Perspectivas mundiales. Borrador para la discusión

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Publicamos un documento extenso sobre la situación internacional y las tareas de los marxistas, aprobado por la dirección de la Corriente Marxista Internacional (CMI) el mes de enero pasado. Comenzando por un análisis detallado de la economía mundial, el documento se adentra en el análisis y las perspectivas de las principales zonas del mundo: EEUU, Europa, Asia, Medio Oriente, Latinoamérica. Este documento es un borrador y se encuentra en la fase de discusión en el conjunto de la CMI, que aprobará eará el documento final en su congreso mundial a fines del mes de julio.

Publicamos un documento extenso sobre la situación internacional y las tareas de los marxistas, aprobado por la dirección de la Corriente Marxista Internacional (CMI) el mes de enero pasado. Comenzando por un análisis detallado de la economíua mundial, el documento se adentra en el análisis y las perspectivas de las principales zonas del mundo: EEUU, Europa, Asia, Medio Oriente, Latinoamérica. Este documento es un borrador y se encuentra en la fase de discusión en el conjunto de la CMI, que aprobará el documento final en su congreso mundial a fines del mes de julio

La economía mundial

“La economía decide, pero sólo en última instancia. Los procesos político-psicológicos que tienen lugar en el seno del proletariado alemán, y que seguramente tienen una lógica propia, adquieren ahora una significación más directa”. (León Trotsky. Los cinco primeros años de la Internacional Comunista. Introducción a la edición de 1924).

Las perspectivas económicas son de gran importancia pero no deben aislarse de la situación general del capitalismo mundial. Los marxistas no somos deterministas económicos sino materialistas dialécticos. Una perspectiva científica siempre debe tener en cuenta todas las partes de la ecuación. Un análisis dialéctico se ocupa de la acción, la reacción y la interacción de todos los factores, tanto económicos como super-estructurales (políticos, militares, diplomáticos, etc.,).

Las crisis económicas juegan un papel importante, como vimos en Asia, Rusia y Argentina en la crisis de 1997-2001, que tuvo repercusiones políticas y sociales serias. Pero en la situación actual del capitalismo mundial, donde se acumulan contradicciones a todos los niveles, cualquier empujón externo puede tener profundas consecuencias, independientemente de si su origen está en la economía mundial o en otros factores.

El ciclo económico es importante, pero no agota la cuestión de la conciencia de clase y las perspectivas revolucionarias. También influyen aspectos políticos. Por ejemplo, los efectos de la inestabilidad en Oriente Medio, las invasiones de Afganistán e Iraq, han tenido un gran impacto político en Italia y España. Igualmente, en EEUU existe una crisis política seria debido a la guerra en Iraq. Al otro lado del mundo, Pakistán está totalmente desestabilizado debido a los acontecimientos de Afganistán.

La caída del gobierno Aznar en España fue un giro repentino y radical en la situación que está arraigado en la crisis mundial del capitalismo, pero no está directamente relacionado con la economía. En el período que vivimos los giros repentinos de este tipo tienen su origen en la situación general. Este hecho es igualmente aplicable a la economía que, en última instancia, continua siendo el factor determinante de la historia mundial.

El factor más decisivo de nuestra época es el aplastante dominio de la economía mundial, pronosticado por Marx hace mucho tiempo y que ahora es una realidad. Ninguna nación, no importa lo poderosa que sea, puede resistir el impulso magnético intenso de la economía mundial. Ni la URSS ni China –los dos países con economías subcontinentales poderosas − pudieron resistirse a esta fuerza, mucho menos aún los estados pigmeos de Europa.

La caída de la Unión Soviética y la subsiguiente incorporación de casi dos mil millones de personas de India, China y la antigua Unión Soviética a la economía mundial, fue un impulso poderoso para el comercio mundial y actuó como un balón de oxígeno para el capitalismo. La intensificación de la división internacional del trabajo, la apertura de nuevos mercados y terrenos de inversión, proporcionaron la oportunidad de conseguir grandes beneficios.

Sin embargo, nada de esto significa que el capitalismo haya conseguido superar sus contradicciones fundamentales. Simplemente, se han reproducido a una escala mucho mayor que en cualquier otro momento de la historia. Los economistas burgueses, que actúan de una manera empírica, una vez más cayeron en la ilusión de que el ciclo económico había desaparecido y que las crisis eran cosas del pasado, era el llamado Nuevo Paradigma Económico.

Ahora ya nadie habla de eso. La crisis de Internet del 2000 pinchó la burbuja y aunque se recuperaron durante unos cuantos años, ahora hablan con nerviosismo sobre la perspectiva de una ralentización de la economía mundial o incluso una recesión en 2008. La vieja confianza y la “exuberancia irracional” han desaparecido y ha sido sustituida por un intenso sentimiento de ansiedad.

Turbulencia económica

Todo ciclo económico comienza con un boom y termina en una recesión. Es imposible, no obstante, ser preciso sobre el ritmo del ciclo. Están presentes todos los ingredientes para una caída, en particular en la importante economía norteamericana. El estallido de la burbuja tecnológica en 2000 condujo a una recesión, pero que ésta fue relativamente suave. Pero no hay garantías de que la siguiente sea igual, en economía el pasado no es una guía para el futuro. La crisis actual en los mercados monetarios ha despertado la perspectiva de una recesión en la economía general. El dólar, a pesar de todo, continúa siendo la “moneda de reserva” mundial. Una caída mayor de su valor podría desestabilizar la economía global.

Durante los últimos cinco años la economía mundial creció a un promedio de casi el 5 por ciento anual, muy cerca del ritmo más rápido conseguido antes en la historia. En los países capitalistas desarrollados este crecimiento sólo fue moderado, un 2,8 por ciento anual. Las economías “emergentes” son las que han desnivelado la situación con cifras de crecimiento del 7,8 por ciento anual. China ha crecido un 11 por ciento e India un 9 por ciento. Este fenómeno es nuevo, pero las perspectivas para la economía mundial aún dependen de lo que suceda en los países capitalistas desarrollados, particularmente en EEUU.

Aunque las cifras de crecimiento del 5 por ciento anual son parecidas a las conseguidas durante el boom de la posguerra de 1948-1973, estamos en una época nueva y menos optimista para el capitalismo. Además, hay claras indicaciones de que estos niveles de crecimiento no podrán mantenerse. La crisis del verano (boreal) de 2007, que comenzó en el mercado estadounidense de las hipotecas de alto riesgo subprime, y que se extendió rápidamente a otros países, fue un aviso de que el boom en EEUU está llegando a su final. El caos en los mercados mundiales en el verano de 2007 fue una manifestación de la turbulencia general, que es la característica más destacada de la época actual.

La razón de que la Reserva Federal norteamericana (el Banco Central) decidiera reducir los tipos de interés después de la crisis del verano de 2007 fue evitar el “contagio”, es decir, impedir que la crisis en el sector de las subprime se extendiera al resto de la economía y hundiera EEUU en una recesión a gran escala. Demostró que la burguesía ve el riesgo de una recesión sombría y es este temor lo que está detrás del nerviosismo actual en los mercados monetarios.

El sector financiero y la economía real

El boom en EEUU ha sido en gran medida un boom del consumo, alimentado por el crédito. Como explica Marx, el crédito es una forma de expandir el marcado más allá de sus límites naturales. Pero este proceso tiene sus límites que fueron alcanzados ahora. Si los capitalistas no pueden encontrar mercados para sus mercancías la plusvalía no puede realizarse, y por lo tanto la consecución de ganancias, y entonces se producirá una crisis de sobreproducción.

La crisis financiera del verano de 2007 representó un punto de inflexión. Podría significar que se alcanzó el punto crítico a partir del cual la economía mundial comenzará a entrar en una recesión. Esa es una posibilidad. Pero las leyes que rigen el comportamiento de los mercados monetarios no son las mismas que las que gobiernan el ciclo capitalista. Una crisis bursátil podría ser la chispa que inicie una crisis general, como ocurrió en 1929. Pero si el proceso subyacente aún es una curva ascendente, esa crisis puede servir para extraer capital ficticio del sistema y preparar el camino para un nuevo período (más largo o más corto) de crecimiento económico, como ocurrió en 1987.

La caída de los precios inmobiliarios deprimirá el gasto de los norteamericanos mucho más que la crisis bursátil de 2001. El efecto inmediato de la crisis de las subprime ha sido una caída de los precios inmobiliarios y el endurecimiento de las condiciones del crédito. En consecuencia, las familias ya no pueden pedir más dinero prestado sobre la base del aumento de los precios de sus viviendas para sostener sus gastos. El índice de confianza del consumidor cayó por tercer mes consecutivo en octubre, alcanzando su nivel más bajo en dos años.

Una de las principales fuerzas motrices del boom en EEUU fue el boom de la construcción. Esto estaba relacionado con el aumento de los precios de las viviendas. Pero el mercado inmobiliario ahora está en declive. Los expertos decían que los precios inmobiliarios nunca podría caer en EEUU, pero han caído un 5 por ciento los últimos doce meses. La inversión residencial ha colapsado, la avalancha de viviendas sin vender significa que los precios caerán aún mucho más.

Este hecho afectará a la economía norteamericana de varias maneras. La caída de la demanda producida por la sobreproducción en el sector inmobiliario está provocando una caída de la industria de la construcción. Esta desaceleración tendrá repercusiones en los sectores industriales (acero, cemento, etc.,). Por otro lado, tendrá un efecto negativo sobre el crédito y el consumo, reduciendo la demanda, que también tendrá un efecto sobre la producción.

Si el gasto de los estadounidenses cae profundamente, como ocurrirá, arrastrará consigo a la economía. El consumo en EEUU ha sido la locomotora del crecimiento desde la recesión de 2001-2002. Este crecimiento no se ha basado en un aumento de los ingresos, porque los ingresos de los trabajadores en EEUU llevan décadas estancados. Se basó en el “efecto riqueza” de los consumidores que pedían dinero prestado basándose en el aumento de los precios de sus viviendas. Este aumento de los precios inmobiliarios fue, por supuesto, una burbuja. Esta burbuja ahora ha estallado.

La suba del precio del petróleo (a pesar de las fluctuaciones episódicas de los precios del crudo) reducirá aún más el poder adquisitivo. Esas son las razones objetivas para que la “confianza del consumidor” haya caído bruscamente. Si la gente tiene menos dinero, el crédito se limita, los precios suben y tienen miedo a perder su empleo, es natural que no salgan corriendo a las tiendas para comprar cosas. No va a tardar demasiado tiempo en agotarse el boom del consumo en EEUU. Y si no hay mercado donde vender las mercancías, tarde o temprano esta situación afectará a las ganancias de las empresas, provocando una caída de la inversión productiva.

Capital ficticio

Las crisis financieras y las contracciones del crédito no son la causa de la crisis económica, sino su efecto. Sin embargo, dialécticamente, la causa se convierte en efecto y el efecto en causa. El ciclo capitalista de boom-recesión tiene causas más profundas. Mientras los capitalistas consiguen beneficios de la extracción de plusvalía, reina la “confianza” y la “seguridad”, el crédito es poco estricto y fácil de conseguir. Pero cuando el ciclo está llegando a sus límites y hay síntomas de que los buenos tiempos se terminaron, entonces se evapora la “confianza”.

Marx menciona en El Capital que hay dos tipos de crisis financieras en el capitalismo. Hay pánicos financieros que son un reflejo directo de la crisis en la economía real y sirven para empeorar la crisis. Después están las crisis financieras desencadenadas, aparentemente, por factores accidentales que pueden tener repercusiones en la economía. Aún no está claro qué efecto tendrá la actual crisis crediticia sobre la “economía real”. Está claro que la economía norteamericana, y con ella el mundo, se desliza hacia una recesión.

Las crisis financieras no causan las depresiones, que son la consecuencia de la anarquía de la producción capitalista. Pero sí pueden exacerbar la crisis al inyectar enormes cantidades de capital ficticio en el sistema durante el período de auge económico. Esto ocurrió en el período previo al “gran crash” de 1929 y está ocurriendo ahora a una escala incluso mayor.

El aumento del costo del crédito no sólo afecta a los consumidores y a los propietarios de viviendas, también reduce la tasa de beneficios de los capitalistas. En una etapa determinada puede afectar a la inversión, sobre todo si se combina con el aumento de los precios de materias primas como el petróleo.

La Fed (Reserva Federal de EEUU, el Banco Central) contribuyó poderosamente a las burbujas de EEUU y su adicción a la deuda. Al mantener los tipos demasiado bajos durante demasiado tiempo, alimentó el boom crediticio y preparó el camino para la crisis actual. Durante la mayor parte del período de 2002 hasta principios de 2006, los tipos “reales” en realidad fueron negativos, ya que la inflación era superior a la tasa de interés. La gente era castigada por no endeudarse. Greenspan dice ahora: “La raza humana nunca ha encontrado una forma de enfrentarse a las burbujas”. Admite que la locura posterior de las subprime le tomó por sorpresa. Y eso es verdad para la mayoría de los economistas y la burguesía en general.

Los niveles de especulación y capital ficticio inyectados en la economía durante el último período son como un veneno que debe ser extraído. Pero al intentarlo pueden fácilmente pinchar la burbuja y derrumbarlo todo. En este punto los acreedores comienzan a exigir el pago de la deuda y ya no están dispuestos a prestar dinero. Exigen un tipo de interés más elevado. Esto reduce la tasa de beneficio y también la demanda. Lo que fue efecto se convierte en causa, arrastrando a todo el ciclo hacia una espiral descendente incontrolable.

En el pico del boom, pueden darse crisis de los mercados que sirven para extraer grandes cantidades de capital ficticio que se ha inyectado al sistema durante el período de auge. A este proceso se lo denomina “corrección” y se supone que tiene los mismos efectos beneficiosos que se pensaba que tenía la sangría (eliminar el exceso de sangre de un paciente) en la Edad Media. Pero como sabemos, la pérdida de demasiada sangre puede tener consecuencias desastrosas.

Y eso es lo que temen tanto la burguesía británica como la norteamericana. Por eso la Fed y ahora (de mala gana) el Banco de Inglaterra están inyectado más inflación a la economía, reduciendo los tipos de interés y estimulando el crédito. Con ello puede que pospongan un poco más el día fatídico, pero sólo a costa de conseguir más tarde un colapso más brusco y profundo.

La inflación en el mercado bursátil ya era asombrosa antes de la crisis de las subprime. La capitalización bursátil de todas las bolsas norteamericanas pasó de 5,3 billones de dólares a finales de 1994, a 17,7 billones de dólares a finales de 1999, y a 35 billones de dólares a finales de 2006, generando un aumento geométrico de la relación precio-ganancia. Este proceso no fue el resultado de una expansión de la actividad productiva, sino que fue debido a un aumento masivo del capital ficticio: más dólares persiguiendo el mismo número de valores.

El resultado de las repetidas reducciones de tipos de interés es un país que vive más allá de sus posibilidades (los banqueros lo denominan riesgo moral). De ser el mayor acreedor del mundo, EEUU se ha transformado en el mayor deudor mundial, con un pasivo externo neto de 3 billones de dólares. La tasa de ahorro ha caído por debajo de cero por primera vez desde la Gran Depresión. EEUU tiene ahora un déficit por cuenta corriente equivalente, año tras año, al 6,5 por ciento del PIB, y aún así, la Fed mira con complacencia cómo los compradores de EEUU van alegremente a comprar y acumulan deudas cada vez mayores. Como resultado de este proceso, Asia y particularmente China han acumulado enormes reservas de moneda a costa de EEUU.

La reciente crisis ha revelado hasta qué punto los grandes bancos norteamericanos están implicados en la especulación. En particular era ingrata la práctica de comprar y vender deuda. Durante el reciente boom, los bancos y las entidades financieras se mostraron dispuestas a ofrecer créditos e hipotecas a muchas personas que no reunían las condiciones. Mientras los tipos de interés estaban bajos (durante un tiempo incluso negativos) esta situación parecía un buen trato. Muchos trabajadores pobres, sobre esta base, cayeron en la tentación de comprar casas. Por otra parte, los bancos vendían paquetes de esta deuda a otros bancos que estaban entusiasmados por comprarlos.

“Finanzas estructuradas” es el término que ellos utilizan para un sistema supuestamente diseñado para distribuir el capital de forma más eficiente, permitiendo así que otros participantes en el mercado cumplan el papel que antes estaba reservado exclusivamente para los bancos. En la práctica, es una gigantesca estafa. Los préstamos hipotecarios inseguros y otros pasivos se han transformado por arte de magia en activos a través de la denominada securitización. Se trataba del equivalente técnico a los antiguos alquimistas que pretendían transformar el plomo en oro. Este sistema se basa en inversores que proporcionan la financiación para los préstamos hipotecarios que inundan el mercado y que se venden como “obligaciones de deuda colateralizadas”, o CDO.

Esto significa que la burguesía compraba y vendía deuda. Han conseguido enormes fortunas gracias a esta gran estafa. Fue muy bonito mientras duró. Pero todo llega a su fin. El pánico en los mercados del crédito norteamericano empezó en mayo de 2007 cuando el banco Bear Stearns anunció grandes pérdidas en dos de sus fondos de alto riesgo. Permitieron que uno de los dos fondos colapsara y el banco rescató al otro. En agosto de 2007 las ventas de nuevas CDO cayeron un 73 por ciento.

Los economistas dicen que la crisis de los préstamos de alto riesgo en EEUU fue la causa. Pero, como explicó Hegel hace mucho tiempo, la necesidad se expresa a través del accidente. Si no hubieran sido las subprime hubiese sido otra cosa. Las subprime en EEUU eran el eslabón débil de la cadena. Como admite Greenspan: “Si lo hubiéramos atajado en el pasado y no hubiésemos permitido la calentura global, habría sido diferente, pero habría ocurrido de una u otra manera”.

Parasitismo

En su juventud, la burguesía, movida por la codicia de beneficio y su insaciable sed de plusvalía (el trabajo no pagado a la clase obrera), desarrolló las fuerzas productivas. Pero en el período de su decadencia senil no juega en absoluto ningún papel progresista. Marx explicó que el verdadero ideal de la burguesía era hacer dinero del dinero, sin tener ninguna necesidad de recurrir al penoso proceso de la producción. La burguesía ahora está infectada con una enfermedad de la que no conoce cura.

En el pasado, el capitalismo jugó un papel relativamente progresista en el desarrollo de las fuerzas productivas y, de este modo, creó la base material para una nueva sociedad: el socialismo. Pero hoy ya no ocurre eso. Con la excepción de China (y algunas otras economías asiáticas), la burguesía no está desarrollando las fuerzas productivas. Este es un síntoma de la enfermedad terminal del capitalismo.

Ahora están cerca de realizar el viejo sueño de hacer dinero del dinero. En Gran Bretaña, EEUU y en muchos otros países se ha producido un declive pronunciado de la manufactura y un gran aumento del sector parasitario financiero y de servicios. Las llamadas empresas de capital privado ahora están inmersas en una orgía especulativa de adquisiciones que no implican ninguna actividad productiva sino más bien cierres, despidos y achicar las industrias en la búsqueda del beneficio.

Las sumas gastadas en los compras por apalancamiento son enormes. Con 32.600 millones de dólares en efectivo y la transferencia de 15.900 millones de dólares en deuda, Bell Canada Enterprises (BCE), propietaria de la mayor empresa de telefonía de Canadá, acordó la adquisición del fondo de pensiones Ontario y dos empresas estadounidenses de capital privado. De completarse este negocio, la adquisición no sería sólo la más grande de la historia de Canadá, sino también la mayor compra por apalancamiento de cualquier otro país del mundo. Hace palidecer la noticia en Gran Bretaña de que una empresa de capital privado podría comprar Virgin Media, un grupo de televisión por pago, internet y telefonía, por unos simples 11.000 millones de dólares.

Todo el sistema bancario está ahora hasta el cuello de fraudes y estafas de todo tipo. Siempre ha sido así. En un boom, cuando la producción está a pleno rendimiento y se puede hacer mucho dinero se produce una frenética lucha por el crédito. El exceso de dinero y de crédito en esa etapa del ciclo económico juega un papel positivo al lubricar el sistema y proporcionar la liquidez necesaria.

Siempre existe en esto un elemento de especulación, como explica Marx. Cuando todo el mundo está haciendo dinero, nadie se preocupa en mirar de cerca de donde procede ese dinero, ni siquiera si es dinero real o no. El economista inglés Gilbart ya en 1834 escribía: “Todo lo que da facilidades al comercio facilita la especulación. El comercio y la especulación en algunos casos son estrechos aliados, así que es imposible decir en qué momento preciso acaba el comercio y comienza la especulación”.

En los tiempos de Marx se calculaba que posiblemente “nueve décimas partes de todos los depósitos en el Reino Unido podrían no existir más allá de los libros de cuentas de los bancos donde están contabilizados". (The Currency Theory Reviewed. pp. 62-63).

En este alegre carnaval de ganancias, todo el mundo está demasiado intoxicado con el espectro del enriquecimiento como para preocuparse por la letra pequeña. "Come, bebe y sé feliz, ¡mañana estaremos muertos!" Ese es el lema de la burguesía en un período de boom. Sin embargo, cuando el boom pierde fuelle, estos procedimientos fraudulentos y corruptelas quedan al descubierto. En el futuro son inevitables más fracasos bancarios.

