Mientras la mayoría de los trabajadores de Europa y América estaban ocupados celebrando las navidades, la burguesía sionista comenzaba una campaña de bombardeos contra Gaza, desde hace tiempo planificada, y que según Ehud Barack, el ministro de defensa, será una "guerra total" contra Hamás.
Mientras la mayoría de los trabajadores en Europa y América están ocupados celebrando las navidades, la burguesía sionista comenzaba una campaña de bombardeos, desde hace tiempo planificada, contra Gaza que según Ehud Barack, el ministro de defensa, será una "guerra total" contra Hamás.
En común con otros regímenes reaccionarios de la región, como Turquía que bombardeó las bases del PKK dentro de Iraq, el régimen iraní que detuvo a muchos activistas obreros, Israel ve los períodos de vacaciones en occidente como una buena oportunidad para asesinar y subyugar a los trabajadores y a los oprimidos, sin una gran respuesta del movimiento obrero internacional y los socialistas.
El 27 de diciembre las Fuerzas de "Defensa" Israelíes comenzaron los bombardeos contra el gobierno de Hamás y civiles indefensos de Gaza, utilizando aviones F-16, helicópteros Apache y aviones automáticos. Además de asesinar a muchos militantes de Hamás, incluidos tres de sus dirigentes, han asesinado a más de 430 personas, entre ellos muchas mujeres, niños y otros civiles.
El número de heridos, actualmente unos 2.200, es una prueba clara de que la campaña de bombardeos de ninguna manera es una medida "defensiva", no tiene nada que ver con una respuesta "proporcionada" al lanzamiento de cohetes Qassam y morteros. La lista de víctimas israelíes es de sólo 4, es decir, una ratio 1:100 comparada con los palestinos, ¡este hecho demuestra claramente la naturaleza desproporcionada del ataque! La lista de objetivos también deja claro que esta medida realmente significa debilitar la resolución del pueblo palestino y Hamás (incluso puede que derribarlo). Los israelíes han bombardeado edificios de Hamás, comisarías, los ministerios de educación, interior, justicia, la Asamblea Legislativa, el Edificio de Defensa Civil, la Universidad Islámica y dos mezquitas.
Gaza: ¿el territorio ‘no ocupado’?
Se ha dicho mucho de la "retirada" israelí de la Franja de Gaza en 2005. Los apologistas del sionismo incluso intentaron presentarla como un paso hacia la creación de un Estado palestino. Pero el ejército israelí ha seguido controlando el espacio aéreo de Gaza, sus costas y fronteras. Además, los preparativos de esta "retirada unilateral" incluyeron el asesinato de muchos dirigentes y activistas palestinos de Gaza, y el derribo de docenas de casas próximas a la frontera egipcia.
Después se les dijo a los palestinos de Gaza que oficialmente "no estaban ocupados" y que ¡el ocupante sionista ya no era un "problema"! Eso dejó a los imperialistas israelíes libres para buscar otro escenario para sus aventuras militares en Líbano en julio-agosto de 2006. Pero su humillante derrota a manos de Hezbolá exacerbó aún más su crisis interna, les hizo regresar a Gaza con la esperanza de una victoria rápida y fácil frente un contrincante más débil.
Los actuales bombardeos llegan después de dieciocho meses de bloqueo israelí (con la ayuda de Egipto) que ha significado el cierre de casi el 95 por ciento de las fábricas de Gaza. Una asfixia de la economía que ha provocado un desastre humanitario para los 1,5 millones de habitantes: el desempleo está próximo al 49 por ciento y el 51,8 por ciento de la población vive por debajo de la línea de la pobreza.
El bloqueo estaba destinado a poner de rodillas a los palestinos de Gaza, hacerles aceptar que son un "pueblo derrotado", obligarlos a rechazar a Hamás y elegir dirigentes más aceptables para el imperialismo. ¡Eso es lo que dio el sionismo a los palestinos a cambio de seis meses de alto el fuego!
Israel: ¿el guerrero poderoso?
La crisis en Israel no es nueva. Además de los escándalos de corrupción de políticos como Ariel Sharon (y sus hijos) en los años noventa, los que implicaron al presidente Moshe Katsav en 2005 y al primer ministro Ehud Olmert; la sociedad israelí sufre una crisis económica y política importante. Este hecho ha tenido un impacto grande en la cohesión social de la "patria judía" y ha reducido drásticamente su peso militar y diplomático en la región.
