La salud de los docentes santiagueños amenazada por la crisis laboral y el riesgo de perder el trabajo: hay una salida colectiva, la organización

Los eventos adversos que el docente está sufriendo día a día en su jornada laboral, no es casualidad.  Forman parte de un escenario más amplio, atravesado por la crisis internacional del capitalismo, que se traduce en un ataque sistemático a las condiciones de vida de la clase trabajadora y en nuevas guerras imperialistas.  En este contexto, el ajuste que impone el gobierno nacional, al eliminar ítems del salario docente, responde a esa misma lógica de ofensiva capitalista, a la que se suma la política de ajuste del gobierno provincial: cierres de escuelas, cursos y profesorados; docentes en disponibilidad, reubicados a su suerte y con el riesgo de perder su trabajo.

Los docentes llegan a la escuela y saben que están expuestos al peligro. El ajuste y los ataques del gobierno a su fuente laboral los dejan en una situación de vulnerabilidad

Esto ha llevado a diversas situaciones que se viven en las instituciones educativas. El ambiente que se vive en cada escuela se ha tornado oscuro, con grandes tensiones.

La calidad de las relaciones entre los miembros de la institución educativa se ha desgastado y hasta ha llegado a enfrentamientos entre docentes, ya que es una pelea por quién queda dentro de la escuela y quién queda reubicado. También dos profesores con el mismo horario se enfrentan delante de los alumnos en el aula por su espacio, y quien queda afuera va a buscar dónde lo reubiquen. Además, existen grupos aliados a los rectores normalizadores que espían, sacan fotos a sus compañeros que se organizan y carnerean cualquier actividad (reuniones u organización con delegados de gremios que intentan defender y hacer valer los derechos docentes).

Por ejemplo, el departamento de Lengua de una escuela de la ciudad de La Banda ha quedado reubicado de tal forma que los docentes nunca se encuentran, lo que no solo afecta el compañerismo y la camaradería, sino también la organización para enfrentar esta situación. Este escenario ha llevado a grandes conflictos institucionales y laborales, en torno a por qué reubican a unos u otros en el curso o en la misma escuela, mientras muchos quedan librados a la voluntad arbitraria del analista.

La comunicación entre docentes no facilita la interacción entre grupos ni entre el personal jerárquico y los catedráticos, ya que es una comunicación informal que, en muchos casos, se parece a la cola de un supermercado con ofertas: los hacen entrar, firmar la reubicación y se desentienden del problema. Cuando un docente intenta defenderse presentando una nota, no la reciben y maltratan al docente, llegando al acoso laboral. Reciben comentarios negativos y desproporcionados sobre su trabajo, son excluidos deliberadamente de reuniones, eventos o conversaciones importantes, y se desparraman chismes o información falsa para dañar la reputación del docente. Además, les imponen tareas excesivas o los hacen cumplir horarios sin ninguna tarea como penitencia. Los supervisan de forma detallada, emitiendo críticas o haciendo actas mentirosas que versan sobre esas críticas. Muchos sucumben ante tanto acoso; otros quedan solos, defendiéndose como pueden.

El estilo de gestión del personal a cargo de las instituciones es de punteros políticos, típico de un régimen autoritario en donde no se permite la participación, desmotivando a los docentes que muchas veces intentan innovar presentando proyectos de participación del estudiantado y son rechazados inmediatamente. En otros casos, los docentes a cargo de las instituciones (personal del Consejo General de Educación que envía el gobierno sin concurso previo) hacen notar su liderazgo utilizando métodos demagógicos o de engaño, manipulando con trucos o mentiras para lograr que los docentes firmen su reubicación, con el fin de favorecer el ajuste a la educación. Si llevan a cabo bien su tarea, son recompensados haciendo cumplir sus objetivos personales de acceder a un cargo en la lista de concejales o diputados del oficialismo.

Toda esta situación de amenaza y peligro que vive el docente a diario pone en riesgo su salud mental y física, ya que muchos docentes, después de enterarse por cualquier medio que quedaban en disponibilidad, fueron a parar a sanatorios u hospitales con ataques de presión, angustia y fobias.

La situación económica, con bajos salarios y varias cifras en negro que no alcanzan a cubrir la canasta familiar (hoy estimada por consultoras en $2.000.000 si se suman gastos fijos, alquiler o transporte), hace que el docente no quiera perder un día de trabajo para no perder el presentismo y deje su salud física o mental para sobrellevarla como puede

Los gremios oficialistas han mirado para otro lado, mientras que CISADEMS y SISADOC han intentado organizar a los docentes, pero no han logrado que las consignas, marchas o reuniones calen, ni han profundizado los métodos de lucha para lograrlo, ateniéndose a simples presentaciones de notas para salir del paso. El miedo ha hecho mella en los docentes para que no tomen el camino de la organización y la lucha.

Según investigaciones en instituciones educativas, no hay protocolos de autocuidado, se evita hablar de lo difícil y los conflictos se guardan; esto lleva a un desgaste institucionalizado. Mientras la política de ajuste a la educación pública triunfe, habrá más docentes enfermos física y mentalmente.

La organización en asambleas escolares, convocando al conjunto de la comunidad educativa, así como en plenarios regionales y provinciales donde se discutan las situaciones y posibles salidas, es necesaria para afrontar esta situación que ya se ha tornado insoportable e insostenible.

La función de una organización sindical que busca conquistar sus justas demandas y reivindicaciones debe ser doble. En primer lugar, impulsar un modelo alternativo de lucha y organización basado en la democracia obrera, que unifique a la base docente, tanto a quienes están dentro como fuera de los sindicatos, frente a los métodos de la burocracia sindical, que se han demostrado ineficaces en la práctica. En segundo lugar, promover un programa y una orientación política. Es necesario partir de la lucha sindical para avanzar hacia una lucha política que exprese los intereses de la clase trabajadora santiagueña en su conjunto.

Parte de esta batalla es justamente señalar las limitaciones de la lucha puramente sindical y explicar la necesidad de la toma del poder político por parte de la clase trabajadora.

Desde la Organización Comunista Militante, sección argentina de la Internacional Comunista Revolucionaria,  llamamos a todos los docentes a organizarnos en asambleas y/o plenarios para definir cómo enfrentamos la situación que vivimos. Solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas y organización. Manos a la obra.

¡No al cierre de cursos, y / o carreras en profesorados!

¡Por el llamado de coberturas en horas y cargos! (más de 300 cargos jerárquicos sin cubrir)

¡Basta de intervención del CGE (Consejo General de Educación), llamado a elecciones ya!

¡Abajo el cepo salarial de Zamora y la motosierra de Milei en las escuelas!

¡Por un aumento salarial indexado por inflación que cubra la canasta familiar!

¡En defensa de la educación pública, gratuita y laica!

¡Por la organización de una huelga general!

¡Por un Gobierno de Trabajadores!

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