La única diferencia entre el período actual y el pasado es la escala de la orgía de engaño y especulación. En el período reciente, se inyectaron enormes cantidades de capital ficticio al sistema a través del boom bursátil, la burbuja inmobiliaria y la extensión ilimitada del crédito y la deuda, hasta alcanzar niveles inauditos. Simplemente es un reflejo de la decadencia senil del capitalismo.

La bancarrota de la economía burguesa

Bajo el capitalismo las crisis son inevitables. Si se acepta el capitalismo entonces deben aceptarse las leyes del capitalismo, es decir, admitir los booms y las recesiones (ahora conocidas en los círculos educados como “correcciones”). Los reformistas y los keynesianos que defienden la manipulación del sistema para “allanar el ciclo” mediante la intervención del Estado, la financiación del déficit, la inversión estatal para el relanzamiento económico de determinados sectores y otras medidas similares, pueden tener éxito y lograr posponer durante un tiempo la recesión, pero sólo a costa de preparar una crisis aún más seria en el futuro.

Los economistas burgueses son incapaces de comprender las crisis, que son un resultado ineludible del capitalismo Están perplejos y no son capaces de explicar lo que está ocurriendo. Todas sus predicciones han fracasado, este hecho no es nuevo. En 1929, días después del crack bursátil, la Harvard Economic Society aseguró a sus suscriptores: “Una depresión severa está fuera de toda probabilidad”. En un informe de marzo de 2001, el 95 por ciento de los economistas norteamericanos decían que no habría recesión, incluso aunque la recesión ya había comenzado.

La opinión general de los economistas burgueses es que los bancos centrales y los gobiernos pueden manipular la economía y así evitar las recesiones. La mayoría de ellos aceptan que es imposible una repetición del crack de 1929 y la Gran Depresión. Asumen que como en los últimos veinte años aproximadamente sólo hubo dos recesiones y ambas fueron relativamente suaves, entonces finalmente han conseguido encontrar una receta mágica para evitar recesiones como las del pasado. Esta idea está totalmente equivocada. En realidad, todo ciclo económico tiene sus propias peculiaridades. Habría que buscar factores específicos del desarrollo capitalista en tiempo y lugar. La suavidad de las recesiones recientes no es un indicador de una nueva era para el capitalismo.

La crisis del banco Northern Rock de Gran Bretaña demostró precisamente que todos los instrumentos para resolver una crisis y evitar el pánico son inútiles. En el momento de la verdad, la gente se deja llevar por el instinto de rebaño. Se mueven en masa como un rebaño de ñus asustados en una estampida ante el simple olor de un león. Muchos comentaristas han hablado con desprecio de esta conducta “irracional”. Si fuera irracional entonces manifiesta la misma irracionalidad que el alma de la economía capitalista de mercado.

El gobierno y el Banco de Inglaterra fueron incapaces de evitar una crisis bancaria importante o calmar los nervios de los depositantes e inversores. Al final, sólo consiguieron evitar un colapso total con la promesa de fondos ilimitados a los banqueros pagados de los bolsillos de los contribuyentes. Consiguieron detener temporalmente la caída, pero sólo a costa de preparar el camino para caídas aún más bruscas en el futuro.

Para la burguesía, las crisis (y la economía en general) siempre se explican en términos subjetivos. De la misma manera que se asume que todos los consumidores disponen de un conocimiento universal de las mercancías, por tanto, todas las crisis están causadas bien por decisiones equivocadas de los gobiernos o bacos centrales o, como en la última versión del ex-presidente de la Reserva Federal de EEUU, Alan Greenspan, la naturaleza humana:

“La naturaleza humana se mueve de la euforia al temor”, nos dice él. “Es este sentido del miedo lo que no consiguen tener en cuenta los economistas modernos cuando hacen predicciones” y añade: “La vieja costumbre de los ciclos de boom-y-recesión no ha muerto en estos años recientes, simplemente ha estado inactiva”.

Hoy, la burguesía intenta consolarse con predicciones optimistas. Nos recuerdan a uno de los encantamientos de un chamán primitivo que intenta hacer que llueva cantando constantemente (el gobernador de Arizona lo hizo recientemente). Funcionan con la suposición de que los booms y las recesiones son provocados por factores psicológicos subjetivos (“confianza”) de los consumidores e inversores. En realidad, el ciclo boom-recesión capitalista está determinado por factores objetivos que son externos al control de los gobiernos y banqueros centrales.

La “confianza” de los inversores se basa en consideraciones materiales muy reales. Mientras la economía norteamericana avanzaba, incluso aunque los cimientos no fueran sólidos, la burguesía de otros países estaba dispuesta a invertir en ella. No prestaban atención a los niveles colosales de deuda y los grandes déficits, incluido el déficit por cuenta corriente de aproximadamente 800.000 millones de dólares anuales. EEUU necesita conseguir al menos 70.000 millones de dólares cada mes para cubrir este déficit.

La mayoría de los economistas no prevén una recesión en EEUU, pero los datos sugieren que EEUU probablemente se encamina hacia una. La tasa anual de crecimiento del PIB norteamericano fue 3,9 por ciento en el tercer trimestre de 2007. Pero hay síntomas de que la economía podría frenarse en 2008, con un hundimiento de la producción y el empleo. La mayoría de los comentaristas están de acuerdo en que la economía norteamericana crecerá al menos un 2 por ciento el próximo año. Esta previsión no tiene en cuenta los efectos del pánico hipotecario subprime. Greenspan, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y otros han sugerido que hay un cincuenta por ciento de posibilidades de que la economía norteamericana entre en recesión el próximo año.

En lugar de subir los tipos de interés para combatir la inflación, la Reserva Federal ha dado a los mercados financieros lo que ellos querían: reducción de los tipos de los fondos federales. Este acto, irresponsable desde el punto de vista capitalista, estuvo dictado por el temor a los efectos sociales y políticos de una recesión. Claramente juzgaron que existía un riesgo de recesión que justificaba dinero más barato.

Para complacer a Wall Street, los banqueros centrales han subestimado los peligros de la inflación, aunque ya hay muchos síntomas alarmantes. La inflación aumenta, un dato que no está reflejado de modo adecuado en las estadísticas gubernamentales. En 2000, cuando Bush llegó al cargo, el oro estaba a 273 dólares la onza, el petróleo a 22 dólares el barril y el euro valía 0,87 dólares. En la actualidad, el oro supera los 700 dólares la onza, el petróleo supera los 80 dólares barril y el euro está casi a 1,50 dólares (Nota de EM: Estas cifras corresponden a fines del 2007, cuando fue redactado este documento. Desde entonces, el precio del petróleo superó los 100 dólares y el de la onza de oro los 1.000). Algunos economistas hablan ya de 125 dólares el barril de petróleo para la próxima primavera (boreal). La reciente reducción de tipos de interés echará más combustible al fuego.

Las cifras de inflación básica podrían estar subestimando las presiones sobre los precios, en particular debido a la caída del dólar y los precios récord del petróleo. Con sus accionar, la Fed ha confirmado la creencia de los mercados financieros de que las expectativas de los inversores son las que determinan las decisiones de los bancos centrales: si Wall Street pide una reducción de tipos, la Fed lo hará.

Durante los últimos quince años la inflación ha estado relativamente estable. Este hecho fue consecuencia de una combinación de la globalización con la entrada de una fuerza laboral formada por millones de trabajadores mal pagos en China, India y Rusia que ejercen una presión descendente sobre los salarios y los precios. A los capitalistas y los economistas les tiene sin cuidado esto. En consecuencia, los bancos centrales han permitido una política monetaria excesivamente relajada y acumularon problemas para el futuro en forma de una burbuja crediticia incluso mayor.

En el futuro se verán las consecuencias de estos actos. Veremos una crisis global de sobreproducción agravada por una contracción brusca del crédito y el colapso de los precios inmobiliarios y bursátiles. Todos los factores que impulsaron el mercado se combinarán para provocar su caída.

Las consecuencias para la economía mundial

David Walker, interventor general de EEUU, ha establecido paralelos entre la crisis a la que se enfrenta EEUU y el final del Imperio Romano. Ha avisado de la existencia de “similitudes sorprendentes” entre la situación actual de EEUU y los factores que llevaron a la caída de Roma, incluido “el declive de los valores morales y la cortesía política en casa, un exceso de confianza, un ejército desbordado en tierras extranjeras y una irresponsabilidad fiscal por parte del gobierno central”. Esto nos dice mucho sobre la psicología actual de los estrategas del Capital. Una recesión en EEUU tendrá consecuencias muy serias para el resto del mundo.

Los economistas burgueses intentan argumentar que las economías de Europa y Japón, que crecieron bastante en el tercer trimestre de 2006, sacarán al mundo de la recesión. Pero muchos economistas predicen que este crecimiento no se podrá sostener. Incluso si se mantiene algún grado de crecimiento, no será suficiente para compensar una recesión en el mercado norteamericano. La caída del dólar afectará tanto a las exportaciones de Europa como de Japón, hará que sus monedas y sus mercancías sean menos competitivas. Además, en Europa la crisis del sector inmobiliario es un reflejo de la de EEUU, con resultados similares. Algunos bancos europeos están afectados por la crisis de las subprime de EEUU.

Esta es la otra cara de la globalización. El argumento de que el resto del mundo puede mantenerse al margen de una recesión en EEUU es extremadamente pueril y contradice todo lo que los economistas dijeron en el pasado sobre la globalización. Eso se pudo ver de manera clara en la crisis de 1997, comenzó en Asia y se extendió rápidamente a Turquía, Polonia, Hungría, Rusia, Brasil y Argentina. Lo mismo puede ocurrir en cualquier momento.

Frente al indicio claro de una recesión inminente en EEUU, los economistas ponen todas sus esperanzas en las economías emergentes. Es irónico en extremo. Hace una década, el pensamiento de que toda la economía mundial dependería mucho de estos países propensos a las crisis habría aterrorizado a los norteamericanos y a los europeos. Ahora miran a China y al resto de Asia en busca de salvación. Este hecho es una expresión gráfica del callejón sin salida del capitalismo y la creciente desesperación de la burguesía a escala mundial.

Perspectivas para Asia

Las perspectivas para la economía mundial dependen de que continúe el fuerte crecimiento en Asia. Los comentaristas esperan el agotamiento del crecimiento económico procedente de la demanda de los consumidores norteamericanos, y saben que se apagará el próximo año.

Sobre la superficie puede parecer que hay motivos para este optimismo. Las economías asiáticas se recuperaron de la crisis de 1997-2000 y ahora su tasa de crecimiento anual ha subido hasta aproximadamente el 7 por ciento. En 2007 contribuyeron a no menos de la mitad del crecimiento del PIB del planeta, medido en tipos de cambio de mercado, tres veces más que EEUU. Sin embargo, al depender de los “mercados emergentes” los capitalistas se apoyan sobre un junco roto. Estas economías dependen demasiado de las exportaciones y del crecimiento del comercio mundial. La mayoría dependen del mercado estadounidense que ha estado succionando sus exportaciones a un ritmo vertiginoso. Por eso EEUU está viviendo más allá de sus posibilidades. Pero esa fase ya ha pasado.

El crecimiento relativo de la importancia de estos países en el mercado mundial no es tanto una expresión de su fuerza (excepto China) como de la debilidad de EEUU. La importancia de EEUU como motor del crecimiento global ha descendido. Desde 2000 su parte de las importaciones mundiales ha pasado del 19 al 14 por ciento. Las economías emergentes no crecerán lo suficiente rápido como para compensar toda la caída de la producción de EEUU. La mayoría de ellas se desacelerarán en el próximo período, una recesión en EEUU reduciría las exportaciones de las economías emergentes.

Es verdad que la demanda interna en las economías emergentes ha aumentado. En la primera mitad de 2007 el aumento del consumo (en términos de dólares reales) en China e India añadió más al crecimiento del PIB global que el de EEUU.

También es verdad que la economía japonesa está recuperándose. Los grandes manufactureros japoneses ahora dicen que tienen una capacidad productiva insuficiente por primera vez desde 1991 y planean aumentar el gasto de capital un 17 por ciento hasta marzo.

Aunque EEUU sólo absorbe el 23 por ciento de las exportaciones de Japón, inferior respecto a casi el 40 por ciento de finales de los años ochenta, este dato subestima la exposición al riesgo de Japón. Las empresas japonesas (como las de Corea del Sur y Taiwán) envían muchos componentes a China para el ensamblaje de mercancías, que son después exportadas a EEUU como productos acabados. Además, si se hunde la economía norteamericana arrastrando con ella al dólar todavía más abajo, esta circunstancia reduciría más las exportaciones asiáticas. Igualmente, Japón tiene una enorme deuda pública y por lo tanto no está en situación de “recurrir al gasto para salir de una crisis” mediante la financiación del déficit. Taiwán, donde la demanda interna es débil, también tiene dificultades debido a un enorme déficit presupuestario.

Por lo tanto, no hay motivos serios para creer que las economías asiáticas puedan “desconectarse” de una desaceleración norteamericana. Aunque las exportaciones de China a EEUU han caído del 34 por ciento del total de sus exportaciones en 1999, al 25 por ciento actual (ajustando las reexportaciones que se hacen a través de Hong Kong), una caída brusca de la demanda en EEUU tendría serias consecuencias en China.

Un crecimiento más lento en EEUU afectará a China, India y Japón y aún más duramente a las pequeñas economías asiáticas, como Singapur, Taiwán y Hong Kong, que dependen más de la demanda extranjera. Pero toda Asia está interrelacionada y el crack de 1997 demostró que una vez comienza la crisis, ésta saltará de un país a otro.

Hace algo más de diez años, el 2 de julio de 1997, el banco central de Tailandia hizo fluctuar su moneda, el baht, después de no haber conseguido proteger la moneda de un ataque especulativo. Este movimiento desencadenó un colapso financiero y económico que rápidamente se extendió a otras economías de la región, provocando una caída precipitada de los tasas de crecimiento del PIB, la bancarrota de empresas que estaban sobreexpuestas a los riesgos de las divisas y, por último, la necesidad, en los países más afectados, de los préstamos costosos y políticamente humillantes del FMI. Esa situación precipitó la crisis financiera asiática de 1997-1998. Ahora se congratulan por haber salido de esa crisis, pero puede fácilmente repetirse a una escala incluso mayor.

China

La economía china ha estado rugiendo a un once por ciento anual, aunque recientemente se ha desacelerado a “sólo” el diez por ciento. A diferencia de EEUU, que ha experimentado un boom del consumo basado en la deuda, China ha tenido un desarrollo colosal de las fuerzas productivas. Como marxistas, damos la bienvenida a este proceso porque sirve para desarrollar y fortalecer al poderoso proletariado chino.

China superó a EEUU en 2004 como exportador de productos de alta tecnología. Se calculaba que en 2015 China tendría más científicos e ingenieros que el esto del mundo junto. Para 2020, si se mantuviera la tendencia actual, gastaría más en investigación y desarrollo que la UE. Ya es el mayor mercado de circuitos integrados del mundo. Estos entran en la producción de ordenadores portátiles, teléfonos, heladeras, acondicionadores de aire, computadoras, etc.,

La burguesía mundial consiguió unos beneficios considerables con su participación en China, que ocupó la posición que Rusia pretendía haber jugado después del colapso del estalinismo. Invirtieron masivamente en nuevas plantas y maquinaria, de este modo crearon una industria moderna y poderosa en China, donde las ventajas de una mano de obra barata y abundante, junto con la última tecnología importada de EEUU, Europa y Japón, han creado una formidable capacidad productiva. Este proceso tiene grandes implicaciones para la economía mundial, como es el lanzamiento de satélites chinos, que tiene significado tanto económico como militar.

El problema es que todas estas fábricas modernas en Guandong y Shanghái producen, inevitablemente, una masa de mercancías, televisiones, computadoras, reproductores de DVD, teléfonos celulares, microchips, y ahora automóviles, que deben encontrar un mercado. Es verdad que la extracción de plusvalía se produce en el centro de trabajo, pero que los capitalistas puedan materializar la plusvalía extraída del trabajo de los trabajadores depende de su capacidad para vender las mercancías que producen.

Es verdad que el mercado interno chino se ha extendido considerablemente en los últimos años. Pero China aún depende mucho de los mercados mundiales y sobre todo del norteamericano, una contracción brusca de la demanda en EEUU afectará duramente a la economía china. Esto tendrá consecuencias severas en lugares como Taiwán, Corea y el resto de Asia, que exporta productos a China donde cuesta más barato su ensamblaje y después los reexportan a EEUU y Europa.

China se ha beneficiado enormemente de su participación en los mercados mundiales, pero también ha provocado nuevas contradicciones y ha importado problemas como la inflación que anteriormente no existía. La inflación ahora está aproximadamente en el 6,5 por ciento, una cifra muy elevada para China. Ha habido huelgas para protestar por los bajos salarios. Recientemente, un aumento de los precios del combustible desencadenó una revuelta. El gobierno, alarmado, dio órdenes a las empresas petroleras estatales para que pusieran más combustible en el mercado pero, en palabras de The Economist, las empresas son “esclavas del mercado”.

A largo plazo, China será una potencia económica que igualará a EEUU, pero predecir que eso es algo inminente es una equivocación. Los economistas burgueses cometieron el mismo error con relación a Japón durante los años ochenta, utilizaron el mismo método equivocado de extrapolar al futuro las tendencias pasadas. La economía japonesa colapsó y estuvo en recesión durante más de diez años y ha conseguido salir con muchos esfuerzos. Lo mismo puede ocurrir a China.

La fuerza de China es desigual. Tiene muchas debilidades. Las fundiciones de hierro y acero chinas sólo pueden satisfacer un pequeño porcentaje de la demanda. La mayoría de la población aún vive en condiciones de extrema pobreza en las zonas rurales y tienen un poder adquisitivo muy pequeño. En las ciudades hay al menos 150 millones de desempleados. The Economist hace poco señalaba: “China es un lugar donde se producen productos electrónicos pero no añade mucho valor”.

Tomemos un ejemplo. El iPod de Apple de 30 gigabytes es fabricado en China por una empresa taiwanesa. Tiene no menos de 424 piezas y cuesta 224 dólares (en 2005). De estas 424 piezas, 300 cuestan un céntimo o menos. Pero el módulo gráfico que cuesta 30 dólares se fabricaba en Japón. El trabajo chino que ensambla este producto añade sólo 3,70 dólares a su valor. En lo que se refiere al mercado interno, está restringido debido a los bajos niveles de vida de la gran mayoría de la población, sólo aproximadamente el 15 por ciento de los productos electrónicos y de tecnología de la información fabricados en China se venden en el mercado interno.

La industria china produce enormes cantidades de mercancías cada año. Pero al final la contradicción sigue ahí: hay que vender las mercancías. Una recesión en el importante mercado de EEUU afectará a las exportaciones chinas, no sólo a las exportaciones directas a EEUU, sino también a las exportaciones e importaciones del resto de Asia. En realidad, las economías asiáticas como China cada vez son más dependientes del mercado de exportación norteamericano.

El economista Stephen Roach calcula que desde 1980 la parte de la exportación en el crecimiento económico chino ha pasado del 20 al 45 por ciento. En el mismo período, la parte del consumo interno en el crecimiento ha pasado del 67 a menos del 50 por ciento actual. La economía china podría mantener una tasa de crecimiento del 8 por ciento sin el estímulo de las exportaciones a EEUU, pero no serviría para que actuara como el motor del crecimiento económico mundial. EEUU sigue siendo una parte decisiva en este aspecto.

El declive del dólar

En el pico de un boom se espera ver un aumento de la producción y el empleo, aumento de los beneficios y los salarios, también subas de los precios. El boom actual se ha caracterizado por salarios estancados, beneficios récord y una baja inflación relativa. Esta situación se ha debido principalmente a los efectos de la globalización, con un enorme número de trabajadores mal pagos que han entrado en los mercados laborales a nivel mundial y también con la producción de mercancías a precios muy bajos que entran en los mercados mundiales, ya sea directamente como mercancías o indirectamente como partes componentes (de automóviles, televisiones, computadoras, etc.,).

Esta intensificación de la participación en el comercio mundial ha impulsado la producción, abierto nuevos mercados y proporcionado terrenos de inversión nuevos y rentables. También ha ejercido una presión descendente sobre los salarios y los precios, manteniendo la inflación más baja de lo que se podía esperar en esta etapa del ciclo. Esto, a su vez, ha permitido a los banqueros mantener un bajo nivel de tipos de interés, impulsado de este mundo un boom del crédito. También ha producido la mayor burbuja especulativa de la historia: el boom inmobiliario en EEUU y Europa, que se ha extendido a los demás continentes. Este es un elemento de inestabilidad colosal.

