Después de casi once horas de acalorado debate parlamentario, Cameron logró una gran mayoría parlamentaria para el bombardeo de Siria. Se desenterraron y utilizaron todo tipo de argumentos para justificar esta acción. Incluso el arzobispo de Canterbury declaró su apoyo a esta “guerra justa”, como la Iglesia había hecho en todas las ocasiones anteriores.
Desde la defensa del honor de Gran Bretaña a “cumplir con nuestras obligaciones” con nuestros aliados; de “hacer Gran Bretaña un lugar seguro” , a la lucha contra las hordas fascistas: esto y más se usó para justificar la campaña de bombardeos, que comenzó horas después de que la acción militar fuese aprobada en el parlamento.
La era de la hipocresía
Para entender lo que está pasando, tenemos que desbrozar toda la densa masa de convenciones políticas, mentiras e hipocresía: ” la absoluta perversa hipocresía parlamentaria”, para usar las palabras de Trotsky. Según Carlyle, la hipocresía es un arte “por el cual un hombre habla abiertamente sin confesar lo que realmente quiere”. Es una forma particular de la mentira convencional, tácitamente reconocida por todos como un tipo de hipocresía social.
Este lenguaje se utiliza como cortina de humo para ocultar las verdaderas intenciones de la clase dominante. Esta votación no tiene nada que ver con el aumento de las operaciones militares militares ya en marcha, que son insignificantes; el verdadero motivo tiene ver con el prestigio y la necesidad de desviar la opinión pública de los candentes temas sociales. Gran Bretaña está dispuesta a lograr un “asiento en la mesa” sobre el futuro de Siria, como un perrito faldero, junto a Francia y Estados Unidos. Con el bombardeo, esperan demostrar su fiabilidad y solidaridad con sus otros amigos imperialistas.
L Cámara de los Comunes se inundó de cuentos hipócritas, empezando por el discurso de Cameron. Era el deber de los diputados respaldar su plan de bombardear a “los violadores de mujeres, asesinos medievales, asesinos de musulmanes del estado islámico – una descripción que simplemente podría haberse referido fácilmente a las 70.000 yihadistas en que Cameron confía como sus tropas de tierra.
Esto fue seguido por una oleada de parlamentarios laboristas. “Los errores cometidos en Irak desde 2003 proyectan una larga sombra”, declaró Dan Jarvis, un ex oficial del ejército ahora diputado laborista, “pero el pasado no nos puede paralizar”. ”Cuando miro a mi propia conciencia, tengo que considerar cómo me sentiría si lo peor pasase en nuestras calles y una atrocidad terrorista sucediese después de no haber querido enfrentarnos al mal”. El hecho de que tales atrocidades ahora sean más probable tras el bombardeo británico de Siria no ha pasado por la cabeza de nuestro ex oficial.
Incluso el conservador Julian Lewis, jefe del Comité Selecto de Defensa, se negó a apoyar los argumentos viciados de Cameron y comparó la reclamación de 70.000 tropas moderadas de tierra con los informes poco fiables de la guerra de Irak.
La traición de Blair y el respaldo al bombardeo
El mayor aplauso en el debate, sin embargo, fue durante el discurso de Hilary Benn, secretario en la sombra de Relaciones Exteriores del partido Laborista, principalmente de los bancos conservadores extasiados, que le dieron una ovación en pie tras su apasionado llamamiento a apoyar al gobierno conservador, que, de acuerdo con él, estaba siguiendo los pasos de aquellos socialistas que habían combatido al fascismo en España en la década de 1930.
Es vergonzoso que esto proporcionara el respaldo moral que los conservadores necesitaban. Hammond, el Secretario de Relaciones Exteriores Conservador, elogió a Benn ¡por dar el mejor discurso que había escuchado durante 30 años! La intervención de Benn, culminando el debate del Partido Laborista, fue una flagrante y amarga traición, no sólo a Corbyn, sino a la gran mayoría de los miembros y simpatizantes del Partido Laborista, que se oponen a la guerra. Este discurso le habría puesto diametralmente en desacuerdo con su padre, Tony Benn, que era hasta su muerte, el líder de la organización “Paremos la Guerra”.
