En 2000 es electo el demagogo derechista Vicente Fox, para muchos, y ello incluye al EZLN, la entrada del panismo significaba un posible cambio. El día 2 de diciembre de ese año, Marcos y el EZLN señalan su disposición a dialogar publicando un documento de balance sobre el proceso electoral y sobre las perspectivas del diálogo. El documento señala que; ni los partidos, ni el IFE, ni nadie, más que la ciudadanía, fue el responsable de la caída del PRI, establece que nadie tiene el derecho de señalarse como triunfador o como responsable del triunfo. Hasta ahí Marcos sigue fiel a su línea de criticar la práctica de todos menos la suya, la cual poco o casi nada hizo para modificar el rumbo del proceso del 2 de julio de ese año.
El EZLN, como un modo de romper con el aislamiento en el que se había sumido en los últimos meses del gobierno de Zedillo y de recomenzar el proceso de negociaciones con el gobierno, lanzó a finales del 2000 la iniciativa de una gran marcha por diversos puntos del país, que tendría como punto culminante exponer ante el legislativo las bondades de la iniciativa de Ley Indígena, elaborada por la COCOPA y aceptada tanto por el EZLN como por el gobierno de Fox.
Para el movimiento zapatista el horizonte, al margen del inicio de negociaciones con Fox, era el de continuar sometido al desgaste de los últimos años esperando si alguna nueva coyuntura les permitiera una oportunidad para buscar alguna solución, por ello la dirección del EZLN jugó abierta y sinceramente a buscar una salida negociada con el PAN. La lógica de las movilizaciones que se desataron en preparación de la llegada del EZLN a la Ciudad de México no fue la de la unificación a una lucha de todos, sino un llamado abierto a apoyar una cuestión muy especifica «la aprobación de la Ley de la COCOPA», señalando la importancia que tenía en ese entonces. Pese a que había una amplia posibilidad de emprender un gran movimiento de convergencia entre todos los sectores sociales, con un programa de todos y una lucha para todos, esto no se impulsó. Ese hubiera sido el camino para abrir una confrontación, en ese marco la negociación hubiera sido sólo una cuestión táctica para preparar una lucha social a un nivel superior. Lejos de eso las movilizaciones fueron una cuestión táctica para arribar arropados a la negociación con el Estado.
El gran ambiente que se formó con la llegada de la gira del EZLN en el 2001 no fue utilizado para organizar o preparar futuras luchas sino para coquetear con el Congreso en aras de la aprobación de la ley indígena. La oportunidad era grande, las movilizaciones eran multitudinarias la esperanza era el signo fundamental de todos aquellos que participaron en ellas. No obstante el EZLN se limitó a declaraciones generales y a solicitar se aprobara la ley de derechos y cultura indígenas.
El EZLN se retiró de la Ciudad pero el Congreso terminó por aprobar una ley distinta, producto de los acuerdos entre las distintas facciones de las cámaras.
Como ya hemos señalado, la situación del EZLN quedo aún más complicada. Lejos de utilizar la caravana como un medio para preparar las movilizaciones futuras (estaba claro que el gobierno sólo utilizaba al EZLN para darse una imagen «demócrata»), el EZLN prefirió realizar actos de un perfil semejante al de un espectáculo, donde los escuchan, se emocionan, ríen, se enojan y luego se van a sus casas a seguir su vida como si no hubiera pasado nada.
Otro error de la política del EZLN fue el de separar la lucha por las demandas indígenas de las del conjunto de los trabajadores y los jóvenes. La lucha se mostró como una cuestión aparte. Incluso hoy en día muchos activistas del zapatismo están más preocupados por meter agua potable en algún pueblo de Chiapas que en organizar a los estudiantes o trabajadores en pos de sus demandas concretas. Es decir: se están aislando de las demás luchas y al parecer esto ya se está convirtiendo de una cuestión circunstancial en un principio de acción.
En diciembre del 2003 salió el primer número de la revista pro-zapatista Rebeldía, siendo esto el punto de partida para una nueva fase de actividad que incluyó la publicación de un ensayo sobre el ideario zapatista «El mundo, siete pensamientos. Mayo del 2003», la inauguración de las Juntas de Buen Gobierno y los preparativos para el X aniversario del levantamiento (http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/1997/1997_06_b.htm)
El EZLN daba así un giro definitivo a su política, en adelante para ellos lo principal sería realizar sus autonomías de manera autogestionaria sin la intervención del estado, el primer paso fue entonces una reorganización se sus territorios, primero bajo la forma de juntas de buen gobierno, los caracoles.
