La actual crisis económica, la más profunda en la historia de la humanidad, muestra que el desarrollo de las fuerzas productivas a escala mundial ha ido más allá de los estrechos límites de la propiedad privada y el Estado-nación. El capitalismo no sólo se ha convertido en un gran peso muerto para la humanidad, sino que la lanza a la miseria e ignorancia mediante políticas profundamente reaccionarias. La expresión más clara de la crisis es la descomposición social en la que se hunde México: muerte, violencia, narcotráfico y represión.
La actual crisis económica, la más profunda en la historia de la humanidad, muestra que el desarrollo de las fuerzas productivas a escala mundial ha ido más allá de los estrechos límites de la propiedad privada y el Estado-nación. El capitalismo no sólo se ha convertido en un gran peso muerto para la humanidad, sino que la lanza a la miseria e ignorancia mediante políticas profundamente reaccionarias. La expresión más clara de la crisis es la descomposición social en la que se hunde México: muerte, violencia, narcotráfico y represión.
Esta crisis no sólo es económica, ésta se ha extendido a las estructuras del Estado: su falta de credibilidad ante los trabajadores y la corrupción la carcomen por dentro. En algunos lugares el Estado está controlado por el narcotráfico y utiliza toda su “legalidad” para afianzar los negocios sucios. El ejemplo más claro de esto son las grandes cantidades de dinero emanado del narcotráfico, y de todas sus redes criminales, mismas que no pueden pasar desapercibidas. El gobierno y el sistema bancario lejos de condenar tales situaciones, las resguarda y hasta fomenta.
La Iglesia no se mantiene al margen de esta podredumbre. Los casos de pederastia no son ningún accidente, por el contrario, son síntoma de una descomposición tanto de sus representantes como de la iglesia en general. Esta institución, la más vieja del Estado capitalista, esta cimbrada de pies a cabeza de una doble moral deleznable.
Si bien todos estos vicios del capitalismo ya existían con anterioridad, ahora se potencian de manera exorbitante por la crisis del sistema, por cómo estas depravaciones son percibidas por la sociedad y por la grotesca forma con que los medios de comunicación los presentan.
El gobierno de Calderón no puede y no quiere hacer nada para resolver este estado de cosas. Todas las medidas que ha tomado han sido para aumentar el régimen de explotación y miseria. En los terrenos y momentos en los que se siente fuerte, se envalentona y no duda en hincar el diente a las masas trabajadoras, por ejemplo, aumentos salariales a militares (de casi el 80%) y aumento de la plantilla de altos funcionario burócratas que no hacen más que sangrar las finanzas públicas con sus salarios estratosféricos.
Todas las llamadas medidas anti crisis están encaminadas a proteger a empresarios, a golpear los derechos de los trabajadores (mediante propuestas como la reforma a la Ley Federal del Trabajo) y a someter con un sin número de trampas jurídicas toda respuesta organizada a estos ataques.
En este marco general de las cosas se desarrollaran elecciones en 12 estados de la republica en las cuales las alianzas que se han tejido por parte del PRD y el PAN, y que buscan “debilitar” al PRI. El argumento central es que en las elecciones del 2010 el PRI arraso y ahora se tiene que hacer este tipo de alianzas porque “es el enemigo principal”
Todo el periodo en que Calderón ha gobernado, no ha hecho más que desprestigiarse y hundir en una debilidad política al PAN, esto se reflejó en las elecciones del 2009, en las cuales perdió el 30.6% de los votos obtenidos con respecto a las elecciones del 2006.
Tenemos que explicar que los resultados a favor del PRI en las elecciones del año pasado no fueron gracias o los grandes programas que ofrece el tricolor, sino, y principalmente, a la bancarrota del gobierno de Calderón, por un lado, y, por el otro, a la política entreguista y de derecha de la dirección del PRD (los chuchos), los cuales no se diferenciaron absolutamente en nada de cualquier propaganda de la derecha, incluso en algunos casos suelen posicionarse a la derecha del PRI.
Los resultados de las elecciones del 2009 son una espantosa derrota para el PRD, sin embargo, a partir de ello no existió un movimiento lo suficientemente fuerte y decidido para exigir la renuncia de Jesús Ortega y toda su pandilla de oportunistas.
