En los últimos años hubo un giro a la izquierda en la CTA, particularmente en el sector de la dirección que delimitó con el kirchnerismo. Además de exigir la personería gremial, la dirección de la CTA se opone a las políticas más regresivas del gobierno y participa solidariamente en multitud de conflictos laborales. Es normal, por lo tanto, que la CTA actúe como polo de atracción para una nueva camada de activistas obreros desafectos con la burocracia sindical que dirige la CGT y sus gremios.
Es indudable que en los últimos años hubo un giro a la izquierda en la CTA, particularmente en el sector de la dirección que delimitó con el kirchnerismo. Además de exigir la personería gremial, la dirección de la CTA se opone a las políticas más regresivas del gobierno y participa solidariamente en multitud de conflictos laborales donde no tiene presencia, o ésta es débil.
Es normal, por lo tanto, que la CTA actúe como polo de atracción para una nueva camada de activistas obreros desafectos con la burocracia sindical que dirige la CGT y sus gremios.
Un caso conocido es el de los trabajadores del Subte, que abandonaron la UTA y formaron un sindicato nuevo que se orienta a la CTA. En la mina de la Barrick Gold, en San Juan, la CTA formó un sindicato con cientos de afiliados. En la página web de la CTA se anunció que los sindicatos petroleros de las localidades de Pico Truncado y Caleta Olivia, en Santa Cruz, se separaron de la CGT para ingresar a la CTA. También hay rumores de una posible escisión del gremio La Bancaria de Neuquén y su ingreso a la CTA.
Si bien en casos particulares, como el del Subte, podría estar justificada la formación de un nuevo gremio (Leer Subte: ¿Qué cambia la proclamación de un nuevo sindicato? El Militante Nº 44, Marzo 2009), vemos con preocupación la generalización de esta táctica.
La CTA podría jugar un papel clave en el surgimiento de tendencias democráticas en el seno de los gremios de la CGT con una política inteligente y audaz. El objetivo no debería ser propiciar escisiones prematuras de unos pocos cientos de activistas, sino el de estimularlos a que luchen por regenerar los gremios cegetistas y extiendan su influencia en su seno.
Las escisiones en los sindicatos
En general, nos oponemos a la escisión de los sindicatos porque separan a los obreros más concientes y avanzados de la masa de trabajadores que no acompaña esta salida. La burocracia sindical sale beneficiada con esto porque se libera de la presencia incómoda de los activistas sindicales más avanzados y resueltos, y fortalece su posición sobre la mayoría de los trabajadores que permanecen en las estructuras sindicales tradicionales.
Los dirigentes de la CTA justifican esta táctica diciendo que la mayoría de los trabajadores están sin afiliar, y por lo tanto, no reconocen en la CGT la representación principal del movimiento obrero argentino. Creemos que se equivocan. En todos los países del mundo, los obreros organizados en sindicatos son una minoría, y eso no cambia el papel central en la vida social y laboral, que juegan las grandes centrales sindicales. En nuestro país, la CGT agrupa a la inmensa mayoría de los trabajadores activos de la industria, el transporte y el comercio, el motor del sistema capitalista. Concretamente, la CGT tiene 3,5 millones de afiliados, tres veces más que la propia CTA.
La CTA debería emplazar a la CGT a políticas de frente único. Aunque este ofrecimiento sea ignorado, la CTA incrementaría su autoridad sobre las bases de la CGT al mostrarse como el más firme partidario de la unidad de acción del movimiento obrero. Esto estimularía, además, el surgimiento de corrientes sindicales de oposición a la burocracia sindical dentro de la CGT.
¿Cómo conseguir la unidad del movimiento obrero?
La unidad del movimiento obrero argentino sólo podrá darse con la premisa de conquistar el apoyo de la mayoría de los trabajadores de los gremios más relevantes de la CGT, lo cual requiere un trabajo prolongado en el seno de esos gremios y en sus estructuras. Sólo después de esto, sería un asunto formal considerar si la regeneración sindical vendrá con el control del aparato de los viejos sindicatos o con la formación de gremios nuevos, como ha sido el caso del Subte.
Pero lo que sí podemos afirmar es que escisiones prematuras, motivadas por la impaciencia, sí podrían dar al traste con esta perspectiva y retrasar en el tiempo la deseable regeneración y recomposición del movimiento sindical en nuestro país.