Este proceso ha llegado a sus límites. Los precios han comenzado a subir, en particular los precios del petróleo, que han subido principalmente debido a la fuerte demanda de China y otras economías emergentes. Han absorbido cuatro quintas partes del aumento total del consumo de petróleo en los últimos cinco años. En las pasadas recesiones en EEUU el precio del petróleo normalmente bajaba. En esta ocasión podría subir, lo que reducirá más la demanda en EEUU y Europa. La economía mundial se enfrentará a una combinación de inflación y desaceleración económica, es decir, estanflación, que es como normalmente se lo denomina.

La burguesía norteamericana intentó salir de la crisis permitiendo que el dólar cayera. En teoría un dólar débil impulsará las exportaciones y permitirá que la economía norteamericana se levante a costa de sus rivales. Pero las exportaciones ahora sólo suponen un 12 por ciento del PIB estadounidense. Es una proporción demasiado pequeña para compensar el debilitamiento del consumo, que supone el 70 por ciento del PIB. La reducción de tipos de interés como mucho servirá de paliativo temporal. No recuperarán el mercado inmobiliario. El carnaval se ha terminado. Los bancos, después de quemarse los dedos, están endureciendo las condiciones del crédito y el inventario inmobiliario es el mayor desde que se registran estas estadísticas. La caída de los precios inmobiliarios afectará al consumo, provocando una contracción de la demanda. El efecto real de la reducción de los tipos de interés será un aumento de la inflación.

El dólar ha continuado bajando hasta alcanzar el valor de 1,50 dólares por euro. De no ser por las ingentes adquisiciones de dólares por parte de los bancos centrales de Asia éste habría caído aún más. Pero este apoyo no se puede mantener de manera indefinida. La economía norteamericana está enferma y es totalmente inestable. Si cualquier otro país mostrara el mismo nivel de deuda privada, pública y empresarial, o tuviera un déficit por cuenta corriente similar, el Banco Mundial y el FMI habrían llamado a la puerta exigiendo recortes y austeridad. Como estos organismos del capitalismo internacional están controlados por Washington esto no ocurrirá. Pero tarde o temprano, la “mano invisible del mercado” se vengará del despilfarrador capitalismo norteamericano.

En realidad, la caída del dólar representa el mayor impago de la historia. Es un gigantesco fraude que ya ha evaporado más valor de los activos estadounidenses en manos extranjeras que cualquier otro mercado emergente haya hecho jamás. Cuando los inversores internacionales sean conscientes de la realidad del debilitamiento del poder económico de EEUU, entonces se preguntarán por qué aún mantienen en dólares la parte del león de su riqueza.

China y otros ya están alejándose de la moneda norteamericana. Países asiáticos y de Oriente Medio que tienen monedas vinculadas al dólar se enfrentan ahora al aumento de la inflación, pero la caída de los tipos de interés estadounidenses hacen más difícil ajustar su propia política monetaria. Finalmente, tendrán que dejar que sus monedas se revalúen frente al debilitado dólar. Eso significa que comprarán cada vez menos dólares.

La economía norteamericana está desafiando las leyes de la gravedad. Es tan inestable que es impensable que la situación actual pueda durar mucho. Finalmente, los extranjeros empezarán a preocuparse de si los dólares y bonos que tienen no valdrán ni el papel en el que están escritos. ¿Por qué van a querer prestar dinero a tipos bajos en una moneda cuyo valor baja, cuando pueden tener estos mismos fondos y prestarlos a tipos más elevados en una moneda que aumenta de valor?

¿Desaceleración o recesión?

Incluso en el escenario más optimista para el capitalismo, el crecimiento de la economía mundial se desacelerará. En el peor de los casos, nos enfrentaremos a una crisis global. Las economías emergentes, especialmente en Asia, tienen enormes reservas en divisas, nada menos que tres cuartas partes del total mundial. Esto se debe principalmente al gran déficit norteamericano. En la actualidad, China y otros países asiáticos tienen grandes reservas de dólares y bonos estadounidenses. No tienen ningún interés en provocar un colapso económico en EEUU y los norteamericanos se aprovechan de esta situación. Pero hay un límite para todo. Tarde o temprano, la naturaleza inestable de la economía norteamericana provocará un debilitamiento internacional del dólar. Los tipos de interés más bajos no atraerán dinero a los mercados, sino que minarán aún más al dólar.

Al reducir los tipos de interés, la Reserva Federal está entrando en un terreno muy peligroso. El resto del mundo no está dispuesto a financiar eternamente la tendencia de EEUU a consumir más de lo que produce. Ya existen síntomas de esta situación. Paradójicamente, parece que los primeros en sufrir el pánico son los saudíes, los principales aliados de Washington en el mundo árabe, que tienen grandes inversiones en EEUU. Arabia Saudí se ha negado a reducir los tipos de interés al unísono con la Reserva Federal por primera vez. Es una señal de que el rico reino petrolero del Golfo está preparándose para romper la paridad con el dólar. Este movimiento tiene riesgos de provocar una estampida de dólares por todo Oriente Medio.

Por su parte, el gobierno chino ha comenzado una campaña concertada de amenazas económicas contra EEUU, insinuando que podría liquidar la gran cantidad de bonos del tesoro norteamericano que posee si Washington impone sanciones comerciales para obligar a la revaluación del yuan. Henry Paulson, el Secretario del Tesoro estadounidense, dijo que cualquier sanción socavaría la autoridad norteamericana y “podría desencadenar un ciclo global de legislación proteccionista”. Estos hechos indican los verdaderos peligros a los que se enfrenta ahora EEUU y toda la economía mundial. Lo que convirtió realmente la recesión de 1929 en una Gran Depresión que duró diez años, hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, fue el proteccionismo, las guerras comerciales y las devaluaciones competitivas que minaron el comercio mundial.

La caída del dólar ejerce presión sobre la Unión Europea (UE), que ha visto como empeora su posición competitiva, no sólo frente a EEUU sino también frente a China y otros países asiáticos cuyas monedas están unidas al dólar y, por lo tanto, están bajando. Esta circunstancia ha provocado alaridos de protesta por parte de los capitalistas europeos que amenazan con represalias contra China a menos que revalúe el yuan. Todos estos hechos son un anticipo de tendencias proteccionistas más serias que inevitablemente cobrarán fuerza con el inicio de la recesión.

Son inevitables sacudidas futuras

A los economistas les gusta presentar el debilitamiento del dólar como una “corrección” necesaria. Dicen lo mismo sobre la caída de los precios inmobiliarios, la crisis del banco Northern Rock en Gran Bretaña, etc., Presentan todo como “correcciones” que tarde o temprano se arreglarán. En realidad, son síntomas, como los síntomas de una enfermedad subyacente o los temblores que preceden a un terremoto.

Podría decirse lo mismo sobre un terremoto: también se puede presentar como una “corrección” necesaria, que simplemente reajusta la corteza terrestre. Finalmente, todo vuelve a la normalidad y la vida continúa como antes. Pero este análisis reconfortante no tiene en cuenta la terrible estela de daños provocada por el terremoto: pueblos que desaparecen, árboles arrancados, cosechas destruidas, miles de muertos y heridos. Además, la vida normal no se recupera tan fácilmente después de un terremoto. Algunos pueden ser tan devastadores y dejar tal reguero de destrucción que los efectos se sientan durante años.

La crisis no se ha evitado. Sólo es el principio. A partir de ahora, después de años de inflación baja, tipos de interés bajos y crédito fácil, veremos la restricción del crédito y la suba de tipos de interés. Ambas cosas tendrán consecuencias. Por un lado, la escasez y ansiedad de crédito reducirá la demanda al mermar el poder adquisitivo de los consumidores, tanto en Europa como en EEUU. Por otro lado, junto con el inevitable aumento de la inflación (hace poco los precios del petróleo alcanzaron un nuevo récord), afectará negativamente a los beneficios de los capitalistas, lo que llevará a una reducción de la producción, y eventualmente a una recesión.

En primer lugar, una caída de los beneficios de los bancos provocaría una reducción de empleos en el sector financiero que afectaría a los precios de la propiedad. Esta situación crearía una nueva contracción de la demanda, desempleo y bancarrotas en la industria de la construcción. A su vez, afectará a la demanda del acero, cemento, ladrillos y otras mercancías, lo que conduciría a una nueva desaceleración en la industria. El vertiginoso aumento de los precios de las acciones e inmobiliarios está preparando el camino para una caída igualmente profunda en el futuro. Habrá recuperaciones, pérdidas, bancarrotas e impagos, a pesar de las acciones de la Fed.

Los bancos de inversión esperan que esos recortes de los tipos de interés consigan que el mercado suba de nuevo. Pero una reducción de tipos no resuelve los problemas fundamentales. No elimina la insolvencia en los propietarios de viviendas, los prestamistas de hipotecas, los fondos de alto riesgo y los bancos. Lejos de resolver el problema al final lo empeorará.

El mercado norteamericano está ya inundado de liquidez como resultado de las travesuras de Alan Greenspan, que provocaron la actual burbuja inmobiliaria, el mayor boom especulativo de la historia. Al reducir el costo del préstamo, la Fed sólo está creando una nueva expansión del crédito y el endeudamiento a todos los niveles. Prolongará y exacerbará las burbujas inmobiliaria y crediticia.

Ya en EEUU más de un millón de viviendas están en peligro de ser desahuciadas. Millones de pobres norteamericanos se encuentran sin hogar, mientras que otros millones luchan por pagar las hipotecas de unas casas que ya no valen tanto como pagaron por ellas. Un escritor pronosticaba recientemente el surgimiento de una subclase de esclavos hipotecarios en EEUU.

El trabajador norteamericano ahora produce una media de un 30 por ciento más que hace diez años, los salarios, en cambio, llevan estancados estos últimos seis años. Los aumentos de precios significan una reducción de los salarios reales. Lo mismo se aplica a los pensionistas y otros con ingresos fijos. Incluso sin una recesión, la población norteamericana sufrirá una erosión de su nivel de vida. Muchos estadounidenses pobres ya están luchando para poder satisfacer sus necesidades de vida básicas. Ahora millones estarán amenazados con la pérdida de sus empleos y viviendas. Esto eventualmente, provocará un aumento de las huelgas y los conflictos de clase en EEUU no visto desde los años treinta.

La crisis internacional que comenzó con la crisis de los mercados monetarios asiáticos en 1997 provocó una oleada de turbulencia que se extendió por todo el mundo. No se limitó a la economía sino que tuvo consecuencias políticas profundas en lugares como Rusia y, en particular, América Latina. Las réplicas de esta crisis causaron el colapso de la economía argentina en 2001, que tuvo consecuencias revolucionarias. Lo mismo puede ocurrir de nuevo.

Incluso sin una recesión, lo mejor que pueden esperar los capitalistas es un período de crecimiento más lento que creará nuevas tensiones políticas y sociales. El boom actual no tiene nada en común con el auge económico de 1948-1973. Aquel se caracterizó (al menos en los países capitalistas desarrollados de Europa Occidental, EEUU y Japón) por el pleno empleo, aumento de los niveles de vida, reformas y una disminución de la lucha de clases. Ahora no es así.

Presión sobre los trabajadores

Este boom ha sido a expensas de la clase obrera. Las empresas se han beneficiado de una expansión en la oferta laboral global, impulsada por la integración de India y China en la economía global, y eso ha sido un tapón sobre las reivindicaciones salariales. En todas partes los salarios se han mantenido bajos y los beneficios han subido a costa de los salarios.

Finalmente, sin embargo, en ese escenario también sufrirá la demanda. Los consumidores han conseguido financiar su estilo de vida gracias al préstamo. Pero esto es pan para hoy y hambre para mañana. Al final, llevará a una crisis global de sobreproducción. La debilidad relativa del consumo está haciendo que los inversores se trasladen hacia mercancías como los metales que antes solían estar consideradas “pasadas de moda”.

El boom se basó en la intensificación de la explotación, los recortes y los ataques a los derechos de los trabajadores. En todas partes vemos el mismo fenómeno. Las altas tasas de crecimiento y aumento de los beneficios no se han expresado en aumento de los niveles de vida y en reformas, sino en una presión constante y despiadada sobre los trabajadores y el saqueo sistemático del mundo subdesarrollado. La desigualdad ha alcanzado unos niveles sin precedentes en el período reciente. El 2 por ciento más rico de los adultos en el mundo poseen más de la mitad de toda la riqueza familiar, según un nuevo estudio realizado por un instituto de investigación de las Naciones Unidas.

El informe, del Instituto Mundial para la Investigación y Desarrollo Económico de la Universidad de la ONU, señala que la mitad más pobre de la población mundial posee apenas el 1 por ciento de la riqueza global. Estos datos son una confirmación contundente de lo que Marx escribió en El Capital: “La acumulación de riqueza en un polo es, por tanto, al mismo tiempo acumulación de la miseria, agonía del trabajo duro, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación moral, en el polo opuesto”.

Los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. Las grandiosas promesas de hacer de la pobreza historia han demostrado ser una consigna vacía. Según las cifras de la ONU, 1.800 millones de personas viven en la pobreza. De éstas, ocho millones mueren cada año porque no tienen suficiente dinero para vivir. Millones de niños mueren cada año por enfermedades curables, como la diarrea, provocadas por la ausencia de agua potable.

En América Latina en el último período se han conseguido altas tasas de crecimiento. Esta situación ha provocado un enorme aumento de los beneficios y a una riqueza obscena a un lado, mientras que en el otro extremo de la sociedad se ha producido un aumento de la pobreza, la explotación y la desesperación, como pronosticó Marx. El hombre más rico del mundo no es el norteamericano Bill Gates sino el mexicano Carlos Slim. En todo el mundo vemos la misma desigualdad extrema y la polarización entre las clases. En América Latina esta situación está provocando explosiones revolucionarias. Pero América Latina sólo demuestra el futuro del resto del mundo como si se tratara de un espejo. Eso es lo principal a tener en mente.

En el próximo período no puede descartarse una recesión profunda. Todas las condiciones para ello están madurando a escala mundial. Este proceso podría tener el efecto inmediato de paralizar a la clase, en condiciones de desempleo de masas las huelgas económicas tienen poco sentido. Los empresarios sólo cerrarían las fábricas. Sin embargo, esto puede llevar a una oleada de ocupaciones de fábrica. Esto ya ha ocurrido no sólo en América Latina, sino también en Canadá, incluso antes de una recesión.

Sobre todo, una recesión tendrá el efecto de transformar la psicología de las masas. Los trabajadores comenzarán a sacar conclusiones revolucionarias y este proceso encontrará una expresión en el plano político y dentro de las organizaciones de masas de la clase.

La economía no es una ciencia exacta y no es posible que sea exacta en la cuestión del ritmo. Todo lo que podemos hacer es explicar las tendencias fundamentales, armar y preparar a los cuadros del marxismo. Lo principal es tener en la mente que en toda la situación están implícitos los giros repentinos y las crisis. En cualquier momento puede estallar una crisis en cualquier parte del globo sin avisar, como un rayo que cae sobre un cielo azul y despejado. Lo importante es que estemos preparados, que seamos capaces de explicar estos acontecimientos a los trabajadores y jóvenes avanzados, que aprovechemos cada una de las oportunidades que se nos presenten para construir la tendencia marxista.

Nuestro propósito es analizar la crisis general del capitalismo para intervenir. Y para intervenir necesitamos fuerzas. Debemos construir estas fuerzas. En el pasado, a menudo éramos simples espectadores; por ejemplo, durante el período de Allende en Chile teníamos un análisis absolutamente correcto pero sólo éramos espectadores, no participantes activos en los acontecimientos. Hoy en Pakistán somos una fuerza. En Venezuela tenemos una fuerza creciente que ha construido puntos de apoyo importantes. En México tenemos un grupo extraordinario que está interviniendo eficazmente en el movimiento de masas. Esto afecta a toda la naturaleza de nuestras discusiones.

Europa

El proceso de la Unión Europea hacia la integración se ha detenido ahora. Este hecho se pudo ver en la cumbre de la UE en 2007, que se suponía debían llegar a un acuerdo sobre una nueva Constitución Europea pero que sólo sirvió para descubrir las profundas divisiones existentes entre las diferentes burguesías europeas. Dos años después de que los votantes franceses y holandeses la rechazaran, los primeros ministros y presidentes del continente han recuperado grandes partes del viejo texto y los han unido a un nuevo “tratado reformado”.

Una unión ampliada de 27 países no puede esperarse que funcione sobre las reglas diseñadas para un bloque de 15 países. La propuesta de remodelar el sistema de votación se encontró con la resistencia de los polacos. Esto obligó a los demás a aceptar el mantenimiento del sistema actual de votación hasta 2014, con otro período de transición de tres años después de esa fecha. Al final de ese período la UE podría, si así lo quiere, regresar al viejo sistema. En otras palabras, todo se ha aplazado para dentro de una década o así.

La tendencia hacia una mayor integración, que parecía imparable, se basaba en el crecimiento económico. Pero éste se ha detenido. El Banco Central Europeo subió los tipos de interés al 4 por ciento en junio de 2007, el mayor aumento trimestral desde diciembre de 2005. La burguesía europea está preocupada por la inflación y esta última suba de tipos es poco probable que sea la última. El crecimiento que se espera en 2008 es de aproximadamente el dos por ciento.

En estas condiciones, la tendencia hacia la integración se ha detenido y podría volverse en su contraria en el próximo período, cuando las contradicciones entre los estados nacionales reaparezcan. Es poco probable que la UE se desintegre. Los capitalistas europeos deben mantenerse de alguna manera unidos frente a la creciente competencia de EEUU y China. Pero todos los sueños de crear un super-Estados capaces de desafiar a EEUU están en ruinas.

El crecimiento ha sido débil en la mayoría de las economías de la zona euro. El crecimiento del PIB de un 0,6 por ciento en el primer trimestre de 2007 fue recibido como una tremenda conquista. Ahora incluso este resultado está más allá de sus capacidades. La caída del dólar está haciendo que el euro alcance niveles récord y perjudique a las exportaciones europeas. 

La moneda china, vinculada al dólar, también cae frente al euro. Esta circunstancia está provocando aullidos de dolor desde Bruselas y amenazas de represalias contra China y EEUU. Es la primera advertencia de las tendencias proteccionistas que inevitablemente cobrarán impulso en el próximo período ya sea con una desaceleración o con una recesión.

 En cualquier caso, el crecimiento económico del último período no resolvió nada y simplemente provocó la indignación de los trabajadores que cada vez comprenden más que no son recompensados en proporción a los esfuerzos que a ellos les exigen los empresarios rapaces. Está preparado el escenario para un aumento de la lucha de clases en un país tras otro. En algunos sentidos una continuación de este boom débil sería el mejor escenario. Una recesión no necesariamente es una receta para la lucha de clases y el crecimiento económico en las condiciones modernas ciertamente no es una receta para la paz de clases, como vimos en las huelgas de masas en Francia.

En Francia, la victoria de Sarkozy fue seguida inmediatamente por una explosión de las huelgas en un sector tras otro de los trabajadores. El desempleo ha estado oscilando aproximadamente en el diez por ciento, pero el nivel entre los jóvenes con menos de 25 años es de aproximadamente el 20 por ciento, y para los jóvenes de origen norteafricano está en el 40-50 por ciento. Esa fue la principal razón para el estallido de los barrios deprimidos, banlieus, hace dos años. Recientemente, ha habido nuevos síntomas del malestar que existe entre los jóvenes desempleados, sobre todo de origen norteafricano.

Ha habido grandes movimientos de estudiantes contra las contrarreformas educativas de Sarkozy. Este hecho demuestra la acumulación de descontento bajo la superficie durante décadas. Esto es lo que llevó a Mayo de 1968 y lo mismo puede ocurrir de nuevo. En Alemania, la mayor economía de Europa y que antes actuaba como su locomotora, el desempleo ha estado alto durante todo este período. Ha habido grandes huelgas en los ferrocarriles y otros sectores, y un fermento político reflejado en el aumento en las encuestas del apoyo partido al Partido de la Izquierda (Linke) que ahora está en el 20 por ciento.

En Italia hubo una manifestación de medio millón de personas en Roma contra los cambios de la ley de pensiones, y en la pequeña Dinamarca una manifestación aún mayor (proporcionalmente) de 100.000 personas contra los recortes. Estas son pruebas de que los trabajadores no aceptarán fácilmente la destrucción de sus conquistas pasadas. Italia ahora es el enfermo de Europa. En el pasado la burguesía italiana salía de la crisis devaluando la lira y aumentando el déficit presupuestario. Ahora las dos válvulas de seguridad están cerradas. La entrada de Italia en el euro prohíbe tener grandes déficits presupuestarios y excluye las devaluaciones. Los capitalistas italianos por tanto no tienen otra alternativa que un enfrentamiento directo con la clase obrera. Quieren arrebatar todas las concesiones de los últimos cincuenta años. Es una receta acabada para un período de lucha de clases tormentosa.

En Grecia, sólo tres meses después de la reelección del gobierno de derecha de Nueva Democracia, la mayoría de la población griega participó en un gran movimiento contra los ataques de los empresarios al sistema de seguridad social. La huelga general de 24 horas el 12 de diciembre de 2007 fue convocada por el GSEE (sindicato de trabajadores de cuello azul y blanco) y el ADEDY (trabajadores del sector público) los dos mayores sindicatos, que representan a aproximadamente a 2,5 millones de trabajadores griegos. En la movilización también participaron los abogados, periodistas, comerciantes, propietarios de pequeñas empresas e ingenieros. Todos los principales medios de transporte (metro, autobús, barco, aeropuertos) quedaron totalmente paralizados durante todo el día, excepto el metro que pudo funcionar durante unas cuantas horas para transportar a los manifestantes a los mítines.

