El pasado 28 de mayo regresó del exilio Mel Zelaya, ex presidente que fuera expulsado tras un golpe de Estado encabezado por Micheletti, Porfirio Lobo, la oligarquía nacional y el imperialismo internacional, más de dos años atrás. Previo a su llegada, se firmó el “Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de Honduras” el cual fue impulsado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, el presidente de Colombia Santos, el gobierno que representa a la dictadura del capital en Honduras, Porfirio Lobo, y Mel Zelaya.
El pasado 28 de mayo regresó del exilio Mel Zelaya, ex presidente que fuera expulsado tras un golpe de Estado encabezado por Micheletti, Porfirio Lobo, la oligarquía nacional y el imperialismo internacional, más de dos años atrás.
Previo a su llegada se firmó el “Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de Honduras” el cual fue impulsado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, el presidente de Colombia Santos, el gobierno que representa a la dictadura del capital en Honduras, Porfirio Lobo, y Mel Zelaya.
En dicho acuerdo, el golpista Lobo se compromete a respetar los Derechos Humanos, dar garantías democráticas para la participación política, integrar al Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) a la vida electoral y aplicar las leyes inscritas en la constitución para permitir una nueva constituyente. Toda una carta de buenos deseos….
La llegada de “Mel”
Miles de personas esperaban la llegada de Mel en el aeropuerto internacional de Toncontín, en la ciudad capital de Tegucigalpa. Multitudes llegaban desde el interior del país haciendo vigilia desde una noche antes del día esperado. Cuando el vuelo originario de Managua, Nicaragua, descendió, las consignas y cantos eran ensordecedores: “VIVA MEL”, “URGE MEL”, “SI, SE PUDO” fueron las más sonoras. Fue entonces cuando quedó en el olvido la larga espera, el sol criminal, el hambre, la sed y el mismo cansancio. La gran mayoría de los y las presentes, inclusive muchas de las personas que no pudieron asistir, por diferentes motivos o porque simplemente no disponían de los recursos para movilizarse hasta la capital a darle la bienvenida al coordinador General del FNRP, sienten este retorno como un triunfo para la lucha popular. Tristemente, eso no es así.
Muchos otros compañeros y compañeras salimos a las calles ese mismo día, no precisamente a “celebrar que con la llegada de Mel se solucionaron todos nuestros problemas”, como algunos sectores del Frente nos quisieron hacer ver, subestimando de nuevo los alcances de raciocinio del pueblo, sino en un acto de respeto y acompañamiento a las masas, con el orgullo de saber que hemos hecho todo lo que estuvo a nuestro alcance para defender la dignidad de Honduras. Pero no se nos olvida que el régimen de Lobo es asesino. Que continúa asesinando a los compañeros campesinos del Bajo Aguán y de Zacate Grande, que ignora la desesperada huelga de hambre de los y las docentes, las tácticas de guerra de este Estado espurio que reprime, persigue y que ha vendido por pedazos nuestro territorio, y a sus mártires.
Desde el Golpe de Estado el pueblo hondureño ha permanecido en las calles. Primero; defendiendo al derrocado presidente, después luchando contra la dictadura; contra la imposición del gobierno, contra todas las medidas que esta dictadura ha implementado en contra de los trabajadores y trabajadoras, y por ende; de sus familias también, y que aún sigue estando ahí.
La fuerza de la clase trabajadora y sus organizaciones en barrios y colonias han levantado una herramienta de lucha con la cual han hecho frente a la dictadura, el Frente Nacional de Resistencia Popular ha sido, hasta este momento, uno de los grandes logros. En él se han logrado organizar los más decididos y decididas de ésta sociedad, toda fuerza viva que siente la necesidad de sacudirse este pesado lastre que significa el capitalismo se ha visto inmiscuido en cada una de las movilizaciones convocadas por esta organización.
En esta ocasión no ha sido la excepción, tras un llamado de la coordinación, el Frente ha convocado nuevamente a miles de personas a las calles y ha dado una calurosa bienvenida al compañero Mel Zelaya. Su regreso, sin duda alguna, ha sido fruto de la movilización de las masas en las calles. Si el gobierno ilegítimo de Lobo, heredero directo del golpe de Estado, hubiera logrado aplastar la resistencia del pueblo, no se hubiera visto en la necesidad de hacer ninguna concesión, ni de permitir el regreso de Mel.
El acuerdo de Cartagena de Indias
Sin embargo, aunque es justo celebrar el retorno de Mel como una victoria, y las masas así lo sienten, esta es solamente una victoria parcial y a cambio de concesiones importantes.
