La movilización popular le para la mano a los genocidas y a la Corte Macrista ¿Qué conclusiones sacar?

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La Corte Suprema, recientemente, declaró aplicable el beneficio del 2×1 para las penas de prisión por delitos de lesa humanidad. Esto fue por decisión de mayoría, con la firma de los jueces Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti.

La ley 24.390, que se la conoce como ley del 2×1 y estuvo vigente entre los años 1994 y 2001, hoy se encuentra derogada Esta ley permitía computar doble, desde el segundo año de detención, los días que pasaron sin sentencia firme.

El caso testigo fue el del represor Luis Muiña quien formó parte del autodenominado grupo “SWAT”, el comando paramilitar interno del Hospital Posadas que secuestró, torturó y asesinó durante la última dictadura.

Al permitir la aplicación en este caso, la Corte Suprema le abre las puertas a gran cantidad de represores para solicitar el mismo beneficio y salir en libertad.

Cabe recordar que Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti son los jueces del macrismo en la Corte.

Rosenkrantz, quien oportunamente declaró “piquetear una ruta o autopista es un delito” fue abogado de grandes empresas y corporaciones: Cablevisión, Grupo Clarín, La Nación, La Rural, McDonald’s, YPF, América TV, Claro, Farmacity, además de la Entidad Binacional Yacyretá y de las provincias de Santa Fe y Corrientes.

También es reconocido por relativizar los fundamentos para declarar la nulidad de la Ley de Obediencia Debida y de Punto Final sobre delitos de lesa humanidad.

Horacio Rosatti por su lado, dio entre 1998 y 2005, protección a Eduardo Ramos quien había formado una banda que se dedicaba a robos, homicidios, violaciones y secuestros además de ser un reconocido torturador como parte del grupo de tareas llamado “la patota” en Santa Fe. Ramos trabajó años en la municipalidad de la cual Rosatti era el Intendente.

Rosatti ocupó, entre 2004 y 2005, el cargo de Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Argentina durante la presidencia de Néstor Kirchner.

La respuesta popular

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Ni bien conocida la noticia una ola de indignación recorrió el país, rápidamente declaraciones de repudio de todo tipo empezaron a circular y esto fue vivido como la gota que colmó el vaso.

El macrismo desde el comienzo de su gestión maniobra para desarticular la política de memoria, verdad y justicia que se construye hace 40 años.

Con declaraciones negacionistas y desfinanciamiento golpea a las organizaciones de DD.HH que luchan junto a millones de trabajadores y jóvenes por el juicio y castigo a los responsables cívico-militares y eclesiásticos de la dictadura de 1976.

La movilización social contra el ajuste macrista fue constante durante todo marzo y principios de abril, y luego del Paro General había entrado en una meseta, ya que el paro jugó como un desahogo y, por otro lado, como producto de la crisis de dirección que recorre el campo popular. Pero, la maniobra del macrismo para liberar a los genocidas puso nuevamente a los trabajadores en las calles retomando las medidas de lucha a través de la acción directa.

El 10 de mayo, se produjeron movilizaciones en todo el país, cuyo epicentro se vivió en Buenos Aires donde 550.000 personas desbordaron la Plaza de Mayo y los alrededores.

Los días previos a la marcha, al ver que el repudio crecía y crecía, el gobierno de CAMBIEMOS intentó despegarse de la decisión de la Corte, primero tímidamente y luego de manera más clara tuvieron que ir acomodándose para no recibir el impacto de la ira popular. Algo que no consiguieron, ya que la ligazón entre sus políticas y sus jueces en la Corte Suprema los había dejado absolutamente expuestos.

Horas antes de la movilización la bancada parlamentaria del macrismo intentó frenar el impacto de la movilización sumándose con su voto en el Congreso a la ley que excluye del beneficio del 2×1 a los autores de crímenes de lesa humanidad. En un manotazo de ahogado el gobierno buscaba revertir la situación en la que se encontraba expuesto.

Pero esto de nada sirvió, ya que la respuesta popular fue contundente y apuntó al gobierno como responsable de ayudar a los milicos genocidas.

Conclusiones

No existe poder igualable al de las masas cuando se ponen en marcha. Sin duda las movilizaciones populares son una muestra masiva de fuerza en la calle que sacude el tablero político en cualquier parte. Es por eso que tiene gran importancia y utilidad realizar una serie de reflexiones acerca de la impactante movilización del 10 de mayo bajo la voz de orden de: ¡No al 2×1, 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos presentes!