Durante los años 2003 y 2005, el desempleo israelí fue superior al 10 por ciento. Desde entonces ha caído un 0,6 por ciento al año y actualmente es un 7,6 por ciento. Para los jóvenes entre 2002 y 2004 la desocupación fue superior al 20 por ciento. Aunque la situación económica en general ha mejorado, en gran medida gracias a la masiva ayuda económica norteamericana desde 2004 a 2006. Incluso así, más del 21 por ciento de la población aún vive por debajo de la línea de la pobreza. (Oficialmente el imperialismo norteamericano ahora sólo proporciona ayuda militar a Israel. Y desde el 2007 recibirá 3.000 millones de dólares anuales durante diez años).
Además está la humillante guerra contra Hezbolá en Líbano que llevó a que altos mandos del ejército y Amir Peretz (¡el sindicalista ministro de guerra!) perdieran sus empleos. Olmert y el gobierno encabezado por el Kadima quedaron debilitados. Las elecciones programadas para el 10 de febrero de 2009 se suponía que iba a resolver la debilidad del gobierno de coalición. Sin embargo, el Likud de Benjamín Netanyahu ya está en cabeza en las encuestas y los dirigentes del Kadima (Tzipi Livni) y del Laborismo (Ehud Barak) compiten entre sí para ver quién consigue más bancas en el Knesset (parlamento).
Después del veto de George Bush al bombardeo de instalaciones nucleares iraníes (debido a las implicaciones que este ataque tendría para EEUU en toda la región), sin capacidad militar para lanzar este ataque por sí solo, Israel ahora ha tenido que elegir un objetivo más fácil para salvar su posición.
La burguesía sionista no tiene una estrategia clara, incluso aunque algunos de los objetivos sí lo son: redención del stablishment militar y político después del fiasco de 2006 en Líbano (y cubrir totalmente cuatro años de retórica belicista y de preparativos de largo alcance para atacar Irán); impulsando al Kadima y al Partido Laborista a costa del Likud, debilitando a Hamás y estableciendo nuevos "hechos sobre el terreno" antes de que se acuerde el próximo alto el fuego, y mejorar su posición antes de que llegue al cargo el gobierno Obama.
Sin embargo, en lugar de conseguir la unidad nacional y fortalecer la coalición Kadima-Laborismo, la campaña de Gaza ha sacado a la luz las diferencias que existen dentro del gabinete. Ehud Barak, el ministro de defensa y líder del Partido Laborista, maniobra para conseguir ventaja frente a Tzipi Livni, la ministra de exteriores y nueva líder del Kadima.
Según un funcionario israelí, entrevistado por The Financial Times (3 de enero): "… Livni está a favor de la pura disuasión". Esto significa bombardear masivamente objetivos de Hamás y después advertir a Hamás de que si "no dejan de lanzar cohetes regresarán y los golpearán aún más duro".
Ehud Barak está a favor del "posicionamiento internacional". Esto significa "… no parar hasta que consigamos algún tipo de acuerdo con respaldo internacional que suministre monitores u otras garantías para reducir considerablemente los ataques de Hamás". Barak está tan entusiasmado que a principios de esta semana informó a periodistas israelíes de una propuesta francesa de alto el fuego (aunque hay versiones contradictorios de lo que él dijo exactamente). Este hecho fue negado rápidamente por Olmert y Livni. Los desacuerdos han llegado a tal punto que el viernes 2 de enero Haaretz, el periódico "liberal", incluso ¡llamó a un "alto el fuego por arriba" en el gobierno israelí!
Los regímenes árabes y la bancarrota del nacionalismo árabe
El bombardeo sistemático de Gaza deja de nuevo al descubierto la bancarrota total del nacionalismo palestino y del nacionalismo árabe en general. Para los palestinos, como para los árabes, la ‘lucha armada’ sin sentido del primer período que duró hasta la expulsión de la OLP del Líbano en 1982, y las numerosas negociaciones posteriores sobre las fronteras impuestas por los ladrones y saqueadores imperialistas, han llevado a una brutalidad cada vez mayor, al hambre y la desesperación para las masas. A cambio, esta desesperación ha fructificado en los confusos y, en última instancia, inútiles actos de los nuevos movimientos guerrilleros. La bancarrota de la vieja política ahora se ha sustituido por los atentados suicidas de los grupos islámicos que repiten los mismos errores de la anterior generación de una forma cruel y que desperdicia sus vidas sin ningún avance en la lucha de masas.
A pesar de todos sus intentos, los israelíes no conseguirán socavar a Hamás ni a otros grupos palestinos que defienden la resistencia contra el ataque sionista. Los sionistas realmente lo que hacen es fortalecer este tipo de movimientos, como ocurrió con Hezbolá en 2006. Por esa razón estos movimientos, por ahora, se han convertido en la única esperanza para las masas oprimidas y explotadas.
