El proyecto sojero que se impone desde hace unos años en la zona, resulta uno de los proyectos más nocivos para el ecosistema. Se toma a la hidrovía del Río Paraná, del sistema del Plata, como una de las arterias principales de salida de cereales almundo, fundamentalmente la soja; teniendo en cuenta que su curso navegable es de 4500 Km. aproximadamente
A propósito de la economía sojera y los desmontes
El sistema capitalista en los siglos XVIII y XIX mostró toda su pujanza y vigor, luchaba por imponerse y lo hizo sobre un sistema, el feudalismo, que ahogaba las fuerzas de producción. Para ello necesitó la conformación del Estado-nación, y las fronteras expresaron la consolidación de la burguesía de manera diferente en cada país.
El capitalismo en su etapa financiera, en su fase superior: el imperialismo, colonizó cada rincón del planeta, diseñó al globo como un gran taller imponiendo la división internacional del trabajo.
Ya en el siglo XIX y comienzos del XX, en su crecimiento como sistema, infringió a la naturaleza golpes destructores que más tarde se volverían contra la humanidad.
La crisis estructural capitalista que hoy atravesamos, resulta una crisis de sobreproducción de mercancías. Se contrasta un sistema que tiene la potencialidad de desarrollarlas mientras que las relaciones jurídicas, la propiedad privada, resulta una enorme traba para su desarrollo.
Hoy, el capitalismo, el imperialismo o como gustan llamarlo, la globalización, expolia a todas las naciones, saqueando sus recursos materiales, su fuerza de trabajo y las materias primas, incluyendo sus recursos naturales.
Sud América no escapa al saqueo de las multinacionales, por el lugar que le cupo en esta división del trabajo.
El proyecto sojero que se impone desde hace unos años en la zona, resulta uno de los proyectos más nocivos para el ecosistema. Se toma a la hidrovía del Río Paraná, del sistema del Plata, como una de las arterias principales de salida de cereales al mundo, fundamentalmente la soja; teniendo en cuenta que su curso navegable es de 4500 Km. aproximadamente
Desde las burguesías nacional y regionales, y sus gobiernos, su intención es hacer navegable toda la hidrovía. Esto está alterando el curso del río. Además, se pretende llevar el calado a 36 pies de profundidad con lo que ello implica: el derrumbe de las barrancas subacuáticas y el consiguiente deterioro de las costas.
Pero este saqueo no solo afecta a la hidrovía, destruyendo el sistema de humedales, aumentando la velocidad del río en grandes zonas del Paraná, y propiciando así la casi desaparición de diversas especies de peces; sino, además, el proceso de erosión del suelo, debido al el monocultivo de la soja que, junto a los grades y brutales desmontes de enormes bosques o sistemas naturales y montes, destruyen el ecosistema.
El Director del INTA, en declaraciones radiales, manifestó que: de seguir el monocultivo sojero y los desmontes en el norte de Argentina, en términos de 10 años, el 70% del suelo se transformaría en desértico. Esto se combina con la voracidad de otros proyectos como el de las multinacionales pasteras.
Ya desde la década de los ’80, el monocultivo de especies arbóreas, como el pino o el eucalipto, ha erosionado el suelo, pero la construcción de dos pasteras en los márgenes del Río Uruguay, en el país vecino, no son ajenas a este proceso. Es hora de levantar la cosecha de otros años al costo de destruir el agua, la tierra y contaminar el aire.
Todos y cada uno de estos gobiernos han mostrado sobradamente sus incapacidades, complacencias y genuflexiones al imperialismo.
Solamente la organización desde las bases, como lo demostraron los asambleístas en Entre Ríos, que organizaron los cortes a los puentes internacionales, resulta ser el mecanismo que puede frenar la destrucción. La experiencia en estos días demuestra que no se puede confiar en tribunales nacionales o internacionales, sino en la acción directa.
La resolución de los problemas de contaminación del ecosistema es la lucha contra un sistema, el capitalismo, que ha demostrado con creces su incapacidad para desarrollar la vida de manera armoniosa con la naturaleza.
Solamente con una nueva organización de la economía, de la producción, de manera democrática y planificada, que respete los intereses de millones de trabajadores y no los de las multinacionales, y en la perspectiva del Socialismo, se proyectará la vida. Lo otro es el camino seguro a la barbarie.