En la práctica el desarrollo de los caracoles llevó a una especie de estancamiento del conflicto, no fue sino hasta el 2005 cuando se reinició una nueva ofensiva mediática que dio pie a una nueva reorganización, en realidad la impresión que daba era que el EZLN se preparaba para nuevas acciones, por un lado declaraba que se encontraba listo según informaba el comunicado del 20 de junio de ese año: «desde mediados del año 2002, el EZLN entró en un proceso de reorganización político-militar. Esta reorganización interna ya ha terminado».
El otro aspecto era una feroz critica a López Obrador, al cual calificaban como un continuador de Salinas: «La imagen de Carlos Salinas construida por López Obrador es, en realidad, un espejo (…).Y el ofrecimiento no lo hace a los de abajo o a lo que queda de la nación mexicana, sino a quien manda en realidad, el poder financiero internacional».
No sólo eso, al mismo tiempo que se hacían públicas estas declaraciones se decretaba una alerta roja en las zonas zapatistas, al parecer se aproximaban cosas importantes.
No obstante todo se limitó a una simple preparación para lo que sería la Sexta y última Declaración de la Selva Lacandona, la cual apareció a mediados del 2005 y en donde se planeaba una campaña paralela a la electoral y claramente en ruptura con todos los partidos políticos. De hecho, era una condición para participar en la “otra campaña” no tener alguna relación con la política.
Al mismo tiempo que decía estar abierto a escuchar distintas alternativas señala «La gente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) nos despreció y va a pagar; los vamos a hacer pedacitos, aunque nos quedemos solos, porque alguien tiene que cobrar esa cuenta» (La Jornada, 7/8/05)
Así una de las principales tareas del EZLN fue atacar al PRD y a López Obrador como su enemigo principal. Por supuesto nadie está afirmando que no hubiera una importante carga de verdad en las aseveraciones de Marcos, sino el momento y las circunstancias en que lo hacía. Si pretendía convertirse en una alternativa de izquierda frente al movimiento en torno a AMLO no lo logró, para la absoluta mayoría de trabajadores y jóvenes identificados con la izquierda, el EZLN y Marcos en particular, sonaban como guiados por el resentimiento.
Es probable que el EZLN hubiera supuesto que ante el seguro triunfo de AMLO y su incapacidad para enfrentar la problemática del país, ellos, los zapatistas, aparecerían como la única y verdadera izquierda, no obstante sus cálculos fallaron. La contra campaña de “La otra campaña” restó algunos cientos de miles de votos a AMLO, con lo cual coadyuvó a la llegada de Felipe Calderón, esto dejó al EZLN en una situación muy compleja que no esperaba.
Ante Vicente Fox el zapatismo se mostró inicialmente conciliador, efectuó concesiones en todos los sentidos para no obtener nada, en ese empeño desgastó gran parte de su autoridad y capacidad de convocatoria. Con Felipe Calderón no podía hacer lo mismo, dado que millones de personas se estaban movilizando en torno a AMLO, al cual toda la burguesía tachaba de radical desestabilizador, precisamente el papel que supuestamente debería ocupar el EZLN. Si por el contrario arreciaba su crítica a AMLO se profundizaría aún más el aislamiento que ya tenía con las masas de izquierda, único sector que tradicionalmente había apoyado las movilizaciones zapatistas.
El resultado fue nuevamente el silencio y el encierro en el seno mismo de las comunidades que ya de por si tenían problemas.
Las zonas zapatistas no necesariamente implican regiones controladas por el EZLN, numerosas comunidades después de los primeros años cambiaron su filiación hacia el PRI o hacia el PRD. Muchos pueblos quedaron divididos de tal modo que la organización de las bases de apoyo en muchas comunidades corresponde más a una organización campesina que a un poder alternativo.
Los intentos de crecer de forma aislada del conjunto de las comunidades de la región han generado experimentos muy interesantes: por ejemplo, los proyectos de educación alternativa. Pero a la larga son incompatibles con el conjunto del país y lejos de permitir más desarrollo producen más aislamiento.
Las comunidades mantienen conflictos casi permanentes con otros grupos políticos. No afirmamos que ellos sean los culpables, no obstante la política exclusiva para zapatistas en el marco de comunidades diversas genera una situación de tensión permanente.
Han transcurrido ya varios años desde la última iniciativa zapatista, de La Otra Campaña, no quedan más que grupos pequeños ferozmente enemigos de todo lo que no sea ellos mismos y profundamente resentidos con las masas.
Los discursos por la horizontalidad, la negativa a formar organizaciones formales, el repudio a la lucha política, el zigzag entre el culto al indigenismo en abstracto y acciones violentas aisladas es un pesado lastre que los intelectuales afines al EZLN gustan en calificar de “herencia cultural del zapatismo”, cuando en realidad no es más que un pesado lastre que el movimiento obrero, los jóvenes y todas las clases explotadas debemos superar para avanzar en la verdadera transformación soc