Actualmente, y apenas cinco años después de formarse, el Frente de Izquierdas [Front de Gauche] está pasando por un momento complicado. En varias ciudades, algunas de las más importantes del país, el Partido Comunista Francés (PCF) y el Partido de Izquierdas (Parti de Gauche, PG) han decidido no presentar listas conjuntas a las próximas elecciones primarias municipales de marzo de 2014.
En diciembre de 2013, el PG anunció que no participaría en los siguientes cuatro meses en el Partido de la Izquierda Europea (PIE), el cual está formado por varios partidos europeos de izquierdas de la “izquierda radical”, incluyendo al PCF y a su presidente Pierre Laurent, quien recientemente fue reelegido presidente del mencionado PIE.
¿Cómo podemos entender este anuncio del PG? Según los líderes del partido se debe a que Pierre Laurent respalda la alianza para las próximas municipales en Paris entre el PCF y el PS (Partido Socialista).
El pasado 19 de diciembre Cédric Clérin, del PCF, se hacia la siguiente pregunta en el diario L’Humanité: ¿Acaso el PG quiere acabar con el Frente de Izquierdas? Cualquiera podría pensar eso, teniendo en cuenta las múltiples acciones de ruptura con sus aliados comunistas. A todo esto, el PG respondía que los líderes del PCF son los responsables de esta situación y que son ellos quienes están perjudicando a la Coalición.
El fuego cruzado de críticas públicas entre el PCF y el PG está influyendo en los activistas y simpatizantes, que no entienden qué está pasando en la coalición del Frente de Izquierdas y hace que les cueste mantener el interés. Las diferencias políticas de los últimos meses entre los partidos hacen que resulte muy complicado entender la situación interna del Frente, debido a que cada uno sigue los intereses de su aparato utilizando para ello distintas maniobras. En cuanto a las elecciones municipales, por ejemplo, el PCF ha desechado cualquier principio o argumento político para justificar sus decisiones tácticas que tienen el fin único de ganar, si es posible, el máximo número de cargos públicos, lo que le daría dinero, prestigio, etc.
De manera similar, el PG ha adoptado una posición perjudicial para nuestra lucha al suspender temporalmente su participación en el PIE, lo cual no beneficia ni un ápice a los trabajadores, ya que es una iniciativa que dista mucho de sus intereses, problemas y aspiraciones.
La posición adoptada con respecto al gobierno
Está claro, a pesar de las formas, que hay grandes diferencias entre los líderes de estos partidos, y que la principal es sobre la posición que deben adoptar de cara al gobierno, aunque puede que la directiva del PCF haya cambiado de opinión en las últimas semanas.
Los dos coinciden en criticar al gobierno por sus políticas de austeridad, pero el PG lo hace de manera más severa que el PCF, en general. Esta diferencia de tono no es pequeña, teniendo en cuenta cómo critican los trabajadores a François Hollande y a sus ministros. El Frente de Izquierdas tiene que expresar este enfado, pero hasta diciembre del pasado año el Frente tenía diferencias significativas a la hora de expresar su papel y sus fines con respecto al gobierno.
Desde que Hollande llegó al gobierno en 2012, el PCF ha criticado al PS por “el cambio de rumbo” del partido y por “llevar a cabo políticas que no son realmente de izquierdas”. Esta consigna está presente en toda la propaganda pública del partido, lo cual no es malo en sí mismo, pero dista mucho de la opinión de las masas trabajadoras con respecto a las actuales políticas del gobierno. Éstos se dieron cuenta rápidamente de que Hollande los había abandonado al cambiar sus políticas, poniendo por delante los intereses de la clase dominante y actuando de la misma manera que lo hizo Sarkozy. Ya no creen en un giro hacia la izquierda por parte del gobierno, más bien al contrario. Los trabajadores, por lo tanto, no tenían ninguna ilusión en la efectividad de los “llamamientos” que el PCF dirigía al gobierno. Y en eso estaban completamente acertados.
