El ejército rebelde ha logrado entrar Tripoli y conquistar varias partes de la ciudad, incluida la Plaza Verde y la fortaleza militar Bab al-Azizya. Aunque todavía hay algunos espacios controlados por fuerzas leales al coronel Moammar Al Gadafi, todo parece indicar que su gobierno ha sido derrotado en la mayor parte del país. Por su parte, la OTAN ha estado bombardeando el país, causando miles de muertos civiles.
Analizando estos acontecimientos es importante partir de una base material, no de sentimientos ni de impresiones momentáneas. Debemos llegar a una comprensión del proceso, no de hechos aislados y por ello es necesario entender tanto el carácter del régimen de Moammar al Gaddafi, como los intereses imperialistas en juego, pero también la naturaleza de la rebelión que comenzó contra Gaddafi y su posterior desarrollo.
1. ¿Porqué está interviniendo el imperialismo en Libia?
La intervención de los países de la OTAN no se hace por una “causa humanitaria” sino por sus intereses imperialistas. Están desesperados por mantener el control de la situación en el mundo árabe. Las revoluciones en Túnez y Egipto, ambos con fronteras con Libia, supuso una gran sorpresa para los imperialistas norteamericanos y comenzó a poner en duda su influencia en toda la región.
Ben Ali y Hosni Mubarak, los dos presidentes derrocados, eran aliados cercanos al imperialismo, ambos fueron derrocados por revoluciones genuinas desde abajo, reivindicando no solo derechos democráticos sino también empleo, viviendas y una vida digna para la población. La clase trabajadora jugó un papel clave en ambos países, intensificando las huelgas y terminando en unas huelgas generales que dieron la paliza mortal a los regímenes. Ahora la clase trabajadora, junto a la juventud revolucionaria, está exigiendo libertad sindical, elecciones para una asamblea constituyente y algunas reivindicaciones básicas (pan, libertad y dignidad), etc..
El imperialismo tuvo que intervenir en Libia para desviar la oleada revolucionaria que está sacudiendo todo el mundo árabe y para secuestrar el movimiento y llevarlo a instalar un régimen títere en Libia. Por un lado, los imperialistas, particularmente los británicos, franceses e italianos, tienen inmensos intereses materiales en Libia, uno de los países con más reservas petroleras en el mundo. Por el otro lado, la intervención de la OTAN, la supuesta “zona de exclusión aérea” se dio por razones geopolíticas; Para restablecer su control en este área estratégica.
Nuestras consignas son:
¡No a la intervención imperialista en Libia!
¡El pueblo de Libia tiene que decidir su propio futuro!
¡Ningún gobierno títere del imperialismo!
2. ¿Que pasa con Gadafi y cuál es la naturaleza de su régimen?
Para entender la evolución del régimen de Gadafi y el inicio de la guerra civil en Libia, es necesario analizar el fenómeno desde sus comienzos. Reproducemos un largo extrato del artículo de Fred Weston (La naturaleza del régimen de Gadafi – Notas sobre sus antecedentes históricos) que demuestra cómo Gaddafi cambió su política a partir del 1993, dejando a un lado su pasado “antiimperialista” y acercándose cada día más al mismo imperialismo:
“En 1969, Gadafi había prohibido los sindicatos independientes, y las huelgas fueron prohibidas por completo unos años más tarde. Una vez que las verdaderas organizaciones obreras habían sido prohibidas, se establecieron “sindicatos” controlados por el Estado. Lo que finalmente se creó fue un régimen totalitario, bajo el control estricto del mismo Gadafi.
A pesar de esta dictadura brutal, una combinación de grandes reservas de petróleo, y por lo tanto de ingresos, y un sector público grande, permitió el desarrollo de un Estado del bienestar amplio. Por eso tenemos que entender que Gadafi fue capaz de construir una base de apoyo importante para sí mismo entre la población. Parte de ese apoyo ha sobrevivido hasta nuestros días, como podemos ver en Trípoli y otras zonas del país.
Una capa de la población, especialmente entre las generaciones mayores, recuerda lo que era Libia bajo el rey Idris y también recuerda cómo Libia se desarrolló posteriormente bajo Gadafi.
Desde entonces, sin embargo, muchos cambios importantes han tenido lugar a escala mundial que afectaron profundamente a Libia. Un elemento clave fue la caída de la Unión Soviética y sus satélites de Europa del Este que marcaron el comienzo de la vuelta al capitalismo en todos estos países. Estos acontecimientos tuvieron un impacto importante en la dirección tomada por China hacia el capitalismo. ¿Cómo podía un pequeño país como Libia escapar de ese proceso?
