Francia: La elección presidencial deja sin ninguna opción a la clase obrera

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Marine LePen

Los resultados de la primera vuelta de la elección presidencial abren una nueva fase de la crisis política en Francia. Al igual que en abril de 2002, la segunda vuelta opondrá la derecha a la extrema derecha. Pero mucho ha cambiado desde 2002.

Entre medias, ha tenido lugar la crisis económica de 2008. La probable victoria de Emmanuel Macron, en dos semanas, no dará lugar a la relativa estabilidad política de la que Chirac se benefició tras su victoria en mayo de 2002. La recomposición de todo el espectro político abre un período importante de incertidumbre e inestabilidad. Las elecciones legislativas de junio serán la primera ilustración. No hay ninguna garantía de que vayan a proporcionarle al jefe de Estado una mayoría parlamentaria sólida.

¡No al llamado “Frente republicano”!

La burguesía, sus políticos y sus agencias mediáticas han evitado “lo peor” desde su punto de vista, a saber, el paso a la segunda vuelta de Jean-Luc Mélenchon. Ahora van a formar un gran coro “republicano” pidiendo el voto a Macron para “bloquear al Frente Nacional (FN)”. Los dirigentes del PS, Los Verdes y el PCF avanzan la misma consigna. Nosotros la rechazamos porque es absurda y contraproducente. Es la crisis del capitalismo, el desempleo masivo y la política reaccionaria de los sucesivos gobiernos lo que explica el éxito creciente de la demagogia “anti-sistema” del FN. Ahora Macron propone continuar y empeorar las políticas sociales de regresión de Hollande y Sarkozy: la supresión masiva de puestos de trabajo estatales, la destrucción del Código de Trabajo, el desmantelamiento de los servicios públicos, incentivos fiscales y subsidios de todo tipo para el beneficio del gran capital, etc. A lo largo de la campaña, Macron ha ocultado su programa bajo un velo “centrista” y un montón de palabras vacías. Pero está completamente dedicado a los intereses de la clase dominante, lo que requiere una política de austeridad drástica…

Entre los electores del Front National hay un gran número de trabajadores y desempleados escandalizados por la crisis económica y la corrupción de la clase política tradicional. En los treinta últimos años, han visto pasar distintos gobiernos, de derecha e izquierda, que han aplicado, en lo esencial, la misma política antisocial. Marine Le Pen se basa en esta experiencia concreta para denunciar la colusión de los “partidos del sistema”, empezando con el PS y Los Republicanos (antigua UMP). Este es el sentido de sus ataques al “UMPS”, una fórmula que obtiene un eco importante entre las capas más explotadas y oprimidas de la población, ya que corresponde a una realidad. En este contexto, el “frente republicano contra el FN” – que va desde Pierre Laurent (PCF) hasta François Fillon (Les Républicains, la derecha) – es denunciado por Marine Le Pen y sus cómplices como una nueva encarnación del “UMPS”. Dicen: “¿veis como todo estos partidos se unen contra nosotros? Esto demuestra que molestamos al sistema y que somos sus verdaderos adversarios”. He aquí el primer resultado de los llamamientos de “izquierda” a votar por Macron. Se trata de un error grave, particularmente inadmisible de parte de los dirigentes del PCF – un error que, por otra parte, genera cierto descontento entre la base del partido.

Jean-Luc Mélenchon anunció que los 450.000 “insumisos” que conforman la base de su movimiento serían consultados respecto a la posición a adoptar de cara a la segunda vuelta. En esta consulta, abierta hasta el martes 2 de mayo, los inscritos pueden decidir entre tres opciones: 1) el voto en blanco o nulo; 2) el voto por Macron; 3) la abstención. Tomamos parte a esta consulta y abogamos por la abstención.

El FN es un peligroso enemigo que hay que combatir. Pero no se lucha contra un incendio votando al pirómano. El movimiento obrero debe luchar contra el FN con sus propios métodos y sobre la base de un programa de izquierda radical que ataque los problemas de raíz: el control de la economía por un puñado de ricos parásitos. En los próximos días, las organizaciones políticas y sindicales del movimiento obrero deben movilizarse masivamente, en la calle, frente a la derecha y la extrema derecha. El 1º de mayo debe tener lugar bajo la bandera de la lucha contra el programa reaccionario de Le Pen y Macron. Los líderes sindicales deben poner en el orden del día una huelga general de 24 horas.

Enorme éxito de la Francia Insumisa

El paso a la segunda vuelta de Macron y Le Pen no debe eclipsar el principal acontecimiento de estas presidenciales: el gran éxito de la campaña de Jean-Luc Mélenchon, al conseguir 3 millones de votos más de los que obtuvo en 2012. Estos resultados constituyen una continuación de todos los trastornos que han afectado a la izquierda europea en el último periodo (Syriza, Podemos, Corbyn) y estadounidense (Sanders). Se trata de un fenómeno internacional cuyo significado es muy claro : un número creciente de trabajadores y jóvenes buscan una alternativa de izquierda al capitalismo en crisis y a los políticos que se suceden en el poder desde hace décadas sin que nada cambie sino para peor. La profunda crisis del sistema capitalista provoca una polarización política  – hacia la derecha, como lo muestra la subida del FN, pero también hacia la izquierda.