Desde el 9 abril en que se abrieron las negociaciones, éstas han sido bastante polémicas pues el regreso de Mel estaba condicionado a que se aceptara que el gobierno de Lobo es democrático y, como consecuencia, que Honduras puede regresar a la OEA. De esta manera el régimen consigue en la mesa de negociaciones la legitimidad que no había conseguido mediante la represión brutal y el sicariato. Esto le permitirá volver a los foros internacionales y reabrir el flujo de inversiones y de ayudas de organismos internacionales. Lo cierto es que la continuada resistencia del pueblo hondureño estaba poniendo a la oligarquía en jaque y los acuerdos le dan un balón de oxígeno. Además, la militancia del Frente fue muy crítica con el método que se usó para llegar a los acuerdos. La primera foto de Santos y Chávez con Lobo tomó a todos por sorpresa. Incluso si uno aceptara que había que negociar y llegar a una serie de acuerdos para proseguir la lucha en mejores condiciones, lo que no es razonable es llevar adelante esa estrategia a espaldas de la Resistencia, que acaba de celebrar su asamblea general, y sin informar a sus militantes ni dirigentes, ni someter los acuerdos a su aprobación.
La intervención del presidente Santos en este conflicto no ha sorprendido en nada, este es un perro fiel de los dictados del imperialismo norteamericano, junto con el presidente de México, Felipe Calderón (el cual también llegó al gobierno por medio de un fraude contra la voluntad popular) son representantes de la política yanqui en América Latina. En este sentido, la intervención que hizo a favor de que el gobierno de Lobo sea reconocido por la OEA a cambio de comprometerse a dar algunas concesiones no sorprende a nadie.
La sorpresa vino de Chávez. El presidente de Venezuela ha dirigido una revolución la cual lleva más de 10 años en marcha, ésta ha sido una llama de inspiración para millones de jóvenes y trabajadores en el mundo y a él se lo ve en Honduras como un revolucionario honesto que apoya a la revolución hondureña.
El apoyo que Chávez dio para que Lobo sea reconocido por la OEA causó un debate entre toda la militancia revolucionaria del frente, no era para menos. Algunos han tratado de justificar los acuerdos y el papel que Chávez jugó en ellos en nombre de la "realpolitik", la política de Estado, la unificación de América Latina, e incluso han llegado a argumentar que se trata de una estrategia general para apartar a Santos del imperialismo estadounidense. Nada más lejos de la realidad. Obviamente los revolucionarios no nos oponemos a la diplomacia y en ciertas ocasiones hay que llegar a acuerdos parciales con el enemigo. Todo trabajador que haya participado en una huelga sabe que es así. Sin embargo, lo que hay que analizar es si los acuerdos y la diplomacia sirven para hacer avanzar el nivel de conciencia y de organización de las masas o, al contrario, siembran confusión y desconcierto entre los activistas. Hay que ver qué concesiones se hacen y qué se gana. Hay que ver cuál es el nivel de organización y de lucha y, como consecuencia, qué se puede lograr en un momento dado.
En este caso se ha avalado la legitimidad de un gobierno que es la continuación del golpe de Estado y que ha estado usando la represión selectiva contra los activistas del movimiento obrero, popular, campesino, de derechos humanos, los medios alternativos, etc ¿Y a cambio de qué? Una serie de compromisos ambiguos en relación al respeto a los derechos humanos, el proceso hacia la asamblea constituyente y el regreso de Mel Zelaya.
Todo esto se hace en nombre y con un llamado a la reconciliación nacional. Pensamos que es un grave error. La propia experiencia de Venezuela lo demuestra. El 13 de abril del 2002, cuando el pueblo movilizado en la calle derrotó al golpe de Estado en Venezuela, el presidente Chávez salió al balcón de la victoria popular y llamó a la reconciliación nacional. ¿Cuál fue la respuesta de la oligarquía? Organizaron otro intento de golpe a través del paro sabotaje patronal de diciembre 2002 – enero 2003, golpeando a PDVSA. Hay que aprender las lecciones de la historia.
Los compromisos
En imposible decir que las negociaciones diplomáticas puedan resolver un conflicto tan agudo como el que se ha desarrollado en Honduras. Detrás del golpe de estado está el conflicto entre el capital y el trabajo, el interés de un puñado de oligarcas que quiere mantener sus ganancias a costa de la miseria del pueblo hondureño, necesariamente estas contradicciones se resuelvan en las calles, la lucha de clases ha sido y es el motor de toda la historia de nuestro pueblo y, en general, de la sociedad.