En todas las industrias importantes del país, en las grandes empresas del estado, en todos los principales centro de trabajo, la participación en la huelga general fue del 80 al 100 por cien. En muchos centros de trabajo (como tiendas, empresas de servicios, oficinas) donde el número de trabajadores es pequeño y donde no existe un sindicato activo, la participación oficial, como se podía esperar, no fue tan grande. Sin embargo, muchos trabajadores de estas pequeñas empresas se negaron a ir al trabajo utilizando como excusa que no había medio de transporte o que tenían "problemas de salud". En realidad lo que ocurrió es que la mayoría de ellos participó en la huelga.

Hubo 64 manifestaciones en diferentes partes del país. Por supuesto, los mítines más importantes se celebraron en Atenas. El mayor fue el organizado por el GSEE y el ADEDY con la participación de 50-60.000 trabajadores. El otro mitin grande, convocado por el PAME, el sindicato del KKE (Partido Comunista de Grecia), contó con la participación de 20-25.000 personas. En estas manifestaciones el ambiente era muy combativo.

Han pasado tres meses desde las elecciones y el gobierno de Karamanlis está en una situación muy difícil. Ya antes de la huelga general las encuestas revelaban que el 70 por ciento de la población griega no estaba de acuerdo con la política del gobierno sobre seguridad social, el 58 por ciento no estaba de acuerdo con la política económica del gobierno de ND ni tampoco con la del PASOK, incluso el 25 por ciento de los votantes de ND (que votaron a este partido hace sólo tres meses) no estaban de acuerdo con la política económica del gobierno.

El plan original del gobierno, sólo después de ser reelegido, era atacar inmediatamente a la clase obrera. Pero el gobierno tiene una mayoría muy escasa en el parlamento de sólo dos parlamentarios y puede que no consiga mantenerse en el poder. Aquí, una vez más, vemos la debilidad de la burguesía y las dificultades que tiene para aplicar la política de recortes.

En España existe una polarización cada vez más profunda a derecha e izquierda, a pesar del período de rápido crecimiento económico. La derecha (PP) y la Iglesia están utilizando un lenguaje no escuchado desde los años treinta, en víspera de la guerra civil. Por supuesto, esa no es la perspectiva inmediata para España o para cualquier otro país europeo. Pero en el próximo período eso cambiará. Al final, la burguesía llegará a la conclusión de que hay demasiadas huelgas, demasiadas manifestaciones, demasiada "anarquía" y que se debe restaurar el Orden.

Los gobiernos reformistas siempre preparan el camino para gobiernos aún más de derecha. En determinado momento puede producirse un movimiento en dirección hacia el bonapartismo en Europa que, a su vez, llevará a una mayor polarización e intensificación de la lucha de clases. La democracia burguesa no es algo fijo en todo momento. Lo que hemos visto en América Latina se puede reproducir en Europa, no sólo el ascenso revolucionario sino también las tendencias contrarrevolucionarias.

Sin embargo, esa es la música del futuro. A diferencia de los años treinta, las contradicciones en la sociedad no se pueden resolver rápidamente mediante un movimiento hacia la revolución o la contrarrevolución. La correlación de fuerzas de clases es enormemente favorable a la clase obrera y la base de masas para la reacción que existía en los años treinta en el campesinado y la pequeña burguesía ha desaparecido. Los grupos fascistas en la mayoría de los países son pequeños y, aunque cada vez son más ruidosos y violentos, no pueden jugar el papel de aquéllos. Este hecho se puede ver en los estudiantes que en su gran mayoría tienen una perspectiva de izquierda, mientras que antes de 1945 se inclinaban hacia el fascismo.

La clase dominante, por tanto, no puede moverse hacia la reacción en el futuro inmediato. Pero la clase obrera no puede tomar el poder porque sus organizaciones tradicionales de masas se han transformado en obstáculos poderosos en el camino hacia la revolución socialista. El actual equilibrio inestable entre las clases puede continuar durante un período de años con alzas y bajas. Pero la crisis del capitalismo se dejará sentir y ya lo está haciendo. Las masas aprenderán de la experiencia y en determinada etapa se moverá para tomar el poder como hizo en los años setenta.

Oriente Medio y Asia

Iraq

En Iraq, a pesar de la presencia de un gran número de tropas armadas con las armas de destrucción más modernas, los norteamericanos han perdido la guerra. Este hecho ha provocado una crisis de régimen. La clase dominante no confía en Bush. Como ocurrió con Nixon, fue fácil ponerlo en el puesto pero es bastante más difícil deshacerse de él. El Grupo de Estudios Iraquíes encabezado por James Baker, un representante de confianza de la clase dominante, dio un consejo bastante sensato desde la perspectiva de la burguesía norteamericana. Dijeron: "Hemos perdido, salgamos lo más rápidamente posible, lleguemos a un acuerdo con Siria e Irán, dejémosles el caos".

En su lugar, George Bush ha enviado más tropas y amenaza a Irán. Su consigna es: "Un último empujón y ganaremos". Es como los generales de la Primera Guerra Mundial que siempre ordenaban a sus soldados avanzar por última vez. Esta nueva "oleada" estadounidense supone el envío de 21.000 soldados más. En total hay 31.000 en Bagdad, más otros 160.000 en el resto del país. Es la cantidad de soldados más elevada desde finales de 2005.

Después de haber tomado Bagdad, los norteamericanos esperaban controlar el llamado Cinturón Suní que rodea la capital, en particular las ciudades cercanas, principalmente suníes, Mahmudiya, Latifiya y Yusufiya. Pero no ha solucionado nada. Fuera de Bagdad, las guerrillas ahora se han trasladado a otras zonas. Ahora se reconoce que unos 2,2 millones de iraquíes de una población total de 27 millones han huido del país, además la ONU calcula que hay otros 2 millones de desplazados internos.

Tarde o temprano los norteamericanos tendrán que abandonar Iraq. Están intentando unir un Estado que puedan controlar cuando ellos se vayan. Pero el Estado, en última instancia, son cuerpos de hombres armados. La policía iraquí está formada por unos 188.000 hombres entrenados por los norteamericanos, pero a mediados de 2007 ya habían perdido nada menos que 32.000 hombres, muertos (8.000-10.000), heridos (un número similar), desertado (más de 5.000) y otras razones. Se dice que el ejército fuerte de 137.000 es mejor y, obviamente, menos sectario pero es inútil frente a los insurgentes.

Las cosas no van mejor en el frente político. Los estadounidenses exigen que los iraquíes construyan un gobierno nacional con base amplia, Estado, policía, etc., Pero el gobierno de unidad nacional no es tal cosa. Es un grupo de fracciones, cada una de ellas intenta agarrar una parte del botín. Hay una guerra civil sectaria y sangrienta en Iraq. El gobierno y los norteamericanos no pueden resolver nada. El imperialismo estadounidense es el responsable de esta pesadilla. Avivaron las llamas del conflicto sectario cuando se basaron en los kurdos y los chiíes frente a Sadám Hussein, que tenía su base en los suníes. Ahora la situación está fuera de control.

El general Petraeus admitió con franqueza que el envío de más tropas sería inútil a menos que el margen de respiro que su ejército está intentado crear sea aprovechado por el gobierno encabezado por los chiíes para implicar a un mayor número de suníes. Los jefes del general Petraeus en Washington saben que si el títere Maliki (primer ministro iraquí) no es capaz de hacerlo mejor, el envío de más tropas de EEUU, y el aumento de la pérdida de vidas norteamericanas que ya es importante, está condenado al fracaso.

Hasta hace poco, se confortaban con la idea de que el Kurdistán estaba relativamente tranquilo. "El norte va bien" solían decir. Pero el peor derramamiento de sangre y violencia se producirá en el norte. El Kurdistán está formado por una mezcla étnica, la cuestión nacional no puede resolverse bajo el capitalismo, ya sea en Iraq o en cualquier otra parte. Ahora el conflicto está entre suníes, chiíes, kurdos, turcos y otros grupos.

Turquía mira amenazadoramente a Iraq. Ankara nunca aceptará un Kurdistán independiente en sus fronteras. El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha reiniciado su guerra de guerrillas dentro de Turquía y tiene bases dentro del Iraq kurdo. El parlamento de Ankara ha aprobado una resolución que les permitiría intervenir militarmente en Iraq. El ejército turco intentará aplastarlos. Ya están acumulando fuerzas en la frontera, sólo buscan la excusa para intervenir. Ya han realizado incursiones. Si Iraq comienza a romperse en líneas nacionales, los turcos ocuparán la zona que rodea Mosul y Kirkuk, siempre han codiciado su riqueza petrolera. Este hecho provocará nuevos conflictos e inestabilidad.

Crisis en los EEUU

Los imperialistas no van a la guerra por diversión, sino por el saqueo, los mercados y las esferas de influencia. Pero no están sacando dinero de Iraq, les está costando una cantidad de dinero colosal, al menos dos mil millones de dólares semanales, miles de muertos y heridos. Iraq tiene las terceras mayores reservas de petróleo del mundo pero son poco útiles mientras el crudo permanezca en su mayor parte debajo de la superficie. La infraestructura petrolera está en unas condiciones críticas tras 17 años de guerra y sanciones. La producción sigue por debajo del (deprimido) pico  previo a la guerra, 2,5 millones de barriles diarios.

El ejército es pesimista sobre las perspectivas y cada vez lo expresa más abiertamente. El general Petraeus ha advertido que las "operaciones de contrainsurgencia pueden durar nueve o diez años". Pero no tienen nueve o diez años. La opinión pública en EEUU ahora está arrolladoramente en contra de la guerra, incluso muchos republicanos ya han tenido suficiente.

Hagan lo que hagan los norteamericanos estará mal. Si siguen allí sólo tendrán más bajas y no resolverán nada. En gran medida, debido al resultado de Iraq, la popularidad de Bush ha colapsado. La lista de estadounidenses muertos y heridos crece y un número desproporcionado de las víctimas en Iraq son de familias pobres latinas o negras.

En el fondo es una cuestión de clase. Si la ocupación continúa podría provocar movimientos en EEUU similares al movimiento de masas contra la guerra de Vietnam hace cuarenta años. Puede incluso provocar una crisis de régimen con implicaciones revolucionarias. La combinación de recesión económica, con la consiguiente caída de los niveles de vida, desempleo y desahucios, junto a la guerra es un cóctel explosivo.

  Pero si se van será peor. Dejarán detrás una situación caótica que incluso podría llevar a la ruptura de Iraq en sus partes constituyentes. Este hecho sentaría la base para más inestabilidad, guerras regionales y terrorismo, es decir, precisamente lo contrario de lo que pretendían.

En el otoño de 2007, mientras Bush aún golpeaba el tambor de la guerra contra Irán, aparecieron unas sorprendentes revelaciones en la prensa relacionadas con Irán, el "Estado canalla" preferido del presidente. Fuentes anónimas revelaron que la inteligencia norteamericana había establecido hace algún tiempo que Irán no tenía posibilidad inmediata de adquirir un potencial militar nuclear. Era exactamente lo contrario de lo que Bush ha estado diciendo estos últimos meses. En realidad, ha estado diciendo que era necesario emprender acciones inmediatas contra Irán porque en cualquier momento podría adquirir armas nucleares.

¿Cómo reaccionó Bush? ¿Corrigió la propaganda engañosa sobre el imaginario arsenal nuclear de Irán? ¿Anunció inmediatamente el abandono de cualquier plan de ataque militar a Irán? No, no lo hizo. Repitió las mismas viejas tonterías y redobló sus amenazas contra Irán. Y el gobierno israelí se unió afirmando que su propio servicio de inteligencia contradecía los informes de Washington. Evidentemente, los halcones en Israel están entusiasmados con la perspectiva de dar a Irán una lección sangrienta y no quieren que nadie les estropee su divertimento.

¿Quién estaba detrás de estas revelaciones? Quienquiera que fuera, era alguien de alto nivel con acceso privilegiado a información de inteligencia muy sensible. Parece muy probable que un sector del establishment haya decidido impedir una nueva aventura militar en Oriente Medio liberando una información que desenmascara toda la propaganda de la Administración Bush sobre este tema, como ocurrió con las viejas mentiras sobre las "armas de destrucción masiva" de Iraq.

Este incidente demuestra la existencia de una creciente división dentro de la clase dominante norteamericana. Hay una consciencia cada vez mayor de que la política exterior de la administración Bush está teniendo consecuencias negativas para el imperialismo estadounidense y a un sector de la clase dominante le gustaría poner un freno, o incluso sacarlo de en medio. Implícito en esta situación está la crisis del propio régimen.

Parece lo más probable que las próximas elecciones serán ganadas por los demócratas. Pero ¿qué pueden hacer ellos? Les quedará la herencia de la guerra, el terrorismo y la crisis económica. No tardarán mucho tiempo en desacreditarse, preparando así el terreno para una radicalización seria de la política norteamericana.

Inestabilidad regional

La guerra de Iraq ya ha tenido consecuencias imprevistas para la camarilla dominante de Washington cuando inició su aventura iraquí. George W. Bush y Condoleezza Rice sinceramente desean la paz en Oriente Medio, la paz bajo el control norteamericano. El problema es que los dos objetivos son mutuamente excluyentes, se puede tener paz o se puede tener dominio estadounidense, pero no se puede tener ambas cosas.

El imperialismo norteamericano intenta fortalecer su control de la región como una parte clave de su política general para el dominio mundial. La criminal invasión de Iraq pretendía, entre otras cosas, establecer una cabeza de playa norteamericana fiable y firme en Oriente Medio. No ha conseguido este objetivo sino que sólo ha logrado provocar una oleada de inestabilidad por toda la región.

Al eliminar el ejército iraquí, la única fuerza que podía actuar como contrapeso a Irán, Washington alteró la correlación estratégica de fuerzas en toda la región. Benefició a Irán, que ha extendido su influencia en la población chií de Iraq y en la región. Esta circunstancia amenaza directamente los intereses de Arabia Saudí y de los Estados del Golfo, donde las monarquías reaccionarias pro-norteamericanas están sentadas sobre enormes reservas de petróleo.

Como un elefante en una tienda de porcelana, el imperialismo norteamericano ha enloquecido toda la región, destruido totalmente los elementos de estabilidad que antes existían. Ahora, rodeado por pedazos de vajillas rotas y con miedo a romper otros platos más valiosos, el presidente George Bush convocó una conferencia con la esperanza de pegar los pedazos rotos.

La monarquía saudí, uno de los principales aliados del imperialismo norteamericano en la región, podría ser derrocada en cualquier momento y cualquiera que sea el régimen que la sustituya no será amigo de Washington. Por lo tanto, la Casa de Saud ha estado suplicando a Washington que la ayude en dos frentes: intensificando la presión diplomática, económica y militar sobre Teherán, y negociando alguna especie de acuerdo de paz que, esperan, resolvería la cuestión palestina y aliviaría algo de la presión que sufre Arabia Saudí.

En Washington estarían encantados de solucionar el problema palestino, pero hay varios problemas que tienen una naturaleza muy espinosa. El problema principal es Israel, que ahora es el único aliado de confianza que tiene Washington en la región. El imperialismo norteamericano no tiene mucha influencia con la clase dominante israelí en la situación actual. En estas condiciones, EEUU propone pero es la clase dominante israelí quien dispone.

Siria y Líbano

Los estadounidenses pensaban que eran inteligentes cuando diseñaron el derrocamiento del régimen pro-sirio en Líbano. Pero todo lo que consiguieron hacer fue hundir al país en el caos y la guerra, creando las condiciones para el resurgimiento del enfrentamiento civil. Ahora Líbano está en un punto muerto en la elección de su presidente. Con retraso, algunas personas en Washington se han dado cuenta de que el papel de Siria es crucial. Es posible que la decisión de invitar a Damasco para que enviara un representante a la conferencia de Annapolis sea un reconocimiento de este hecho.

La decisión siria de enviar a su viceministro de exteriores, un rango inferior a un negociador completo pero mayor a  una mera presencia testimonial, a cambio de una simple discusión simbólica en Annapolis sobre la paz siria-israelí, parecía indicar que Siria desea llegar a algún acuerdo con Washington. Si es posible o no es otra cuestión a debatir.

Los norteamericanos necesitan a Siria para evitar que Líbano explote en una guerra civil abierta. Pero George Bush es demasiado estúpido y miope para comprender las realidades de la diplomacia mundial. No ha ofrecido a Siria ninguna concesión para garantizar su apoyo, en su lugar dio a Damasco un golpe de nudillos con su discurso. Hizo una referencia innecesaria a la necesidad que tenía el Líbano de tener unas elecciones "libres de la interferencia e intimidación externas". Es un chiste si se tiene en cuenta la flagrante interferencia de EEUU en toda la región. Pero los sirios no ven la parte divertida de esta situación.

La cuestión palestina

La cuestión palestina es el centro de la crisis de Oriente Medio. Los norteamericanos saben que es un factor importante en la turbulencia que hay en Oriente Medio. Esta última región es clave para la política exterior norteamericana, tanto por razones económicas como estratégicas. Durante décadas, la cuestión palestina ha sido como una úlcera enconada que está envenenando las relaciones entre los Estados y provocando el riesgo de nuevos conflictos, terrorismo, inestabilidad y guerras.

Después del colapso de la Unión Soviética, los imperialistas norteamericanos deseaban aumentar su influencia en los países árabe y estaban dispuestos, hasta cierto punto, a poner presión sobre Israel. Por tanto, presionaron a Israel para que hiciera concesiones a los palestinos. Este hecho llevó a las conversaciones de Camp David, y a los acuerdos de Madrid y Oslo que establecieron un territorio palestino truncado. Fue una caricatura patética que de ninguna manera satisfizo las aspiraciones nacionales de los palestinos. No contentó a nadie.

El resultado fue más violencia, terrorismo, enfrentamiento y rencor, con una división abierta en las filas de los palestinos, con Hamás haciéndose con el control de Gaza, aumentando así el caos, la inestabilidad y los elementos de guerra civil. La crisis en Gaza es una guerra civil entre Hamás y la OLP dirigida por Abbas.

La retirada de Israel de Gaza fue un movimiento táctico destinado a fortalecer su dominio en Cisjordania. Vemos el cinismo de los imperialistas (no sólo de los norteamericanos sino también de la UE) cuando inmediatamente suspendieron los fondos para el gobierno de Hamás que, digan lo que quieran, pero fue elegido democráticamente.  Tan pronto como sucedió el enfrentamiento entre Abbas y Hamás, ellos reanudaron los fondos para Cisjordania y su títere Abbas. Quieren utilizar a una de las partes para dividir a los palestinos y de esta manera garantizar que la lucha palestina por una verdadera patria sea abortada.

La clase dominante israelí observa con bastante satisfacción cómo luchan ente sí los palestinos y, de vez en cuando, envía tanques o aprieta los tornillos económicos, sólo para demostrar quién es el jefe. La situación es una pesadilla para las masas palestinas que no ven una salida. La táctica de Hamás no resuelve nada sino que sólo refuerza la posición de los imperialistas israelíes. Les proporcionan una excusa para más actos de agresión y represión sin ni siquiera provocar una abolladura en su armadura.

El lema de Tel Aviv es: lo que tenemos nos lo quedamos. Los sionistas no tienen intención de dar ninguna concesión importante. Hamás alardeaba de que ellos habían expulsado al ejército israelí de Gaza. Eso es un chiste. La retirada israelí de Gaza es un movimiento táctico para silenciar las críticas internacionales y dar la impresión de que ellos estaban cediendo algo importante, cuando en realidad no tienen ningún interés en Gaza. Lo que pretendían era fortalecer su dominio de Cisjordania, que es la cuestión decisiva.

Los israelíes han continuado sin descanso construyendo el monstruoso muro que divide el territorio palestino en Cisjordania, arrebatando grandes pedazos de tierra a los palestinos con el pretexto de la "defensa" de Israel. Los colonos judíos son cada vez más audaces e insolentes. Después de los incidentes en Gaza, ningún gobierno israelí querrá enfrentarse a los colonos en Cisjordania.

Después está el pequeño problema de Jerusalén, que tanto judíos como árabes pretenden que sea su capital natural entregada por Dios. En cuanto al derecho de regreso de los palestinos expulsados de sus hogares desde 1948, Israel no lo acepta bajo ningún concepto, ya que alteraría completamente el equilibrio demográfico del "Estado judío".

Tanto Israel como EEUU tienen interés en llegar a algún tipo de acuerdo sobre el tema palestino. Para tal efecto ellos pueden hablar y hablar otra vez, pero cualquiera que sea el acuerdo al que lleguen, éste irá en contra de los intereses de los palestinos.

