Los marxistas y las organizaciones de masas

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La capacidad de los socialistas revolucionarios de extender sus ideas e influencia dependerá decisivamente de su capacidad para ganar para las mismas a las bases de las organizaciones de masas, especialmente de los sindicatos, pero también de los partidos y movimientos tradicionales de masas. De este hecho se desprenden las tácticas a desarrollar en cada país para conectar con el movimiento vivo y real de las masas trabajadoras.

La necesidad de construir un partido revolucionario independiente es el ABC para los marxistas. Sin embargo, después del ABC hay más letras en el alfabeto político del marxismo. En la época actual, los revolucionarios se enfrentan a poderosas organizaciones de masas, en general de carácter reformista -tanto partidos y movimientos políticos de masas como sindicatos- que tienen el apoyo de millones de trabajadores. La capacidad de los socialistas revolucionarios para crecer dependerá decisivamente de su capacidad para ganar a las bases de estas organizaciones, especialmente de los sindicatos, pero también de los partidos y movimientos tradicionales de masas. De este hecho se desprenden las tácticas a desarrollar en cada país para conectar con el movimiento vivo y real de las masas trabajadoras.

Nuestro agrupamiento internacional, la Corriente Marxista Internacional, representada en Argentina por la Corriente Socialista El Militante, mantiene una orientación hacia los movimientos y organizaciones políticas tradicionales y de masas de la clase obrera de cada país. Multitud de grupos sectarios de América y Europa nos han criticado con desdén por desarrollar un trabajo revolucionario dentro de partidos o movimientos como el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el PRD de México, el PT de Brasil, o el FMLN de El Salvador.

Cuestiones de principios y de táctica

Para ilustrar nuestra posición sobre este tema, queremos traer a la palestra una nota que  apareció hace unos años en la web internacional del PTS, titulada "Mexico: Llamado a las organizaciones socialistas y revolucionarias" (http://www.ft-ci.org/ 22/09/06), que decía lo siguiente:

"En el caso de organizaciones como el Militante, llamamos a sus militantes a romper la subordinación a una dirección burguesa como el PRD y salir de ese partido, para discutir, junto a las demás organizaciones que nos reclamamos trotskistas, un programa y una estrategia revolucionaria. Permanecer dentro del PRD, luchando para que el mismo avance "hacia un programa socialista" es negarse en los hechos a construir una herramienta política independiente de los trabajadores, que se prepare para las próximas gestas del movimiento obrero y empalme con lo más avanzado del mismo bajo las banderas de la lucha por el socialismo."

Por supuesto, no es verdad que nuestra organización en México, la Tendencia Marxista Militante, esté subordinada a la dirección del PRD, a la que criticamos sin hacer ninguna concesión de principios, como cualquiera puede comprobar leyendo su web: www.méxico.elmilitante.org. Lamentablemente, no pueden decir lo mismo aquéllos que, pese a presentar un perfil de "partido independiente", como el PTS o el PO, se presentan a las elecciones en frentes políticos con programas reformista de izquierda, bajando consignas socialistas fundamentales como la expropiación de los capitalistas y terratenientes, sin indemnización y bajo control obrero.

La necesidad de un partido revolucionario de masas en México o en cualquier otra parte, es cuestión de ABC para los marxistas. Sin embargo, no es suficiente con proclamarlo y pedir a los trabajadores que se nos unan. La cuestión clave es cómo, siendo una minoría muy pequeña, ganamos el derecho a ser escuchados por la clase obrera, o al menos por sus capas más avanzadas. La experiencia histórica demuestra que los trabajadores no muestran interés por las organizaciones pequeñas, incluso aunque defiendan un programa 100% correcto. Los dirigentes del PTS y demás grupos de la izquierda revolucionaria evaden el debate de cómo ganar para la militancia de sus pequeñas organizaciones a esos trabajadores de quienes hablan con tanta elocuencia, y que en el caso de México siguen y votan mayoritariamente al PRD, lo mismo que en Venezuela al PSUV, en Brasil al PT, o en El Salvador al FMLN.

En estas condiciones, proclamar un partido independiente o actuar como una tendencia dentro del movimiento general de masas de la clase obrera, no es una cuestión de principios sino de oportunidades reales en la intervención concreta de la lucha de clases, que debe combinarse con un trabajo político independiente en las demás esferas de intervención de masas: sindicatos, movimiento estudiantil, barrial, etc.

Como explica Trotsky: "Por supuesto, un partido marxista debe aspirar a su plena independencia y a la mayor homogeneidad, pero en su proceso de formación a menudo debe actuar como fracción de un partido centrista o incluso de un partido reformista" (Carta a la sección británica. Septiembre 1933).

