Por una orientación de clase
El centro de la lucha de clases en nuestro país tiende hacia el plano electoral. Para los revolucionarios el terreno electoral es sólo una más de las tácticas de la lucha de clases y aunque lo fundamental se decide siempre en las calles, no es posible, para un revolucionario serio, en una coyuntura como la actual, abstraerse de las elecciones.
1) Esto mismo es válido para la lucha de los sindicatos. Los sindicatos debemos mantener un apoyo crítico a AMLO al mismo tiempo que luchamos por un programa obrero y una organización política de los trabajadores, manteniendo siempre la orientación hacia la movilización. Esta es nuestra tesis central.
2) Si cientos de miles de personas se están agrupando en torno al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) dirigido por AMLO, esto se debe a la debilidad de las organizaciones marxistas (del factor subjetivo como lo llamaba Marx) y a la lógica de la lucha de clases a partir del parte-aguas del 2006. Las masas no pueden esperar la existencia de un partido revolucionario y se movilizarán a través de sus dirigentes tradicionales creando, en muchas ocasiones, nuevas organizaciones en el proceso.
3) En el 2006 vivimos un masivo movimiento social producto del fraude electoral cuyo potencial era claramente revolucionario. Sin embargo, debido a que no se planteó por parte de la dirección una huelga general sino un plantón, el movimiento terminó por expresarse por otras vías y el gobierno de Calderón se pudo estabilizar mediante una lógica de militarización que ha costado ya más de 50 mil muertos.
4) Además del platón, uno de los puntos más altos en la lucha de clases fue la insurrección de masas en Oaxaca encabezada por la APPO que en la práctica tenía el poder en la capital de este estado. La falta de unidad entre el movimiento contra el fraude y esta insurrección, así como el aislamiento de esta última, no permitieron que trascendiera más allá de una batalla heroica (la sección 22 de la CNTE sigue siendo una de las más combativas).
5) El movimiento contra el fraude se canalizó hacia movilizaciones testimoniales en defensa del petróleo y la economía popular, mientras que el péndulo de la lucha de clases tendió a girar hacia el terreno sindical. Muestra de ello fueron las movilizaciones contra la reforma a la ley del ISSSTE del 2007 y, sobre todo, las heroicas huelgas mineras que en el caso de Cananea se mantuvo por 4 años.
6) El punto culminante del giro sindical de la lucha social fue el golpe al SME el cual desató movilizaciones masivas con un contenido obrero no visto en décadas. No era para menos, se trata del segundo sindicato más longevo de México y el primero en surgir en la lógica de la independencia frente al Estado. Fue un terrible error de la dirección del SME el no haber convocado a una huelga general en ese momento e impulsarla posteriormente en diciembre cuando era evidente que el movimiento había pasado por su punto álgido.
7) No obstante los terribles golpes a los mineros de Cananea (cuyas instalaciones fueron tomadas por el Estado con un sindicato esquirol), a Mexicana de Aviación (cuya dirección ni siquiera planteó una resistencia digna) y al SME, una vanguardia importante de trabajadores de estos sindicatos (destacando la CNTE y el SME) ha sacado conclusiones importantes acerca de la necesidad de una huelga general, acerca de la necesidad de la unidad de los trabajadores y, sobre todo, la necesidad de una organización política de los trabajadores.
8) La OPT encabezada por el SME es una muestra de las conclusiones avanzadas a las que ha llegado un sector de vanguardia del movimiento obrero. La OPT se declara socialista y plantea la lucha de clases. Aún hace falta conectar la política socialista con una táctica y una estrategia socialista, pero se ha dado el primer paso en ese sentido y éste es un gran paso adelante.
9) A raíz del golpe al SME -simultáneamente al estallido de la crisis- el péndulo ha girado naturalmente al plano electoral como una alternativa para millones de personas en cambiar lo que conocen como “modelo neoliberal”, mientras que el índice de huelgas en nuestro país ha colapsado a su nivel más bajo en los últimos 27 años. Esto no significa que las razones económicas para las huelgas hayan desaparecido sino lo contrario (de hecho mientras que el nivel de huelgas estalladas es mínimo, el de emplazamientos a huelga ha aumentado) el nivel de desempleo, crisis e inflación es tan grave que muchos trabajadores prefieren soportar un trabajo miserable a no tener ninguno.
