La semana pasada Tony Blair no fue el único dirigente laborista que se enfrentó a una derrota. En Israel, Simón Peres, el veterano dirigente laborista, perdió su puesto de líder del Partido Laborista. En las elecciones a la dirección laborista Amir Peretz consiguió el 42,35 por ciento de los votos, mientras Simón Peres sólo consiguió el 39,96 por ciento y Benjamín Ben Eliécer quedó tercero con el 16,82 por ciento.
(Este artículo fue escrito días antes de la crisis parlamentaria, la convocatoria adelantada a elecciones y la ruptura de Sharon con su partido, el Likud.)
La semana pasada Tony Blair no fue el único dirigente laborista que se enfrentó a una derrota. En Israel, Simón Peres, el veterano dirigente laborista, perdió su puesto de líder del Partido Laborista. En las elecciones a la dirección laborista Amir Peretz consiguió el 42,35 por ciento de los votos, mientras Simón Peres sólo consiguió el 39,96 por ciento y Benjamín Ben Eliécer quedó tercero con el 16,82 por ciento.
¿A dónde llevará Amir Peretz al partido? Es demasiado pronto para asegurar qué dirección emprenderá el nuevo líder del Partido Laborista. Sin embargo, está claro que su victoria ha sido una gran sorpresa para muchos y puede que incluso para él mismo. Su victoria ha provocado un pequeño terremoto en todo el sistema político israelí.
Como señalaba el periódico Haaretz (11 de noviembre de 2005): El Partido Laborista despertó ayer a una mañana compleja. Para el 40 por ciento de sus militantes la mañana fue el amanecer de un nuevo día. Un giro total, dramático e histórico. Para los que votaron a Peretz el resultado de ayer era como un respiro de vida en un cuerpo agonizante, un momento antes de que se certificara la muerte.
Una cosa es segura. Si Simón Peres, Haim Ramon, Dalia Itzik y Ophir Pines-Paz hubieran seguido al frente del Partido Laborista, habría seguido siendo el segundo violín del gobierno de Ariel Sharon. En ese escenario Sharon no tendría problema para mantenerse en el poder hasta noviembre de 2006 (cuando se deben celebrar las elecciones), y lo más probable es que también hubiera continuado hasta noviembre de 2010 con el apoyo de la vieja dirección laborista.
Con Peretz al timón del laborismo, el escenario político en Israel está cambiando. Dados sus antecedentes, por primera vez en años el país tendrá dos partidos principales que no parecen almas gemelas sirviendo abiertamente a la clase capitalista. Como decía el periódico Haaretz (13 de noviembre de 2005):
Peretz ha hecho una lista de compromisos. Por ejemplo, en una entrevista concedida al Globes el 10 de mayo, enumeró sus objetivos: aumentar el salario mínimo a 1.000 dólares, reducir la edad de jubilación a 60-65 años, aumento de la parte del gobierno a los bonos subvencionados de los fondos de pensiones, del 30 al 50 por ciento, creación de una pensión obligatoria sobre todos los salarios, reconocimiento de los costos de hipoteca y el interés para propósitos impositivos, cambio del sistema de subvenciones al estado del bienestar.
El ala de derecha del Partido Laborista dirigida por Peres ha estado siguiendo una política diametralmente opuesta a este programa e incluso consideraba la posibilidad de dividir el partido. El martes Peres, quien se negó a felicitar al nuevo líder, ha difundido la noticia de que había decidido tomarse un respiro y suspender su actividad política en el Partido Laborista. Sin embargo, sus colaboradores no dudaron en decir que está considerando la formación de un nuevo partido con Ariel Sharon, que estaría dirigido por este último.
Debemos recordar que Ariel Sharon también tiene sus propios problemas dentro del Likud. Recientemente derrotó estrechamente a Netanyahu en las elecciones internas del partido, también está amenazando con una escisión si pierde el control del partido.
Sin emabrgo, la declaración de Simon Peres antes de las elecciones es una cosa y que la lleve a la práctica es otra. Antes de emprender medidas tan drásticas, el ala de derecha del Partido Laborista querrá esperar y ver si pueden hacer entrar en razón a Peretz.
Por otro lado tenemos al Meretz-Yahad que está considerando entrar en el Partido Laborista y también muchos de los pobres que han estado apoyando al populista Likud y que es probable que ahora apoyen al Partido Laborista, con esta nueva dirección.
La bolsa israelí y la moneda local, el shekel, reaccionaron nerviosamente y cayeron levemente por el miedo de los inversores a que el nuevo líder laborista pudiera girar a la izquierda.
Simón Peres metió al Partido Laborista en el gobierno de Sharon el pasado mes de enero, con el pretexto de respaldar su retirada de Gaza, pero en realidad Peres quería permanecer en la coalición hasta las próximas elecciones de noviembre de 2006, e incluso más allá. Amir Peretz ha declarado que los laboristas se retirarían con su dirección y que estaban trabajando para conseguir que se adelantasen las elecciones hasta el próximo mes de marzo o mayo.
