Impresiones sobre la presunta captura de El Chapo

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chapo guzman
Hace apenas unas horas se anunció la recaptura de El Chapo. El presidente Peña Nieto escribió en  su Twitter palabras de épica alegría: “Misión cumplida: lo tenemos. Quiero informar a los mexicanos que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido”. Pero la misión está muy lejos de estar cumplida y más que épica hablamos de tragicomedia. 

 
Ayer colapsó el peso, el precio del barril y la bolsa de valores, al día siguiente recapturan al Chapo, obviamente -de confirmarse y no ser otra monumental metedura de pata de Peña- no es una casualidad sino una escena de un teatro cínico y de muy mala calidad. Muy pronto la prensa burguesa lanzará las campanas al vuelo y reproducirá ad nauseam el triunfalista discurso presidencial y los detalles más inverosímiles y amarillistas sobre una “heroica” captura saldrán a la luz en las próximas horas.
 
Cuando increíblemente el pasado 11 de julio El Chapo se fugó por segunda ocasión -¡construyendo un túnel que implicaba uso de rotomartillo  y un ruido infernal que nadie escuchó!- todo mundo intuyó que esa increíble fuga no pudo haberse realizado sin la cooperación y complicidad de las más altas esferas de gobierno. Ahora nadie que no sea un imbécil cree que la captura de El Chapo, de confirmarse, sea un intento real de combatir un crimen organizado en el que el régimen está implicado hasta los dientes. 
 
El pueblo común que vive en el norte decía que el gobierno siempre supo dónde estaba pues la misma gente sabía a voces que El Chapo continuaba por esos rumbos como si nada. Pero los placeres, como todo en esta vida, son pasajeros. Un gobierno corrupto que permite la fuga de uno de sus más grandes patrocinadores ha de reservarse el derecho a la recaptura, así como también, probables ajustes en los acuerdos pactados si esto beneficia al régimen y a la clase dominante en su conjunto, el gobierno estaba urgido de una “gran noticia”.  Es muy probable que El Chapo opine diferente y guarde algunas objeciones -esas objeciones posibles se manifestarán en próximos ríos de sangre- pero la sobrevivencia del régimen y su apuntalamiento es, en última instancia, más importante que los intereses individuales de uno de los hombres más ricos del mundo. Así de ingrato es el mundo de la política y diplomacia burguesas. De lo que se trata es de salvar el negocio más que al negociante. 
 
Los mexicanos conocemos a esta estrategia como la “caja china” en la que el gobierno levanta “cortinas de humo” en los momentos propicios para lavar su imagen. Evidentemente la recaptura no evitará que la crisis económica continúe que es lo que se trata de ocultar pero sí servirá para apuntalar al gobierno en términos de propaganda. Sin embargo, la efectividad de la “caja china” es inversamente proporcional a su uso y la crisis del gobierno es tal que las “aspirinas” no pueden curar su “cáncer”, la “caja china” se ha usado demasiado y la crisis es tan inocultable como el sol. Son sólo pompas de jabón.
 
Evidentemente la eventual recaptura de uno de los narcotraficantes más influyentes del mundo correrá por el mundo como pólvora pero no cambiará en nada el papel del tráfico de drogas, armas y personas en la economía mexicana y en el mundo, pues, a final de cuentas el sistema no se basa en individuos sino en relaciones sociales en donde las personas son más o menos intercambiables. Si acaso El Chapo no sigue manejando sus negocios en cautiverio y esto último es probable, a menos claro que el gobierno gringo opine diferente, veremos una serie de reajustes sangrientos para que todo siga igual o peor. 
 
La base del sistema y del lucrativo negocio de las drogas -que no es más que una de sus expresiones más decadentes- es la propiedad privada de los medios de producción y no hay remedio que valga mientras el sistema de lucro privado permanezca en pie. A final de cuentas la presunta recaptura de El Chapo no es más que un movimiento efectista para que todo siga igual.