En primer lugar, lo que queda claro es a través de la organización y la movilización popular podemos hacer retroceder al gobierno, por lo tanto es importante que las organizaciones con capacidad de movilización militen en un marco de unidad para golpear a CAMBIEMOS.

En este sentido, la lógica a la que se han adaptado las organizaciones kirchneristas representa un problema para la necesidad que tienen los trabajadores, el pueblo pobre y los estudiantes de revertir las políticas de ajuste que venimos sufriendo bajo este gobierno. La lógica Institucionalista como parte de una ideología política que abreva de la conciliación de clases en líneas reformistas de los dirigentes kirchneristas deja a las organizaciones de base atadas de pies y manos.

La estrategia de la dirigencia se traza en la perspectiva de ganar mayoría en el parlamento en octubre de este año y acomodarse con vistas a las elecciones presidenciales del 2019. Esta táctica lo que ha producido es una parálisis en las organizaciones de base del kirchnerismo que han abandonado la lucha en las calles y sólo se movilizan si la orden vienen de arriba, abonando una construcción política verticalista donde las bases son un apéndice de las decisiones de la dirección.

Es necesario que los compañeros de base del kirchnerismo reflexionen en este sentido y puedan dar un paso adelante atendiendo las necesidades reales del campo popular, que no son otras que revertir las políticas de ataque que llevan adelante los capitalistas de la CEOcracia.

Para esto, es necesaria la movilización y la organización en los barrios, las fábricas, los lugares de trabajo, etc.

Por su lado, la izquierda referenciada en el FIT tuvo una serie de debates internos y una disputa acerca de participar o no de la movilización. El Partido Obrero impulsaba la no participación y la realización de una movilización aparte y acusaba al PTS, que proponía participar con un acto propio, de ser “furgón de cola” del kirchnerismo. El PO llegó a plantear en su artículo la necesidad de diferenciarse y desarrollar una marcha aparte para no confundir a la vanguardia obrera. Algo sumamente equivocado ya que la no participación en una marcha de masas no determina claridad o confusión.

Los dirigentes del PO haciendo uso y abuso del aparato intentan imponer una lógica de construcción y con el fetiche de la independencia de clase reniegan o regalan la lucha política e ideológica de importantes sectores de masas y de la vanguardia, cayendo en políticas de sectarismo y oportunismo. Lamentablemente, la dirección del PO retiró de su web esta joya de “frente único” tal vez producto de una suerte de crisis solapada que recorre no sólo al PO sino al resto de los componentes del FIT.

Finalmente, el buen criterio de unidad se impuso, por la presión de la base, y estos dirigentes de izquierda quedaron a “salvo” del papelón de organizar una marcha aparte en clave ultra sectaria.

La unidad de acción en las masivas movilizaciones, que obligaron al gobierno a retroceder, dejan en claro que los compañeros de los espacios de izquierda deben militar por la unidad con aquellos sectores obreros y juveniles que aún mantienen expectativas en direcciones políticas ajenas al movimiento de los trabajadores y sus intereses inmediatos e históricos, en la perspectiva de ayudar a poner en pie una herramienta política de masas, que sirva para luchar contra los patrones y los capitalistas. El camino contrario sólo abonará al ultraizquierdismo para seguir en los bordes del movimiento de masas, sin tener una verdadera incidencia en el mismo.

Estas dos actitudes por parte de los dirigentes del kirchnerismo como del FIT, son los que dejan a la vista la crisis de conducción de unas masas que han demostrado una y otra vez su predisposición a luchar pero que no encuentran una referencia clara de dirección.

Por un lado, los dirigentes del kirchnerismo buscan mantener lo más tranquila posible la calle y se corren de la conducción; por el otro lado, los dirigentes de la izquierda no pueden superar el cliché de la independencia de clase, reniegan del frente único y sus errores sectarios le cierran el camino a las masas.

Es necesario por eso que los militantes, en base a los sucesos de este 10 de mayo, saquen las conclusiones necesarias. El frente único (golpear juntos, marchar separados) se muestra como la herramienta más efectiva para enfrentar las políticas de saqueo que lleva adelanta Mauricio Macri con la burguesía más rancia encolumnada detrás de él.

Los trabajadores no podemos sentarnos a esperar las elecciones viendo como nos falta la comida en la mesa y como nuestras condiciones de vida retroceden día a día, es necesario luchar acá, hoy, ahora.

Desde la Corriente Socialista Militante consideramos que debemos avanzar en unidad y en claridad política. Construir nuestro Partido de Trabajadores es nuestra tarea.