Lo que está claro es que Peretz no está actuando como el dirigente de un verdadero partido socialista que quiere dirigir la lucha, sino como alguien que busca un compromiso para que se recuperen sus enemigos de la conmoción que han recibido con su elección como nuevo líder del Partido Laborista, dando también tiempo a Sharon y Peres y la oportunidad de reorganizarse.
En lugar de acusar a Peres de deslealtad al partido por amenazar con una escisión y de este modo romperlo, en lugar de anunciar su retirada del gobierno, sólo amenaza con acciones. Peretz se reunión con el vicepresidente Simón Peres el viernes, después de la reunión este declaró que haría todo lo posible para garantizar que el nuevo líder laborista le ayude a tomar decisiones.
No sólo esto, según Radio Israel, en la primera reunión del partido con Peretz como nuevo líder, se tomó la decisión de que la dirección del partido se reuniría en tres semanas para decidir si se mantiene en el gobierno. Consecuentemente, este miércoles, 16 de noviembre, el Partido Laborista en el Knesset (parlamento) no apoyará la moción de no confianza al gobierno. Esta no es la mejor forma para alguien que pretende representar los intereses de los trabajadores. Calmar al ala de derecha del partido no sirve para avanzar en los intereses de los trabajadores.
El ala de derecha del Partido Laborista, mayoritariamente ashkenazis de clase media, muchos de ellos generales, representan los intereses no de los trabajadores y los pobres, sino de la elite de clase media que está relacionada con la clase capitalista. Sobre la superficie puede parecer una cuestión de ashkenazis frente a judíos de origen norteafricano, pero sería dejarse engañar por las apariencias. Es una cuestión de clase y no de origen étnico.
¿Quién es Amir Peretz?
Amir Peretz nació en la ciudad marroquí de Bojar. Su padre era el jefe de la comunidad judía y tenía una gasolinera. La familia emigró a Israel en 1956. Se asentaron en la ciudad pobre y subdesarrollada de Sderot, donde Peretz fue uno de los pocos que se graduó en la escuela superior. A diferencia de los políticos habituales de Israel, que son generales del ejército, sólo llegó al rango de capitán, después resultó herido en la guerra de 1973 y se convirtió en granjero. En 1983 se convirtió en alcalde de Sderot por el Partido Laborista. En este cargo intentó mejorar el sistema educativo de la ciudad.
En 1988 fue elegido parlamentario. En 1994 Peretz unió sus fuerzas con Haim Ramon y se convirtió en segundo de Ramon en la dirección del Histradut (confederación sindical israelí). Ramon le encargó las empresas económicas del Histradut, pero en lugar de nacionalización bajo el control democrático de los trabajadores lo que hicieron fue venderlas por unos pocos céntimos a capitalistas privados.
Peretz se convirtió en presidente del Histradut en diciembre de 1995. Durante sus primeros años al frente del Histradut, Peretz fue considerado como un militante. En aquella época hubo muchas huelgas. Sin embargo, en los años recientes Peretz ha moderado su posición y ha sido el responsable de paralizar muchas huelgas.
Durante los años del anterior ministro de economía Benjamín Netanyahu, a pesar de su retórica de izquierda, colaboró bastante con el gobierno para llevar a cabo reformas estructurales y económicas. Esto en realidad significó entregar la economía israelí, conocida en el pasado por su economía estatal bajo el control del Histradut y el estado, a unos pocos ricos que gobiernan Israel.
En 1999 Peretz se fue del Partido Laborista para formar su propio partido. Am Ehad (Una Nación). Am Ehad consiguió dos escaños en el parlamento en las elecciones generales de 1999 y tres en las de 2003. ¡Evidentemente estos resultados no colmaban su ambición personal de convertirse en primer ministro de Israel!
Como muchas de las reformas del estado de bienestar fueron destruidas por la política del ministro de economía Benjamín Netanyahu, Peretz se hizo muy popular entre la clase obrera judía de Israel, por su oposición. Después decidió utilizar al Partido Laborista como un vehículo hacia el poder y Am Ehad se fusionó con el laborismo en el verano de 2004.
Después de la fusión, Peretz utilizó la dirección del Partido Laborista como una plataforma para acabar con la coalición con el Likud, dirigida por el primer ministro Sharon, y regresar a la política socialdemócrata histórica del Partido Laborista y al estado del bienestar.
El periódico Haaretz ha demostrado cierta preocupación por el surgimiento de una figura como Peretz al frente del Partido Laborista. En el mismo artículo citado anteriormente y haciendo referencia a su programa decía lo siguiente:
Quizás no haga todo esto inmediatamente, pero ¿puede alguien dudar de que podría implantar una gran parte de sus compromisos específicos y otros dentro de un corto espacio de tiempo cuando sea elegido primer ministro? Esto sería un terremoto económico que cambiaría totalmente el panorama político. Sin embargo, después dice algo a la clase dominante israelí para ayudar a calmar sus nervios:
Dicen que Peretz es un político sano, estable y práctico, que no habrá cambios ni alborotos que se puedan escapar a su control ni dañar la economía y la sociedad, se rodeará de políticos veteranos y expertos que analizarán y le presentarán las implicaciones de aquellas decisiones que mencionó en la entrevista.
