La lucha de las fábricas del neumático (FATE, Pirelli, Firestone) terminó con un regusto amargo para los trabajadores. El aumento salarial fue de un 28% en dos cuotas (13% en julio y un 15% en enero del 2009), que implica un pérdida real de poder adquisitivo durante 2008; y hubo 205 despedidos, cuya reincorporación, supuestamente, "se seguirá discutiendo" con la patronal, según la dirigencia del sindicato SUTNA.
La lucha de las fábricas del neumático (FATE, Pirelli, Firestone) terminó con un regusto amargo para los trabajadores. El aumento salarial fue de un 28% en dos cuotas (13% en julio y un 15% en enero del 2009), que implica un pérdida real de poder adquisitivo durante 2008; y hubo 205 despedidos, cuya reincorporación, supuestamente, "se seguirá discutiendo" con la patronal, según la dirigencia del sindicato SUTNA.
Este acuerdo fue aprobado muy ajustadamente (660 votos contra 618) en una asamblea general de trabajadores convocado por el SUTNA el 1º de septiembre.
El conflicto se movió en los canales habituales cada vez que está implicado el activismo sindical combativo. La reacción de la patronal al ver la gran magnitud de la huelga fue recurrir a los despidos masivos para tratar de negociar desde una posición de fuerza; luego entró en escena el Ministerio de Trabajo dictando la Conciliación Obligatoria, para desactivar el ambiente de lucha. La patronal no cumplió la conciliación (los obreros sí) para probar el nivel de resistencia de los trabajadores y la calidad moral de lucha de la dirigencia sindical. Por supuesto, la policía no apareció para llevarse detenidos a los patrones de FATE, Pirelli y Firestone que rechazaban cumplir un decreto ministerial y garantizar el ingreso de los obreros despedidos a las plantas, pero sí lo hizo cuando estos mismos obreros quisieron ingresar a las fábricas, para impedírselo.
Agachada de la dirigencia del SUTNA
En lugar de desconocer la conciliación obligatoria e ir hasta el final, ante la provocación patronal, los dirigentes del SUTNA aceptaron vergonzosamente el levantamiento del paro. Sólo en la fábrica FATE, por la firmeza del cuerpo de delegados y de los trabajadores de la fábrica. se mantuvo el paro durante unas horas para tratar de imponer el ingreso de los obreros despedidos en esta planta.
La dirigencia del SUTNA, que como buenos burócratas mantienen una desconfianza orgánica hacia los trabajadores, entró en negociaciones secretas con la patronal, para aceptar el 28% en dos cuotas (que fue la oferta patronal a poco de comenzar la huelga, los trabajadores exigían el 35% de una vez) a cambio de la vuelta de los despedidos; todo ello en medio de la pelea, cuando el ánimo de lucha estaba en lo más alto.
La dirigencia del SUTNA, con Pedro Wasiejko a la cabeza, apeló al miedo y a la incertidumbre por los puestos de trabajo para conseguir una victoria ajustada para su propuesta de acuerdo, en lugar de no aceptar ningún acuerdo, al menos, hasta que no quedara un solo despedido.
Lecciones para el activismo combativo
Creemos que el activismo combativo pudo hacer algo más para evitar el aislamiento de la lucha. Quizás se debió tratar de coordinar, aunque fuese a nivel de fábrica y de zona, con otros sectores en lucha (docentes, estatales, etc.) y, sobre todo, abrir el conflicto a los barrios para tratar de arrancar el apoyo activo de los trabajadores de San Fernando, Merlo y Llavallol.
También pensamos que cometen un error grave las agrupaciones políticas que tratan de "apropiarse" de los conflictos por el hecho de tener unos o dos delegados en una fábrica, como lo hizo el MAS en el caso de FATE. Durante la lucha apenas hubo comunicados del Cuerpo de Delegados, y de la seccional del SUTNA de San Fernando sólo registramos 3 comunicados en agosto. En ambas instancias de clase, los delegados del MAS tienen una posición importante. En cambio, todos los días había uno o dos comunicados del MAS dando cuenta de cada detalle de la lucha, de la negociación, proponiendo las consignas, etc.
Creemos que este en un método muy malo para conseguir adhesiones y simpatías a las luchas, las aísla, y explica la política de hacer "corralitos" con los conflictos donde lo importante es tratar de hacer crecer a toda costa un partido aunque eso reste fuerza y apoyos a las luchas obreras.