México: Peña Nieto y el ocaso intelectual de la burguesía

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“La burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario”. Karl Marx & Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista

Con esta frase Marx y Engels describieron una de las fases de la burguesía en el transcurso histórico. Contrariamente, en nuestra época, la burguesía ya no desempeña ningún papel revolucionario, es más, no puede ni ser considerada “progresista”

La crisis no sana con los “rescates” ni con las medidas de austeridad impuestas para que la clase trabajadora sea quien pague por los platos rotos del capitalismo. En periodos donde las crisis son la cotidianeidad la burguesía suele recurrir a personajes que puedan salvarle el pellejo de la amenaza de la clase trabajadora. El mejor ejemplo de la brillantez que resulta esta alternativa fue la Alemania nazi con Hitler a la cabeza.  En México – y en general en América Latina –  no ha sido diferente, las burguesías nacionales han recurrido desde payasos – como el caso de Menem – hasta dictaduras militares, con el objetivo de conservar sus privilegios. En el caso mexicano, es en 2012 donde la burguesía – apoyada por el imperialismo norteamericano – busca imponer al último “hijo pródigo” de Atlacomulco, Enrique Peña Nieto (EPN).

Si anteriores gobernantes por lo menos trataban –aunque sea disfrazando sus acciones– de parecer “estadistas” –término utilizado por la burguesía para señalar a aquellos individuos de “grandes cualidades” para el gobierno, cuya raíz es el “filósofo rey” platónico– Peña Nieto ya no opera bajo esta concepción, sino que se sitúa en el marketing puro, es decir, imagen y apariencia que enfocan sus baterías en las emociones del espectador, en lugar de tratar de mostrar aptitudes políticas (burguesas) para gobernar. La pifia que significó la incapacidad de poder citar 3 títulos de libros significativos para su persona en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara muestra ampliamente la incapacidad de poder generar respuestas más allá del script de los asesores, y muestra, ante todo, que Peña Nieto es el títere, no el titiritero. 

Un segundo rasgo mostrado, no por EPN sino por su hija, es el carácter clasista y despectivo de la burguesía hacia la clase trabajadora refiriéndose a nosotros como “pendejos” y “envidiosos” de su padre. El filósofo esloveno Slavoj Zizek afirma, al igual que muchos posmodernos, que en el lenguaje se pueden encontrar referencias del subconsciente del ser humano, sin ir a los absurdos de las teorías posmodernas suscribimos esta tesis siempre que se entienda dentro de los límites de la conformación del carácter y la personalidad de individuo dentro de una determinada clase social.

Una pregunta obligada a la hija de EPN sería ¿Por qué los proletarios envidiarían la estupidez de su padre? Creo que es imposible que Paulina Peña pueda contestar tal interrogante. Sin embargo, lo significativo no fue la aberración expresada por la posteriormente denominada “Lady de Atlacomulco”, sino la respuesta suscitada, una completa identificación con la palabra “Prole” (que sin duda hace referencia al Proletario) y la unidad en contra de EPN. Si habían acusado a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de “polarizar” a la sociedad en 2006, la hija de Peña Nieto ha hecho un mejor trabajo en esta ocasión, dejando claro que existe un claro antagonismo entre el Prole y la burguesía que impulsa a su padre.

El tercer gran acto de grandilocuencia de EPN lo realizó durante la entrevista que sostuvo con un periodista del diario español “El País” donde no pudo contestar correctamente ni el monto del salario mínimo actual, ni precios de productos de la canasta básica – lo que nuevamente muestra lo alejado que está de la realidad de la clase trabajadora mexicana – pero a lo cual alegremente se excusó afirmando “No soy la señora de la casa”. Ahora la misoginia se hace presente al mostrar el rol que, desde su punto de vista, deben jugar las mujeres trabajadoras del país, solo poder ser amas de casa –dejando de lado que su ahora esposa no es precisamente el ama de casa modelo, sino un accesorio más de su imagen-. EPN no se ha enterado – o quizá no tenga muy presente –  que en la actualidad 2 de cada 3 hogares – según cifras de INEGI – son sostenidos por mujeres trabajadoras. Lo paradójico del asunto es que en teoría las madres solteras son la supuesta “base social” de su candidatura.

La burguesía sin duda ha optado por un maniquí que muestra una cara amable, aunque con rasgos de frivolidad, estupidez, misoginia, machismo y muchas otras “cualidades” dignas de personajes tan retrógrados como el dictador Augusto Pinochet. La intención del artículo no es hacer una recapitulación de los traspiés cometidos por el candidato del PRI, sino sobre todo que para aquellos compañeros trabajadores que lo lean les quede de una vez claro la clase de “líder” al que se pretende imponer; el autor no afirma con esto que AMLO sea un “estadista” ni mucho menos, con retórica tan vacía como la de la “República Amorosa” no puede ser considerado como tal, pero entiende que la fuerza de la izquierda electoral al momento se centra en el Movimiento de Regeneración Nacional, es ahí donde debe fortalecerse para que sea este y no los caprichos de cualquier líder o dirigente (sea este AMLO o algún otro en el futuro) lo que guíe la acción del Movimiento, aunque inicialmente la lucha se concentra en acrecentar la organización y la formación de muchas más compañeras y compañeros para derrotar al PRI y al PAN, esto no significa claudicar en la crítica sana ni en las ideas.

¡Unidos y Organizados, Venceremos!