría 4ª, en 1976, cuando tenía 17 años y estaba embarazada.
Ya la semana pasada, el Tribunal había resuelto enviar al magistrado copia de la indagatoria de uno de los imputados en la causa: el ex jefe de la Oficina de Coordinación del Area 212, comisario Juan Calixto Perizzotti, que confesó haber recibido en marzo de 1977 diez mujeres que estaban secuestradas en un centro clandestino de detención, en las afueras de Santo Tomé. El operativo fue comandado por el mayor Diab por orden del coronel Rolón. Nueve de las mujeres van a declarar en el juicio oral y público al ex juez Víctor Brusa y a otros cinco policías.
Diab y Morales ya estaban bajo la lupa de la justicia. A fines del año pasado, la fiscal Cintia Gómez había solicitado al juez Rodríguez que acumule 22 causas que investigan delitos de lesa humanidad cometidos entre 1976 y 1977 en Santa Fe. El magistrado hizo lugar al pedido, pero parcialmente: resolvió acumular 16 de esas causas en un mega expediente y bajo una sola carátula: "Investigació n de delitos de lesa humanidad" (16/08). Pero después, entre mayo y junio, el juez incorporó otras cinco denuncias, con lo cual sumó 21 casos.
El 24 de agosto último, luego de un minucioso trabajo de investigación y recopilación de datos y documentos, los fiscales Cintia Gómez, José Ignacio Candioti y Martín Suárez Faisal formularon el requerimiento de instrucción y pidieron al juez la detención de nueve militares, tres policías y un civil para que "se determine la responsabilidad que les cupo en 28 homicidios, 18 desapariciones forzadas, cuatro privaciones ilegales de la libertad con aplicación de tormentos y un caso de supresión de identidad de menor de edad", según revelaron a Rosario/12 fuentes seguras. El doctor Rodríguez hizo lugar al requerimiento de los fiscales, pero en los casos del ex juez Vera Candioti y del coronel Pavón sólo dispuso la indagatoria en el mes de octubre. Los tres policías imputados en la megacausa son Perizzotti, Héctor Colombini y Mario Facino, que ya están bajo arresto domiciliario y sometidos a juicio ante el Tribunal Oral Federal.
En la audiencia de ayer, declararon ante el Tribunal dos ex militantes de la UES secuestradas en el invierno de 1976: Patricia Isasa, que tenía 16 años y Cecilia Mazzetti, de 17 y embarazada de su compañero Daniel Suárez, que hoy está desaparecido. Ambas relataron su martirio en el circuito represivo de Santa Fe: la comisaría 4ª y la Oficina de Coordinación del Area 212, a cargo de Perizzotti desde enero de 1977.
En la redada a los secundarios, además de Isasa y Mazzetti, cayó otro puñado de adolescentes: Grisel Droz, Claudia Spotti, Viviana Cazol y María de los Milagros Almirón que tenía 14 años. Milagros debía declarar ayer, pero su testimonio se postergó hasta el lunes. Su hermano, Luciano Almirón que declaró la semana pasada también fue detenido a los 16 años, precisamente, en una visita a su hermana. La mamá de ambos también sufrió el terrorismo de estado, y quedó cuadriplégica por la tortura.
Cecilia Mazzetti acusó al capitán Morales de haberla torturado en la comisaría 4ª. "Tenía 17 años. Estaba vendada y con capucha. Les dije que estaba embarazada porque mis compañeras me habían dicho que se los diga, que me iban a tratar mejor. Pero fue peor. Uno de ellos (los interrogadores) me dijo que ‘el hijo de un guerrillero no debía nacer’".
Cecilia dijo que lo último que recordaba de esos tormentos era un fuerte golpe en la cabeza. "Me desperté en la sala Policial del hospital Cullen", relató. "Estuve cuatro días sin levantarme de la cama porque no podía mover. Un día vino un enfermero que se anotó en la mano el teléfono de mis padres y les avisó que estaba en el hospital. Por eso me encuentraron, había pasado un mes del secuestro".
Mazzetti padeció otros traslados a la comisaría 4ª, donde la pusieron parada contra la pared. "Veo que se acerca una persona y comienza a gatillar un arma en mi cabeza: ‘No te preocupés que hay una para vos’. Era un preso común de apellido Lago Castro, que estaba jugando. Después me llevan a otra oficina, pero esta vez no me ponen la capucha, entonces veo a los mismos que me habían torturado antes. Me amenazan y me dicen que estoy sin capucha porque si no les decía lo que ellos querían, no importaba. Firmo una declaración y me llevan de vuelta a la GIR".
En diciembre de 1977, salieron en libertad todas las menores, menos ella que quedó un año más con Silvia Suppo y Graciela Rabellino. "Durante ese año, varias veces me llevaron a la oficina de Perizzotti, donde encontraba con la misma gente que me había torturado en la 4ª. Y un día cuando salimos al recreo, se acercó una de estas personas y me dijo que era el capitán Morales. Estaba de civil. Y me dijo: ‘Te vas a podrir acá’".
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Patricia Isasa revivió los años de plomo
30 sep 2009
En el más emotivo y desgarrador relato a casi un mes de iniciarse en Santa Fe la causa Brusa, Patricia Isasa enfrentó ayer a sus captores y torturadores al declarar ante el Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe. Contó detalles de las torturas y abusos por parte de los represores.
"Recuerdo el caso de un nenito, llamado Andrés que entonces tenía entre cinco y seis años y que fue separado de su mamá. Quedó con nosotros en la Guardia de Infantería Reforzada (GIR), lo cuidamos, lo protegimos y cuando lo convencí de bañarlo comprobé que tenía la colita toda lastimada", dijo Isasa antes de que el llanto quebrara la cruda descripción pedófila ante los magistrados y el estremecimiento de la breve sala del TOF capitalino.
Isasa también describió las vejaciones que particularmente debían soportar las mujeres durante el cautiverio en la GIR de la capital provincial e incriminó directamente al ex policía Juan Calixto Perizotti y a su "secretaria, carcelera y amante" María Eva Aebi, dos de los procesados en el marco de la causa Brusa. También describió la participación del ex juez federal Víctor Hermes Brusa, quien "se hacía pasar por un psicólogo en los interrogatorios" .
"Eramos manoseadas, ultrajadas y violadas. Quizá el caso extremo lo padeció Silvia Suppo, que en aquellos años (1976/77) tenía 18 años y había sido detenida en Esperanza. Ella quedó embarazada en cautiverio producto de una violación, entonces Perizotti la hizo llevar por María Eva Aebi para que abortara", aseguró la querellante.
"A otra chica, María Rosa Almirón, la colgaron de las piernas y le desgarraron un pezón que le quedó colgando. La recuperación en el hospital Cullen le demandó unos cinco meses y luego me enteré que falleció justamente de un cáncer de pecho", relató. La declaración de casi cinco horas se inició con la exhibición del documental El Cerco, emitido en Telefé en mayo de 2006. El documento incluye el relato de Isasa y el descargo del ex juez Brusa, y los ex policías Curro Ramos, Perizotti y Aebi.
Fuente: Aire de Santa Fe