La burguesía, sobre todo la parte más rancia y podrida, arremete frontalmente contra el gobierno. Son varios los factores que se juntan para obligarlos a realizar este ataque. Pero principalmente es un reflejo del nerviosismo de este sector donde podríamos poner a la oligarquía terrateniente sojera, sectores industriales, quizás como Techint, a la policía (o “consejera”) espiritual de la iglesia y por sobre todo al monopolio mediático al servicio de todo este arco.
El miedo, que emana por sus poros, les viene en primer lugar porque se acerca el 7 de diciembre, que, para la mayoría de los sectores populares que apoyan al gobierno, es una fecha casi emblemática. La desinversión obligada de los monopolios mediáticos, con el del grupo Clarín, dará un nuevo paso y eso sin duda agudiza el odio de la derecha. Pero el miedo principal les surge porque se ha empezado a correr un rumor que podría ser clamor para muchos trabajadores y estudiantes de nuestro país. La “Re re” toma fuerza y la burguesía tiene muchísimas dudas de poder impedir que Cristina continúe en el poder.
De yapa están que vuelan, ya que el voto a los 16 años podría hacerse efectivo y eso sumaria, en gran mayoría, votos al kirchnerismo.
La burguesía sabe que con Macri no puede y Scioli es muy resistido por la izquierda kirchnerista y por muchos jóvenes que correctamente lo ven como el caballo de Troya que es. Por lo cual, quizás, tampoco puedan jugar con esa carta.
El embate es ahora la pequeña movilización de un sector tradicionalmente opuesto al kirchnerismo (o a cualquier movimiento que tenga olorcito a popular). Gente que vota al PRO o a la UCR, de ese estilo. Lo que podríamos llamar algo así como “la pequeña burguesía histérica” Y ni siquiera son la mayoría de estos sectores los que se han movilizado, si no una pequeña porción.
Es probable también que consigan algunos laburantes mareados, enroscados ahí también, porque la agitación y la presión de la pequeña burguesía puede que los contagie demagógicamente. La parafernalia mediática ataca con todos sus medios masivos de desinformación, radio, televisión, diarios, Internet y todo lo demás que tienen.
El cacerolazo es ahora el término de moda que pondrá la derecha para desgastar al gobierno. La idea básica es hacerlo ver como un gobierno jaqueado por las “genuinas” movilizaciones de “vecinos”, de “trabajadores y “gente común” contra un gobierno autoritario que busca “Chavizarse”, prácticamente una dictadura. Y Lanata es ahora su lancero estrella.
Han puesto su pie en el acelerador para sacarle resto, de cara a las legislativas (de las cuales depende el gobierno para mantener a Cristina en la presidencia más allá de 2015).
Moyano, sectores de la izquierda “revolucionaria” o reformistas tibios de izquierda se suman al coro de la derecha para atacar al gobierno haciendo que los trabajadores y demás sectores populares no los diferencien de los buitres de Magnetto y compañía.
La situación será de polarización en los meses que quedan y en cuanto más se acerque el 7 de diciembre, y en cuanto más crezca la posibilidad de la Re-reelección, más aumentará la polarización entre los sectores populares que ven a este gobierno como propio y la derecha que quiere recuperar el control total del Estado.
Saben que la crisis mundial del capitalismo va camino a profundizarse y necesitan un gobierno que les regale el Estado para usarlo en contra de los trabajadores de manera frontal y así mantener sus ganancias. Aumenta la presión de la derecha y el tablero se va a mover. Observemos con atención. Veremos gorilas peludos de izquierda y de derecha abrazarse, aún odiándose.
El kirchnerismo, por su génesis, trata de hacer equilibrio entre las clases y podríamos decir que se basa en una o en otra para mantener este casi imposible equilibrio. Pero podemos también ver que, cuando el gobierno se ve atacado duramente, suele girar a la izquierda para recuperar su base popular. Y así se recobra.
Claro que esto es mucho más fácil hacerlo con plata en el bolsillo, con la recuperación que vivió el país, pero se vienen épocas de vacas flacas para estas latitudes. El gobierno ya reconoce que ha bajado el crecimiento. Por eso habrá que ver cómo hace el gobierno para frenar a la derecha que lo acosa con intensidad. ¿Volverá a profundizar el proyecto político potenciando y satisfaciendo demandas de los sectores populares? o ¿cederá a las presiones de la burguesía que arremete, otorgando concesiones para que se calmen?
Tenemos que avanzar en organizarnos ante este ataque de la derecha liderada por Techint, Clarín y La Nación, contra los trabajadores. A la vez que denunciamos que son los capitalistas los responsables de esta situación, que el sistema capitalista se encuentra herido de muerte. Tanto los agentes de derecha que están fuera, como los que están dentro del kirchnerismo, son los que debilitan o desaniman a los trabajadores.
A pesar de esto, el olfato de clase será un gran guía en este tiempo, llevará a las bases, tanto electorales como militantes o simpatizantes (a quienes se han beneficiado, entre los sectores populares, por sus políticas progresistas de los últimos años) a cerrar filas tras Cristina y su re-reelección.
El lazo que ha construido el gobierno con las masas es fuerte y se mantendrá por un tiempo considerable, aún cuando algunas de sus políticas no beneficien a los trabajadores. A no desaprovechar este capital inmenso que anida en la clase obrera y la juventud.
Profundizar el rumbo, significa avanzar en la reforma impositiva, nacionalizar los resortes fundamentales de la economía, avanzar en el control de precios, etc. para sacarle base a la burguesía que recluta a la pequeña burguesía. Profundizar y ampliar la base popular significa, por ej., elevar el mínimo de ganancias, gravar a las mineras, a la renta financiera, etc.
Avancemos en organización y en profundizar la lucha hacia el socialismo.