La historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa

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foro de izquierdas Grecia

Karl Marx, al inicio de El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte.

“La idea básica de Marx en esa figura retórica de la doble aparición de los fenómenos, primero con ropajes augustos y luego con disfraces ajados, es que el paso del tiempo, de la historia, debemos ser impiadoso con las manifestaciones que no están ajustadas a su época. En la deriva rápida de la historia unas décadas de atraso, una falta de reconocimiento del cambio de las circunstancias, lleva al enmohecimiento y al ridículo. Lo que antes eran prácticas y creencias llenas de vitalidad se convierten en rituales vacíos hablados en un lenguaje muerto. Lo que nos evocaba horizontes al alcance de la mano, llenos de significado, pasa a ser una árida y deslucida expresión que solo produce incomodidad, falsa emoción o, directamente, risa. Y la risa será mayor en proporción a la enormidad de la tragedia y la épica que la antecede, porque esa es también una regla de la dialéctica.” Federico Guzmán Rubio.

La propuesta de la ex Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner que desde Atenas -Grecia- llamó a “organizar un Foro Internacional de la Izquierda” para que “los movimientos progresistas den nuevas respuestas a los nuevos problemas” que enfrenta la sociedad. Pidiendo también a la izquierda mundial pensar “una nueva arquitectura de representación democrática” con el apoyo de las nuevas tecnologías, como las redes sociales. Y que cada ser humano tenga “acceso al consumo, a la educación, a la vivienda”, denunciando el uso que hacen los neoliberales del capitalismo. Asimismo, manifestó al primer ministro griego Alexis Tsipras, con quien mantuvo una reunión, que la idea de la “deuda griega” fue creada de forma artificial, similar a como ocurrió en su país. Por su parte, Tsipras le comentó a Fernández que “pese a la lejanía” entre ambos tienen una “mentalidad semejante”. “Hemos tenido desventajas, pero también nuestros logros”.

Cabe destacar que desde la Corriente Socialista Militante -Sección Argentina de la CMI-, acordamos con la necesidad de encuentros o foros que participen las izquierdas o movimientos progresistas, para llegar a acciones en común contra el capitalismo y que sea un escalón que ayude a organizar a los explotados del campo y de la ciudad y avanzar en una nueva legalidad. La cuestión fundamental en tales encuentros es discutir el programa que habilite tales pasos. Además de ajustar el análisis sobre momento en que nos encontramos de la crisis capitalista. Veamos.

La crisis capitalista no encuentra precedentes en la historia, nos hallamos ante una de las crisis estructurales más profundas del sistema, inclusive superando a la crisis del ’29.

Veamos algunos datos. Según Tiempoar 16/05/2017 “Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) difundida por el INDEC [para Argentina] y que se releva sobre los conglomerados urbanos, la porción del ingreso total que percibe ese 10% más rico de la población equivale a lo mismo que el 60% de los que menos ganan. En cantidades, algo más de 1,6 millones de personas que viven en las ciudades obtienen un ingreso total que equivale a lo que reúnen las 9,9 millones de personas más pobres”.

La economía mundial, en el año 2016 se abrió con fuertes caídas en la Bolsa de Valores china, que sacudió al resto del mundo reflejando el clima de pánico que hay entre los inversores. Este nerviosismo expresa el temor de la burguesía a que el mundo se dirija hacia una nueva recesión. La historia del capitalismo es la historia de auges y crisis. Este ciclo seguirá

dándose hasta el final del capitalismo, al igual que una persona sigue respirando hasta su muerte. Sin embargo, además de dichos ciclos, se pueden discernir períodos más largos, curvas de desarrollo y decadencia. Cada período tiene diferentes características que tienen un efecto decisivo en la lucha de clases.