El marxismo y las organizaciones de masas

Las objeciones contra la participación de los marxistas en los movimientos y organizaciones de masas no procedían de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, sino de los ultraizquierdistas contra quienes ellos polemizaban. Los grandes maestros del marxismo siempre explicaron que allá donde los marxistas son una minoría de la clase obrera tienen el derecho y la obligación de participar dentro del movimiento de masas donde esté presente la clase trabajadora, aunque tenga una dirección reformista. Como explicó Engels:

"…Cuando nosotros regresamos a Alemania en la primavera de 1848, nos unimos al Partido Democrático porque éste era el único medio posible de llegar a la clase obrera; fuimos el ala más avanzada de ese partido, pero al fin y al cabo un ala. Cuando Marx fundó la Internacional, redactó el Reglamento de manera que pudieran ingresar todos los obreros socialistas de esa época: proudhonianos, lerouxistas e incluso el sector más avanzado de las Trade Unions inglesas; y fue sólo gracias a esta amplitud que la Internacional llegó a ser lo que fue: el medio para disolver y absorber gradualmente a todas esas sectas secundarias… Si de 1864 a 1873 hubiésemos insistido en trabajar sólo con quienes adoptaban nuestra plataforma ¿dónde estaríamos hoy? Creo que toda nuestra experiencia ha demostrado que es posible trabajar junto con el movimiento general de la clase obrera en cada una de sus etapas sin ceder u ocultar nuestra propia posición, e incluso nuestra organización, y temo que si nuestros camaradas alemanes en Norteamérica eligen una línea distinta cometerán un grave error". (Carta de Engels a Florence K. Wischnewetski. 27 de enero de 1887).

Los partidos comunistas de masas, después de la revolución rusa, surgieron de las escisiones de masas de los viejos partidos socialistas, a través de fracciones comunistas que trabajaron en su interior durante un tiempo más o menos prolongado. En el II Congreso de la Internacional Comunista en 1920 se aprobó una Resolución recomendando a los comunistas británicos que ingresaran como fracción dentro del Partido Laborista inglés, cosa que hicieron. Trotsky recomendó a sus partidarios ingresar en los años 30 en los partidos socialistas de Europa y EEUU para trabajar en su interior, en el mismo momento en que se estaban formando en ellos tendencias de izquierda de masas.

Condiciones para el trabajo en las organizaciones de masas

Algunos, que pretenden haber leído mucho, nos reprochan que participemos en partidos y movimientos de masas donde hay poca vida interna o aún no se formaron corrientes de izquierda significativas, porque supuestamente eso contradice la táctica que Trotsky aplicó  en su momento. Esta gente desconoce que Trotsky no fijó condiciones universales para el trabajo en las organizaciones de masas, sino sólo para la situación concreta en que les tocó vivir y luchar a él y a sus seguidores.

No se trata de abandonar el trabajo independiente en otros frentes de masas, sino de complementarlo con un trabajo revolucionario a medio y largo plazo en las organizaciones tradicionales de masas, que son vistas como propias por la clase trabajadora. Nuestro objetivo es ganarnos el derecho a ser reconocidos como parte integrante de las mismas, adquirir experiencia y propiciar la formación de un ala marxista en su interior, con antelación al surgimiento de una corriente de izquierda de masas, para estar en las mejores condiciones de influir y participar desde un principio en ella.

Esta sería la mejor manera de preparar una alternativa marxista de masas a las direcciones reformistas de estas organizaciones y, por lo tanto, una alternativa de dirección política para los millones de obreros y jóvenes que las siguen.

Intervención en el movimiento de masas

Nuestros camaradas en México y Venezuela no renuncian a nada por participar dentro del PRD y del PSUV. Proclaman abiertamente la necesidad de dotar al movimiento de masas de un programa socialista. Sólo reconocen honestamente que son todavía una fuerza pequeña para jugar un papel independiente en los acontecimientos. En cambio, esta táctica les permite mantener un contacto cotidiano con decenas de miles de trabajadores, y ganar su derecho a participar en la lucha y en la discusión sobre los objetivos del movimiento. Al mismo tiempo les da la oportunidad indispensable para probar a diario sus ideas y consignas en las acciones de las masas, captando la atención de los mejores luchadores de la clase obrera y la juventud.

En Argentina, la Corriente Socialista El Militante aboga por que los sindicatos que delimitaron por izquierda con el kirchnerismo, y los sectores clasistas de la CTA y la CGT, aúnen sus esfuerzos para formar un Partido de los Trabajadores de masas. Los marxistas somos todavía una fuerza demasiado débil para arrancar de la rutina y del apoliticismo a las masas de la clase trabajadora, y organizarlas con nosotros bajo la bandera del socialismo revolucionario. Pero los sectores antes mencionados, aun aquellos con posiciones reformistas de izquierda, sí tienen la influencia y el aparato indispensable para iniciar la formación de un partido o movimiento político de masas, que  nos ofrecería  a los socialistas revolucionarios un espacio amplísimo para desarrollar una agitación de masas y difundir nuestras ideas y posiciones.

Como explicó Ted Grant sobre las organizaciones de masas: "Desde dentro de sus filas, entre los luchadores de la clase obrera, surgirán las fuerzas del marxismo revolucionario. Fuera de las organizaciones de masas no se creará nada que pueda resistir la fuerza del tiempo".