De hecho, fue en 1993 que vimos los primeros pasos del régimen en iniciar un proceso de "liberalización económica" o "infitah" como se lo conocía. El Decreto Nro.491 de 1993 permitió la liberalización del comercio al por mayor. Esto fue seguido más tarde ese año y en 1994, con garantías jurídicas para cubrir las inversiones del capital extranjero, así como la convertibilidad del dinar libio.
En junio de 2003 Shukri Ghanem, considerado un "reformista", es decir, un defensor del libre mercado y de las privatizaciones, fue nombrado Primer Ministro. En el mismo año, la Decisión Nº 31 presentó la propuesta de privatizar 360 empresas de propiedad estatal en un período que iba de enero de 2004 a diciembre de 2008. A finales de 2004, 41 empresas habían sido privatizadas. Esto fue más lento de lo esperado, pero el proceso había comenzado con claridad. Como parte de este proceso, en enero de 2007, el gobierno libio anunció planes para despedir a 400.000 trabajadores del sector público, más de un tercio de la fuerza de trabajo global del gobierno.
Las sanciones de la ONU fueron levantadas, por tanto, en 2003 y un año más tarde los EE.UU. levantaron la mayor parte de las sanciones también. Las relaciones diplomáticas se restablecieron en 2006. f
Como resultado de todo esto Libia comenzó a atraer una gran cantidad de inversión extranjera directa, principalmente en el sector de la energía, pero también en ingeniería civil. Se firmaron muchos contratos dando concesiones a petroleras y a compañías de gas occidentales, como la italiana Agip, British Petroleum, Shell, la española Repsol, la francesa Total y Suez DGA, así como empresas de EE.UU., tales como Conocco Phillips, Hess y Occidental, Exxon y Chevron, y a empresas de Canadá, Noruega y otros países.
En este período, el régimen de Gadafi se acercó más y más a los imperialistas. La prensa de los últimos años está llena de historias sobre hombres de negocios y políticos occidentales visitando Libia para hacer negocios lucrativos.
Saif al Islam, uno de los hijos de Gadafi, es conocido por estar a favor de "liberalización" de la economía, y ha estado presionando para obtener más y más políticas económicas "liberales"; es decir, ¡una mayor privatización! Pero, como cita Business Week, Saif explicó que: "Tenemos que cambiar de una economía estatal a una economía abierta, pero sin que esté fuera de control."
Lo que Saif quería decir con estas palabras era que la apertura de la economía de Libia, con la privatización de las empresas de propiedad estatal, debía implementarse asegurándose de que la familia Gadafi y su comitiva se quede con la parte del león de estas empresas en colaboración con las corporaciones multinacionales occidentales … y sin renunciar a los poderes dictatoriales del mismo régimen.
Desde que Libia fuera retirada de la lista de "Estados canallas", toda una franja de políticos occidentales ha estado en Libia, dándose la mano y abrazando a Gadafi … para firmar ofertas excelentes para sus empresas nacionales.
En 2008, Berlusconi firmó un acuerdo para pagar a Libia 5.000 millones de dólares en compensación por la colonización italiana de Libia en el pasado. Parte del acuerdo también incluía que Libia ejerciera la vigilancia de la costa mediterránea para impedir que los inmigrantes africanos llegaran a Italia. El hecho de que Gadafi utilizara medios brutales para conseguir esto parecía no ser de interés para los gobiernos occidentales en ese momento.
Esto fue seguido por una visita oficial de la entonces Secretaria de Estado de EE.UU., Condoleezza Rice el mismo año, la primera visita de este tipo desde 1953. Pero fue Tony Blair, quien comenzó el proceso con su visita a Gadafi en 2004, estableciendo una "nueva relación" … ¡y trayendo a casa algunos contratos de petróleo muy lucrativos para la Shell!
Así vemos cómo el aura de "anti-imperialismo" que Gadafi podía haber tenido en el pasado se evaporó en la última década. Él ha colaborado plenamente con el imperialismo, volviendo la espalda de hecho al Gadafi de principios de la década de 1970. Su régimen se ha basado en hacer tratos con el imperialismo e incluso para ayudarlo directamente, como demuestra el caso de Italia.
Todo esto explica también su sorpresa por haber sido atacado por fuerzas de la OTAN en los últimos tiempos. Sentía que había hecho todo lo que tenía que hacer para evitar terminar como Saddam Hussein. Sin embargo, debido a su pasado, Gadafi no era confiable plenamente, era un poco como un "comodín". Él estaba colaborando sí, plenamente y de buena gana, pero cuando las potencias imperialistas vieron una oportunidad de reemplazarlo con alguien más servil no dudaron en aprovechar la oportunidad.”