Si los trabajadores y la juventud no ven una diferencia fundamental entre los partidos de la burguesía y el PRD, simplemente se abstienen. Precisamente fue eso lo que causó una escandalosa derrota al partido.
En las elecciones de este año se escogerán gobernadores, presidentes municipales (Ayuntamientos) e integrantes de Congresos locales. El ambiente en el que se desarrollarán estas elecciones es muy distinto al de hace un año. A pesar de la disposición de las masas a luchar (que se ha mantenido desde el 2006) y las altibajos que naturalmente se podría esperar, el movimiento obrero ha recibido duros golpes: la lucha de los compañeros del SME (aunque no ha concluido, una victoria se ve cada vez más lejana), el ataque a los mineros de Cananea y ahora la intentona de la reforma a la Ley Federal del Trabajo. Todo esto ha marcado el escenario.
Para poder propinar estos golpes, el gobierno de Calderón se ha valido de dos aspectos claves. Por un lado, la brutal crisis económica que ha tomado a los trabajadores por sorpresa (experimentando desempleo, caída de los niveles de vida, etc.) esto minó, hasta cierto punto, las movilizaciones de todo tipo. Por otro lado, se encuentra la completa confusión teórica, política y táctica de las direcciones sindicales y políticas, lo que ha llevado a las diferentes luchas a derroteros insostenibles dentro de la legalidad estatal, limitando los planes de acción a manifestaciones, que por sí solas han mostrado tener pocos alcances. Estos dos factores han incidido de forma muy concreta en las luchas y las perspectivas del movimiento obrero.
Lo anterior no significa que la rabia hacía el gobierno se haya evaporado, en realidad la radicalización de los trabajadores (la polarización a lo interno de las organizaciones de masas) es más intensa en la medida que se acumula. Entre la clase obrera ha crecido el descontento que de por sí ya era profundo, pero no ven donde poder expresarlo: tanto las direcciones de los sindicatos como la del PRD no han ofrecido ninguna alternativa a corto ni mediano plazo.
Las elecciones de este año son muy importantes de cara al 2012, si bien no van a ser un reflejo de lo que va a pasar en ese año, el PRI las utilizará para apuntalar a Peña Nieto, el tener más gobernadores a disposición de las aspiraciones presidenciales no le da lo mismo a los priístas, el aparato de corrupción tendrá más recursos para la compra de votos.
Para el PAN las elecciones serán una catástrofe, ya que como resultado de la bancarrota del gobierno, éstas pueden profundizar las divisiones internas entre el ala dura del panismo y los seguidores del presidente espurio, cuyas diferencias se han expresado en más de una ocasión.
Para los trabajadores y sus partidos, PRD o PT, no es la misma situación: contrariamente a lo que los chuchos dicen para justificar sus alianzas con la derecha, estas elecciones están lejos de significar un punto comparativo para el 2012. Ante todo serán una voz de alarma porque ante los inminentes malos resultados debe iniciarse desde ahora un movimiento a lo interno para retirar y expulsar del partido al ala de derechas e iniciar ya la lucha por la candidatura de AMLO para el 2012, si no actua en consecuencia entonces se corre el riesgo de que el PRD juegue un papel de simple comparsa en el traspaso del poder del PAN al PRI.
La burocracia de derecha del PRD tiene otra lectura sobre estas elecciones, buscan por todos los medios, desde ahora, cerrarle el paso a AMLO como candidato a la presidencia por parte del PRD. Para ellos estas elecciones tienen ese papel, es por eso que han renunciado a la propaganda con AMLO, han llevado adelante esta alianza a sabiendas que el único movimiento que puede garantizarles el triunfo es precisamente el movimiento que está en torno a AMLO.
Uno de los acuerdos más relevantes del pasado congreso del PRD fue el visto bueno a las alianzas con otros sectores de la izquierda para las próximas elecciones regionales de 2010, 2011 y para las elecciones presidenciales del 2012. Aunque el acuerdo era ambiguo, representaba un paso adelante para cerrarle el paso a una posible alianza con el PRI o el PAN, este acuerdo motivó la renuncia de algunos dirigentes de la corriente denominada Nueva Izquierda (los chuchos), como René Arce, Ruth Zavaleta y demás personajes conocidos por sus acuerdos con los partidos de la derecha y la burguesía. Estos dirigentes de los chuchos argumentaron que se iban del partido “porque el congreso perredista no acordó una política de alianzas que permita al PRD aumentar su presencia en los estados”.