Sabedores de ésta situación, los líderes del PCF han tratado de explicar que la cuestión era imponer este “cambio de rumbo” al gobierno a través de la movilización de trabajadores. De este modo, se presentaba al Frente de Izquierdas como un instrumento de presión contra el gobierno con el fin de dar un giro hacia la izquierda a sus políticas. Sin embargo, esta posición es demasiado abstracta; si tenemos en cuenta las experiencias políticas de los recientes gobiernos socialistas por toda Europa, veremos que debido a la gran crisis del capitalismo y la degeneración pro-capitalista de los líderes “socialistas”, las protestas de la clase trabajadora y las huelgas de 24 horas no tienen ningún tipo de influencia en empujar la política de los gobiernos hacia la “izquierda”. Muchos trabajadores franceses ya lo han entendido.
Los líderes del PS no son distintos de sus homólogos griegos, españoles, portugueses, etcétera, quienes una vez en el gobierno han llevado a cabo políticas de austeridad muy duras a pesar de las protestas de jóvenes y trabajadores. Hollande y sus ministros, completamente sometidos al dictado de los mercados, están predeterminados a pasar por el aro y a sufrir una catástrofe electoral como consecuencia de ello. Un gobierno que acepta el sistema capitalista debe aceptar también las leyes que lo rigen, y en el contexto actual esto significa que Hollande tiene que aplicar medidas de austeridad tal y como dicta la clase dominante; tarea que parece aceptar con entusiasmo.
El Frente de Izquierdas se tiene que presentar ante los trabajadores como la alternativa de la verdadera izquierda al gobierno de Hollande, lo que quiere decir que tiene que sacar del poder al gobierno y tomar su puesto, no solo hacer presión. Esta postura es la correcta, y son los líderes del PG quienes la han llevado a cabo desde el comienzo de la legislatura de Hollande. Lo que debemos remarcar es el cambio de posición de los líderes del Partido Comunista desde el discurso de fin de año de François Hollande, dirigido a los franceses (especialmente a los grandes capitalistas) el 31 de diciembre. Por ejemplo, Pierre Laurent (secretario del PCF), en el discurso del 13 de enero no habló del cambio de rumbo del gobierno sino que declaró que “no se puede esperar del gobierno algo que no va a hacer” y que “tenemos que elaborar las líneas generales de la alternativa política de izquierdas” Habló de otros temas algo ambiguos, pero el cambio es significativo y bienvenido mientras se consolide lo dicho.
La posición del PG
Aunque la posición del PCF todavía no es segura, parece que se acerca a la que tiene el PG en este tema. Sin embargo, la postura de los líderes del PG no es del todo satisfactoria, ya que mientras culpan al PCF de desacreditar al Frente por aliarse con el PS en varios municipios (eso es cierto), están aliándose con los Verdes (EELV) elevando el número de municipios en los que aparecen conjuntamente con éstos en las listas, lo cual es un craso error teniendo en cuenta que los Verdes están también en el gobierno. Para más inri, el presidente del partido de los Verdes se abstuvo en el último ataque del gobierno a las pensiones (además de otros comportamientos cobardes). Las alianzas respectivas de los dos partidos del Frente solo sirven para confundir más a los jóvenes y trabajadores que están asqueados con las ideas capitalistas del gobierno, lo que puede aplicarse tanto al PS como a los Verdes.
Varios activistas del PG nos contestaron, algo avergonzados: “Sí, pero los Verdes solo son una pequeña fuerza política en el gobierno”. Nadie puede ser un “poco” oportunista de la misma manera que ninguna mujer puede estar un “poco” embarazada; el oportunismo no entiende de tamaño ni de peso.
Mélenchon clarificó en su blog que el PG está construyendo alianzas “con la base del partido de los Verdes” pero que eso no cambiará nada. De acuerdo con esas declaraciones, el PCF podría responder a las críticas del PG cambiando únicamente los términos por: estamos construyendo alianzas con la base del PS, pero eso no cambiará nada. Por otro lado, no parece extraño que los Verdes quieran aliarse con el Frente. Este partido, lleno de pequeños burgueses con pretensiones, siempre ha querido aliarse con alguien con el único fin de conseguir más cargos, normalmente con el PS, al cual acaban sometiéndose, a pesar de intentar dar una imagen de independencia política de éste. Para construir la alternativa al gobierno, el Frente de Izquierdas no debería colgarse de las hojas podridas de los Verdes sino dirigirse a las masas de trabajadores, jóvenes y desempleados que necesitan una solución ante la crisis del capitalismo.