El colapso electoral del Partido Socialista (PS) es un ejemplo notable. Benoit Hamon paga la factura de la Ley del Trabajo y de las políticas de austeridad del gobierno de Hollande. También paga su propia moderación y sus dos años de participación en el gobierno. Después de las primarias en el PS, Hamon podría haberse apoyado en su clara victoria para lanzar una ofensiva contra el ala derecha de su partido. Prefirió buscar una posición “central”. Como resultado, se encontró en el centro de un abismo.

La campaña de Mélenchon ha despertado un gran entusiasmo entre amplias capas de la población. En particular, el número de jóvenes presentes en los actos de La Francia Insumisa fue impresionante. Esta radicalización de la juventud -que es también un fenómeno internacional- tendrá un impacto profundo y positivo en el futuro de la izquierda. En este sentido, uno de los retos de los próximos meses es organizar la masa de “insumisos” en un partido democráticamente estructurado. Esta será la mejor manera de consolidar y desarrollar la Francia Insumisa, y atraer a su bandera a los elementos más combativos de la juventud y del movimiento obrero.

En lo inmediato, es preciso movilizarse de cara al mes de junio, para proporcionarle a la Francia Insumisa la más amplia representación parlamentaria posible. La situación queda muy abierta. Es preciso basarse en la poderosa dinámica de estos últimos meses para desarrollar una campaña ofensiva a escala nacional.

Mélenchon ha obtenido resultados excelentes en numerosas ciudades, entre las cuales figuran Lille (29,9 %), Toulouse (29,2 %), Montpellier (31,5 %), Marsella (24,8 %), Rouen (26 %), Nantes (25,5 %), El Havre (29,8 %), Estrasburgo (24,4 %),  Lyon (22,9 %) et Burdeos (23,4 %). Roza o incluso sobrepasa los 30 %, a veces incluso los 40 %, en varias ciudades medianas, con una población obrera muy importante, como por ejemplo en los suburbios de Paris, lo cual subraya el enorme potencial de la Francia Insumisa.

En España, “Unidos Podemos” irrumpió con fuerza en el parlamento (71 escaños), sin embargo el PSOE no se ha derrumbado como su homólogo francés en el plano electoral. En las generales de junio 2016, el PSOE obtuvo el 22,66% de los votos y logró mantener 85 escaños de los 350 con los que cuenta la cámara baja. En Francia el PS a caído al 6,4% de los votos, en la primera vuelta de las presidenciales, el 23 de abril, y, de ahora en adelante, buscará alianzas con En Marche!, el movimiento electoral de Macron, es decir con un movimiento situado objetivamente en la derecha. Esta situación les abrirá un espacio aún más amplio a los candidatos de la Francia Insumisa. Dicho sea de paso, esta es una razón aún más importante para no llamar a votar para Macron en la segunda vuelta de la elección presidencial. Hay que trazar una línea muy clara y nítida, una línea de clase, entre la Francia Insumisa y todos los políticos oportunistas que, de una forma u otra, se acercan a Macron.

¡Romper con el capitalismo!

Los marxistas de Révolution (CMI Francia) han apoyado la candidatura de Jean-Luc Mélenchon desde el lanzamiento de la Francia insumisa en febrero de 2016. Están comprometidos con este movimiento. La aparición de una poderosa alternativa a la izquierda del PS constituye un desarrollo muy positivo del que forman parte.

Al mismo tiempo, plantean que el debate en torno al programa de la Francia Insumisa ha de continuar. Se trata de un programa progresista cuya puesta en práctica constituiría una importante mejora del nivel de vida de la gran mayoría de la población. Sin embargo, hay un problema: este programa no es aplicable en el marco del capitalismo en crisis. Los grandes empresarios harán todo lo que esté en su poder para obstaculizarlo.

Esto quedó muy claro a lo largo de las dos semanas anteriores a la primera vuelta de la elección presidencial, cuando la subida de Mélenchon en las encuestas le valió ser atacado las 24 horas del día por los grandes medios de comunicación, estos que son supuestamente “libres e independientes”. Agitaron el fantasma de una recesión mientras las grandes fortunas se preparaban, a modo de demostración, a hacer las maletas. No solo había presiones sino amenazas implícitas. El entorno de los grandes negocios recordaba que, en el caso en que Mélenchon pasara a la segunda vuelta, sus inversiones en la economía francesa quedaban subordinadas a la continuación de las contrarreformas y recortes presupuestarios.

A los que dicen que la austeridad es la única política compatible con el capitalismo en crisis, hemos de responderles que: precisamente la lucha por reformas progresistas debe ir a la par con la lucha contra el capitalismo mismo, por la expropiación de los principales medios de producción, por la transformación socialista de la sociedad. Es preciso completar el programa de la Francia Insumisa integrándole medidas destinadas a romper el poder económico de la clase dirigente.

¡Movilizaciones masivas en la calle contra Le Pen y Macron!

¡Por una huelga general de 24 horas!

¡Movilización por una Asamblea Nacional “insumisa”!

¡Por un programa de ruptura con el capitalismo!