Como hemos visto, las principales bajas políticas han sido la "Autoridad Palestina", Abu Mazen y su grupo Fatah; todos los regímenes reaccionarios árabes que el imperialismo considera "moderados", sobre todo el egipcio (con su papel directo en el bloqueo de Gaza) y Arabia Saudí; y la Liga Árabe con sus palabras vacías. Estos regímenes y movimientos son vistos claramente como instrumentos del imperialismo para aplastar las luchas de la región.
La "comunidad internacional"
La "comunidad internacional", los países imperialistas y sus distintos lacayos enmascarados como los adalides internacionales de la democracia, se han apresurado a condenar la violencia de ambas partes. Sin embargo, olvidan convenientemente mencionar que la violencia del Estado imperialista israelí no se puede igualar con las acciones de las masas palestinas o de las embrionarias estructuras estatales de Hamás. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el comité coordinador de los países imperialistas, celebró una reunión el 28 de diciembre y publicó una declaración de prensa, ni siquiera una resolución, y "expresaba su seria preocupación por la escalada de la situación en Gaza y pedía un cese inmediato de toda la violencia". De esta manera igualaba también la violencia del opresor con la del oprimido.
También "… pedía a todos los partidos que se ocuparan de las serias necesidades económicas y humanitarias de Gaza y tomasen las medidas necesarias, incluida la apertura de los pasos fronterizos, para asegurar la provisión continua de suministros humanitarios, incluida comida, combustible y medicinas". Además de Israel, el gobierno egipcio tampoco ha tomado nota de este consejo.
Por supuesto, incluso las resoluciones adoptadas por la ONU, como la 242 después de la Guerra de los Seis Días en 1967, y las peticiones de "retirada de las fuerzas armadas israelíes de los territorios ocupados en el conflicto reciente", pasan desapercibidas para Israel. (Hay una larga lista de resoluciones de la ONU y convenciones internacionales, como el Artículo 147 de la Cuarta Convención de Ginebra, que Israel ignora y la "comunidad internacional" cierra los ojos antes este desafío).
La "comunidad internacional" no quiere que se descubran las verdaderas causas de los problemas de la región. Éstas se remontan al menos a hace noventa años, a los acuerdos de Sykes-Picot que desmembraron el derrotado Imperio Otomano y lo dividieron entre el imperialismo británico y el francés; dividiendo a los árabes en muchos Estados y negando a los kurdos su propio estado nacional. Después llegó el mandato británico sobre Palestina y la declaración de Balfour. Más tarde, en 1947, la ONU recompensó al terrorismo y la "limpieza étnica" de los sionistas, aprobando y sancionando la creación de un Estado colonial-colono que se convertiría en la base más fiable del imperialismo en la región (a partir de ese momento y hasta el día de hoy apoyó constantemente todas sus agresiones y violencia).
Todos estos acuerdos forman la base de la dominación y explotación actual de los trabajadores de la región. No obstante, el comportamiento de los imperialistas durante estos últimos seis años ha destrozado las ilusiones de muchos en la región. Las masas han visto cómo con el pretexto de promover la democracia, el imperialismo norteamericano ha derribado el régimen baathista en Iraq, han hecho la vista gorda a los abusos de sus amigos y aliados, y ha apoyado aún más descaradamente la política israelí. El gobierno Bush incluso cuestionó e ignoró aquellos resultados electorales que no le gustaban.
Muchas personas en la región ahora saben que la burguesía de los países imperialistas es la causa de sus problemas y que, por tanto, no pueden formar parte de una posible solución. Cualquier dirigente que intente crear esperanzas en conversaciones, o peor aún, en conversaciones sobre conversaciones, con los ladrones y saqueadores imperialistas no conseguirán la confianza. Incluso aquellos que guardan silencio ante los abusos de los imperialistas y los sionistas han perdido la mayor parte de su apoyo y autoridad.
El punto muerto ofrecido por Hamás
Los israelíes, incluso con el último bombardeo y despliegue de tropas dentro de Gaza, no serán capaces de derrocar a Hamás. Este movimiento surgió de la inevitable necesidad del pueblo palestino de resistir la ocupación sionista y de la negativa de los derechos humanos y nacionales básicos después de la rendición de Fatah ante las necesidades del imperialismo en la región. (Esto también se aplica a la Yihad Islámica y a otros grupos fundamentalistas islámicos).
La alternativa surgió de la necesidad. Las masas palestinas necesitaban de manera urgente alguien que las protegiera de los ataques israelíes, mientras los burócratas y funcionarios corruptos de Fatah y de la "Autoridad Palestina" estaban ocupados llegando a acuerdos con los imperialistas y los sionistas en Madrid, Oslo, Camp David, Wye River, Sharm al-Sheikh y Annapolis.
