Del 25 de noviembre al 1ro de diciembre tuvo lugar la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5) en Busan, Corea del Sur. Durante las reuniones, los países petroleros e industriales del plástico, como Estados Unidos, China, Arabia Saudita, Rusia y otros, intentaron de todas las maneras posibles que no haya acuerdo, ni siquiera parcial, logrando sus objetivos. Al final de las negociaciones, no hubo ningún acuerdo ni se cerraron fecha y lugar para el próximo encuentro.
¿Imaginamos que Corea del Sur, como país anfitrión, es el ejemplo del mundo? La generación de residuos plásticos en Corea del Sur aumentó de 9,6 millones de toneladas en 2019 a 12,6 millones de toneladas en 2022, un salto del 31 % en tres años. Aún no se han publicado los datos correspondientes a 2023.
Para poder encontrar una solución de fondo, tenemos que conocer la problemática en profundidad y con todas sus aristas. No existe una solución basada en reformas. Es importante que los lectores tomen dimensión del laberinto en el que nos ha metido el sistema capitalista.
Los capitalistas en su propio laberinto
“Los plásticos representan al menos el 85 % de los desechos marinos y, cada año, alrededor de once millones de toneladas de este material llegan a las aguas, una cantidad que en 2040 podría triplicarse si no se toman medidas, según la ONU.” (“Nos estamos ahogando en el plástico”. La Nación, 4 de marzo de 2023)
Estas medidas urgentes que pide la ONU se asemejan a las que desde hace décadas solicita para frenar el calentamiento global: medidas que nunca terminan de acordarse o que jamás son llevadas adelante por los gobiernos capitalistas. Así, año tras año, década tras década, no se hace nada en el mejor de los casos; y en el peor, se aumenta tanto la producción de plástico como el calentamiento global. Un claro reflejo de esta inacción es que, en 2024, la temperatura media global del planeta superó por primera vez en un año completo el umbral de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, alcanzando un incremento de 1,6 °C, lo que subraya la extrema gravedad de la situación.
A su vez, “Cada minuto se venden más de un millón de botellas de plástico en el mundo, el aumento de producción de ese material provocará que, en peso, haya más plástico que peces en los mares en el año 2050” (informe de la Fundación Ellen MacArthur).
Los reyes del plástico
Las grandes empresas, sus directivos y todos los que sostienen este sistema asqueroso son los culpables de construir un mundo en el que las futuras generaciones tengan que nadar en plástico. “Coca-Cola produce 3,2 millones de botellas de plástico desechables al año, y el 99 % de los plásticos están hechos de combustibles fósiles, lo que empeora tanto la crisis del plástico como la climática.” (“Coca-Cola, el mayor contaminador plástico del mundo, patrocina la COP27”. Pagina12, 15 de noviembre de 2022)
“Según informes, Pepsico y Nestlé también forman parte del ranking de las empresas que más desechos plásticos generan en el mundo. Pepsico produce 2,5 millones de toneladas de residuos cada año, mientras que Nestlé genera 920.000 toneladas”. (Página 12). Todo este plástico, arrojado en ríos, mares y océanos, se descompone debido a la radiación solar, la erosión del agua y otros factores químicos y biológicos, pero no desaparece: se transforma en microplásticos y, a su vez, en nanoplásticos. Aunque la acumulación de plásticos más masiva se da en los mares y océanos, los microplásticos también se dispersan por el viento y el suelo y son ingeridos por animales y absorbidos por las plantas, que los seres humanos consumimos, incorporándose a nuestro organismo a través de distintos caminos.
No hay solución individual
El reciclado de plástico no es la solución. Aunque a algunas empresas les sirva como chivo expiatorio para no sentirse moralmente contrariadas, la solución a nuestros problemas nunca vendrá de quienes generaron el problema. El sistema capitalista nunca puede ofrecer una solución de fondo porque estaría negando su propia lógica interna, que es la búsqueda de ganancias y la reproducción del capital por encima de todas otras consideraciones, ambientales o sociales..
La solución de fondo tiene que venir desde abajo. Las pequeñas reformas que puedan surgir de estos acuerdos no van a solucionar nada de manera definitiva. Obviamente, los marxistas defenderemos cada pequeña reforma donde sea necesario, y posible como parte de una lucha más amplia. Pero, considerando cómo se plantean los acuerdos, denunciamos que estos están hechos a la talla de los “reyes del plástico”.
Una vez más, las organizaciones socioambientales, los sindicatos, los partidos de la clase obrera y todos los que defendemos un mundo mejor tenemos que apoyarnos en la única clase progresista de la sociedad, la clase trabajadora, para profundizar y generar espacios democráticos donde se debatan estos problemas, se lleguen a acuerdos y se salga a la calle. No podemos confiar en los políticos capitalistas que defienden los intereses de empresarios, banqueros y terratenientes.
Los comunistas de la Organización Comunista Militante somos claros y concretos: solamente una revolución puede poner de rodillas a los que están destruyendo el planeta. Necesitamos una transformación fundamental hacia una sociedad socialista planificada democráticamente. Vivimos en una sociedad de increíble riqueza y desarrollo tecnológico. Existen amplias medidas para enfrentar la crisis del medioambiente, pero solo bajo una economía planificada podríamos implementar soluciones a la producción innecesaria de plásticos y la correspondiente polución ambiental. A través de la misma, podríamos poner las inmensas capacidades investigativas de la ciencia al servicio de los problemas más acuciantes que enfrenta la sociedad. Esa es la única forma en que podemos resolver la crisis climática.
O destruimos este sistema depredador, o el sistema nos destruye a nosotros.