Debemos impulsar en cada fábrica y empresa el reclamo por mejores condiciones laborales y aumento salarial. Hace rato que los jefes sindicales, o postergan las paritarias o solamente se discute el punto salarial. La discusión paritaria debe ampliarse a la totalidad de los problemas que nos aquejan como trabajadores, condiciones de salud e higiene, enfermedades profesionales, el rechazo a las largas y pesadas horas de trabajo, salario, maternidad, carrera y formación, rechazo a la precarización en el sentido amplio de la palabra, etc.
Luego de los últimos acuerdos salariales logrados por algunos gremios, con un 19% retroactivo a marzo en el caso de los Bancarios, o de otros sectores de gremios, pagado en dos o tres meses, los aumentos arrancados se han diluido como arena entre los dedos.
Hay que destacar que no todos los gremios obtuvieron acuerdos salariales ya que la mayoría de los jefes sindicales lograron cerrar las negociaciones sin aumento alguno, subordinados a la política de las patronales, con la fundamentación de que la ecuación de rentabilidad de las empresas no cierra, como consecuencia de la crisis mundial.
El comportamiento de los jefes sindicales se muestra a los ojos de los trabajadores como bochornoso, la colaboración de clases se realiza de manera impúdica dejando en la orfandad los reclamos más sentidos de la mayoría de los trabajadores sindicalizados e informales.
Si la colaboración es en general una constante entre jefes sindicales y empresarios, en momentos de crisis estructural del sistema capitalista, el pacto social entre cámaras empresariales, gobierno y jefes de la CGT toma una dimensión diferente ya que los primeros atan de pies y manos a los complacientes dirigentes de la CGT; que se han acostumbrado a cómodos sillones y oficinas, a la vida en los barrios cerrados, a los autos caros, casas suntuosas, custodiados por personal de seguridad privada.
Los dirigentes de la CGT se sumaron al discurso de campaña de los Kirchner, que planteaba la "defensa de los logros obtenidos" con "el proyecto nacional y popular" ante la amenaza de "volver a los 90". El más importante, según el propio discurso de Moyano, fue haber "recuperado las paritarias" donde se puede discutir los salarios. Nada más falso que esto.
Son los mismos dirigentes que negocian fabulosas cifras a cambio de la entrega de las luchas obreras. Estos jefes hace tiempo que no respiran el mismo aire que nosotros: los trabajadores, ya no queda nada en común. En medio de este virtual congelamiento de las paritarias que acepta la conducción de la CGT, la situación es aún peor para los empleados precarios o los que están por fuera de los convenios colectivos, sin los cuales, dijo Moyano, los trabajadores son "parias laborales".
Los resultados electorales "fortalecieron" a la derecha apoyada por los múltiples medios de comunicación que, paso a paso, arrinconan al gobierno de Cristina Fernández para tomar una mayor ofensiva sobre nuestra clase. El gobierno, como respuesta, lejos de recostarse sobre los trabajadores cede a las presiones de los empresarios.
La demostración de fuerza de la CGT en la avenida 9 de Julio de Capital Federal el pasado 30 de abril, lejos de hacerlo por el salario y en contra de la desocupación, lo hizo en una franca política de adhesión al gobierno K. Pero demuestra, blanco sobre negro, una idea del poder que pueden tener en la vida política nacional los sindicatos si son recuperados.
Pocos días después de las elecciones, los trabajadores salimos a reclamar nuevamente.
En Panamericana y acceso Oeste levantaron las barreras como forma de protesta, petroleros y camioneros logran sumas fijas y a cuenta de futuras negociaciones paritarias.
Impulsar una campaña por una verdadera y democráticas paritarias
Debemos impulsar en cada fábrica y empresa el reclamo por mejores condiciones laborales y aumento salarial. Hace rato que los jefes sindicales, o postergan las paritarias o solamente se discute el punto salarial.
La discusión paritaria debe ampliarse a la totalidad de los problemas que nos aquejan como trabajadores, condiciones de salud e higiene, enfermedades profesionales, el rechazo a las largas y pesadas horas de trabajo, salario, maternidad, carrera y formación, rechazo a la precarización en el sentido amplio de la palabra, etc.
Para esto necesitamos construir la democracia sindical. Levantar los cuerpos de delegados y juntas internas resulta indispensable a la hora de desarrollar cualquier reclamo. La primera condición para ello es promover la elección de delegados con plenos derechos sindicales en todos los lugares de trabajo, en los que participen y voten todos: efectivos, contratados y en negro.
El activismo honesto y combativo, anti burocrático y clasista debe jerarquizar los intereses generales de los trabajadores y luchar en Unidad, dejando de lado los intereses sectarios y de capilla. Para esto debemos construir agrupamientos que concentre en su seno a la totalidad de los luchadores, organizar una corriente sindical de oposición a nivel nacional que agrupe a todo el activismo sindical clasista y democrático.