Ellos han estado cultivando al "líder" palestino, Mahmoud Abbas, como un títere sumiso para poner su sello sobre cualquiera que sea el acuerdo al que lleguen entre sí ¡Pero no es fácil! A Abbas, como a la mayoría de las personas, le gustaría llegar a viejo, pero también teme perder aún más apoyo entre las masas palestinas del que ya ha perdido. No puede permitirse ser visto como alguien que capitula abiertamente a las exigencias de Washington y Tel Aviv. Pero al final no tendrá otra opción.

La conferencia de paz de Annapolis no ha solucionado nada. Después de cuatro meses de interminables conversaciones, Condoleezza Rice, la Secretaria de Estado norteamericana, no ha conseguido nada de lo que necesitaba Abbas: alguna especie de acuerdo para la creación de un Estado palestino.

Un problema sin solución

Se supone que EEUU debe vigilar que ambas partes cumplan la "hoja de ruta" del plan de paz de 2003, en el que se establecía que Israel congelaría la construcción de asentamientos de colonos en Cisjordania y, al mismo tiempo, la Autoridad Palestina (AP) emprendería acciones contra los militantes que atacan Israel.

Esto significa que EEUU tiene el papel de árbitro en el conflicto con el consentimiento mutuo de las dos partes opuestas. EEUU ha aceptado supervisar que ambas partes cumplan la hoja de ruta. Este hecho ha sido presentado como una victoria para los palestinos porque en el pasado Israel había sido de facto el árbitro para seguir el cumplimiento. Pero lo que puede conseguirse en la situación dada es muy limitado. Se supone que el árbitro en un partido de fútbol debe ser neutral, y ahí reside su autoridad para decidir los problemas. Pero si este árbitro está claramente inclinado hacia uno de los lados, entonces este "arbitraje" no vale mucho.

La primera prueba está clara: ¿qué hará Olmert con los aproximadamente más de 100 puestos de control no "autorizados" creados por los colonos más intransigentes? La hoja de ruta establece que debe desmantelar unos 60. Pero los intentos anteriores de hacerlo han provocado enfrentamientos violentos entre la policía y los colonos, que se están reagrupando para un enfrentamiento total después de perder en 2005 su lucha para quedarse en Gaza.

Es posible que pueda presionar algo a los colonos (éstos sólo son peones en el juego de ajedrez y los peones siempre  pueden sacrificarse para ganar objetivos más importantes). Pero lo que es impensable es una liquidación total de los asentamientos judíos en Cisjordania. Los colonos son fanáticos bastante capaces de provocar serios disturbios tanto en Cisjordania como en el propio Israel, y ningún gobierno israelí querría arriesgarse a tal desestabilización. El problema de los colonos, por tanto, seguirá presente como una provocación permanente para los palestinos. Es difícil ver qué papel de "árbitro" se puede jugar en esta cuestión.

EEUU ha nombrado a un general, James Jones, como enviado de seguridad a la Autoridad Palestina. Este acto no significa demasiado. Y está claro que Israel no le hará su trabajo fácil. Un funcionario israelí dice que cualquier impresión de que Olmert planea una congelación total de la construcción de nuevos asentamientos, como estipula la hoja de ruta, es una "mala percepción conveniente". Este es un pequeño detalle pero muy significativo. Desvela la falsedad de la diplomacia norteamericana, en realidad, sólo es eso: una mala percepción conveniente.

Donde el "árbitro" será implacable será en el punto de tomar medidas enérgicas contra los combatientes palestinos. Las enormes cantidades de dinero que los norteamericanos están enviando a la Autoridad Palestina no es gratis. Esperan algo a cambio. Esperan que Abbas aplaste a los combatientes palestinos y así preparar el camino para un acuerdo que acabe con las aspiraciones palestinas. Por eso desde hace muchos meses Washington ha estado armando a la Autoridad Palestina y entrenando a sus fuerzas de seguridad. Es la preparación para una guerra civil que saben que llegará.

La lectura israelí de la hoja de ruta es que la AP debe desmantelar totalmente a los grupos terroristas, antes de llegar a un acuerdo sobre el estatus final que deben alcanzar las dos partes y que exigirá cumplimiento total antes de que se tengan en cuenta nuevos pasos. Pero esta medida va más allá de las posibilidades reales de Abbas, quien teme que un conflicto serio con Hamás pueda llevar al colapso completo de sus fuerzas armadas. Por esa razón, los palestinos insisten en que necesitan sólo comenzar la tarea de "restaurar el orden".

Por lo tanto, las actuales conversaciones no han solucionado nada, ni tampoco podían resolver nada. Este conflicto es tan profundo y está tan enconado que no se puede solucionar con conversaciones. Incluso cuando se reanuden éstas en diciembre, ¿cómo podrán solucionar cuestiones importantes como las fronteras del Estado palestino, la división de Jerusalén, el destino de los 4,5 millones de refugiados palestinos en el extranjero, el reparto del agua y otras cuestiones ardientes?

Olmert sólo dará lo suficiente para mantener en marcha el proceso de paz, así no molestará a los estadounidenses. Pero no dará demasiado para no provocar a los partidos de derecha y que éstos abandonen la coalición. Estos últimos han dejado claro que no están dispuestos a dar concesiones sobre las cuestiones clave. Por ejemplo, han presentado una ley parlamentaria que dificultaría mucho más a Israel conceder algo a la AP relacionado con Jerusalén.

Por su parte, Abbas ha conseguido mucho menos de lo que esperaba en Annapolis. Cada vez depende más de las buenas intenciones (y dólares) de Washington para mantenerse. Esta relación incómoda ayuda a las acusaciones de capitulación que cobran más fuerza según pasan los días. Las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina han reprimido con violencia las manifestaciones anti-Annapolis que se han celebrado en Cisjordania. Esta es una advertencia de lo que está por venir. Lejos de conseguir un verdadero acuerdo de paz para la creación de un Estado palestino, Annapolis sólo traerá más conflictos, caos, derramamiento de sangre y una guerra civil entre palestinos, dejando tras de sí un legado de amargura que durará mucho tiempo.

La única salida

En muchos países la clase obrera, después de años de desaliento y agotamiento, está emprendiendo el camino de la lucha. Lo vemos en la impresionante oleada huelguística en Egipto, pero también en Marruecos, Jordania, Líbano y en el mismo Israel. Es necesario poner en el orden del día la lucha por una política de la clase obrera, por la solidaridad proletaria internacional y la lucha por el socialismo como la única solución duradera para los problemas de las masas.

Es esencial que la juventud revolucionaria de Palestina comprenda esto. Si aceptamos el argumento de que la sociedad israelí es sólo una masa reaccionaria, entonces la causa del pueblo palestino estaría perdida para siempre. ¡Pero no es verdad! En Israel hay ricos y pobres, explotadores y explotados, como en cualquier otro país. Es necesario trabajar para forjar vínculos entre los revolucionarios de Palestina y las masas en Israel, tanto judías como árabes. Ese es el único camino para poner una cuña entre la reaccionaria clase dominante sionista y las masas.

Nos dicen que esto es imposible. ¡No es verdad! En más de una ocasión en el pasado, ha habido pruebas claras de que el mensaje de los territorios ocupados encontró eco en las masas de Israel. Cuando la masacre de palestinos en Líbano, hubo una enorme manifestación de protesta en Israel. Y en la primera Intifada, hubo señales claras de descontento en Israel, incluidas las fuerzas armadas.

Tácticas como los atentados suicidas y los lanzamientos de cohetes sobre objetivos civiles israelíes son equivocadas porque son contraproducentes. Por cada ciudadano israelí asesinado ellos matarán a muchos más palestinos. No hacen ningún daño a la maquinaria militar israelí sino que son una ayuda extraordinaria para la clase dominante y el Estado israelíes. Pero al empujar a las masas israelíes hacia el Estado sionista, estas tácticas fortalecen precisamente lo que ellos pretenden destruir.

Luchamos por la revolución socialista en todo Oriente Medio e Irán, el Golfo y el norte de África. Luchamos contra el imperialismo, el principal enemigo de todos los pueblos. Pero también luchamos contra el latifundismo y el capitalismo, los principales agentes del imperialismo. Nos oponemos al fundamentalismo religioso, que intenta desviar los sanos instintos antiimperialistas de las masas hacia el callejón sin salida del fanatismo religioso y el oscurantismo reaccionario. Defendemos el poder obrero y el socialismo, un nuevo orden social que exprese los intereses de las masas. Defendemos la creación de una Federación Socialista de Oriente Medio, donde árabes y judíos tengan garantizada su territorio en repúblicas socialistas autónomas. ¡Esa es la única alternativa real!

No hay solución posible a la cuestión palestina sobre la base de acuerdos truchos con el imperialismo. La única solución posible es dividir Israel en líneas de clase: romper el dominio total del sionismo reaccionario sobre la sociedad israelí. Pero esto exige una postura de clase. Es difícil defender esta posición en las circunstancias actuales, pero los acontecimientos proporcionarán a los marxistas las oportunidades para que las masas sean conscientes de la inutilidad de los viejos métodos. Mientras tanto, es necesario explicar pacientemente nuestras ideas a los elementos más avanzados. En el futuro, nuestras ideas encontrarán un eco de masas.

La revolución iraní

El potencial revolucionario en Irán crece. Ahmadinejad está jugando la carta del anti-norteamericanismo como una forma de desviar la atención de las masas. Sin embargo, después de las recientes revelaciones sobre el programa nuclear iraní, parece que las perspectivas de un ataque aéreo contra Irán han retrocedido, al menos por ahora.

Esta circunstancia no conviene en absoluto a Ahmadinejad. Su apoyo se erosiona rápidamente dentro de Irán, y su única esperanza era seguir tocando los tambores de guerra sobre el peligro de una invasión norteamericana para desviar la atención de las masas de sus problemas más apremiantes y, de esta manera, salvar su régimen. Ha hecho una declaración pública al efecto, dice que las nuevas revelaciones desenmascaran a Bush como un mentiroso (lo que es cierto) y justifica totalmente la política de su régimen (lo que es falso).

Por supuesto, Ahmadinejad no es capaz de realizar una lucha seria contra al imperialismo pero tenía interés en mantener la tensión para desviar la atención de las masas de sus problemas reales. Ahora es poco probable que Bush se decida a actuar. Este hecho facilitará el desarrollo de un amplio movimiento de oposición de los trabajadores y estudiantes iraníes, que ya ha comenzado, y está destinado a transformar toda la vida política de la región en el próximo período.

Los mulás se aferran al poder pero su apoyo está colapsando. El régimen está experimentando un lento proceso de descomposición interna. Después de décadas en el poder son vistos como corruptos y represores. Los jóvenes están en una abierta rebeldía. A pesar del poderoso aparato de represión estatal, Ahmadinejad fue abucheado y molestado por los estudiantes. Este es un síntoma muy importante. Es normal que la revolución comience con un movimiento de los estudiantes, así ocurrió en Rusia en el período de 1900-1903, las protestas estudiantiles prepararon el camino para un movimiento de masas de los trabajadores en la revolución de 1905. También fue el caso en España en 1930-1931. En mayo de 1930 Trotsky escribía:

"Dado que la burguesía se niega, consciente y obstinadamente, a tomar a su cargo el cuidado de resolver los problemas impuestos por la crisis que sufre su régimen; dado que el proletariado no está todavía dispuesto para encargarse de resolver estos problemas, no es raro que el proscenio esté ocupado por los estudiantes… La actividad revolucionaria o semirrevolucionaria de los estudiantes muestra que la sociedad burguesa atraviesa una crisis muy profunda…"

"Los obreros españoles han manifestado un instinto revolucionario muy acertado dando su apoyo a las manifestaciones de estudiantes. Claro está, tienen que obrar así bajo su propia bandera y bajo la dirección de su propia organización proletaria. El deber del comunismo español es asegurar esta acción, y a este efecto es indispensable que tenga una política justa…" (León Trotsky. Escritos sobre España. La revolución española al día. 25/5/1930).

Estas palabras se aplican hoy completamente a Irán. Los estudiantes están protestando y manifestándose a pesar de la fuerte presencia de las fuerzas de seguridad del régimen iraní. El Día del Estudiante (4 de diciembre), unos 500 estudiantes y activistas de izquierdas participaron en una reunión ilegal en la Universidad de Teherán. La multitud coreó consignas denunciando las recientes detenciones y el clima de intimidación, el acto terminó con el canto de La Internacional. Este hecho demuestra que las tradiciones radicales y revolucionarias del movimiento estudiantil iraní, que se remontan a diciembre de 1953, siguen vivas y gozan de buena salud. Pero desde un punto de vista sintomático aún es más importante.

Lenin explicó que había cuatro condiciones para una revolución triunfante. La primera es que el régimen debía estar dividido y en crisis. El régimen iraní está profundamente dividido y en un absoluto callejón sin salida. Ha llegado a ese punto que, como señalaba Tocqueville, era el momento más peligroso para una autocracia, y es cuando comienzan las reformas. En ese momento se abre una división entre conservadores y reformistas. Los últimos dicen: "debemos reformar o habrá revolución" y los primeros responden: "si reformamos habrá revolución". Los dos tienen razón. Irán alcanzó este punto hace tiempo.

La segunda condición es que las capas medias de la sociedad se encuentren en un estado de fermento y vacilando entre la revolución y el status quo. Ese fermento se reflejó en el movimiento de las universidades pero no se restringió aquí. Sectores de la clase media, como los pequeños comerciantes (bazaris), que en el pasado apoyaban a los mulás ahora están descontentos. La base de masas de la reacción se está reduciendo, mientras que las reservas sociales de la revolución crecen según pasa el tiempo.

El siguiente y más importante elemento en la ecuación es la clase obrera. El poderoso proletariado iraní es la fuerza más decisiva en la revolución. Los trabajadores iraníes están ahora en movimiento. Ha habido una oleada huelguística importante que ha implicado a muchos sectores de la clase obrera: trabajadores de colectivos, astilleros, textil, ferrocarril, las azucareras Haft-Tapeh, petróleo y otros sectores. Estas huelgas comenzaron con reivindicaciones económicas, pero dada la naturaleza del régimen inevitablemente cada vez tendrán un carácter más político y revolucionario.

En otras palabras, todas las condiciones mencionadas por Lenin están presentes o están madurando. La última condición es la única ausente: el partido y la dirección revolucionaria. Nuestros compañeros iraníes han hecho un trabajo excelente, que todavía está en sus etapas iniciales, pero pueden despegar rápidamente con el desarrollo de la revolución. Irán en este momento es comparable a la situación de Rusia en vísperas de enero de 1905. Recordemos que los marxistas rusos también eran muy débiles en aquel momento, pero crecieron a una velocidad tremenda una vez la clase obrera comenzó a moverse.

La nuestra es la única tendencia que detectó el potencial revolucionario en Irán. La clase obrera iraní está vacunada contra el fundamentalismo islámico. Es joven y fresca, libre de los prejuicios y distorsiones del reformismo y el estalinismo. Puede moverse muy rápidamente en dirección hacia las ideas revolucionarias más avanzadas. La revolución iraní atravesará la atmósfera estancada e irrespirable de la reacción que reina en la región. Se quitará el yugo del fundamentalismo islámico y emprenderá decididamente el camino hacia el socialismo y el poder obrero.

En este momento, la revolución iraní es la clave en Oriente Medio. Se abrirá camino entre la niebla del fundamentalismo y la reacción religiosa. Dará esperanza y una nueva perspectiva a los trabajadores y jóvenes del mundo árabe que comienzan a despertar a la lucha de clases. Provocará ondas sísmicas que se extenderán a Afganistán, Pakistán y toda Asia Central, y sus repercusiones se dejarán sentir muy lejos.

Afganistán

En cuanto a Iraq y Afganistán, los imperialistas han fracasado en sus objetivos fundamentales. El país está en un caos total y las ondas sísmicas que emanan de esta situación han desestabilizado Pakistán. La guerra se prolonga y las bajas occidentales se acumulan. El plan norteamericano de basarse en la fuerza aérea en Afganistán para evitar bajas estadounidenses ha sido un fracaso. En su lugar, los bombardeos han provocado muchas bajas civiles. Esta es la versión del Pentágono del arte caballeroso de hacer amigos e influir en la población.

Las tropas dirigidas por los británicos están luchando sobre el terreno en la provincia de Helmand. Pero están teniendo muchas bajas en una guerra que no pueden ganar. Los talibanes han evitado las batallas frontales, ahora están recurriendo a atentados suicidas y bombas en las carreteras. Estas tácticas (es decir, guerrilla) "asimétricas" son muy efectivas y son utilizadas incluso en Kabul. Un ataque suicida casi mató al vicepresidente estadounidense Dick Cheney.

El general británico, David Richards, dijo que había avisado a sus colegas en Londres que la OTAN estaba "haciendo el mejor de los malos trabajos" porque estaban escasos de tropas. Pero es más fácil decir cuál es el problema que resolverlo. ¿De dónde va a sacar más soldados la OTAN? En cambio cada vez más aliados de EEUU comenzarán a sacarlos. La voluntad de continuar luchando se disipará cuando las bajas afecten a la política doméstica. Este hecho ya ha provocado una crisis política en Italia. No será el último.

Algunos países, como Gran Bretaña, Dinamarca y Polonia han aumentado sus fuerzas. Pero otros no están dispuestos a arriesgar más vidas. Los alemanes están presentes pero sus tropas están confinadas al norte (donde hay poco o ningún combate) y tienen prohibido ¡salir de los barracones por la noche! La misión afgana es impopular en Alemania y casi derriba al gobierno italiano en febrero de 2007. Los holandeses son inestables y Sarkozy ha dicho que le gustaría abandonar el ISAF, aunque los funcionarios dicen que esta salida no es inminente.

La grave escasez de tropas significa que los imperialistas tendrán que compensarlo con armamento pesado. Esto significa más bajas civiles, que alejarán más a la población afgana. Los talibanes, en contraste, tienen mucho dinero, hombres y armas, financiado por la amapola afgana.

La economía del opio y la insurgencia se refuerzan mutuamente: las drogas financian a los talibanes, mientras que la lucha impulsa el cultivo de amapola, sobre todo en Helmand, que este año ha tenido otra cosecha récord. Ha producido más opio (de él se extraen la heroína y otras drogas ilegales) que el resto de Afganistán.

 El negocio de las drogas es muy rentable, genera 320.000 millones de dólares al año. El comercio de opio equivale a un tercio de la economía total de Afganistán. El comercio de opio afgano tiene un valor aproximado de 60.000 millones de dólares a precios de la calle en los países consumidores, y está fuera de control. Afganistán el año pasado produjo el equivalente a 6.100 toneladas de opio, aproximadamente el 92 por ciento del total mundial. Al menos, los talibanes antes ejercían algún control, ahora no existe. Hoy, los comandantes talibanes y los traficantes de droga son lo mismo.

Algunos de los mayores barones de la droga son miembros reputados de los gobiernos nacional y provincial, incluso figuras cercanas a Hamid Karzai. The Economist (28/6/07) decía: "Toda la cadena del gobierno, que se suponía que debía imponer la ley, desde el ministro de interior a los policías corrientes, está subvertida. Los policías mal pagos son sobornados para facilitar el comercio. Algunos pagan a sus superiores para conseguir empleos particularmente ‘lucrativos’ como el control de las fronteras".

Pakistán: la clave

Pakistán es el elemento clave en la política exterior norteamericana en Asia Central. Pero sufre problemas muy profundos, acosado por una combinación letal de colapso económico, insurgencia islamista, terrorismo, divisiones en el Estado y caos político. El resultado exacto es imposible de predecir, pero una cosa sí está clara: la inestabilidad aumentará y junto con ella una polarización social y política cada vez mayores, que dará un impulso poderoso tanto a las tendencias revolucionarias como a las contrarrevolucionarias.

Los acontecimientos en Pakistán se suceden con mucha rapidez. El general Musharraf se ha visto obligado a abandonar la jefatura del ejército y convocar elecciones. Este hecho preparó el escenario para un gran giro en Pakistán. Las escisiones y los conflictos por arriba están abriendo una brecha a través de la cual empieza a avanzar el descontento acumulado de las masas. Los acontecimientos tomarán entonces una lógica propia.

La dictadura cayó de rodillas por las manifestaciones y protestas de masas, por las intolerables contradicciones que afligen a Pakistán a todos los niveles. Como pronosticamos, el regreso de Benazir Bhutto sacó a millones de trabajadores y campesinos a las calles. No fue gracias a, sino a pesar de la política y comportamiento de Benazir, que es una aliada del imperialismo norteamericano y hasta hace poco intentaba llegar a un acuerdo con Musharraf.

La dictadura de Musharraf fue minada como resultado de sus propias contradicciones y podredumbre interna. Esta decadencia interna se pudo ver en la crisis de los abofados. Después estuvo la crisis de la Mezquita Roja, etc., Como consecuencia, los imperialistas decidieron desprenderse de Musharraf y preparar el regreso de Bhutto a Pakistán. El retorno de Benazir Bhutto y Nawaz Sharif, la salida formal del ejército del general Pervez Musharraf desencadenó el principio del fin de la dictadura. Simplemente soltó el vapor y está colapsando bajo su propio peso.