Por supuesto, Cameron no se arriesgó a dejar el voto libre y obligó a todos sus diputados a apoyar el llamamiento a la guerra, mientras que Jeremy Corbyn, bajo la presión del ala derecha del partido laborista, permitió la libertad de voto a los parlamentarios laboristas. En un ataque de histeria, Cameron exigió total apoyo de las filas conservadoras, que no podían seguir los pasos de los grupos de presión dirigidos por “Jeremy Corbyn y un grupo de simpatizantes de los terroristas” – una observación que se negó a retirar, lo que sólo sirvió para inflamar aún más la situación.
Volátiles cambios de conciencia
La precipitación de Cameron por conseguir un debate y una decisión rápida refleja el hecho que el apoyo en el país a una acción militar estaba cayendo. De acuerdo con la encuesta de YouGov publicada el martes, el 48% aprobó los bombardeos de la fuerza aérea (RAF) de Siria, mientras que el resto estaban o bien en contra o indecisos. Pero los partidarios de los ataques aéreos habían caído en cerca de 10 puntos porcentuales en la última semana, según la encuesta. Eso supone el cambio en las opiniones de cinco millones de personas. Eso explica la prisa de Cameron. La opinión pública está cambiando rápidamente – un reflejo del período de giros bruscos y repentinos en que nos encontramos . La situación nunca ha sido tan volátil como ahora.
Cameron había perdido la votación en 2013 en apoyo de los ataques aéreos contra Assad, a pesar de que obtuvo la aprobación el año pasado a los ataques aéreos contra el estado islámico en Irak. Ni Gran Bretaña ni Cameron permitirían humillarse de esta manera otra vez. Pero el tiempo lo dirá. Esta misión va a durar años, con toda la incertidumbre que esto traerá.
Cuando llegó la votación, Cameron obtuvo una mayoría de apoyo al bombardeo de 397 y 223 en contra. Un total de 66 parlamentarios laboristas rechazaron la posición de su líder, Jeremy Corbyn, y vergonzosamente votaron con el gobierno. Después de una consulta entre los miembros del partido en la que participaron más de 110.000 personas, entre el 70% y el 80% se opusieron a la acción militar en Siria; pero los miembros del Partido Laborista que votaron con los conservadores ignoraron el sentimiento mayoritario de los miembros del Partido Laborista. Once miembros del gabinete en la sombra, incluyendo Benn, Tom Watson y Maria Eagle, desafiaron a Corbyn y la decisión del partido. Tom Watson, quien fue promovido por el sindicato Unite y otros sindicatos, como “izquierdista”, ha quedado expuesto claramente como un derechista. Pero él no es el único.
A pesar de todo, sin embargo, 153 parlamentarios laboristas votaron en contra de la propuesta de Cameron y se mantuvieron fiel a la posición acordada en la conferencia del Partido Laborista, aunque por diferentes razones. La mayoría estaban en el centro, y muchos podrían haber votado con el gobierno, si no hubiera sido por las presiones ejercidas sobre ellos desde las filas del Partido Laborista.
Presión desde abajo
Muchos parlamentarios laboristas del ala derechista se quejaron de presiones externas, acoso e intimidación, para que apoyasen la línea del Partido Laborista. Por supuesto, estos están muy contentos con la presión y la intimidación de los medios de comunicación capitalistas, pero tienen miedo a la presión de las bases de su propio partido. Muy correctamente, frente a la vacilación y la oposición, hubo una campaña por parte de la base del partido para recordar a los diputados cual era la posición del partido.
Por supuesto, esto es un anatema para estos “demócratas”, que consideran el Partido Laborista como una máquina para su propia carrera personal. Nada debe permitir alejarles de su medro personal. Un crítico de Corbyn, John Mannun diputado por Bassetlaw, quería que Corbyn tomara medidas disciplinarias y expulsar a quienes seguían este tipo de comportamiento. Esta intimidación, según él, había estado en una “escala totalmente, totalmente inusitada” nunca vista antes. El Blairista, Alan Johnson, ex secretario de hacienda, atacó en su intervención de los comunes “la justa certeza de los representantes del dedo amenazador de nuestro” nuevo y más amable ‘tipo de política.”