Sin embargo, este movimiento alternativo, que más tarde se convirtió en la dirección de las masas, se basaba en la misma retórica islámica reaccionaria que durante décadas fue la mejor salvaguarda del imperialismo contra el desarrollo del marxismo revolucionario como fuerza material dentro de las masas. La ideología que el imperialismo norteamericano, bajo el gobierno demócrata de Jimmy Carter, comenzó, financió y promovió en Afganistán seis meses antes de la invasión soviética. La misma ideología que ahogó en sangre la revolución iraní e impidió a los trabajadores tomar el poder.
La CIA y los saudíes fundaron la "resistencia islámica" a la invasión estalinista de Afganistán y al "régimen revolucionario islámico" en Irán, que se convirtieron en importantes bases para el desarrollo y extensión del fundamentalismo islámico (en distintas formas) hasta tan lejos como Filipinas, Indonesia, Argelia o Marruecos. Después del colapso de la Unión Soviética y el descrédito de todas las formas de socialismo y comunismo, esta ideología se convirtió en un campo abierto para extender su dulce veneno. Y no había más sedientos que los pueblos más oprimidos entre los musulmanes: las masas palestinas y los chiíes del Líbano.
Los efectos a largo plazo de esta ideología sobre los palestinos serán devastadores. La dirección de Hamás está siguiendo la misma estrategia nacionalista en bancarrota de Fatah, pero con un nuevo barniz islámico. No sólo no liberarán a las masas, sino que terminarán cometiendo los mismos errores y llegarán a los mismos acuerdos con el enemigo. Los métodos que Hamás y otros grupos islámicos utilizan para llevar a cabo su política islámica renovada y en bancarrota, son aún más destructivos y están aún más condenados que los utilizados por Fatah (y los demás grupos de la OLP) en los años setenta.
Es importante para todos aquellos que se han manifestado contra las atrocidades de la semana pasada, en todo el mundo, en Asia y en Oriente Medio (incluido Israel), Europa, y tanto en Norteamérica como en Sudamérica, que aunque nosotros apoyemos plenamente los derechos del pueblo palestino y su resistencia contra el imperialismo y el sionismo, no apoyamos a la dirección de Hamás bajo ningún concepto o forma. Debemos hacer una distinción clara entre las masas y la dirección apoyada, por ahora, en su oleada de radicalismo.
La alternativa marxista revolucionaria
La única salida para todos los trabajadores, explotados y masas oprimidas de la región, ya sean árabes, judíos, kurdos, turcos u otras nacionalidades, es luchar conjuntamente contra las fronteras artificiales impuestas por el imperialismo que las han separado y debilitado. La eliminación de estas fronteras están vinculada al derrocamiento de los títeres del imperialismo, ya sean sheijs, reyes o "presidentes hereditarios". Aplastar el yugo imperialismo en la región y el derrocamiento del capitalismo es parte de la misma lucha. La "hoja de ruta" para la verdadera paz y la liberación de los trabajadores y las masas explotadas comienza con el establecimiento de una federación de Estados obreros en la región.
Cualquier avance significativo para las masas palestinas debe y sólo vendrá del desarrollo de una alternativa marxista revolucionaria regional a las ideologías y movimientos fracasados que han intentado buscar soluciones "nacionales" a un problema que trasciende las fronteras de la región. Una alternativa que movilice a los trabajadores, a todas las masas explotadas y oprimidas para luchar por el derrocamiento del capitalismo en Oriente Medio.
Este movimiento sólo debe condenar el actual ataque de Israel sobre Gaza y las masivas bajas que ha provocado, también al imperialismo norteamericano por su apoyo continuo e incondicional a los sionistas contra las masas palestinas; a todos los demás gobiernos imperialistas, a la ONU y a la "comunidad internacional" con su complicidad en estas atrocidades mediante el silencio, la indiferencia e incluso culpando a los palestinos; a la dirección de los regímenes árabes reaccionarios, particularmente Egipto y Arabia Saudí, por seguir los dictados de Washington; a la dirección de los regímenes "radicales" como la República Islámica de Irán y Siria que explotan de manera cínica la cusa palestina para sus propios intereses; a la dirección de los palestinos, Fatah y Hamás, por su política nacionalista en bancarrota que nunca liberará a las masas; a Hamás y demás grupos islámicos por no ofrecer otra cosa que sufrimiento y sacrificio en una lucha que está aislada de la lucha de clases de los trabajadores y masas explotadas de la región, una lucha condenada al fracaso debido a su ideología islámica reaccionaria y a sus métodos autodestructivos.
Un movimiento marxista revolucionario regional defendería la solidaridad internacional con las masas palestinas en su lucha por la justicia y la libertad a un nivel superior. Esperamos con ilusión el día en que la resistencia de las masas palestinas a la política sionista esté vinculada a la lucha de los trabajadores de la región para derrocar al capitalismo y crear una sociedad socialista.
3 de enero de 2009