Pakistán ha tenido una historia tormentosa desde que consiguió su independencia formal, junto con India, en 1947. Desde entonces, la débil burguesía pakistaní ha demostrado ser totalmente incapaz de hacer avanzar este enorme país. Permanece hundido en la pobreza abyecta y el atraso feudal. La economía es un caos y en lugar de avanzar, retrocede.

La debilidad del capitalismo pakistaní se ha manifestado en una extrema inestabilidad política. Los regímenes "democráticos" débiles se han sucedido a intervalos regulares con dictaduras militares de uno u otro tipo. El último dictador, Zia ul Haq, fue asesinado (probablemente por la CIA). Musharraf teme correr el mismo destino, y está aferrándose al poder desesperadamente. Pero el poder ya se le está deslizando por los dedos.

La proclamación del estado de excepción fue una jugada desesperada que hundió al país en el caos político, como pronosticamos. No convenía a los intereses del imperialismo norteamericano, porque Pakistán tiene una importancia estratégica debido a la guerra en el vecino Afganistán. Washington presionó a Musharraf para que acabase con las fuerzas pro-talibán que han estado cruzando la frontera para luchar contra las fuerzas de la coalición en el sur de Afganistán.

 Esta presión desde todos los lados socavó a Musharraf. Su ejército sufrió  muchas pérdidas en las zonas tribales donde trataron sin éxito de acabar con los combatientes. Todavía hay un ala poderosa del ejército y sobre todo de los servicios de inteligencia (ISI) que apoyan a los talibanes y a al Qaeda, y que los protegen.

Musharraf es impotente para hacer nada al respecto. El ejército era su única base de apoyo y demostró ser muy inestable. Por lo tanto, los estrategas del imperialismo norteamericano llegaron a la conclusión de que Musharraf ya no les era útil para y, por tanto, era prescindible. Ahora en su lugar miran hacia Benazir Bhutto.

Perspectivas para el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP)

Para los abogados y políticos profesionales, la "democracia" es una cuestión de puestos parlamentarios y ministeriales lucrativos. Su principal objeción a Musharraf no es de principios, sino simplemente que el ejército ya tiene una parte demasiado grande de la torta estatal y no les deja suficiente a ellos. Para la "clase política" la situación se reduce a una lucha para ver quien consigue más.

La burguesía norteamericana tiene otros intereses. Tiene su propia parte de la torta (mucho más grande) en casa. La defensa de lo que ellos denominan "intereses de EEUU" está, en última instancia, relacionada con ello, pero para proteger los "intereses de EEUU" (es decir, los intereses de los grandes bancos y multinacionales norteamericanas) deben atender su política exterior.

La política exterior norteamericana tiene dos departamentos: el primero es el ejército estadounidense, la armada y la fuerza aérea, el segundo es la diplomacia. El primero utiliza la fuerza desnuda para aplastar a los enemigos, el segundo utiliza una combinación de amenazas, soborno y corrupción para conseguir el apoyo de "gobiernos amigos". La amistad también es una mercancía y puede ser comprada como cualquier otra.

Desgraciadamente, también como cualquier otra mercancía, los amigos pueden dejar de ser útiles y su valor de mercado caer. El valor de mercado de la amistad del general Musharraf lleva ya algún tiempo muy bajo. Por lo tanto, Washington busca nuevos amigos en Islamabad.

Benazir no perdió la oportunidad de presentarse como una "moderada" pro-occidental. Pero detrás de Benazir y el PPP están las masas que anhelan un cambio. Son leales a las aspiraciones socialistas originales del PPP y exigen Roti, kapra aur makan (pan, ropa y vivienda), que el capitalismo pakistaní no es capaz de darles. La actitud de las masas se pudo ver cuando Benezir regresó a Pakistán: al menos dos millones de personas salieron a las calles: la aplastante mayoría eran trabajadores, campesinos y pobres.

Washington fue el primer aliviado cuando Nawaz Sharif fue deportado a Arabia Saudí en septiembre de 2007, pero, después de haber presenciado las movilizaciones de masas que provocó el regreso de Benazir, ahora están encantados con su regreso. La familia real saudí pidió que se permitiera el regreso del líder de la Liga Musulmana, los saudíes quieren evitar a toda costa una victoria del PPP. Querían que Musharraf se apoyara en la Liga Musulmana para mantener a Benazir lejos del cargo. Los imperialistas querían equilibrarse entre Sharif y Bhutto. Querían obligarlos a formar una coalición como salvaguardia ante las masas.

El asesinato de Benazir Bhutto ha transformado toda la situación. Las masas han pasado a la acción. Si las elecciones se mantienen, votarán masivamente por el PPP. A corto plazo, el "centro" ganará en la forma de un gobierno del PPP, posiblemente en coalición con la Liga Musulmana. Pero pronto demostrará su impotencia e incapacidad para resolver los problemas fundamentales de la sociedad. El "centro" demostrará ser un gigantesco cero.

Crisis del régimen

Los imperialistas y la clase dominante de Pakistán no temían a Benazir Bhutto, pero sí están aterrorizados por las masas que están detrás del PPP. Estas quieren un cambio fundamental de sociedad y no se contentarán con discursos y promesas vacías.

Benazir quería formar una coalición con Sharif porque necesitaba una excusa para no aplicar una política en interés de los trabajadores y campesinos. Pero los trabajadores y los campesinos pobres no aceptarán excusas, presionarán para conseguir sus reivindicaciones más urgentes. Esta circunstancia abrirá una situación totalmente nueva para la lucha de clases en Pakistán.

Por arriba se están produciendo todo tipo de maniobras e intrigas. Los periodistas y comentaristas están fascinados con este "drama político", que se parece a una ruidosa pelea entre los enanos de un circo. Todas estas incesantes combinaciones y acuerdos sólo son la espuma de las olas del océano, son la expresión visible de las corrientes subterráneas. Lo decisivo, no obstante, no es la primera sino las segundas.

La crisis en Pakistán no es una crisis política superficial, sino una crisis del propio régimen. El débil capitalismo pakistaní, corrupto y podrido hasta la médula, ha llevado a este enorme país de 160 millones de habitantes a un callejón sin salida horrible. Durante más de medio siglo, la degenerada burguesía pakistaní ha demostrado ser incapaz de hacer avanzar el país. Ahora está en un impasse absoluto que amenaza con arrastrarla al abismo.

Sólo las masas, encabezadas por la clase obrera, pueden mostrar una salida a esta pesadilla. La verdadera circunscripción electoral del PPP son las masas: los millones de trabajadores y campesinos, la juventud revolucionaria y los desempleados que salieron a las calles, después del asesinato de la dirigente del PPP.  No vitoreaban a un individuo sino a un ideal: el ideal de un Pakistán verdaderamente democrático, un Pakistán sin ricos ni pobres, sin opresores ni oprimidos, un Pakistán socialista.

En el próximo período, las masas tendrán que regresar a la escuela del PPP donde aprenderán algunas lecciones duras. Pero las masas, en general, siempre aprenden de la experiencia. ¿Cómo si no van a aprender? El próximo período será un período tormentoso y tenso. Un gobierno del PPP estará inmediatamente sometido a presiones enormes desde todas partes: las masas exigirán medidas que correspondan con sus intereses; los imperialistas, los terratenientes y los capitalistas exigirán medidas favorables a los ricos y poderosos. Se encontrará entre dos ruedas de molino.

Sólo nuestra tendencia comprendió y pronosticó este proceso. Como es habitual, las sectas ultraizquierdistas fueron totalmente incapaces de comprender la forma en que piensan y se mueven las masas. Como siempre, los marxistas participan en el movimiento vivo y real de las masas, luchando por los mismos objetivos concretos contra los mismos enemigos de clase. No damos lecciones a los trabajadores y campesinos desde los costados como haría un profesor con un alumno. Explicamos pacientemente, paso a paso, ayudamos a los trabajadores a que saquen sus propias conclusiones.

Al final, los trabajadores y campesinos aprenderán cómo distinguir entre aquellos dirigentes que están a favor de los intereses de la clase obrera y los que no. Los marxistas en el PPP se opondrán a todos los intentos de formar coaliciones o llegar a acuerdos con la Liga Musulmana. Exigiremos la implantación del programa original del PPP, un programa socialista basado en la expropiación de los terratenientes y capitalistas. Desarrollaremos las reivindicaciones transicionales necesarias para vincular cada lucha concreta con el objetivo de la transformación socialista de la sociedad.

Como en Irán, en Pakistán se están desarrollando las condiciones clásicas para una revolución. Toda revolución comienza por arriba, con escisiones en el viejo régimen. Esa primera condición ya existe en Pakistán. La clase media está totalmente alejada de la camarilla dominante. Esta circunstancia en parte se reflejó en las protestas de los abogados, aunque el movimiento contenía elementos contradictorios. En los años recientes ha habido un resurgimiento de la lucha de clases en Pakistán, con huelgas importantes como la protagonizada por los trabajadores de telecomunicaciones y de Pakistan Steel (siderurgia). En los últimos días hubo una huelga nacional de PIA (Aerolíneas Pakistaníes). Estas huelgas apenas se mencionan en los medios de comunicación fuera de Pakistán pero son un síntoma de gran importancia. Demuestran el despertar del proletariado pakistaní.

La condición final y la más importante es la existencia de una organización y dirección revolucionarias. ¿Existe en Pakistán? ¡Sí! Los marxistas pakistaníes representados por The Struggle han ganado fuerza e influencia en los últimos años. Han conquistado una posición tras otra y conseguido unir a su alrededor a la aplastante mayoría de los jóvenes y activistas obreros más militantes. Han fortalecido y aumentado su presencia en cada región, en cada nacionalidad y cada ciudad importante.

En las luchas de los trabajadores han jugado un papel destacado. Junto con el PTUDC (Campaña por la Defensa de los Sindicatos Pakistaníes), la organización sindical combativa más importante de Pakistán, han conseguido victorias significativas como la derrota del intento de privatización de Pakistan Steel. En Cachemira han ganado a la mayoría de los estudiantes al marxismo, y en Karachi y Pakhtunkhua (Frontera Noroccidental) han ganado a muchos de los seguidores del antiguo Partido Comunista.

Somos los únicos en la izquierda que comprendemos el papel del PPP y los únicos que predijimos cómo responderían las masas. Los compañeros pakistaníes intervinieron en estas manifestaciones, distribuyeron literatura revolucionaria y  cantaron consignas revolucionarias. Fueron recibidos entusiastamente por los trabajadores y campesinos que querían las mismas cosas que nosotros.

En el orden del día hay acontecimientos importantes y nuestros compañeros están en una posición buena para aprovecharlos. Las líneas de la batalla cada vez están más claras: o la negra reacción o el triunfo de la revolución socialista en Pakistán, en India y en todo el subcontinente. Pakistán podría tener el honor de ser el primer país en golpear con el triunfo de la revolución socialista y encender la llama revolucionaria que recorrerá Asia Central y prenderá fuego al subcontinente.

América Latina

En la revolución mundial como un todo, América Latina sigue en la primera línea del frente. Es la respuesta final a todos los reformistas, cobardes y apóstatas que aceptaron los argumentos de la burguesía de que la revolución y el socialismo ya no estaban en la agenda. El imperialismo norteamericano está cada vez más preocupado por lo que está ocurriendo al sur de Río Grande. La razón de esta creciente alarma es que el fermento revolucionario se extiende de un país a otro.

Las revoluciones no respetan fronteras y el fermento revolucionario se está extendiendo a países como Ecuador, Bolivia, etc., Por eso están intentando aislar a Venezuela. El imperialismo norteamericano no puede tolerar la revolución venezolana. Como ocurrió en Cuba, el imperialismo estadounidense podría empujar a Chávez a ir más allá de los límites del capitalismo. Si esto ocurre, sus efectos se dejarán sentir a través del continente y más allá.

En los años ochenta, las guerras civiles en Guatemala, El Salvador y Nicaragua impulsaron a la región a la vanguardia de la guerra fría. Pero más tarde, Oriente Medio puso a un lado América Latina como la prioridad de la política exterior de Washington. Ahora eso ha cambiado. La preocupación de Washington se reflejó en la visita de George Bush a una región a la que no había prestado atención durante la mayor parte de su presidencia. Aunque su ruta fue elegida con gran cuidado y limitada a países "amigos", el presidente norteamericano se encontró con manifestaciones de protesta.

En todas partes, Washington ve la mano de Chávez y la revolución bolivariana. Esto es algo típico de la mentalidad policial que ve las revoluciones (e incluso las huelgas) como el resultado de conspiradores malignos y no de procesos objetivos. Es verdad que Chávez y la revolución venezolana están actuando como un catalizador de la revolución en todo el continente. Pero incluso el catalizador más poderoso sólo puede funcionar si se dan las condiciones necesarias. Las condiciones objetivas para la revolución socialista se dan prácticamente en cada uno de los países de América Latina.

Lo que es necesario para garantizar el éxito en el menor tiempo posible y con el mínimo sacrificio es un partido y una dirección marxista revolucionaria. Eso es perfectamente cierto, pero la naturaleza aborrece el vacío. ¡Las masas no pueden esperar hasta que hayamos construido un partido revolucionario! En ausencia de este partido, Chávez sirve de catalizador. Ha dado voz a las aspiraciones de las masas de cambio de sociedad. Eso explica la violenta hostilidad del imperialismo norteamericano, que está decidido a librarse de él de una forma u otra.

Pero la influencia de EEUU en América Latina está en horas bajas. Ni siquiera pueden conseguir que la OEA intervenga contra Venezuela. La actitud latinoamericana hacia su poderoso vecino del Norte se ha endurecido. En una reciente encuesta de la BBC World Service, el 64 por ciento de los argentinos, el 57 por ciento de los brasileños, el 53 por ciento de los mexicanos y el 51 por ciento de los chilenos decían que tenían una idea "principalmente negativa" de la influencia norteamericana.

En el pasado, los marines habrían desembarcado hace tiempo. Hoy eso es imposible, política e incluso físicamente. El ejército norteamericano está empantanado en Iraq y Afganistán. Es impensable que pueda implicarse en otra aventura militar en este momento. Así que están obligados a utilizar otros métodos: diplomacia e intriga. Pero incluso en este terreno, Bush está limitado por la caída de su popularidad.

EEUU apoyó dictaduras militares en los años setenta y ochenta pero ha cambiado su táctica después de quemarse los dedos con elementos como Noriega. Ahora, en general, prefiere regímenes democráticos débiles, aunque eso no le impidió organizar el golpe de 2002 en Venezuela. El compromiso de Bush con la democracia es relativo y está dictado por consideraciones puramente tácticas. Eso no quiere decir que no atacarán. Ya están atacando. Pero no pueden invadir de manera abierta, deben recurrir a métodos indirectos, presión diplomática y económica, e intrigas políticas.

En Nicaragua, Daniel Ortega ganó las elecciones presidenciales, a pesar de que los funcionarios norteamericanos hicieron campaña abiertamente a favor de los candidatos de derecha. Washington ha participado de manera clara en el masivo fraude electoral de México, destinado a impedir la elección del candidato del PRD, López Obrador. Lo intentó, pero no consiguió parar la elección de Rafael Correa en Ecuador. Sin embargo, sí consiguió instalar a su títere, Alan García, en Perú y ahora quiere recompensarlo al mismo tiempo que intriga contra Venezuela, Bolivia y Ecuador.

El imperialismo EEUU está intentando crear un cordón sanitario alrededor de Venezuela (y también de Bolivia y Ecuador). Ese fue el significado de la gira de Bush por Latinoamérica y su intento de firmar acuerdos comerciales bilaterales con algunos países de América Latina (Colombia, Brasil, Panamá, Perú). Washington es hostil a los gobiernos de Evo Morales (Bolivia) y Rafael Correa (Educador), y está presionando. EEUU colabora con las oligarquías para derribar a estos gobiernos.

En la vieja época, para Washington todos los socialistas eran "comunistas", pero ahora el imperialismo norteamericano necesita llegar a acuerdos con los socialistas "buenos" como Lula, Bachelet y Kirchner para aislar a Chávez. Incluso intentaron arrastrar a Morales.

La razón del viaje de Bush fue explicada con gran detalle por The Economist (1/5/07): "EEUU está encerrado en una batalla regional por la influencia, con el autócrata intoxicado de petróleo de Venezuela, Hugo Chávez". El objetivo real era aislar a Venezuela, utilizando a países como Brasil, donde Lula es considerado como un "moderado" seguro. Es una doble táctica: Uribe denuncia y amenaza, mientras que Lula engatusa e intriga tras las bambalinas para convencer a Chávez de que abandone la idea del socialismo, como hizo Lula hace tiempo:

"Lula, de Brasil, dice que él pide tranquilamente moderación a su homólogo venezolano, pero no hay pruebas de que esto cambie la dirección de viaje de Chávez. Si continúa por el mismo camino, los demócratas de América Latina pronto tendrán que considerar si él pertenece a su club". (The Economist. 1/5/07).

La Colombia de Álvaro Uribe es el aliado más firme de EEUU en la región. Pero incluso en Colombia -que es, de lejos,  el mayor receptor de ayuda norteamericana en la región, gracias al "Plan Colombia"-, sólo el 39 por ciento de los encuestados por el Latino Barómetro de diciembre de 2006, tenía una imagen positiva del presidente estadounidense. El gobierno de Álvaro Uribe es conocido por sus vínculos con los grupos paramilitares de derecha. El Congreso de EEUU ha presentado propuestas para cortar la ayuda a Colombia. Pero eso no preocupa a Bush ni la CIA, a pesar de todo lo que hablan sobre democracia y su tierna preocupación sobre los derechos humanos en Venezuela.

La ayuda militar norteamericana ha convertido Colombia en un campamento armado y ha distorsionado totalmente la correlación de fuerzas militares en la región. La llamada guerra contra la droga sirve de hoja de parra para ocultar las verdaderas intenciones de Washington, que, en parte, son aplastar a las guerrillas y construir el ejército colombiano para preparar una posible intervención militar contra Venezuela en el futuro.

Chávez intentó reducir la amenaza de Colombia, en parte intentando un acercamiento y entendimiento con Uribe. Pero esta política ha fracasado. Uribe, de modo claro y empujado por Washington, rompió bruscamente relaciones con Chávez supuestamente por sus contactos con las guerrillas de las FARC y oficiales del ejército colombiano durante su intento de mediar por los rehenes. Esto demuestra los límites de la diplomacia burguesa en la defensa de la revolución venezolana. Las maniobras diplomáticas son necesarias pero pueden jugar sólo un papel subordinado. En última instancia, los únicos amigos verdaderos de la revolución venezolana son los trabajadores y campesinos de América Latina y el resto del mundo.

México: ¡la revolución ha comenzado!

Lo que ocurrió en México confirma brillantemente lo que hemos dicho muchas veces, que no hay un solo país estable en América Latina desde Tierra del Fuego hasta Río Grande. No hace mucho México parecía estable, pero nuestras perspectivas fueron confirmadas de modo brillante por los acontecimientos de estos dos últimos años.

En este período, México ha entrado en el camino revolucionario con millones en las calles, una insurrección en Oaxaca, elementos de doble poder, e incluso embriones de soviets. Estos acontecimientos confirman absolutamente nuestras perspectivas. Las sectas se quedaron con la boca abierta. Es lo que Trotsky denominó la superioridad de la previsión sobre la sorpresa.

México es un buen ejemplo de la forma en que se mueven las masas. Millones salieron a las calles para protestar contra el fraude electoral y apoyar a López Obrador. Eran, de modo aplastante, trabajadores y campesinos. Nuestros compañeros lucharon codo a codo con las masas, mientras que, al mismo tiempo, explicaban nuestro programa y política, intentando hacer avanzar al movimiento. ¡Esa es la única manera correcta de actuar!

Como en todas partes, el problema central es la cuestión de la dirección. Debemos comprender cómo se mueve la clase obrera, a través de sus organizaciones tradicionales de masas, no a través de sectas minúsculas. Este maravilloso movimiento revolucionario espontáneo de las masas provocó una crisis de dirección. Como el aprendiz de brujo, López Obrador conjuró unas fuerzas que no podía controlar y no sabía qué hacer con ellas. Pero es imposible mantener a millones de personas en estado de efervescencia indefinidamente sin mostrar una salida.

Después de un largo período de esfuerzos agotadores, existe claramente un elemento de cansancio en las masas. Las masas no siempre están en las calles levantando barricadas, como imaginan los ultraizquierdistas. Si no ven un cambio el movimiento remite durante un tiempo. Es normal. Después de casi dos años de luchas y levantamientos constantes, era inevitable. Este primer levantamiento de las masas tenderá a amainar durante un período. Algunos sectores se retirarán de la lucha para evaluar la situación aunque capas frescas de la clase, tradicionalmente de zonas atrasadas, aún puedan estar en acción. Pueden existir calmas y retrocesos temporales, pero no es posible una estabilidad duradera.

Sobre la superficie, parece que ha ganado Calderón, pero la guerra aún no ha terminado. Como en un combate de boxeo de pesos pesados, lo decisivo no es quién gana el primer asalto, sino el que aguante luchando hasta el final. El gobierno de Calderón es débil y está dividido. Es un gobierno de crisis. El problema es que la clase dominante es demasiado débil para aplastar en este momento a los trabajadores, y éstos últimos no están en la posición de tomar el poder debido a la falta de una dirección. El resultado es un equilibrio inestable que puede durar algunos años antes de que llegue el desenlace final.