Pero tal parece que Jesús Ortega, ha hecho una interpretación muy “personal” de dicho congreso pues ha propuesto una alianza con el PAN en varios estados, bajo el argumento de que “es necesario derrotar al PRI y a los gobiernos autoritarios”. Jesús Ortega y Nueva Izquierda están dispuestos a retomar el papel de la extrema derecha y han asumido sus propuestas para aplicarlas en las próximas elecciones de los estados.
La dirección del PRD, en vez de luchar por convertirse en una vanguardia aglutinadora que pueda ser el punto que evoque los cambios necesarios, llama pragmática y oportunistamente a una alianza sin principios con la derecha, todo en aras de los puestos.
Nosotros estamos a favor de alianzas que puedan ayudar a que los trabajadores consigan victorias frente a sus opresores, pero esta alianza no ayuda para dar al lucha contra los ataques del gobierno pues un gobierno del PAN no se distinguen en nada de los del PRI, de hecho, el PAN tiene una política más cerrada frente a las aspiraciones de la juventud, ya que el aire rancio clerical acompaña la altanería y estupidez de los gobiernos panistas. Esta es una alianza sin vergüenza y sin principios para las bases del PRD.
Las alianzas que se plantean no resuelven en lo más mínimo ninguna de las necesidades más básicas de los trabajadores, por el contrario, los ata de manos para votar por una política que los atacará directamente.
AMLO se ha opuesto (acción muy positiva) a estas alianzas, plantea que es imposible aliarse con los que han mantenido un régimen de explotación. No sólo se opone a que el PRD entre a estas alianzas, sino que ha señalado que no se puede votar por candidatos del PRD, PT o Convergencia que se alíen con el PAN o el PRI.
Otro de los dirigentes que se ha opuesto a las alianzas ha sido Alejandro Encinas quien planteo de forma clara: "No encuentro ninguna lógica de alianza con el PAN, salvo que el objetivo sea la política de quítate tú para ponerme yo, sin que esto implique un cambio democrático en el país"
Por su parte Martí Batres ha declarado que se luchara contra las alianzas: “Vamos a seguir combatiendo al PRI y al PAN por igual, pues ninguno de los dos es ni será un verdadero aliado de las luchas del pueblo. Rechazamos las alianzas políticas con cualquiera de ellos.”
Esta es la postura que debería de tomar el PRD y el PT, no estamos dispuestos a aliarnos con dos partidos que representan las dos alas de una misma clase, que defienden los mismos intereses, contrarios a nosotros.
En años anteriores ha habido experiencias de alianzas con el PAN o candidatos externos propuestos para contener por el PRD: En Chihuahua, el PRD en coalición con el PAN postuló a Javier Corral, eso no bastó para derrotar al PRI quién ganó las elecciones en 2004. En ese mismo año en Oaxaca, el PRD-Convergencia-PAN postularon a Gabino Cue para contener contra Ulises Ruíz, el cual ganó con un pequeño margen y por las maniobras de los caciques priístas, durante y después de las elecciones hubo algunas movilizaciones contra el posible fraude electoral y el PAN abandonó al PRD en las movilizaciones.
Otro ejemplo importante de lo que significa esa política de alianzas es el caso de las elecciones en Chiapas en 2006, en plena movilización contra el fraude electoral, el PRD derrotó al PRI en las elecciones para gobernador en Chiapas, postulando a Juan Sabines, el cual una vez en el gobierno abandonó las propuestas del PRD, se alejó del partido y ahora es un gobernador estrechamente vinculado al gobierno federal, los medios de comunicación y los empresarios. O que decir de las elecciones en Guerrero en donde por primera vez el PRD le arrebató la gubernatura al PRI, postulando a Zeferino Torreblanca quién se convirtió en el principal protector de los ganaderos, empresarios y terratenientes del estado alejándose de las propuestas del PRD. Conclusión: toda postulación de candidatos ajenos al PRD ha debilitado interna y externamente al PRD fortaleciendo al PRI o en su caso al PAN.
