La magnífica manifestación de más de 500.000 personas del 26 de marzo – la mayor manifestación sindical en la historia del movimiento obrero británico – fue una respuesta maravillosa a las medidas de austeridad del gobierno de coalición de Conservadores y Liberal-Demócratas (Lib-Dems). Se envía un mensaje claro: los trabajadores de este país no están dispuestos a permanecer impasibles antes las medidas de austeridad del gobierno. La magnífica manifestación de más de 500.000 personas del 26 de marzo – la mayor manifestación sindical en la historia del movimiento obrero británico – fue una respuesta maravillosa a las medidas de austeridad del gobierno de coalición de Conservadores y Liberal-Demócratas (Lib-Dems). Se envía un mensaje claro: los trabajadores de este país no están dispuestos a permanecer impasibles antes las medidas de austeridad del gobierno.
Vince Cable, el Secretario de Negocios, anunció muy rápidamente que el gobierno no cambiará su estrategia económica como resultado de una manifestación. Sus palabras son las de la clase dominante que está decidida a impulsar las mayores reducciones en los niveles de vida desde 1920. Esto no surge de la maldad de la Coalición, sino de la crisis del capitalismo británico que, como consecuencia de la profundidad de la crisis y del rescate del sistema bancario, ha visto dispararse el endeudamiento público de manera que Gran Bretaña tiene ahora un déficit presupuestario superior al enfermo Portugal.
Sin embargo, la verdadera prueba será la aplicación de este programa draconiano. Ya existe una amplia oposición a la Coalición en todo el país. En una reciente encuesta de ITV / ComRes dos tercios de la población creían que la coalición estaba fuera de contacto con la difícil situación que viven las familias trabajadoras. El apoyo electoral al gobierno se ha desplomado, con los Lib-Dems saliendo muy mal parados.
La gente está viendo a través de la retórica del gobierno, incluso antes de que el impacto de los recortes se haya dejado sentir. Una vez que el hacha caiga realmente, vamos a ver un aumento de la lucha sindical. Recordemos que el incremento en los gastos de matrícula de la Universidad el pasado mes de diciembre condujo a los disturbios más graves en Londres desde hace décadas. Se trata de una pequeña muestra de lo que está por venir.
Los líderes del TUC (la central sindical) convocaron la manifestación del 26 de marzo hace seis meses, probablemente con la esperanza de que para ese momento las cosas se hubieran calmado. Por el contrario, seis meses de políticas Tory / Liberales han revelado a las masas de los trabajadores lo que realmente tienen frente a ellos. Y aunque Vince Cable, diga que el gobierno no va a cambiar de rumbo, la manifestación del sábado habrá tenido un efecto muy importante: ha demostrado a los trabajadores que las condiciones para intensificar la lucha existen. Ningún dirigente sindical puede plantear ahora la idea de que no existen condiciones para una lucha decidida.
Muchos trabajadores y sindicalistas de base estarán preguntándose: "¿Y ahora qué? ¿Cuál es el próximo paso? ". Después de este espectáculo de enorme fuerza, el siguiente paso sólo puede estar en la dirección de organizar una acción de lucha aún más extensa, que eventualmente desemboque en una huelga general. La clase dominante es muy consciente de esto y está advirtiendo al gobierno que no se confíe demasiado. "La presión más sostenida para reducir los niveles de vida desde la década de 1920 está a punto de llegar al Reino Unido", explica el Financial Times. "No se sabe cómo el público en general va a reaccionar, e incluso cuál será el impacto en la cohesión de la Coalición. Mr. Osborne debería tener la prudencia de no contar sus pollos todavía. "(Financial Times, 27/3/11).
Las medidas del gobierno griego de austeridad han provocado huelgas masivas y disturbios. En Irlanda, la depresión económica y la posterior reacción combativa de los trabajadores ha desembocado en la peor derrota electoral jamás sufrida por el Fianna Fail. Sin embargo, el nuevo gobierno se ha comprometido prácticamente con los mismos planes de austeridad, lo que significa que su período de luna de miel muy pronto habrá terminado.
Acontecimientos similares están preparándose en Gran Bretaña. El Financial Times, añade, "es temerario suponer que el carácter británico contiene un estoicismo tan particular que aceptará el dolor y avanzará con un labio superior tieso a las gloriosas alturas de la paz social, y un presupuesto próximo al equilibrio, para las próximas elecciones de 2015".
Ellos saben que la manifestación del TUC indica que estamos volviendo a una situación similar a la de las batallas de clase de la década de 1970, que derrocaron al gobierno de Heath en 1974. Es muy posible que este gobierno de coalición pueda tener un destino similar.
Sin embargo, en este período de tormenta y ansiedad, la "alternativa" de las políticas que ofrecen el TUC y los dirigentes sindicales están lejos de ser suficientes. Se imaginan que los problemas del capitalismo británico son temporales y que el déficit presupuestario puede ser erradicado dentro de los confines del sistema a través de cambios en los impuestos y otras medidas semejantes. Pero la crisis es mucho más profunda de lo que les gustaría admitir.
Este gobierno de coalición, la criatura de las grandes empresas, es un gobierno de clase que defiende los intereses del capitalismo. Lo que la clase obrera necesita es un gobierno de clase que actúe a favor de los intereses de los trabajadores de este país.
El Partido Laborista fue creado inicialmente por los sindicatos para luchar por los trabajadores y por una nueva sociedad socialista. Mientras que aún comanda el apoyo de millones de trabajadores, sus dirigentes han abandonado el socialismo y han aceptado el capitalismo. Buscan, sin embargo, un capitalismo dulce, más amable y amigable; es decir, un capitalismo con "rostro humano"; o sea: un capitalismo que no existe.
El capitalismo está hoy en crisis y senil. Todas las viejas contradicciones, retrasadas tanto tiempo durante los años de auge, están volviendo con venganza. El sistema capitalista ya no puede darse el lujo de las reformas del pasado. Por lo tanto, pedir más reformas al capitalismo es como tratar de sacar sangre de una piedra. Esta es la época de las contrarreformas capitalistas, de los ataques, y de la austeridad.
La lucha está pidiendo a gritos una alternativa real – una alternativa socialista. En lugar de jugar con el capitalismo, el Laborismo debería lanzar una campaña para terminar con el sistema por completo. La única manera de salir de la austeridad es la planificación racional de la economía. Esto sólo se puede hacer tomando posesión de sus puestos de mando – las cerca de 150 empresas clave, junto con los bancos y las compañías de seguros – y su funcionamiento bajo el control y la gestión obreras. Esto pondría fin a la locura del desempleo y al pesado fardo de los bajos salarios. La riqueza adicional creada por la aplicación de un programa socialista daría un verdadero futuro a los jóvenes, con educación gratuita y becas y una reducción drástica de la semana de trabajo, reducción de la edad de jubilación, incremento de las vacaciones, aumento de los salarios y mejorar las condiciones de vida.
Fuente: Socialist Appeal (Gran Bretaña)