Allá donde los activistas obreros de izquierda y combativos asumieron posiciones dirigentes: Subte, Garrahan, en sectores de telefónicos, docentes, ferroviarios, estatales, etc se obtuvieron importantes victorias u obligaron a la burocracia a pelear más allá de sus intenciones iniciales. Todo esto pone sobre la mesa la necesidad impostergable de poner en pie una corriente sindical de oposición unificada en la CGT y la CTA que se proponga tomar posiciones en el interior de los sindicatos y empresas csas como una alternativa a las actuales direcciones sindicales.
Una necesidad impostergable
El pulso ascendente de la lucha sindical se mantiene, a pesar de los altibajos coyunturales. En junio se produjo el mayor número de huelgas habidas en los últimos 25 años en ese mismo mes. Con total probabilidad, el número de huelgas en el 2005 superarán en cantidad e intensidad las del 2004 que ya doblaron en número las habidas el año anterior.
Esta situación, que llena de preocupación a las patronales y al gobierno, está llevando a la mayor de las crisis al seno de la burocracia, particularmente de la CGT, que de nuevo se encuentra dividida entre el sector de Moyano y el de los gordos.
Una nueva camada de jóvenes trabajadores está haciendo su experiencia con las actuales direcciones sindicales, y la insatisfacción es evidente. En los últimos meses se firmaron decenas de paritarias que se limitaron a absorber en el básico los aumentos decretados por el gobierno pero que, en general, no supusieron aumentos efectivos de bolsillo, pese a que la inflación, según cifras oficiales, superará el 12% este año. En todos estos sectores hay un apretar de dientes que se transformará en estallido en los próximos meses cuando los aumentos de precios se coman las magras subas obtenidas. En estos sectores, aquellos que ya lucharon y se volvieron con las manos vacías o semivacías volverán a luchar. Y los que no salieron aún lo harán con una fuerza incontenible.
Un balance de la lucha de los empleados públicos
Sin duda, las luchas de los empleados públicos del país (docentes, estatales, provinciales y municipales) por el salario y el blanqueo del empleo superaron a todas por su duración y amplitud geográfica en los últimos dos años. Pero su debilidad fueron la dispersión y atomización por sectores y provincias. Esto dio un considerable margen a la burocracia sindical de CTA y ATE (por no hablar de UPCN y otros gremios menores de la CGT) para agotarlas y limitarlas. Aunque se rompió el techo salarial impuesto desde un principio por Kirchner-Lavagna, lo conseguido (unas decenas de pesos de aumento y el blanqueo de algunos adicionales) estuvo muy por detrás de las aspiraciones de los trabajadores.
Con un verdadero plan nacional de lucha, consistente en un cronograma ascendente de paros y movilizaciones nacionales por parte de la CTERA, ATE y demás sindicatos públicos, golpeando todos juntos al mismo tiempo; desnudando ante la opinión pública los compromisos gubernamentales con el capital financiero, el FMI y el imperialismo por el pago de la deuda externa y los subsidios multimillonarios a los empresarios, se podría haberle doblado el brazo a los gobiernos nacional y de las provincias, arrancando mayores concesiones. Igualmente, las luchas en este sector están lejos de terminarse.
Todo esto pone sobre la mesa la necesidad impostergable de poner en pie una corriente sindical de oposición unificada en la CGT y la CTA que se proponga tomar posiciones en el interior de los sindicatos y empresas como una alternativa a las actuales direcciones sindicales. Y aunque se está avanzando en su organización entre un núcleo importante de activistas con reuniones preparatorias, encuentros, etc. aún quedan por terminar de delinear sus objetivos y programa, y su lanzamiento público.
Allá donde los activistas obreros de izquierda y combativos asumieron posiciones dirigentes: Subte, Garrahan, en sectores de telefónicos, docentes, ferroviarios, estatales, etc se obtuvieron importantes victorias u obligaron a la burocracia a pelear más allá de sus intenciones iniciales.
Si, de ahora en más, las luchas donde tenemos posiciones dirigentes las hiciéramos bajo el estandarte común de la Corriente Sindical ayudaríamos a los trabajadores y luchadores más luchadores a interesarse por la Corriente Sindical y a que vean la necesidad de que se unan a nosotros para organizarla en su empresa, sector o sindicato. De esta manera las propias luchas que dirigiéramos actuarían como un reclamo y serían la mejor propaganda para demostrar la efectividad y la necesidad de participar y extender la Corriente Sindical.