Está claro que las alianzas no ayudan en nada al PRD, que los llamados de AMLO han supuesto un paso adelante importante, agrupando todos aquellos que estamos en contra de estas “alianzas”. Sin embargo creemos que este debe de ser el comienzo para dar una batalla intensa dentro del partido para echar a la a derecha de la dirección.
La alianza con el PAN significará dos tipos de resultados; el triunfo del PRI con su política ya por todos conocida o, en pocos casos, el triunfo del candidato aliancista, que inmediatamente se identificará con el gobierno de Calderón. En realidad tenemos una contienda entre candidatos del PRI contra candidatos de Calderón.
Los pactos que se tendrían que haber hecho son con los trabajadores, una vinculación con los trabajadores a puerta de fabrica, con los campesinos pobres y la juventud. Con un programa revolucionario que recogiera las necesidades de estos sectores hubiera atraído a los explotados a hacer una campaña militante, ésta es la única forma de ganar unas elecciones, no empeñando los principios por curules en las cámaras. Pero esto sólo podría suceder de existir una dirección dentro del PRD y PT que quieran utilizar a las elecciones como una forma para que las masas se puedan organizar mejor y ayudar a subir el nivel de conciencia de los trabajadores, y al mismo tiempo demostrar con esto los limites que existen dentro de un parlamento corroído por la corrupción.
Todo lo comentado anteriormente ha acrecentado un descontento y descredito del PRD, especialmente de su dirección de derecha. Esto es tan cierto como el hecho de que la dirección del PT tampoco ha mostrado una política acorde a las necesidades de las masas. Si bien una parte del movimiento se siente un poco mas identificada con sus siglas por el apoyo mostrado a AMLO en general no ha abandonado las tácticas de negociar espacios y candidaturas en función de intereses de grupo. Esto es particularmente evidente ante los intentos de las direcciones estatales de integrarse a como de lugar a las alianzas con la derecha a pesar de los acuerdos formales del CEN del PT. En suma una política más audaz por parte del PT lo tendría en una posición inmejorable para enfrentar fortalecido el próximo periodo, lejos de ello ha dejado a sus bases en una incertidumbre semejante a la que tienen los militantes del PRD, los cuales se esfuerzan en comprender porque ante la crisis más importante de las últimas décadas su partido actúan como si no estuviera sucediendo nada.
Ante la falta de alternativas, la abstención será bastante alta, ese será uno de los signos más importantes de la elección. Este abstencionismo será el resultado del hartazgo que tienen los trabajadores a todo los que les representa la política reformista. Por supuesto esto al mismo tiempo no es algo bueno para las masas, el abstencionismo no moviliza sino todo lo contrario, no obstante un trabajador enfrenando a un escenario electoral sin alternativas no puede ser culpado por abstenerse Por supuesto el efecto será ventajoso para el partido que logre movilizar a sus clientelas tradicionales por medio de sus caciques locales.
En estas circunstancias un llamado a votar por el PRD en general es insuficiente en la medida de que en una buena parte de los casos el PRD ofrece como candidatos a elementos del PRI o del PAN que de llegar a gobernar adoptarían políticas de derecha y se aliarían con Calderón. Incluso este llamado significaría un voto disfrazado al PAN y dar confianza entre la gente que las alianzas con la derecha son una alternativa.
El gran perdedor en estas elecciones va a ser el pueblo trabajador. Seguramente que el PRI se fortalecerá, en términos generales, y lejos de que esto pueda ayudar a los trabajadores, lo perjudica. Al respecto debemos reiterar que el gran culpable de estos resultados no es el trabajador que se abstiene, ni el que vota por un partido de izquierda minoritario, -como podría ser el PT en algunos casos-, sino la política entreguista del PRD que le arrebata a las masas la posibilidad de votar por sus candidatos.
AMLO ha advertido las limitantes de estas alianzas, ahora todo el movimiento se tiene que orientar a ganar al partido para que los candidatos del 2012 sean acorde de las necesidades y aspiraciones de los jóvenes y trabajadores, con AMLO a la cabeza.