La actual situación mundial se caracteriza por una crisis a todos los niveles: económica, medioambiental, financiera, social, política, diplomática y militar. La principal causa de la crisis es la incapacidad del capitalismo para desarrollar las fuerzas productivas a escala mundial. La OCDE considera que no habrá un crecimiento significativo durante, al menos, cincuenta años (http://www.oecd.org/economy/lookingto2060.htm). Continuarán los períodos de auges y crisis, pero la tendencia general será hacia abajo. Esto significa que las masas se enfrentan a décadas de estancamiento o disminución de los niveles de vida, y la situación será aún peor en los llamados países en vías de desarrollo. Es una invitación en toda regla a la lucha de clases en todas partes.

Los informes del FMI están llenos de tristeza. Sus pronósticos de crecimiento se han revisado varias veces a la baja. En relación a las previsiones de 2012, el FMI ha revisado a la baja sus previsiones del PIB para EEUU para 2020 en un 6%; para Europa, en un 3%; para China, en un 14%; para los mercados emergentes, en un 10%; y en un 6% para el mundo en su conjunto. El crecimiento de los países industrializados no ha superado el 2% en los últimos cuatro años.

En la edición de Perspectivas de abril de 2017, el Fondo Monetario Internacional sostiene que “de la economía mundial (informe WEO) eleva las proyecciones de crecimiento mundial para 2017 a 3,5%, frente al 3,4% de la última previsión. Nuestro pronóstico para 2018 se mantiene en 3,6%. Ambas mejoras pronosticadas para 2017 y 2018 son generalizadas, aunque el crecimiento sigue siendo débil en muchas economías avanzadas y los exportadores de materias primas continúan sufriendo dificultades.”

Si se observa el párrafo anterior del informa WEO las perspectivas que se preveían para el 2012 eran del 6% de crecimiento mundial de conjunto, mientras que en su último informe, el FMI se siente satisfecho con un crecimiento del 3.6%.

Para luego sentenciar, muy a pesar de los gurúes del imperialismo, que “Al mismo tiempo, sin embargo, la corrección al alza de nuestro pronóstico para 2017 sigue siendo pequeña y las tasas de crecimiento potencial a más largo plazo siguen siendo inferiores a las registradas en las últimas décadas a nivel mundial, y especialmente en las economías avanzadas. Además, aunque existe la posibilidad de que el crecimiento supere las expectativas a corto plazo, hay significativos riesgos a la baja que continúan opacando las perspectivas a mediano plazo y que, de hecho, pueden haberse intensificado desde la publicación de nuestras últimas previsiones. La incipiente recuperación aún es vulnerable a la variedad de riesgos a la baja”.

¿Qué importancia tiene ver las perspectivas mundiales y regionales? Fundamentalmente como bien se dice más arriba que la historia del capitalismo es la historia de auge y recesión, y nos encontramos ante una crisis de largo aliento. Lo que comenzó en el 2008 con la crisis subprime se prolonga en el tiempo sin ver una perspectiva seria de crecimiento.

Los líderes más lucidos del capitalismo ven estas perspectivas con pánico y sin saber bien qué hacer. Sólo cuentan con el recurso de descargarla sobre la clase obrera y la juventud, incrementando y agudizando la lucha de clases.

En este escenario, la Argentina se ve reflejada no sólo en la región sino en el mundo de conjunto. Basta un breve análisis para determinar sin errores que no hay blindajes ni desacoples posibles en un mundo capitalista determinado por el poderoso mercado mundial.

Lo que se vivió, luego de un ciclo de recesión de los ’90, en que hubo un crecimiento sostenido de casi seis años, encontró desde el 2008 en adelante, una serie de obstáculos que fueron y siguen profundizándose. Agravantes como la dependencia histórica de nuestra economía de mercados regionales como Brasil o más lejanos como China que en momentos como los que se viven en la actualidad, no encuentran un crecimiento continuo sino además la economía brasileña tiene graves problemas y en perspectiva graves dificultades para salir de la misma.

En su discurso en Atenas Grecia, la ex Presidenta CFK se aferra al pasado de cierto auge económico que comenzó en 2003, para “liderar” en la actualidad un proceso económico extremadamente lleno de dificultades.