La lucha de clases continúa. La legislación de la reforma de las pensiones es un intento de cambiar el sistema de seguridad social para los trabajadores del sector público, conocido como Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSTE). Eso significa recortes de los niveles de vida, lo que está exigiendo la burguesía mexicana. Pero esta medida ha provocado amplias protestas sindicales y políticas, y continuarán.

No está claro cuánto puede durar este gobierno. Depende sobre todo de las perspectivas para la economía mundial y para EEUU, al que México está indisolublemente unido. Una recesión económica en EEUU tendría efectos muy serios al sur de Río Grande. Las remesas enviadas por millones de inmigrantes mexicanos desde EEUU juegan un papel importante, incluso para el mantenimiento de zonas enteras del país.

Una recesión en EEUU provocaría un aumento del desempleo entre la mano de obra latina, causando una caída brusca del nivel de remesas. Esa situación llevaría a un rápido aumento de la pobreza en las regiones ya pobres de México, con un correspondiente aumento de las tensiones sociales. Incluso sin una recesión, la caída del dólar (y también la correspondiente caída del calor del yuan chino) afectará muy severamente a la industria y agriculturas mexicanas.

Todos estos factores servirán para socavar al gobierno de Calderón incluso entre la clase media, que pronto se desilusionará. En estas circunstancias, el PRD comenzará a recuperarse. Atraerá el apoyo de millones de trabajadores y campesinos por una razón: no hay alternativa. En determinada etapa, la burguesía no tendrá otra alternativa que enviar a las masas a la escuela del reformismo, donde aprenderán lecciones muy duras. La política de López Obrador no incluye una ruptura con el capitalismo. Pero el endeble capitalismo mexicano no puede mostrar una salida, o dar a la población lo que necesita. Un gobierno de López Obrador también sería un gobierno de crisis.

Los trabajadores y campesinos presionarán al gobierno del PRD para que ponga en práctica un programa favorable a sus intereses. Por otro lado, la actitud de la clase dominante hacia el gobierno del PRD será "utilizarlo y desacreditarlo". Presionarán al gobierno para que continúa con la política de recortes y contrarreformas que son necesarias para el capitalismo mexicano, y después lo sacarán del cargo y preparan un gobierno de derecha incluso más violento. Los reformistas estarán entre dos ruedas de molino.

La supuesta guerra contra la droga en México, en sí misma una ilustración gráfica de la debilidad de la burguesía y su Estado, es utilizada como excusa para la represión del movimiento revolucionario y la clase obrera. La violencia, los asesinatos y otros horrores se han convertido en la norma. En este país con más de 100 millones de habitantes, hubo 1.600 asesinatos en 2005 relacionados con el crimen organizado, 2.200 en 2006, y este número va en aumento. Los elementos de desintegración social y barbarie están presentes y pueden hundir a la sociedad si el proletariado no toma el poder.

Tarde o temprano, se producirá una confrontación total entre las clases. Calderón intenta fortalecer el Estado preparándose para las luchas futuras. En el último período se han desplegado por todo el país treinta mil soldados. Amnistía Internacional ha denunciado el uso sistemático del "arresto arbitrario, la tortura, juicios injustos e impunidad". Y López Obrador, en lugar de luchar contra esto, ha propuesto incrementar el uso del ejército.

La clase dominante mexicana comprende desde su punto de vista de clase lo que nosotros entendemos desde el nuestro. Pero los dirigentes reformistas del PRD no comprenden nada y no preparan nada. La situación en México es muy explosiva, aunque tendrá alzas y bajas. Tenemos una organización fuerte que se está forjando al calor de los acontecimientos. En el próximo período pueden conseguir resultados similares a los conseguidos por los compañeros pakistaníes. A partir de ahora, debemos prestar una atención más cuidadosa a México y al trabajo de los compañeros mexicanos.

Bolivia

Evo Morales lleva dos años en el cargo. Fue elegido después de que el maravilloso proletariado boliviano luchara durante al menos 18 meses para cambiar la sociedad por medios revolucionarios. Los trabajadores hicieron dos huelgas generales y dos insurrecciones, derrocando a dos presidentes. ¿Qué más se le puede pedir a la clase obrera?

La burguesía y los imperialistas temían que él llevara a Bolivia por el mismo camino emprendido por Hugo Chávez en Venezuela. Pero la política de Morales de "nacionalizaciones" parciales del gas y el petróleo ha irritado a los gobiernos e inversores extranjeros sin resolver los problemas fundamentales de la sociedad. La "revolución democrática" que él promete ha alarmado a la burguesía de las prósperas provincias orientales sin satisfacer a los trabajadores ni a los campesinos.

Como resultado de esta situación, Bolivia cada día se inclina más hacia la contrarrevolución. Debido a la inacción e indecisión de Morales se ha producido una contraofensiva de la reacción. La judicatura hizo un paro de un día contra el intento del gobierno de "desbaratar el sistema judicial e implantar un régimen totalitario". El Tribunal Supremo es un nido de la reacción, pero no se ha hecho nada serio en su contra.

Los "jóvenes dorados", los estudiantes contrarrevolucionarios y los hijos mimados de la burguesía, han asumido el papel de tropas de choque de la reacción, organizando violentas manifestaciones callejeras. Se han enfrentado con manifestaciones de trabajadores y campesinos revolucionarios con muertos y heridos. Hace un año, los seguidores del gobierno intentaron echar al gobernador de Cochabamba por proponer un referéndum sobre la autonomía. En los violentos enfrentamientos murieron tres personas. Ahora las fuerzas de la reacción están en el poder en Cochabamba, algo que era impensable hace un año.

Estas escaramuzas son una advertencia de inminente guerra civil. Son, en palabras de The Economist, "parte de una revolución improvisada de objetivos inciertos". No es una mala descripción de la situación. Pero en una revolución lo que hacen falta son objetivos claros y la determinación para llevarlos a cabo independientemente de todos los obstáculos y la oposición. Sólo eso es lo que hace falta en Bolivia.

La convocatoria de la Asamblea Constituyente fue, como pronosticamos, una forma de desviar el movimiento revolucionario hacia el terreno parlamentario. Morales lanzó la campaña por la asamblea para aprobar los artículos constitucionales por una mayoría simple después de las protestas callejeras en las regiones orientales. El MAS tiene la mayoría en la asamblea pero no los dos tercios necesarios para aprobar la nueva constitución.

El Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales propone redefinir Bolivia como un Estado "unitario, plurinacional, comunitario" que se enorgullezca de albergar a tres docenas de "naciones" indígenas. Estos grupos controlarían el territorio y recursos naturales, estarían representadas todas las comunidades en una cámara única, junto a ciudadanos individuales. La empresa privada estaría protegida cuando ésta "contribuya al desarrollo económico y socio-cultural". Un cuarto "poder social" supervisaría los tres tradicionales.

El vicepresidente, Álvaro García Linera, ha pedido una "ampliación de las élites" y "margen tanto para el desarrollo capitalista como pos-capitalista". Esto es lo que aconseja el recetario reformista de Heinz Dieterich. No hay perspectiva de socialismo, ni propuesta de expropiar a la oligarquía. Y los dirigentes se comprometerán incluso con esto.

El gobierno quiere comprometerse con la reacción. "No queremos una constitución aprobada por un 60 o 70 por ciento del país, pero rechazada por el resto", afirma García Linera. El texto final de la constitución será sometido a referéndum y después a la interpretación de los tribunales, que Morales no controla Este hecho proporcionará a los reaccionarios una gran oportunidad de continuar con sus tácticas de obstrucción, sabotaje y desestabilización.

Al final, la economía es decisiva y la boliviana no está en buena situación, crece menos que el promedio de América Latina. Más de la mitad de la población es pobre, cuatro quintas partes de los trabajadores están en la economía informal y continúan emigrando. Aparte del gas y la minería, la inversión privada es un insignificante 2-3 por ciento del PIB. Si no se crean buenos empleos y mejoran las condiciones de las masas, ninguna maniobra constitucional salvará a Morales.

Los trabajadores y los campesinos pronto se cansarán de una situación que no ofrece ninguna mejora fundamental para sus condiciones de vida. Al final, si nada fundamental cambia, caerán en un estado de pasividad que permitirá a la burguesía contrarrevolucionaria avanzar y recuperar de nuevo las posiciones perdidas. Los reaccionarios están ganando confianza, cada vez son más insolentes hasta el punto que ven a los trabajadores perder confianza en el futuro de la revolución.

Prepararán el camino para la expulsión del poder de Evo Morales. Podrían utilizar el ejército, pero podrían incluso hacerlo por medios "constitucionales", ya que controlan partes significativas del Estado y la judicatura. Este es el resultado final de la política del reformismo y el compromiso. Por otro lado, si los reaccionarios actúan de una manera precipitada, pueden provocar una explosión por parte de las masas que haría retroceder a una situación muy complicada.

Venezuela

A diferencia de las sectas ignorantes, los imperialistas comprenden lo que nosotros entendemos: hay una revolución en Venezuela y las masas se mueven para cambiar la sociedad. Eso explica la campaña histérica alrededor de cuestiones como RCTV y el referéndum constitucional. Los imperialistas mantienen la presión sobre Chávez para detener la revolución. Se basan en la derecha de la dirección bolivariana y en la burocracia contrarrevolucionaria. Pero los trabajadores y campesinos presionan desde abajo. El resultado de esta lucha determinará el destino de la revolución, de una u otra manera.

El rápido y, aparentemente irresistible, ascenso de Chávez no puede explicarse exclusivamente por los poderes personales y la capacidad del individuo. El fermento de descontento ya estaba presente en las masas, pero no tenía un vehículo a través del cual expresarse. Una vez encontraron un medio de expresión, las masas salieron a las calles en un movimiento imparable que duró casi diez años.

Existe una relación dialéctica entre Chávez y las masas, una química poderosa en la cual, dando voz a las aspiraciones profundas de las masas, el líder bolivariano intensifica estas aspiraciones revolucionarias. Las masas presionan, exigen un cambio. Esto a su vez actúa sobre Chávez, empujándolo aún más a la izquierda. Esta química peculiar ya ha sido observada por los estrategas del Capital y el imperialismo, que han sacado la conclusión de que es necesario eliminar a Chávez de una u otra manera. Por eso pusieron tanto esfuerzo en la campaña por el "no" en el referéndum constitucional.

Fue la primera derrota real de Chávez. Por primera vez en casi una década la oposición obtuvo una victoria. Hubo escenas de júbilo en las zonas acomodadas de clase media de Caracas. Pero el gozo de los reaccionarios es tan prematuro como exagerado. Comparando los resultados con las elecciones presidenciales de 2006, la oposición sólo consiguió aumentar sus votos en aproximadamente 200.000, pero Chávez perdió 2,9 millones. Estos votos no fueron a la oposición sino a la abstención.

Los resultados del referéndum sobre la reforma constitucional demuestran esto. La propuesta de cambio constitucional fue derrotada por un estrecho margen, con 4.521.494 votos en contra (50,65 por ciento), y 4.404.626 (49,34 por ciento) a favor. La pregunta no es por qué el voto al "no" ganó, sino ¿por qué tantos chavistas no fueron a votar? La aplastante mayoría de las masas aún apoyan a Chávez y la revolución, pero hay claros síntomas de cansancio.

Después de nueve años de agitación, las masas están cansadas de palabras y discursos, desfiles y manifestaciones, también de interminables elecciones y referendos. Lo que realmente asombra es que el movimiento haya durado tanto y que estos síntomas de cansancio no hayan aparecido antes. Las elecciones de diciembre de 2006 mostraron que el 63 por ciento apoyaba a Chávez después de ocho años de proceso. Este hecho demuestra un nivel de conciencia revolucionaria muy elevado, sin embargo, no se puede asumir que esta situación pueda durar indefinidamente.

Las masas quieren menos palabras y más acciones decisivas: acciones contra los terratenientes y capitalistas, contra los gobernadores y funcionarios corruptos. Sobre todo, quieren acciones contra la Quinta Columna de chavistas de derecha que llevan remeras rojas y hablan de socialismo del siglo XXI, pero que se oponen al verdadero socialismo y sabotean la revolución desde adentro.

Los mayores esfuerzos de la oposición sólo consiguieron movilizar unos 200.000 votos más. Eso es una realidad. Además, esta lucha no se puede ganar sólo con votos. Los burgueses panzones, sus mujeres e hijos, el pequeño comerciante, el estudiante "mocoso consentido" del rico, los funcionarios del gobierno resentidos ante los avances de la "muchedumbre", los pensionistas nostálgicos de los "viejos y buenos días" de la Cuarta República, los especuladores, los ladrones y los estafadores, los viejos devotos manipulados por la jerarquía reaccionaria de la Iglesia, los sólidos ciudadanos de clase media cansados de "anarquía": todos estos elementos parecen como una fuerza formidable en términos electorales, pero en la lucha de clases su peso es prácticamente cero.

La correlación de fuerzas de clase

La verdadera correlación de fuerzas de clase se vio en los actos del final de la campaña del referéndum. Como en diciembre de 2006, la oposición movió cielo y tierra para movilizar su base de masas y conseguir reunir a una gran multitud. Sin embargo, al día siguiente las calles del centro de Caracas estaban inundadas por un mar de remeras rojas y pancartas. Los dos actos revelaron que la base activa de los chavistas es cinco u ocho veces más grande que la base de la oposición.

La imagen es aún más clara cuando llegamos a la juventud. Los estudiantes de derecha son las tropas de asalto de la oposición. Han sido la principal fuerza motriz en la organización de provocaciones violentas contra los chavistas. Consiguieron un gran acto con 50.000, según los datos más optimistas. Pero los estudiantes chavistas consiguieron reunir 200.000 ó 300.000. En este terreno decisivo de la lucha, los jóvenes, las fuerzas activas de la revolución superaban en mucho a las fuerzas de la contrarrevolución.

De parte de la revolución está la aplastante mayoría de los trabajadores y campesinos. ¡Esa es la cuestión decisiva! Ni una luz se enciende, ni una rueda se mueve, ni un teléfono suena sin el permiso de la clase obrera. Esta es una fuerza colosal una vez se organiza y moviliza por la transformación socialista de la sociedad.

La oposición ha decidido adoptar un tono cauto y conciliador porque no está aún maduro el momento para una operación como la de abril de 2002. Cualquier intento de lanzar un golpe en este momento sacaría a las masas a las calles dispuestas a luchar y morir si es necesario para defender la revolución.

En estas circunstancias el ejército venezolano, tal como está ahora, sería un instrumento poco fiable para un golpe. Llevaría a una guerra civil que los contrarrevolucionarios no confiarían en ganar. Y quién puede dudar que en esta ocasión una derrota de la contrarrevolución en una lucha abierta significaría la liquidación inmediata del capitalismo en Venezuela.

El ejército venezolano y el Estado

El ejército siempre refleja las tendencias dentro de la sociedad. El ejército venezolano ha pasado casi una década de tormenta y tensión revolucionarias. Esto ha dejado su marca. No puede existir ninguna duda de que la aplastante mayoría de los soldados rasos, hijos de trabajadores y campesinos, son leales a Chávez y la revolución. Lo mismo se aplicaría a la mayoría de los sargentos, suboficiales y oficiales jóvenes. Pero cuanto más se asciende en el escalafón militar menos clara está la situación. En las últimas semanas hubo rumores de conspiraciones y detuvieron a algunos oficiales. ¡Es una advertencia seria!

La única manera de garantizar que todos los oficiales reaccionarios, como Manuel Baduel, sean eliminados es con la introducción de la democracia en el ejército, permitiendo a los soldados total libertad para unirse a los partidos políticos y sindicatos. Los oficiales deberían estar sometidos periódicamente a la elección, como todo funcionario público. Aquellos que son leales a la revolución no tendrían nada que temer.

Entre los oficiales, muchos serán leales a Chávez, otros simpatizarán con la oposición o serán contrarrevolucionarios secretos. La mayoría, probablemente, sean soldados de carrera apolíticos, cuyas simpatías pueden inclinarse hacia uno u otro lado dependiendo del clima general de la sociedad.

La cuestión del Estado y las fuerzas armadas ocupa ahora una posición clave en la ecuación revolucionaria. El Estado burgués ha estado desintegrado durante algún tiempo, pero en su lugar no se ha creado un nuevo poder estatal. Esta situación es peligrosa. La formación de un nuevo poder estatal necesariamente implica un nuevo tipo de ejército, un ejército del pueblo, una milicia de trabajadores y campesinos.

La propuesta de reforma constitucional incluía previsiones para la creación de la Milicia Popular Bolivariana (Art. 239), "como una parte integral de las fuerzas armadas bolivarianas" y afirmaba que deberían estar formadas por "unidades de la reserva militar". En ellas hay más de millón y medio de venezolanos. Esta fuerza sería un poderoso instrumento revolucionario para luchar contra los enemigos de la revolución, tanto dentro de cómo fuera de las fronteras nacionales.

Si los sindicatos tuvieran una dirección digna de la clase, inmediatamente habrían tomado esta propuesta y creado milicias obreras en cada fábrica y centro de trabajo. Los trabajadores deben aprender el uso de las armas para defender sus conquistas, defender la revolución contra sus enemigos y proceder a nuevas conquistas. Pero la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) está dividida y seriamente debilitada por luchas fraccionales en la dirección, que está más interesada en la lucha por los puestos que en defender los intereses de la clase obrera. ¡Ese es el verdadero problema!

La bancarrota de las sectas

Es una suerte que las sectas ultraizquierdistas (que con frecuencia se convierten en ultra-oportunistas en todas las cuestiones clave) sean muy débiles en Venezuela. Su habitual impaciencia, pensamiento abstracto y formalismo orgánico las incapacita para comprender la psicología de las masas. Desgraciadamente, por un accidente de la historia, algunas de ellas han heredado puestos de dirección en algunos sindicatos que han utilizado para despistar y desorientar a aquellos activistas obreros que las rodean.

Después de hundir efectivamente la UNT como fuerza revolucionaria, la han dividido sobre la cuestión del Partido Socialista Unido de Venezuela. El ala de la UNT dirigida por Chirinos no sólo se negó a entrar en el partido de masas de la clase obrera de Venezuela, sino que aunó fuerzas con los contrarrevolucionarios en su campaña contra el referéndum constitucional. Fue una política criminal. Estos supuestos "marxistas"  están tan ciegos por su odio a Chávez que son incapaces de distinguir entre revolución y contrarrevolución. Se han alejado del movimiento vivo de las masas y están condenados a la impotencia.

El papel de los supuestos trotskistas que pidieron el voto al no, la abstención o el voto nulo fue absolutamente pernicioso. Esto los incapacita totalmente como una fuerza progresista, menos aún revolucionaria.

Los contrarrevolucionarios y los imperialistas comprenden la situación con mucha más claridad que los sectarios. Las masas han despertado a la vida política con Chávez y le son ferozmente leales. La burguesía ha intentado todo para deshacerse de Chávez pero ha fracasado. Cada intento contrarrevolucionario ha terminado hecho pedazos contra la roca del movimiento de masas.

Por lo tanto, han decidido armarse de paciencia y esperan ganar tiempo. Chávez fue elegido por un período de seis años y, por lo tanto, aún le quedan cinco años más hasta agotar su mandato. El primer paso de la burguesía fue garantizar que no pudiera presentarse nuevamente a las elecciones. Esa era la importancia del referéndum constitucional desde su punto de vista. Calculan que si consiguen librarse de Chávez, de una u otra manera, el movimiento se dividirá en pedazos y se desintegrará, permitiéndoles volver a recuperar el poder.

La oposición es cautelosa porque es consciente de su debilidad. Sabe que no es lo suficiente fuerte como para pasar a la ofensiva. Pero sobre la base del "acuerdo nacional", está intentando conseguir que Chávez suavice su programa. Si lo consiguieran, eso desmoralizaría a la base chavista, mientras que los reformistas y burócratas se sentirían fortalecidos.

Sabotaje económico

¿Cómo es posible que la oposición pueda recuperarse cuando ha sido tan sólidamente derrotada? Porque la revolución no ha llegado hasta el final, porque las palancas importantes de la economía están en manos de los enemigos más encarnizados de la revolución, y también porque hay un límite en lo que pueden tolerar las masas sin caer en un ambiente de apatía y desesperación.

Como escribimos en Tesis sobre la Revolución y la Contrarrevolución en Venezuela:

"Sin embargo, basarse exclusivamente en la voluntad de hacer sacrificios de las masas es un error. Las masas pueden sacrificar su ‘hoy’ por el ‘mañana’, pero sólo hasta cierto punto. Esto siempre hay que tenerlo en cuenta. Al final, la cuestión económica es decisiva".

Estas observaciones hoy mantienen toda su vigencia. La escasez de productos alimenticios básicos como la leche, la carne o el azúcar se volvió intolerable en los meses recientes. Esta situación recuerda a Chile cuando se utilizó el sabotaje económico general contra el gobierno de izquierda de la Unidad Popular en los años setenta.

