La lucha de masas derrota el intento de blanquear el genocidio sionista en la Vuelta Ciclista a España

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Más de 100.000 personas se movilizaron ayer en las calles de Madrid con un objetivo muy claro: protestar en solidaridad por Palestina y paralizar la última etapa de la Vuelta Ciclista, en la que participaba el equipo sionista Israel Premier-Tech. La movilización masiva consiguió que se anularan los últimos 55 kilómetros antes de la meta, así como la entrega de premios y todo acto oficial. La derecha y la ultraderecha, y la clase dominante en general, están en pánico e histéricos: No esperaban la irrupción de las masas en los acontecimientos.

Desde que apenas 5 activistas intentaran obstaculizar la competición en Figueres (Catalunya), alinicio de la Vuelta, cada vez más personas se han unido en las últimas semanas a la oleada de protestas en los distintos puntos por donde pasaban los ciclistas (Aragón, Euskal Herria, Cantabria, Asturias, Galiza, Castilla y León) consiguiendo, en algunos casos, bloquear el paso y suspender la jornada. Así es como ayer se expresó en la ciudad madrileña toda la rabia acumulada por casi dos años de genocidio en Gaza y la complicidad de los gobiernos occidentales con Israel, algunos de los cuales prometen, pero no actúan contra aquél. La situación, cada vez más grave, exige actuar inmediatamente.

2300 policías no pueden contener la rabia de las masas

Las protestas han ido evolucionando de su forma más espontánea a tener un carácter más organizado, más masivo. De hecho, el gobierno se preparaba para el fin de la Vuelta con un despliegue policial sin precedentes desde la cumbre de la OTAN de 2022. A pesar del impresionante blindaje, masas de jóvenes y trabajadores llegaron horas antes de la llegada de los ciclistas y cumplieron su objetivo. Ni las tanquetas ni las cargas policiales fueron capaces de intimidar a los manifestantes, firmes en su propósito, que desbordaron varios puntos del recorrido abriéndose paso entre las vallas y gritando consignas por Palestina. En las calles se repetía: “No es una guerra, es un genocidio” y “¡No pasarán!”. No hubo ganador en la carrera, pero sí hubo un ganador de la Vuelta: la victoria de la gente luchando en las calles fue indudable.

La derecha de la mano del sionismo y de Israel

Minutos antes del inicio de la Vuelta, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, posaba con los ciclistas del equipo israelí, en línea con sus recientes declaraciones provocadoras sobre el genocidio. Para aquellos que dicen que hay que separar la política del deporte, callan que Ayuso subió ayer al coche oficial de la Vuelta, en compañía del director de la misma, Javier Guillén, un derechista declarado. Estaba claro que Ayuso y el alcalde Madrid, Almeida, habiéndose comprometido a pagar casi 400.000 euros para promocionar la etapa madrileña, estaban dispuestos a celebrarla a cualquier coste. Pero sus deseos no se hicieron realidad. Antes y después del evento, los líderes del PP, especialmente Feijóo, no han desaprovechado la oportunidad para acusar a Sánchez de “incitar a la violencia”, igual que lo ha hecho Gideon Saar, ministro de Exteriores de Israel. La única violencia de la que todos hemos sido testigos ha sido la violencia policial ejercida contra los manifestantes, y más aún, la campaña genocida sistemática de Israel contra los palestinos, respaldada por la clase dominante occidental.

Vox, por su parte, sigue identificando el apoyo a Palestina con el terrorismo de Hamás, al igual que el establishment prosionista. Aunque eviten expresarse claramente al respecto, está claro que apoyan por completo “el derecho de Israel a vivir seguro” y que “para eso hay que eliminar a quien no va a parar jamás de tratar de destruir a los israelíes [en referencia a Hamas]”, en palabras de Fúster, el portavoz de Vox. En todo caso, al igual que el PP, están aprovechando las protestas de ayer para cargar contra Sánchez y rascar el apoyo del sector más reaccionario.

Tanto la derecha como la ultraderecha, en realidad, tienen pánico a la fuerza de los obreros y jóvenes que, mediante la acción directa, han impuesto sus objetivos. Este miedo, precisamente, es compartido con por la clase dominante de toda Europa, que ven, con horror, las protestas masivas en contra del genocidio en Gaza, no solo en el Estado español, sino país por país, sin excepción. La oposición al genocidio se está expresando en todas partes.

La actitud de Sánchez

Al contrario que la derecha, que da la espalda descaradamente a la solidaridad propalestina extendida entre la gran mayoría de la población, el gobierno de Sánchez declaró con anterioridad que las protestas eran “legítimas”. Sin duda, esta posición se debe a la fuerte presión desde abajo mantenida por los jóvenes y trabajadores, que lo ven como una causa justa y necesaria. Asimismo, como decíamos en otro artículo, el embargo de armas contra Israel anunciado el lunes pasado, era fruto de esta misma presión. Además, a diferencia de otras veces, el gobierno se mantuvo firme con lo declarado por la mañana, ya que después de las protestas, Francisco Martín, delegado del Gobierno, insistió en que las protestas habían sido pacíficas y que apenas hubo altercados. Al hablar de la labor de Sánchez, declaraba que está liderando a nivel internacional “una respuesta digna” “de forma acorde al sentir del pueblo de España”.

Es cierto que los pequeños movimientos de Sánchez en favor de Palestina están incomodando a la burguesía europea porque la movilización del Estado español, que él mismo ha apoyado, es un ejemplo vivo y audaz para el resto de los trabajadores y jóvenes europeos. Ahora bien, esta campaña en favor de Palestina debe pasar de las palabras a los hechos. Hasta ahora, el gobierno ha prometido muchas cosas, pero han sido los jóvenes y obreros quienes se han movilizado para dar pasos reales adelante. La única garantía de que el embargo y otras medidas serias se efectúen realmente es la participación de los trabajadores en la inspección y bloqueo de la producción y distribución de armamento y munición dirigida hacia Israel o procedente de este país. Lo que habría que hacer es extender este embargo,y el control de lmismo por los trabajadores, a cada negocio y cada mercancía relacionada con el Estado genocida de Israel.

¡La lucha sigue! ¡Intifada hasta la victoria!

La victoria de ayer en Madrid debe ser el punto de partida de un nuevo curso político combativo, que continúe y amplíe lo luchado hasta ahora. El gobierno se está viendo obligado a tomar medidas, aunque limitadas, gracias a la presión popular. Es hora de pasar a la ofensiva: en los centros de estudio, preparando la huelga convocada para el 2 de octubre, y en las empresas, bloqueando cualquier colaboración con Israel mediante la lucha de clases, empezando por los estibadores, siguiendo el ejemplo de Génova. ¡No pararemos hasta que termine el genocidio en Gaza y hasta que Palestina sea libre!

¡Intifada mundial hasta la victoria!

¡Lucha contra el sionismo, el imperialismo y el capitalismo!

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