10) Esto no quiere decir que los sindicatos no deban luchar y lanzar huelgas allí donde la correlación de fuerzas lo permita (el SITUAM -que probablemente estalle en huelga en febrero del próximo año- y el SUTIEMS –que ha estado en movilización permanente- son muestra de ello) o convocar movilizaciones (tales como las que está por convocar el SME), sólo señalamos una tendencia coyuntural que es importante para el análisis. Estas tendencias exigen la unidad sindical en la movilización y una correcta aproximación a la cuestión electoral.
11) El movimiento del MORENA aglutina a miles de activistas, cientos de miles de trabajadores sin partido, de campesinos y amas de casa, etc. No se trata de un movimiento socialista; AMLO, por supuesto, está muy lejos de ser un revolucionario marxista. Por esta misma razón es necesario que los sindicatos enarbolemos una política obrera al interior o, por lo menos, orientado hacia el MORENA, mostrando una actitud amistosa y de unidad para con sus bases. Una actitud de apoyo crítico, al mismo tiempo que se levanta un programa de demandas clasistas, es la única opción que evitará a los sindicatos aislarse, quedarse como espectadores o, peor aún, ser vistos por la población como esquiroles.
12) Los trabajadores debemos luchar, no por la República del Amor, la conciliación de clase y el Frente Popular con la burguesía; sino por la renacionalización de los bienes de la nación (petróleo, bancos, industria eléctrica, carreteras, etc.), por el aumento salarial de emergencia, etc. como medidas de transición anticapitalistas orientadas hacia el socialismo. Pero estas consignas deben ser planteadas a las masas luchando hombro con hombro con ellas y no desde los cubículos sindicales o estudiantiles separados del movimiento.
13) Lanzar la consigna de la abstención en estas condiciones sería un grave error sectario. La experiencia de colapso del EZLN a partir del 2006 es una muestra más que suficiente de ello. La esterilidad oportunista de el Movimiento por La Paz con Justicia y Dignidad (que dice abstenerse de la política para hacerle el juego a la política de Calderón mientras éste asesina impunemente a sus adherentes) también es una muestra de lo anterior. La abstención es otra manera de votar por el PRI y por Peña Nieto, lo que significaría un sexenio más de ataques a los trabajadores.
14) Vincularse con la lucha del MORENA no debe significar, para los sindicatos y para los revolucionarios, diluirse en ella. La disolución de las corrientes obreras y clasistas fueron una de las causas de la lamentable situación del PRD. El MORENA no puede repetir la misma historia, las bases deben jugar un papel central y dotar a éste de instancias democráticas controladas desde abajo.
15) Una táctica sindical correcta sería, por ejemplo, fortalecer la OPT, integrar a más sindicatos en un frente único, clarificar su carácter de clase al mismo tiempo que se llama a votar por AMLO sin renunciar ni un segundo a un programa socialista y sin renunciar a la movilización (es decir, los sindicatos no podemos quedarnos cruzados de brazos inmovilizados esperando a que AMLO llegue al gobierno). Las demandas sindicales se tendrían que vincular a la lucha por la defensa del voto y contra un inminente fraude electoral.
16) En caso de que las masas logren llevar a AMLO a la presidencia, los sindicatos tendrían que ser los primeros en movilizarse de manera independiente para exigir el cumplimiento de los 50 puntos (que incluyen, por ejemplo, la reinstalación de los trabajadores del SME, el respeto a los sindicatos y los derechos laborales) y radicalizar el proceso con vistas a la expropiación de la burguesía.
17) En una lucha así, la OPT –o cualquier otra organización clasista con raíces fuertes entre los sindicatos– tendría inmejorables condiciones para convertirse en un partido obrero de masas que pudiera platearse la toma de poder por los trabajadores. Incluso aunque no se logre evitar el fraude, éste abriría un nuevo periodo de lucha en donde las tendencias hacia la radicalización del MORENA y la discusión sobre un programa socialista serán más fuertes que nunca (sobre todo de cara al congreso del MORENA en noviembre).
18) La sección 18 de la CNTE (Michoacán) ha decidido dar su apoyo a AMLO. El SUTIEMS ha comenzado un proceso de acercamiento a los candidatos de izquierda en el DF (Batres, Noroña). Hace falta convertir estas iniciativas en una táctica coherente; pero marcan una senda, en principio, correcta, siempre y cuando no impliquen la subordinación al reformismo.
19) Los sindicalistas debemos discutir cómo insertarnos correctamente en la lucha electoral, sin renunciar a la movilización y a la independencia de clase; buscando la unidad del movimiento obrero y la movilización conjunta; buscando, en fin, el establecimiento de un programa socialista y la creación de una organización política de los trabajadores del campo y la ciudad.
Fecha: 14 de diciembre de 2011