Una semana antes de la votación, parecía que la mitad del grupo parlamentario laborista apoyaría la acción militar de Cameron, pero el miércoles por la noche, sólo 66 diputados laboristas votaron al final a favor. Esto refleja el éxito de la campaña, que provocó la queja del ala derechista del laborismo.
No eran simplemente las bases. Corbyn dejó claro que la votación no sería “ningún refugio para aquellos parlamentarios laboristas que votaran con los conservadores, que iba a ser claramente una señal a tener en cuenta para su revocación. Cualquier selección, nueva selección o revocación queda al menos a tres años de distancia”, dijo a Channel 4 News. Algunos interpretaron esto como una amenaza. Clive Lewis MP, advirtió que cualquier diputado que votara con los conservadores se enfrentaría a las consecuencias. Incluso Len McCluskey ha advertido con la amenaza de que si los Blairistas no aceptan la línea del partido y no dejan de planear un golpe, todo el peso de la militancia sindical y de los sindicatos se volverá contra ellos. Ellos, en efecto, “firmarán su propio obituario político”, proclamó el secretario general del sindicato Unite .
Los partidarios Corbyn se alegraron por la noticia de que el FBU (bomberos) volverán a afiliarse al Partido Laborista, que podría ser seguido en breve por el RMT (transporte ). Esto reforzará el giro a la izquierda y, además de aislar los arribistas en el grupo parlamentario laborista.
Los derechistas se quejaron de recibir tweets y correos electrónicos que contienen imágenes de niños muertos, víctimas de los bombardeos que están ocurriendo actualmente. Otros recibieron correos electrónicos que indicaban que votar con Cameron supondría marcharse las manos de sangre. La manifestación contra la guerra frente al Parlamento, también se consideró como una intimidación. Algunas oficinas de parlamentarios laboristas fueron “atacadas” con una “vigilia”, como le ocurrió a Stella Creasy, diputada por Walthamstow, quien ha sido amenazada por miembros del partido con la revocación. Durante el debate en los comunes, la Sra Creasy se quejó del abuso telefónico contra sus colaboradores por parte de los manifestantes contra la guerra.”No voy a dudar en llamar a la policía “, dijo.
Guerra civil
La frase “guerra civil” se utiliza comúnmente para describir la situación en el partido. Desafortunadamente, ciertos sectores de la izquierda están instando a la gente a agachar la cabeza y promover una “unidad” donde no lo hay. No puede existir la unidad entre los blairistas y las bases izquierdista del movimiento laborista. Ambas partes reflejan diferentes intereses de clase que son irreconciliables.
La idea de la reelección, de hecho, cuenta con un amplio apoyo entre los miembros y simpatizantes laboristas. La encuesta de The Times Yugo nos da un desglose preciso, el 55% de los miembros del Partido Laborista y simpatizantes piensan que los diputados laboristas que se oponen Corbyn tienen la culpa de las divisiones en el Gabinete en la Sombra, frente al 18% que piensa que Corbyn tiene la culpa, y el 25% que piensa que ambos son igualmente culpables. Destacando que el 52% de los miembros y simpatizantes del Partido Laborista están a favor de reelección obligatoria de los diputados, mientras que el 39% está en contra.
Los que apoyan al laborismo se sitúan ahora en comparación a mayo más a la izquierda. Están entusiasmados por la victoria de Corbyn. Esto, en sí mismo, revela una polarización cada vez mayor dentro de la sociedad, a izquierda y derecha.
Da risa el cuento del ala derechista laborista sobre la “intimidación”, cuando son ellos los que están constantemente conspirando para derrocar a Corbyn, elegido por una abrumadora mayoría. Son ellos los verdaderos conspiradores y chantajistas ¿No fueron ellos que quien amenazaron con “renuncias masivas” en el gabinete en la sombra si había voto obligatorio? ¿No están involucrados en un complot para desestabilizar el partido, crear el caos y provocar derrotas electorales con el objetivo de eliminar a Corbyn? Frank Field, el diputado laborista de Birkenhead, abogó por un líder del partido en el país y otro en el parlamento. También ha defendido que los parlamentarios laboristas que sean revocados se presenten contra el Partido Laborista. Se trata de una llamada abierta a dividir al Partido Laborista, pero no se les amenaza con la expulsión o la disciplina ¿Por qué John Mann no pide su cese?