Estos resultados plantearán para la capa más avanzada del movimiento un cuestionamiento sobre los métodos a utilizar para resolver los problemas de las masas y la necesidad de transformar la sociedad. El peligro de tendencias ultraizquierdistas es latente, dado que ante la falta de alternativas se podrían desarrollar rupturas sectarias y divisionistas. De lo que se trata no es de separarse de un partido que es referencia para las masas sino el organizarse para luchar desde adentro por su transformación. El asunto cobra importancia cuando se observa la cantidad personas inscritas al gobierno legítimo; mas de dos millones y medio, esa fuerza es suficiente para rescatar tanto al PRD como al PT. En suma fuerza la hay, lo que falta es la decisión de avanzar por el rescate de las organizaciones de masas.
Lo mejor para estas elecciones es que se hubieran presentado los partidos de izquierda unidos como una alternativa electoral de izquierda. Por supuesto nosotros pugnamos por un programa socialista para una alianza de este tipo..
Los marxistas afirmamos que el trabajo parlamentario no es el que va a lograr los cambios fundamentales para los trabajadores. Sostenemos que el estado capitalista tiene que ser derrotado, y creemos que esta tarea difícilmente se realizará con las elecciones. Dicho esto, es importante mencionar que consideramos que debemos utilizar todas las formas de lucha posible para hacer escuchar las ideas del socialismo, al mismo tiempo que ayudamos a elevar el nivel de conciencia de los trabajadores. Para nosotros las elecciones muestran un parámetro del estado de las relaciones entre clases y estamos por apoyar iniciativas electorales que fortalezcan la comprensión de unidad y lucha frente a la burguesía y sus distintas caretas políticas. Si una candidatura fortalece la confianza de las masas en su propias fuerzas y debilita al mismo tiempo a la burguesía le damos apoyo crítico, mientras que al mismo tiempo aprovechamos la coyuntura para explicar la alternativa socialista. En suma las elecciones deben ser un espacio de propaganda, agitación y organización. Son un paso en el marco de una situación en la cual la tarea inmediata no es la toma del poder sino en ganar a las masas al programa socialista.
Solo bajo un programa socialista que reivindique las necesidades más apremiantes de los trabajadores, con consignas transicionales las cuales puedan dar solución a los problemas que vivimos ahora y que puedan ligarnos con la lucha socialista, podremos avanzar. Bajo una campaña militante, a puerta de sindicatos, mercados populares, con gente que los trabajadores reconozcan como sus candidatos, es como se puede obtener la victoria en las elecciones. Por supuesto una victoria electoral no significa una panacea, suponer que con un buen discurso o una buena iniciativa un diputado puede cambiar el mundo se llama cretinismo parlamentario, de lo que se trata es que la actividad electoral e incluso parlamentaria este totalmente ligada a la organización de los trabajadores, solo de esa manera es posible avanzar en la senda de la autentica transformación social y al mismo tiempo se evita la corrupción de los ambientes parlamentarios y los cargos públicos..
No hay una regla que diga que en todas las campañas electorales se tiene que llamar a votar. El llamar a no votar nada tiene que ver con concepciones o prejuicios anarquistas, los cuales niegan la lucha política y parlamentaria, simplemente se trata de una situación concreta en la que no hay un alternativa real para los trabajadores y porque votar, en sentido táctico, no sirve absolutamente nada para la construcción de una alternativa para los trabajadores.
Debemos de tomar la realidad como punto de partida para nuestro trabajo, no podemos plantear cuestiones generales abstractas, que son resultado de la teoría pero que simplemente no se ajusta a la realidad, al final de cuenta la realidad siempre es concreta.
En estas circunstancias hacemos un llamado la las bases del PRD y PT para que comiencen desde ahora un trabajo organizativo encaminado a rescatar a dichos partidos como instrumentos de lucha. En concreto, llamamos a votar por el PRD, en ciertos casos al PT, ahí donde los candidatos se presenten de forma separada de la derecha. En los casos donde haya alianzas con el PAN o el PRI debemos denunciarlas y explicar porqué esas candidaturas no nos representan, preparando la lucha por recuperar al PRD y al PT en base a un programa y unos métodos de los trabajadores del campo y la ciudad.
Ninguna alianza con la derecha
Abajo el gobierno de Calderón
A reconstruir el PRD con un programa socialista
Fuente: Militante (Mexico)