La historia del golpe de Estado en Honduras es un ejemplo claro de esto. Lo “único” que Mel Zelaya quería, como presidente, era mejorar las condiciones de vida del pueblo, darle educación, salud y vivienda. Para lograrlo firmó una serie de acuerdos con el ALBA y llamó a la convocatoria de una asamblea constituyente. Nada más ni nada menos. Y estas reformas aparentemente inofensivas despertaron la ira de una oligarquía retrógrada, apátrida, reaccionaria, acostumbrada a gobernar los destinos de la mayoría con mano de hierro. Y como resultado, organizaron el golpe. Porque le temen al pueblo, a la voluntad de la mayoría, cuando esta está consciente y organizada por sus derechos legítimos.
Entonces, ¿cómo es posible la reconciliación? ¿Cómo es posible reconciliar los intereses de caballo y jinete? Ambos van en la misma dirección, sí, pero el jinete va arriba y decide el sentido y la velocidad de la marcha, y si el caballo no obedece lo azuza con las espuelas y la fusta.
¿A qué se compromete el gobierno ilegítimo de Lobo? Se compromete a “respetar la ley” para que con ello garantice las libertades democráticas y la participación política de los exiliados, así como el respeto a los derechos humanos.
Nosotros podremos preguntarnos si esto va a ser verdad, para contestar lo mejor es voltear a ver qué es lo que ha hecho este gobierno en el último periodo, preguntarle a los compañeros campesinos del Bajo Aguan qué es lo que han vivido bajo el terror del Estado, cuantos compañeros han sido asesinados bajo este gobierno bárbaro, cómo se ha respondido a los profesores en lucha, ¿hay alguna garantía para que los derechos humanos sean respetados? Claro que no. El Estado, como órgano de violencia de una clase sobre otra, simplemente es empleado para mantener a raya a los de abajo y defender los intereses de sus dueños, en este caso de la oligarquía. En Honduras aún están pendientes el juicio y el castigo a los responsables del golpe de Estado y de las violaciones a los Derechos Humanos.
“254 violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Lobo, a febrero de 2010: En menos de un mes de la llegada al poder del régimen de Porfirio Lobo Sosa, se han cometido 254 violaciones a los derechos humanos, unos nueve casos diarios, lo que contradice el discurso de respeto a los derechos fundamentales, que a diario pregona ante la comunidad internacional.”
“34 asesinatos políticos, igual número por el conflicto de tierras; 431 detenciones ilegales; 26 casos de torturas; 36 exiliados políticos; seis desapariciones forzadas, 10 periodistas asesinados, otros 22 con amenazas a muerte y exilios forzosos para seis de ellos, son solo parte de las graves violaciones a los derechos humanos que el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, documentó de enero de 2010 a enero de 2011.” –Según informes del Comité de Familiares y Desaparecidos de Honduras– COFADEH
Formalmente, antes del golpe ,había acuerdos para respetar la integridad física, política y social de cualquier hondureño. ¿Dónde quedaron esos derechos sino pisoteados por la brutalidad de la burguesía? No van a dudar en asesinar, desaparecer o torturar con el propósito de terminar con la resistencia.
Lo mismo podemos decir de los derechos políticos que tiene el pueblo. Formalmente, en el artículo 5to de la constitución está garantizada la posibilidad de que el soberano pueda llamar a una constituyente, ¿por qué no se ha hecho?, porque el Estado, esa máquina de violencia lo ha impedido. Nunca en la historia hemos visto que las herramientas que crea una clase en el poder puedan ser utilizadas para autodestruirse, en este caso cualquier intento de una nueva constituyente que transforme de fondo las condiciones de vida de los hondureños en el mejor de los casos será resistido con uñas y dientes por la oligarquía. Sí el pueblo se involucra en esta tarea, sencillamente el golpismo cerrará cualquier posibilidad de ir más lejos y utilizará la represión para terminar con la lucha, ya lo hicieron una vez, ¿Cuál es la garantía de que ahora sí va a cumplir sus promesas democráticas?
Otra de las cosas a las que se compromete el gobierno es a insertar al FNRP como una organización político electoral.
“6. Velar por el cumplimiento de todas las garantías que la ley concede para que el Frente Nacional de Resistencia Popular solicite su inscripción ante el Tribunal Supremo Electoral y participe democráticamente en los procesos políticos electorales de Honduras y para que pueda integrar los organismos oficiales de carácter político electoral en igualdad de condiciones. En este contexto y con total respeto de los procedimientos y atribuciones legales, encomendar a la Comisión de Seguimiento que verifique el cumplimiento de los procedimientos a seguir para la inscripción del Frente Nacional de Resistencia Popular en un ambiente de cooperación y transparencia.”