Macri junto a Cambiemos facilitaron de manera acelerada un proceso que venía desarrollándose desde 2008, hasta la finalización del mandato de CFK. Los índices del empleo con un incremento paulatino de desocupación y los aumentos paritarios en 2014 y 2015 cerraron a la baja ya que el propio gobierno K puso un tope o techo, no homologando a los que pasaron al mismo, ya que veían las perspectivas económicas internacionales que avecinaban.

Que Macri y Cambiemos hayan facilitado para que todo se derrumbe, con un abanico de medias que solo beneficiaron a un reducido puñado de capitalistas, y como consecuencia se agudizaron la lucha de clases, CFK y el FpV durante los últimos 17 meses proporcionaron la gobernabilidad necesaria y por ende auspiciaron el salvataje de las instituciones del capitalismo.

En numerosos materiales hemos escrito que en el reformismo anida la traición, y que niega las reformas que en algún momento cedió como expresión de la lucha de clases.

Pero también es cierto, que este reformismo se niega a morir, Tsipras, Lula, el kirchnerismo, Maduro, etc. para nombrar algunos de los políticos que asoman nuevamente a la arena política, o gobiernos con una severa política errática y aventurera como es el caso de Venezuela.

Con los desacuerdos que tenemos con la política sostenida por Maduro en Venezuela nos oponemos frontalmente a la ofensiva insurreccional de la reacción y el imperialismo, que si llegaran a conseguir su objetivo (tumbar el gobierno de Maduro y tomar el poder) aplicarán una política de ajuste brutal contra el pueblo trabajador y además una persecución salvaje contra los militantes y activistas de la revolución y sus organizaciones y de supresión de las libertades democráticas. Pero también es verdad que la política del gobierno de Maduro facilita la ofensiva de la reacción, ofreciéndole garantías a la derecha y propiciando un gobierno para “todos”, justamente con aquellos que en las calles cuentan desde abril con más de 50 asesinatos en su haber, que boicotean la economía y generan violencia de todo tipo. Introduciendo con esta política, desmoralización en las filas revolucionarias al no avanzar en la expropiación de los capitalistas.

Pareciera que los gobiernos que en determinada época reciente tuvieron la suerte de vivir cierta primavera, se empecinan en que “ellos son los capitalistas serios y que la lucha debe darse contra el anarco capitalismo” como sostiene CFK.

¿Cómo sería un capitalismo serio, sin monopolios? O acaso ¿no resulta algo inmanente al sistema capitalista la concentración y el devenir de las empresas capitalistas más fuertes en monopolios? ¿Cómo podemos pensar una sociedad de pequeños comerciantes e industriales que perdure y otorgue una buena vida dando vigor al sistema en términos de armonía, sin que evolucionen a una disputa por el mercado y siendo los más poderosos de estos pequeños lo que concentren en sus manos, más recursos, más posibilidades de mejores precios, más incidencia en manejar las variantes económicas?

Evidentemente la rueda de la historia no puede girar hacia atrás, por más que haya empecinados o empecinadas en plantearlo. Veamos un poco éste aspecto del capitalismo.

En la reproducción simple, en este proceso de producción, es el que se reproduce siempre a la misma escala.

En la reproducción ampliada, es el proceso de producción el que se reproduce a una escala siempre mayor.

No hay que confundir la acumulación capitalista con el acrecentamiento de los bienes de consumo personal del capitalista. La primera esta en razón inversa a la segunda.

En la acumulación capitalista es el proceso de desarrollo cada vez más ampliado del proceso de producción capitalista, que para realizarse requiere destinar cada vez más dinero al perfeccionamiento y compra de máquinas y medios de producción en general.