3. El inicio de la rebelión en Libia – un movimiento revolucionario
Es importante destacar que el primer movimiento revolucionario en Libia que comenzó en febrero no fue un invento del imperialismo sino el producto de un gran descontento, sobre todo en la juventud, que tenía las mismas raíces que las rebeliones en Túnez y Egipto.
Las condiciones que dieron lugar al inicio de la revolución Libia en febrero fueron creadas por las políticas que el régimen de Gadafi ha estado siguiendo en los últimos años, que implicaron la apertura de la economía a la inversión extranjera y a las privatizaciones, lo que derivó en problemas sociales crecientes, como el muy alto nivel de desempleo. Algunos calculan que podría ser tan alto como el 35%. Este es el resultado del desmantelamiento de una parte del antiguo sistema estatal.
Otros factores importantes que fomentaron la revolución fueron la corrupción rampante en el régimen y la falta agobiante de democracia y de derechos fundamentales. Después de décadas de censura estatal y de control personal estricto, el pueblo siente que quiere tener la posibilidad de expresar su opinión y exponer sus quejas, sin correr el riesgo de ser encarcelados, torturados o simplemente "desaparecidos".
Las revoluciones de Túnez y Egipto fueron las chispas que en estas condiciones llevaron a la insurrección revolucionaria en ciudades como Al Bayda, Bengasi y Misurata. Inicialmente, el movimiento se extendió por toda Libia. La consigna central de la revolución en los primeros días era “Chobz, hurriya, karama” (Pan, libertad y dignidad).
La respuesta del régimen de Gaddafi a estas protestas fue una represión feroz, cosa que los mismos dirrigentes del gobierno libio confirmaron. En cuanto a la verdad de lo que realmente estaba sucediendo en Libia, no es necesario escuchar a los medios de comunicación occidentales. Saif al Islam, hijo de Gadafi y mano derecha del dirigente libio, él mismo admitió que el ejército abrió fuego contra los manifestantes desarmados en su discurso del 20 de febrero:
“Por supuesto que hubo muchas muertes, lo que enfureció a mucha gente en Bengasi, pero ¿cómo murieron? El ejército estaba bajo presión, no está acostumbrado al control de multitudes, así que dispararon, pero yo los llamé. El ejército dijo que algunos manifestantes estaban borrachos, otros estaban bajo el efecto de alucinógenos y drogas. El ejército tiene que defender sus armas. Y la gente estaba enojada. Así que hubo muertes, pero al final son libios los que fueron asesinados.”
4. El imperialismo crea el “Gobierno provisional de Benghazi” para desviar y secuestrar el movimiento revolucionario
Ahora bien, este movimiento revolucionario fue secuestrado por el imperialismo. El Consejo de transición en Benghazi fue creado en una situación en la que las masas habían derribado el poder del Estado, pero no sabían con qué sustituirlo. Hubo un vacío de poder creado de facto. En esta situación los elementos accidentales salieron a la luz, y ahora están jugando claramente un papel contrarrevolucionario.
Inicialmente, la juventud revolucionaria tomó la delantera. Desde los primeros días del levantamiento vimos la tensión entre estos jóvenes y las personas designadas para el Consejo Interino. Los jóvenes estaban en contra de la ingerencia externa. Querían llevar a cabo un derrocamiento revolucionario de Gadafi. Pero eso no era lo que querían los dirigentes del Consejo. Se bloquearon los intentos de un derrocamiento revolucionario y se marginó a la juventud revolucionaria.
Ellos consiguieron transformar lo que había comenzado como una auténtica revolución en una guerra para derrocar a Gadafi, pero sin que de ninguna manera cambiara la relación de Libia con el imperialismo, sin cuestionar en modo alguno la política económica de Gadafi. De hecho, en la economía, tanto Gadafi como el Consejo tienen posiciones similares: la apertura hacia occidente, la privatización, y así sucesivamente.
¿Cómo se explica este cambio dramático en la situación? Para ello, es útil examinar la composición del propio Consejo. El Consejo Provisional dispone de un número significativo de personas que habían sido parte del régimen de Gadafi hasta hace muy poco. Estas son personas que se han aprovechado de la magnitud de la revolución árabe para impulsar su propia agenda en el interior de Libia.
El Presidente del Consejo Provisional es el ex ministro de Justicia de Gadafi, Mustafa Abdel Jalil. También tenemos al ex Ministro del Interior de Gaddafi, el general Abdul Fattah Younes, quien se acercó a los rebeldes a finales de febrero. Aquí tenemos dos figuras que hasta hace sólo unas semanas estaban a cargo de la policía y del sistema judicial de Gadafi. Entre los "rebeldes" también tenemos a los embajadores en Gran Bretaña, Francia, España, Alemania, Grecia, Malta e Italia, Abdel Al Monehim Joni, ex-embajador de Libia en la Liga Árabe y Abdullarhin Shalgam, el embajador ante la ONU.