El apoyo al bombardeo en Siria ha servido para polarizar la situación aún más dentro del Partido Laborista entre Corbyn y las bases, por un lado, y la derecha dentro del Partido Laborista en el Parlamento, por el otro. Las bases laboristas ven justamente al ala derecha como la que quiere romper partido y apoya a los conservadores. La ira crece rápidamente dentro de los miembros de base del laborismo y esta no va a parar.
Peligros a la vista para la clase dominante
Los peligros para la clase dominante en esta aventura son claras. La opinión pública es muy volátil. El estado de ánimo puede oscilar violentamente contra el gobierno al menor revés. El ala derecha del Partido Laborista también han atado sus fortunas políticas a esta aventura. Todo esto puede estallarles en la cara. Es por eso que los comentaristas burgueses serios han dicho que la cuestión de Siria podría al final reivindicar a Corbyn, que está mucho más en sinfonía con el ánimo de la opinión pública. Todo esto nos permite comprobar cómo la situación ha cambiado en los últimos tres meses. Los tres próximos estarán lleno aún de mayores sorpresas.
El gobierno conservador está en realidad en una posición débil. No tiene apoyo mayoritario en el país. Debido a la presión, se ha visto obligado a retirar los recortes a los créditos fiscales (deducciones de impuestos), aunque éstos se llevaran a cabo después cuando los Créditos Universales se implanten. A su vez, se han visto obligados a retroceder en la disputa con los médicos en formación, ante las convocatorias de huelgas en los servicios de salud, por el temor de los efectos de esta huelga en la opinión pública.
Con el aumento de la austeridad, los conservadores serán cada vez más impopulares. Habrá, pues, un giro creciente hacia el laborismo en el próximo período, sobre todo con una nueva caída de la economía. La guerra siria puede socavar aun más el apoyo conservador, como ocurrió con la guerra en Afganistán e Irak. La gente está harta de aventuras militares. Sin embargo, con los conservadores divididos y en un conflicto interno abierto, la clase dominante no va querer un gobierno laborista de Corbyn que llegue al poder bajo una enorme presión desde abajo, sobre todo en una profunda crisis económica del capitalismo.
La clase dominante apoya totalmente a los Blairistas. Son sus agentes dentro del Partido Laborista. Como podemos ver ahora, se están preparando para romper el Partido Laborista, si no consiguen eliminar a Corbyn. La derecha ya lo hizo en 1983 formando el Partido Socialdemócrata, SDP, y los Blairistas de hoy estarán dispuestos a hacer lo mismo otra vez. Ellos son una Quinta Columna dentro de las filas del Partido Laborista.
Las bases deben parar en seco a estos trepas carreristas. Si se niegan a poner fin al sabotaje, los Blairistas deben someterse a la revocación. No podemos permitirnos el lujo de soportar este sabotaje organizado por más tiempo. Es hora ya de indicarles a estos conservadores ocultos la puerta de salida. La verdadera lucha ha empezado realmente ahora.
Hemos entrado en una nueva etapa en Gran Bretaña, como en otros países .Todas las viejas ideas del pasado se están desacreditando rápidamente. La vieja estabilidad se está desmoronando. La ira y la amargura, que se ha ido acumulando debajo de la superficie, está emergiendo en los cambios bruscos repentinos en la conciencia. Nuevas capas están uniéndose a la lucha social, que está sacudiendo el statu quo. Millones de personas están empezando a cuestionarse el sistema capitalista, esto se ha reflejado en el surgimiento del Corbynismo. Las batallas que se ciernen en el futuro servirán para transformar y retransformar de nuevo las organizaciones de masas y abrir el camino para el desarrollo de las ideas marxistas.
Publicado por Socialist Appeal en Jueves, 3 de diciembre 2015
Artículo original: http://www.marxist.com/britain-tories-and-blairites-vote-for-bombing-syria-implications.htm