“7. Reiterar que la reforma al Artículo 5 de la Constitución hondureña regula la convocatoria de plebiscitos con procedimientos claramente establecidos, lo cual permite la posibilidad para que el pueblo pueda ser consultado. Dicha reforma faculta a todos los sectores a iniciar los procedimientos legales para la realización de un plebiscito y así someter a la voluntad del pueblo de manera directa las decisiones políticas, sociales y económicas a través de las nuevas figuras constitucionales del plebiscito y referéndum. Por lo tanto, la solicitud que el Ex Presidente Zelaya ha manifestado de convocar una Asamblea Nacional Constituyente se enmarcará en estos mecanismos de consulta. En tal sentido, el Gobierno de Honduras se compromete a tomar las medidas que estén en el marco de sus atribuciones legales, a velar por los derechos electorales de los ciudadanos, así como a encomendar a la Comisión de Seguimiento que verifique el cumplimiento de los procedimientos establecidos para la realización de plebiscitos en la República de Honduras, cuando dicho proceso sea iniciado por algún sector, con total respeto de las atribuciones legales de los poderes del Estado, las cuales se complementan en los trámites relacionados con dichos procesos.” –Incisos 6 y 7 del Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de Honduras —
La intención de la oligarquía es clara: encauzar la lucha revolucionaria del pueblo por la vía meramente electoral. Ofrecer al movimiento que no pudieron aplastar una vía de expresión que no ponga en peligro todo su sistema de dominación, y de esta manera basarse en el sector más electorero y reformista del movimiento para tratar de controlar el despertar revolucionario de las masas por cauces inocuos.
El papel de los marxistas
¿Cuál debe de ser en todo esto el papel de los y las marxistas? Pensamos que sólo con el socialismo se puede lograr un cambio sustancial y duradero de las condiciones de vida de las masas. Que sólo mediante la expropiación de los banqueros, monopolistas, terratenientes y multinacionales, es decir, de la oligarquía, se pueden garantizar las aspiraciones legítimas del pueblo de salud, vivienda, educación, empleo y dignidad.
Sin embargo, las masas no han llegado todavía a esa conclusión. Algunos dirigentes ahora argumentarán que la vuelta de Mel y estos acuerdos cambian la situación y que se abre un período de confrontación democrática hacia una asamblea constituyente. Las masas tendrán que aprender a través de su propia experiencia. No han abandonado sus aspiraciones y además se sienten ahora más fuertes, en la medida en que sienten que ha sido su movilización la que ha logrado este éxito, por parcial que sea.
Los marxistas tienen que ser parte del movimiento de masas de la Resistencia, participando como hasta ahora en su organización y fortalecimiento, fertilizando la discusión política sin esconder sus ideas, pero sin contraponerlas de manera sectaria al movimiento en general.
El pueblo tiene confianza en Mel y va a apoyarlo. Sin embargo, en la práctica, se va a ir dando cuenta de que no es posible una solución meramente electoral a sus problemas. Que sólo la lucha paga. Si los marxistas acompañan este movimiento explicando pacientemente, pueden ir ganando un apoyo cada vez más mayoritario para su punto de vista.
Ésta es la política que siguieron los bolcheviques en el período posterior a la revolución de febrero de 1917 en Rusia. Sus consignas eran “Paz, pan y tierra” y explicaban que las mismas sólo se podían conseguir mediante la toma del poder por parte de los obreros y campesinos, no mediante presión ni confianza en el gobierno provisional de Kerensky. Poco a poco, mediante la experiencia práctica en la lucha, los bolcheviques fueron ganando una mayoría absoluta de las masas para su planteamiento, y en Octubre tomaron el poder con el apoyo aplastante de los obreros y campesinos.
La fuerza del movimiento y el carácter totalmente reaccionario de la oligarquía empujará a un nuevo choque. Los dirigentes serán puestos a prueba. Si están a la altura de las circunstancias tendrán el apoyo de las masas, en caso contrario serán reemplazados por otros que respondan más directamente al sentir de las bases. La experiencia de estos dos años de combate no ha sido en balde y las masas han aprendido muchas cosas.
Debemos ser pacientes y tomarle el pulso a los acontecimientos, no podemos correr por delante de las masas, pero tampoco podemos ser acríticos con los acuerdos que se han llegado. El tener una política independiente, de clase, es la única forma de no perder los objetivos por los que luchamos.
Viva el Frente Nacional de Resistencia Popular.
Viva la lucha revolucionaria del pueblo organizado.
Por una federación socialista de nuestra América