Está claro que el imperialismo ha estado maniobrando en la sombra para colocar sus títeres en lugares de confianza en los puestos de mando de las áreas que han sido liberadas de las fuerzas de Gadafi. En medio de esta situación la revolución inicial ha sido apagada. Ya no estamos tratando aquí con una revolución para derrocar a Gadafi. Se ha convertido en una agresión imperialista pura para eliminar un régimen reaccionario y reemplazarlo por uno más confiable para el imperialismo.
5. ¿Y ahora qué? ¿Adónde va Libia?
Todos los últimos acontecimientos parecen indicar que el régimen de Gadafi ha sido derrotado por el ejército rebelde y las fuerzas de la OTAN. Después de la entrada a Tripoli el domingo 21, los rebeldes han logrado controlar cada día más partes de la capital, llegando a ocupar la antigua fortaleza militar de Gadafi, Bab al-Azizya.
Gadafi está escondiendose, según todos los indicios sigue estando en Tripoli y su hijo Saif Al-Islam desmintió haber sido capturado por las fuerzas rebeldes. Aún así parece que Gadafi tiene muy pocas fuerzas a su disposición y el poder se le está escapando en todo el terrotorio libio.
Ahora la gran pregunta es ¿qué régimen se instalará ahora en Libia? Conocemos por supuesto las intenciones del imperialismo de tener un gobierno títere, pero la mayoria de los libios estarán radicalmente opuestos a esto. Incluso muchos de los jóvenes que han luchado en la guerra civil, están pensando que la liberación de Tripoli dará lugar a una verdadera democracia participativa, a una asamblea constituyente, al cumplimiento de las reivindicaciones básicas (pan, libertad y dignidad), etc.
En otras palabras, las aspiraciones de las masas –sobre todo en la juventud– chocarán con los planes del imperialismo. Las masas querrán un estado soberano dónde la riqueza petrolera estará subordinada a un plan para el desarrollo integral del país. Pero las compañías petroleras de Italia, Francia, España, etc. ya tienen planes muy distintos y estan preparándose para convertir la reconstrucción del país en un redondo negocio.
La contradicción entre las aspiraciones de las masas y los intereses del imperialismo ya se han visto en la propia batalla por Tripoli. Muchos soldados en las filas del ejército rebelde estaban acusando el Consejo de Transición de Benghazi de no jugar ningún papel en la batalla. En Al Jazeera se podía leer el siguiente comentario de un corresponsal:
"Estamos empezando a ver ahora el resentimiento. Creo que esto va a poner la presión sobre el NTC (Consejo Nacional de Trancisión) que si quiere ser parte de una nueva Libia que va a tener que llegar a Trípoli con bastante rapidez. Porque si aparece más tarde… la gente presente sentirá que la revolución es suya y es probable que diga "quién es usted, nosotros hemos hecho todo el trabajo duro… desaparezcan de acá". Este es un momento crucial para la NTC. "
También vimos las fuertes contradicciones en el interior del ejército rebelde cuando los mismos soldados ejecutaron al jefe del Estado Mayor de los insurgentes, Abdel Fatah Yunis. El motivo fue el fuerte sentido de desconfianza hacia esta persona por parte de las filas del ejército rebelde, ya que Yunis habia sido Ministro de asuntos interiores de Gaddafi, hasta el 22 de febrero de este año.
Para resumir podemos decir que la toma de Tripoli por parte de los rebeldes sólo es el preludio a un drama aún más turbulento: La lucha entre el imperialismo por un lado, y el pueblo libio por el otro, por el control gubernamental en este país norteafricano. En esta situación no debemos depositar confianza ni en el imperialismo ni en Gadafi, sino levantar consignas que connectan con las aspiraciones revolucionarias de las masas libias.
- ¡Por la independencia totál de Libia!
- ¡Ninguna intervención imperialista! ¡Manos Fuera de Libia!
- El pueblo libio luchará con su propios medios por una auténtica democracia: ¡Hay que exigir elecciones inmediatas para una asamblea constituyente revolucionaria! Sólo los comités podrán garantizar esto: ¡Ninguna confianza en el Consejo Nacional de Transición!
- Defendemos todos los derechos democráticos: La libre organización sindical, libertad para hacer asambleas y manifestaciones, libertad de prensa, etc. y todos los demás derechos que la clase obrera utilizará para fortalecerse en la lucha de clases.
- ¡No a las privatizaciones del petróleo libio! El pueblo de Libia decidirá sobre sus propios recursos naturales.