Romper con el capitalismo
Si el PS sigue con las políticas pro-capitalistas preparará su propia caída. En Grecia, el PASOK ha colapsado, abriéndole la puerta a SYRIZA, por lo que puede ocurrir lo mismo en Francia si el Frente consigue aumentar su poder, pero no hay garantía alguna de que eso ocurra. Al dividir sus fuerzas para las próximas elecciones municipales y debido a su oportunismo, los dirigentes del PCF y del PG están ralentizando el desarrollo del Frente, en cuanto al aumento de miembros y de votos. El entusiasmo que surgió a partir de la campaña de 2012 de Mélechon puso de manifiesto la radicalización de un buen número de jóvenes y trabajadores. Si el Frente ha dado palos de ciego desde entonces no se debe a que aquél entusiasmo haya desaparecido sino mas bien a que los líderes del PCF y el PG no han sabido darle un rumbo.
La cuestión de las consignas y del programa del Frente es decisiva, la propuesta de la “6ª República” y la llamada a la “revolución fiscal” no es suficiente. Con la situación actual tan dramática de crisis económica y social, estas consignas no llegan a resolver los problemas de los trabajadores, tales como el desempleo y los ataques a los derechos de los trabajadores. El Frente debe ponerse a la ofensiva y defender un programa que tenga como fin romper con el poder económico de los capitalistas, ya que esa es la única solución ante la austeridad, el desempleo masivo y el empeoramiento de las condiciones sociales. No obstante, ni el PG ni el PCF, ni tan siquiera “Ensemble” (tercera fuerza política del Frente) defienden ese programa. Esa es la principal debilidad del Frente. Si quiere ser la voz de las masas exasperadas, el Frente de Izquierdas tiene que presentar un programa realmente revolucionario que rompa con el sistema capitalista y que pretenda la transformación socialista de la sociedad, en la que la economía esté firmemente sometida al control de los trabajadores.
En el Manifiesto Comunista, Marx escribió: “En resumen, los comunistas deben apoyar en todas partes todos los movimientos revolucionarios contra el orden social y político establecido. En estos movimientos, deben poner por delante, como cuestión fundamental en sí misma, la cuestión de la propiedad, sin importar el grado de desarrollo en que aquéllos se encuentren”. En Francia hay oportunidades de “poner por delante… la cuestión de la propiedad” debido a que las fábricas siguen cerrando y el desempleo aumenta cada día más. El Frente de Izquierdas tiene que ponerse a la cabeza de las campañas de movilización masiva de trabajadores con la consigna de la expropiación sin compensación de los grandes capitalistas que cierran fábricas y echan a los trabajadores de sus puestos de trabajo con el único fin de salvaguardar sus márgenes de beneficio económico.
Jean-Luc Mélechon escribía hace poco en su blog: “Estamos preparando un camino para el futuro que ataque el origen de los problemas a los que se enfrenta este país: la redistribución de la riqueza y la reorganización del sistema de impuestos”. Pero el origen de dichos problemas va más allá de “la redistribución de la riqueza”; los problemas nacen de la propiedad privada capitalista de los medios de producción, y eso es lo que causa el resto de problemas. Es por eso que Marx insistió en que la propiedad es la “cuestión fundamental” del movimiento. Podremos repartir mejor la riqueza, racionalmente y de acuerdo con el progreso social en el momento en que la propiedad de los medios de producción sea colectiva. Esa es la gran idea socialista que la crisis actual ha hecho olvidar, y que el movimiento socialista debe retomar.
Cuando los activistas de La Riposte defienden estas ideas en las secciones locales del PCF, se quedan perplejos a veces, al oír cómo hay camaradas que dicen: “esas ideas son demasiado radicales, la gente no las entendería”. Pero la gente las entiende incluso sin que nadie se las explique. Si bien es cierto que hay trabajadores que no aceptan el programa revolucionario socialista, hay otros muchos, jóvenes y trabajadores que sí las aceptan y apoyan, basándose en sus experiencias colectivas, concluyendo que dicho programa es la única solución duradera.