La burguesía contrarrevolucionaria venezolana está realizando una campaña sistemática de sabotaje sobre la economía venezolana. Hay escasez seria y la inflación es del 19 por ciento. Las masas son leales a la revolución pero no aceptarán permanentemente esta situación. Tarde o temprano debe ser solucionada. Chávez ha dado pasos importantes adelante pero aún vacila en las cuestiones fundamentales como el ejército. El resultado no está claro aún.

Para las masas la cuestión del socialismo y la revolución no es algo abstracto sino que es, en realidad, muy concreto. Los trabajadores y los campesinos de Venezuela han sido extraordinariamente leales a la revolución. Han demostrado un alto grado de madurez revolucionaria y disposición para luchar y hacer sacrificios. Pero si la situación se prolonga así durante mucho tiempo sin una ruptura decisiva, las masas comenzarán a cansarse. Empezando por las capas más atrasadas e inertes empezará a cundir un ambiente de apatía y escepticismo.

Si no hay un final claro a la vista comenzarán a decir: ya hemos escuchado todos estos discursos antes, pero nada fundamental ha cambiado. ¿De qué sirve marchar? ¿De qué sirve votar si vivimos igual que antes? Ese es el mayor peligro para la revolución. Cuando los reaccionarios vean que la marea de la revolución baja entonces ellos pasarán a la contraofensiva. Los elementos avanzados de los trabajadores se encontrarán aislados. Las masas ya no responderán a sus llamamientos. Cuando ese momento llegue la contrarrevolución golpeará.

Aquellos que dicen que la revolución ha ido demasiado lejos y rápido, que es necesario detener las expropiaciones y llegar a un acuerdo con Baduel para salvar la revolución, están completamente equivocados. La razón por la que un sector de las masas está desilusionándose no es porque la revolución haya ido demasiado lejos y rápido, sino porque va demasiado lenta y no hay ido lo suficiente lejos.

Las elecciones y la lucha de clases

Los marxistas no nos negamos a participar en las elecciones. Esa es la posición del anarquismo no del marxismo. En general, la clase obrera debe utilizar cada resquicio democrático que esté a su disposición para acumular fuerzas, conquistar una posición tras otra al enemigo de clase y prepararse para la toma del poder.

La lucha electoral ha jugado un papel importante en Venezuela para unir, organizar y movilizar a las masas. Pero tiene sus límites. La lucha de clases no se puede reducir a estadísticas abstractas o aritmética electoral. Tampoco el destino de la revolución está determinado por leyes o Constituciones. Las revoluciones no se ganan o pierden en los bufetes de abogados ni en los debates parlamentarios, sino en las calles, en las fábricas, en los pueblos y los barrios pobres, en las escuelas y en los cuarteles del ejército.

Incluso después de la derrota del referéndum, Chávez tiene suficiente poder como para llevar a cabo la expropiación de los terratenientes, banqueros y capitalistas. Tiene el control de la Asamblea Nacional y el apoyo de los sectores decisivos de la sociedad venezolana. Una ley habilitante para expropiar la tierra, los bancos y las grandes empresas privadas provocaría un apoyo entusiasta en las masas.

El nivel de abstención que permitió la victoria ajustada de la oposición es una advertencia. ¡Las masas exigen una acción decidida, no palabras! Por lo tanto, esta derrota tendrá el efecto contrario. Puede elevar a las masas a niveles nuevos de lucha revolucionaria. Marx dijo que la revolución necesita el látigo de la contrarrevolución. Lo hemos visto en más de una ocasión en los últimos nueve años en Venezuela.

La victoria del "no" en el referéndum Constitucional está actuando como una sacudida saludable. La base chavista está furiosa y señala con el dedo a la burocracia, a la que correctamente culpa de este revés. Está exigiendo acciones para purgar a la derecha del movimiento.

Debemos seguir de cerca la revolución a través de todas sus etapas, debemos tener todos los hechos y las cifras, debemos participar activamente en todos los debates, jugar un papel de dirección en el establecimiento del nuevo partido socialista, el PSUV. Debemos hacer eso como ala marxista, pero debemos organizar nuestra intervención como una tendencia claramente definida.

Tenemos algo de tiempo, pero no es infinito. Debemos construir nuestras propias fuerzas, ya hemos conseguido mucho, pero queda mucho, mucho más por hacer. La clave de la revolución es la construcción de una poderosa organización revolucionaria de cuadros en el menor tiempo posible.

El factor subjetivo

El problema principal es la debilidad del factor subjetivo. Las dos o tres últimas décadas han puesto el sello a la degeneración reformista de los dirigentes de la clase obrera, tanto de los partidos políticos como de los sindicatos. Vemos los resultados de la horrible degeneración de los socialdemócratas en el "blairismo" en Gran Bretaña. Incluso peor es la conducta de los estalinistas en Italia que han conseguido transformar lo que quedaba del antiguo Partido Comunista de Italia (PCI), el PDS, en un partido burgués, el Partido Democrático.

Es una ironía de la historia que los estalinistas italianos hayan conseguido hacer lo que Tony Blair no consiguió en Gran Bretaña. Pero como dijo Lenin, ¡la historia conoce todo tipo de transformaciones! En un momento determinado la fracción de la burguesía rusa encabezada por Ustryalov estaba pronosticando que el Partido Bolchevique se convertiría en el instrumento de la contrarrevolución capitalista en Rusia, y Lenin dijo que era posible lo que predecía Ustryalov; es decir, que incluso el Partido Bolchevique en determinadas condiciones podría haberse transformado en un partido burgués y llevado a cabo la restauración capitalista en Rusia.

¡El ex-Partido Comunista italiano, el PDS, no era el Partido Bolchevique de Lenin! No era ni siquiera un partido comunista, ni siquiera en el sentido caricaturesco del viejo PCI estalinista de los años cuarenta. Era una caricatura de un Partido Socialdemócrata aplicando una política de colaboración de clases. La realidad es que se llamaba "Partido Comunista" pero no tenía nada que ver con su contenido real. El proceso actual no debería sorprender a nadie. No cae de un cielo claro. Es sólo la conclusión lógica de muchas décadas de degeneración reformista que comenzaron con Togliatti, continuaron con Berlinguer ("el compromiso histórico") y finalmente ha sido consumado por Veltroni. De este modo, la historia se ha vengado de los estalinistas italianos.

A pesar de la horrorosa degeneración de las organizaciones de masas, éstas aún ejercen una influencia irresistible sobre los trabajadores. Todos los esfuerzos de las sectas ultraizquierdistas por crear nuevos "partidos de masas" frente a las organizaciones tradicionales han fracasado de manera miserable. En Gran Bretaña, a pesar de los crímenes de Blair y el Nuevo Laborismo, las sectas no han ganado nada sino que han perdido mucho y ahora están divididas y en crisis. En Francia, donde hay tres grandes sectas pseudo-trotskistas también han perdido terreno. En Bélgica, el intento de los taafistas por crear un nuevo "partido obrero" ha fracasado. En Australia, las sectas han quedado en nada tras la aplastante victoria del Partido Laborista.

El caso de Venezuela es aún más claro. No hay necesidad de repetir el análisis general que hemos hecho de la revolución venezolana. Pero la formación del PSUV con una militancia total superior a los cinco millones de personas es una indicación de la actitud de las masas hacia la revolución y Chávez. Sólo nosotros fuimos capaces de comprender el movimiento real de las masas en Venezuela e intervenir en él. El movimiento no ha terminado y ha entrado en una etapa crítica. Pero las masas han demostrado qué quieren. Están sacando conclusiones de su experiencia y las conclusiones son correctas. Por eso, inmediatamente después de la derrota del referéndum constitucional de diciembre, la consigna planteada por las masas era la purga inmediata de los burócratas. Esto demuestra que los marxistas venezolanos de la CMR han anticipado correctamente la psicología de las masas, planteando consignas relevantes y oportunas.

 ¡Construir una tendencia revolucionaria! ¡Construir una Internacional marxista!

[…] Esa tendencia que se está desarrollando junto con la revolución, que es capaz de prever su propio mañana y su pasado mañana, que se está dando objetivos claros y sabe cómo lograrlos. (León Trotsky. Los cinco primeros años de la Internacional Comunista. Volumen I. Acerca de la política del KAPD).

Ted Grant siempre explicaba que los marxistas deben basarse en los aspectos fundamentales, y no en tal o cual característica accidental. No hay esquemas que expliquen todo. Debemos partir del mundo cómo es, de la lucha de clases y del movimiento obrero cómo son. En todas partes el proceso tiene un carácter prolongado y largo. Este hecho puede desorientar a los compañeros que no están empapados a conciencia de las teorías y el método del marxismo.

Esto no ocurría en el pasado, cuando una situación pre-revolucionaria rápidamente se convertía en una revolución o una contrarrevolución. Ahora tenemos una especie de movimiento lento de la revolución en Venezuela. Ha durado ya casi diez años. ¿Por qué? Existe una correlación de fuerzas de clase muy favorable. Los trabajadores podrían, con relativa facilidad, tomar el poder pero carecen de una dirección. Chávez es honrado y valiente pero no es un marxista y, por tanto, no ha hecho lo que debería hacer. Es un problema de dirección.

Si en Venezuela, antes del inicio de la revolución, hubiera existido una fuerte corriente marxista, entonces habría podido jugar un papel importante en la explicación paciente de lo que era necesario hacer. Habría ayudado a la vanguardia (y al propio Chávez) a sacar conclusiones correctas en cada etapa del movimiento. En ausencia de una dirección marxista formada, la vanguardia revolucionaria ha aprendido de manera terriblemente lenta a través de un proceso de aproximaciones sucesivas. El problema es que en la revolución no hay tiempo de aprender mediante el juicio y los errores. Por eso los errores se pagan muy caros.

En México, como en Venezuela, la burguesía todavía no es lo suficiente fuerte para aplastar el movimiento revolucionario, pero los trabajadores no pueden tomar el poder por la ausencia de una dirección. Eso explica la naturaleza prolongada del proceso. Tarde o temprano, esto debe decidirse en un sentido u otro. Los imperialistas comprenden lo mismo que nosotros. Saben que la actual correlación de fuerzas inestable no puede mantenerse, y están preparándose.

 Hemos señalado que la perspectiva para la economía mundial no puede basarse en la evolución de la economía mundial durante los veinte años anteriores. De la misma manera, no puede asumirse que la democracia burguesa continuará siendo para siempre la norma en Europa, EEUU, Japón y en otros países capitalistas desarrollados.

Las masas sólo pueden aprender a través de la experiencia. Los trabajadores de los países capitalistas desarrollados de Europa, Japón y EEUU se han acostumbrado a niveles de vida razonables, reformas y democracia. Su psicología está más formada por el pasado que por el presente o el futuro. Durante décadas se han creado poderosas ilusiones que están grabadas en la conciencia de las masas con hierro candente.

En el período turbulento que se ha abierto veremos grandes convulsiones y crisis que sacudirán la sociedad en un país tras otro. La conciencia de clase no sólo se mide por las huelgas. Debemos seguir con atención el movimiento obrero a través de todas sus etapas. Después de que los trabajadores prueben el frente industrial, buscarán una salida en el frente político, y viceversa. Pero sólo lo harán a través de sus organizaciones de masas tradicionales, porque las masas no entienden de grupos pequeños, incluso aunque tengan ideas correctas.

En determinada etapa este proceso debe encontrar una expresión en las organizaciones de masas tradicionales de la clase obrera. Es difícil imaginar una dirección más corrompida que la del Partido Laborista británico. En los últimos diez años todas las sectas han estado ocupadas construyendo todo tipo de bloques electorales y alianzas contra el Partido Laborista. De acuerdo con su lógica, deberían haber sustituido al "burgués" Partido Laborista. Pero no han conseguido nada. Cuando los trabajadores se mueven lo hacen a través de sus organizaciones de masas tradicionales.

Esta idea se confirmó una vez más con el resultado de las elecciones en Australia, e incluso de manera más contundente en Bélgica, donde el candidato de la izquierda, el marxista Eric De Bruyn, consiguió un tercio de los votos en las recientes elecciones a la dirección. Este resultado conmocionó a la derecha y fue comentado ampliamente en los medios de comunicación. La cuestión es que el Partido Socialista en Bélgica parecía muerto, no tenía vida interna. La agrupación de Amberes se formó hace solamente un año, pero cuando los trabajadores vieron que había una lucha contra el  ala derecha, empezaron a participar y votaron. El mismo proceso se repetirá en un país tras otro en el futuro.

A diferencia de los ultraizquierdistas que tienen un método esquemático y sin vida, nosotros siempre nos aproximamos al movimiento obrero de una manera dialéctica. Vemos las cosas cómo son, cómo eran y hacemos lo que podemos para ver cómo se desarrollarán necesariamente. Cuando las masas caen en la inactividad, la presión de la burguesía sobre las organizaciones de masas se redobla. Pero cuando los trabajadores entran en acción siempre vuelven a las organizaciones de masas, por la simple razón de que no hay alternativa.

Hay muchas analogías entre la lucha de clases y la guerra. Las guerras no consisten en batallas constantes. Cualquier soldado que haya participado en una te dirá que las batallas son la excepción y entre las batallas hay largos períodos de inactividad. Estos períodos son utilizados para limpiar las armas, cavar trincheras, hacer instrucción y formar nuevos reclutas; en pocas palabras, para prepararse para la próxima batalla, que llegará más pronto de lo que esperamos. Debemos pensar como buenos soldados. Debemos utilizar las pausas en la lucha de clases para construir nuestras fuerzas y fortalecer nuestra organización.

Los trabajadores no siempre están dispuestos a luchar, es verdad. La lucha de clases tiene un cierto ritmo. Las calmas en la lucha de clases son inevitables. No podemos ser empíricos. Además, no siempre -para nuestra suerte- las masas están en acción constante. Pero tomemos el caso de Bolivia, donde la clase obrera ha hecho dos huelgas generales y dos insurrecciones, y derrocó a dos gobiernos en un período de dieciocho meses ¿Qué más se le puede pedir a la clase obrera? Si los trabajadores bolivianos no consiguen tomar el poder no se debió a su bajo nivel de conciencia, como alegan reformistas del tipo de Heinz Dieterich, sino por la ausencia de dirección.

Por razones históricas, la genuina tendencia del marxismo revolucionario retrocedió a escala mundial. En gran medida esto reflejó condiciones objetivas. Durante todo un período histórico (1945-1974), el capitalismo, al menos en los países industrializados, experimentó un gran auge económico, un largo período de pleno empleo, aumento de los niveles de vida y reformas, donde la lucha de clases quedó mitigada. Incluso con una dirección correcta, las fuerzas de la Cuarta Internacional se habrían enfrentado a dificultades. Pero bajo la dirección de los epígonos de Trotsky el movimiento fue totalmente destruido.

En la guerra, algunas veces es necesaria la retirada. La importancia de los buenos generales en una retirada es aún más importante que en el avance. Con buenos generales es posible la retirada en buen orden, mantener unidas las fuerzas y minimizar las pérdidas. Pero los malos generales convertirán la retirada en una derrota aplastante. Eso es lo que ocurrió a la Cuarta Internacional después de la muerte de Trotsky. Pablo, Mandel, Healy, Lambert, Cannon y Hansen, todos contribuyeron a esta debacle. Las sectas han sufrido una escisión tras otra y ahora están en proceso de descomposición avanzada e irreversible.

Gracias al incansable trabajo teórico del compañero Ted Grant, nuestra tendencia ha sido capaz de reorientarse en las nuevas condiciones y preservar los cuadros, el programa, la política, los métodos y las tradiciones del trotskismo. Hoy la CMI es la única heredera de estas tradiciones. Sobre estas bases, a pesar de todas las dificultades y reveses, hemos conseguido reconstruir las fuerzas del genuino marxismo-leninismo (trotskismo), y atraer a nuestro lado a los mejores elementos de los trabajadores y jóvenes avanzados de otras tendencias. El ejemplo de Brasil es el último y más notable de ello.

Hemos entrado en un fructífero diálogo con bolivarianos venezolanos, revolucionarios cubanos, republicanos socialistas irlandeses, y con comunistas y luchadores de clase de muchos otros países. En Pakistán, España, Italia y México ya tenemos las bases para la construcción de tendencias de masas. En Venezuela estamos participando activamente en la revolución y atrayendo a los mejores luchadores mediante nuestro trabajo en las fábricas ocupadas, en el PSUV y la juventud. En Brasil hay un enorme potencial para la corriente marxista del PT.

Es verdad que somos una minoría incluso en el ala de izquierda. El viejo Engels decía: "Marx y yo estuvimos en minoría toda nuestra vida y estábamos orgullos de estar en minoría". Pero vivimos un período de la historia donde las grandes transformaciones están en el orden del día y las minorías pueden convertirse rápidamente en mayorías. No estamos en un largo período de crecimiento orgánico del capitalismo, todo lo contrario, estamos en un período de convulsiones y turbulencia a escala mundial. ¡Este hecho es aceptado incluso por Alan Greenspan! Incluso en un boom, las condiciones de vida de las masas se han deteriorado en todas partes ¿Qué ocurrirá en una recesión?

En todos los países la situación puede cambiar muy rápidamente. Debemos estar preparados para que no nos tome por sorpresa. Algo aparentemente trivial puede provocar un movimiento que nos puede agarrar por sorpresa. En determinadas condiciones elementos antes atrasados pueden convertirse en los más militantes, como sabemos por la dialéctica y por la historia. En Rusia, en 1905, los trabajadores participaron en una manifestación pacífica ante el zar  pare pedir reformas. Al frente de esta manifestación pacífica iba un sacerdote: el padre Gapon. Los marxistas eran una minoría minúscula y estaban totalmente aislados de la clase obrera. Entonces se produjo la masacre del 9 de enero y la conciencia de las masas se transformó en el espacio de 24 horas.

Ya vemos cambios significativos en la psicología de las masas. Cuando Bush fue elegido por segunda vez muchos sacaron conclusiones pesimistas. Nosotros pronosticamos que terminaría siendo el presidente más impopular de la historia de EEUU. Ahora su popularidad ha colapsado. Resulta significativo que haya perdido mucho apoyo entre los 42 millones de miembros de la comunidad latina de EEUU. Ahora es la minoría étnica más grande en EEUU y la cuarta "nación" más grande de América Latina. Una encuesta de enero de 2007 hecha por el Pew Hispanic Centre, un grupo con sede en Washington, decía que el 66 por ciento de los norteamericanos latinos estaban a favor de traer las tropas de Iraq lo "más pronto posible", cuando hace dos años el porcentaje era del 51 por ciento.

Los acontecimientos revolucionarios en América Latina rápidamente se extenderán a EEUU a través de la comunidad inmigrante y especialmente de la juventud latina inmigrante. Las protestas de masas de los inmigrantes latinos en EEUU indican que está el principio de un fermento entre una capa muy importante de la sociedad. La pobreza, los bajos salarios, la discriminación racial, la violencia policial, leyes injustas, el conflicto iraquí, donde un número desproporcionado de víctimas son jóvenes negros y latinos pobres, todos estos factores se combinarán para producir un terreno muy fértil para la extensión de las ideas revolucionarias.

En Gran Bretaña, en el pasado, nuestra tendencia (Militant) consiguió resultados importantes tras años de trabajo paciente en los sindicatos y el Partido Laborista. Este fue un modelo real de cómo debería hacerse un trabajo revolucionario. Bajo la dirección de Ted Grant combinamos una actitud escrupulosa hacia la teoría marxista con el trabajo sistemático en las organizaciones de masas de la clase obrera. Esto nos permitió crear la organización trotskista más grande y exitosa desde los días de la Oposición de Izquierda rusa. Desgraciadamente, este gran éxito fue arrojado por la borda por una aventura criminal. Pero lo que conseguimos en el pasado podemos hacerlo en el futuro, en Gran Bretaña e internacionalmente.

Estamos construyendo sobre cimientos sólidos, con ideas y métodos que han demostrado una y otra vez su superioridad. Pero no bastan las ideas correctas para construir una tendencia de masas con raíces en la clase obrera. Los acontecimientos son necesarios. Acontecimientos, acontecimientos, y más acontecimientos sacudirán la sociedad y las organizaciones de masas hasta la médula. La vieja psicología conservadora será sacudida y la clase obrera comenzará de nuevo a sacar conclusiones revolucionarias.

En todas partes hay lo que Trotsky denominó el proceso molecular de la revolución socialista, que es un fermento subterráneo de descontento en las masas. Tarde o temprano saldrá a la superficie. Debemos estar preparados y no podemos desviarnos por las calmas inevitables y acontecimientos episódicos.

La conclusión es clara: no cambiamos de rumbo. Debemos ser firmes en nuestros principios, programa, métodos y perspectivas, mientras que mantenemos la flexibilidad táctica necesaria para intentar conectar con las masas. ¡Esa será la única garantía de nuestro éxito final! Si mantenemos firmes nuestro rumbo y no cometemos demasiados errores, el éxito de nuestra tendencia está asegurado: Esa tendencia que está desarrollándose junto con la revolución, que es capaz de prever su propio mañana y su pasado mañana, que está dándose objetivos claros y sabe cómo lograrlos.

15 de Enero de 2008.