En otras palabras, se rodeará de hombres que serán las mismas personas que deciden hoy la política económica y que descartarán cualquier reforma significativa que dañe la economía y lo empujarán a la derecha. El mismo artículo continua diciendo:
El programa de Peretz es el producto de su desarrollo en los años sesenta y setenta, apropiado para aquel período. Durante aquella época, la economía nacional en gran parte era una operación independiente, donde era posible actuar de acuerdo con consideraciones ideológicas e ignorar en gran medida el mundo. En el siglo XXI, ninguna economía moderna puede permitirse actuar de manera independiente de lo que está ocurriendo en la mayor parte del mundo, donde las fuerzas prevalecientes son la globalización, la competencia y la movilidad de los medios de producción. Cualquier intento de actuar sin tener en cuenta las fuerzas de mercado internas y externas provocarían una retirada económica y esto llevaría a un daño social peor que el que ha prometido reparar Peretz.
Lo que les preocupa en concreto son los vínculos de Peretz con los sindicatos. En realidad dicen: No menos preocupante que su compromiso ideológico es su vínculo político con los sindicatos, en particular con los consejos obreros. Sería iluso pensar que Peretz sería capaz de actuar aisladamente de acuerdo con los intereses del estado, ignorando los intereses y presiones de este poderoso sector.
Qué quieren decir con intereses del estado está bastante claro. Son los intereses de los capitalistas israelíes que no quieren ninguna interrupción de la política que actualmente se está aplicando en Israel, recortes, recortes y más recortes del gasto público.
Recientemente dijo que a los dos años de haber llegado al cargo habría erradicado la pobreza infantil de Israel. Mientras que hace estas declaraciones, claramente populares entre los trabajadores, también dice que está comprometido con la economía de mercado. Aquí tenemos la contradicción subyacente de Peretz. Por un lado ha prometido mucho a los trabajadores, pero por el otro dice que respeta el capitalismo, porque eso es la economía de mercado. Si se niega a ir más allá de los límites del capitalismo israelí, entonces sufrirá grandes presiones. Esta es una prueba de cómo se moverá cuando llegue al cargo.
De manera similar, Peretz, sobre la cuestión de las relaciones árabes-judías, mantiene una posición de paloma. Fue uno de los primeros miembros del movimiento Paz Ahora. También, en los años ochenta, fue uno de los miembros del grupo de ocho de parlamentarios laboristas, dirigido por Yossi Beilin, que apoyó la idea de la solución de los dos estados. Ha dicho que el conflicto sin resolver con los palestinos es la razón del aumento de la desigualdad. Se ha opuesto a los asentamientos en Cisjordania diciendo que esto absorbe fondos que deberían ser utilizados para resolver estos problemas de desigualdad.
Después de considerar todo esto, si se quieren hacer comparaciones internacionales, es más parecido al presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva que a Hugo Chávez en Venezuela.
Aunque se pueden ver las contradicciones de sus declaraciones, claramente su victoria refleja una creciente polarización tanto dentro del Partido Laborista, donde ha surgido un ala de derecha y otra de izquierda, como dentro de la sociedad israelí en su conjunto, entre los que tienen y los que no. Podemos esperar que bajo su dirección el Partido Laborista se parecerá más a un partido socialdemócrata tradicional, apoyado por los trabajadores y los pobres de Israel. No es casualidad que un hombre cuya base de poder es el Histradut haya sustituido a la casta oficial tradicional que dominaba el Partido Laborista. No sería la primera vez en la historia que en un momento de crisis un Partido Laborista haya sido salvado por un dirigente sindical. Peretz tiene más autoridad entre los trabajadores que la vieja guardia laborista.
Los marxistas no deben dar a Peretz un cheque en blanco, no se puede presentar como un gran socialista. Deberíamos darle un apoyo crítico en la medida que represente un paso a la izquierda. Deberíamos apoyar cualquier movimiento real que sea para apoyar a los trabajadores y los pobres. Deberíamos exigir dentro del movimiento obrero israelí que cumpla su palabra y organice la lucha contra los recortes, la privatización, etc., Deberíamos criticarlo siempre que no avance en la causa de la clase obrera. Es posible que muchos nuevos activistas se unan al Partido Laborista bajo esta nueva dirección. Deberíamos estar en contacto con esta capa y tener una actitud amistosa hacia los trabajadores que entren en el partido. En la medida que no exista una verdadera alternativa incluso este partido puede reflejar en un futuro las presiones de la lucha de clases.
Debemos decir a estos nuevos activistas que han confiado en Peretz y no en Peres, que exijan una dirección clara a Peretz, para que se deshaga de una vez por todas de Peres y la vieja guardia, que abandone el gobierno y luche por un gobierno laborista que dé marcha atrás en la política antiobrera aplicada por los recientes gobiernos. A menos que esto ocurra, y a pesar de las palabras de la nueva dirección, el Partido Laborista volvería a colaborar con los demás Sharon de este mundo que tanto sufrimiento provocan a los trabajadores y los pobres.