El capitalista no tiene aquí ningún mérito personal; si no ahorra, si no invierte, si no mejora su empresa, simplemente desaparece como capitalista. Y hay que recordar, además, que lo que él reinvierte en la empresa no es algo que provenga de su propio bolsillo, sino que proviene del excedente que es producido por el trabajo no pagado a sus obreros. No es el dinero obtenido con su trabajo, sino el dinero obtenido con el trabajo de otros lo que él reinvierte. Entonces el anarco capitalismo como gustan decir estos “progresistas” y que no es más que el capitalismo, en su fase superior, el imperialismo, y que es producto del devenir del propio sistema como tal, no puede ser negado por la historia. Y que por más que exista un Estado presente, algo por cierto que siempre existe, que intente regular la economía, el Estado es el Estado de una clase: la clase burguesa.

Por otro lado, si pensamos un 2019 con un gobierno K que salga ungido de las urnas. ¿Cómo piensan enfrentar la crisis? ¿Con qué programa? La política a seguir sería restituir el empleo a todos los desocupados, ¿cómo? ¿El nivel de salarios se compensaría con aumentos hasta tocar un buen ingreso que permitiría reproducir la vida material a niveles aceptables, con salarios dignos?

Si este es el programa de aquellos que pregonan la lucha contra el anarco capitalismo, embanderándose en el capitalismo bueno, en términos concretos en el escenario descripto más arriba, supone una agudización de la lucha de clases para restituir -por lo menos- lo que había en diciembre de 2015. ¿Esto se haría sin tocar los intereses de los capitalistas? Si en el período del 2003 – 2007 se limitaron relativamente las tendencias más depredadores de los sectores más rancios capitalistas, fue en general porque aún se contaba con cierta grasa en la economía del país, por lo tanto existía cierta tranquilidad o estabilidad. En el presente que vivimos, con la política de los capitalistas en el país y en el mundo, pensar en avanzar en

restituir lo que teníamos hace dos años sin movilizaciones, sin tomas de fábrica, sin paros y huelga general, sin avanzar sobre los capitalistas, sus fábricas, campos y empresas, simplemente es perpetuar a la clase obrera, trabajadores y sectores populares a un futuro de miseria y sin perspectiva de bienestar, educación, salud y trabajo.

De lo que se trata es que los trabajadores nos hagamos o construyamos las herramientas que necesitamos, las que representen de manera genuina nuestros propios intereses. No hay atajos, no existe otro programa por fuera del de los trabajadores que exprese nuestros objetivos. Construir nuestro Partido de Trabajadores es lo fundamental.

“El capital acosa a esta clase [la pequeña burguesía] principalmente como acreedor; por eso ella exige instituciones de crédito. La aplasta con la competencia, por eso ella exige asociaciones apoyadas por el Estado. Tiene superioridad en la lucha, a causa de la concentración de capital; por eso ella exige impuestos progresivos, restricciones a la herencia, centralización de grandes obras en manos del Estado y otras medidas que contengan por la fuerza el incremento del capital”. Karl Marx, La lucha de clases en Francia, 1850.

“[…] Pero las amenazas revolucionarias de los pequeños burgueses y de sus representantes democráticos no son más que intentos de intimidar al adversario. Y cuando se ven metidos en un atolladero, cuando se han comprometido ya lo bastante para verse obligados a ejecutar sus amenazas, lo hacen de un modo equívoco, evitando, sobre todo, los medios que llevan al fin propuesto y acechan todos los pretextos para sucumbir. Tan pronto como hay que romper el fuego, la estrepitosa obertura que anunció la lucha se pierde en un pusilánime refunfuñar, los actores dejan de tomar su papel au sérieux y la acción se derrumba lamentablemente, como un balón lleno de aire al que se le pincha con una aguja.” Karl Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte , 1851.

En el contexto actual sólo un gobierno obrero y popular, un gobierno de trabajadores que avance firmemente en medidas radicales que expropien sin pago a los capitalistas dueños de los bancos, fábricas, empresas de servicio y de distribución y comercialización de las cadenas alimentarias puede de manera perdurable satisfacer las necesidades de las grandes sectores de trabajadores y de la juventud, volcando el esfuerzo y la creatividad de las masas a la producción y vida cultural. Sólo con la movilización y los organismos de poder generadas por los trabajadores y la juventud se podrá garantizar esta tarea.