La extraordinaria lucha de los trabajadores del Hospital Garrahan en el mes de abril actuó como un detonante para que los trabajadores de otros hospitales públicos de la Capital y la provincia de Buenos Aires salieran a la lucha desafiando el papel de bomberos de las cúpulas sindicales. Los trabajadores están diciendo basta a 14 años de congelamiento salarial, humillaciones y postergación, en un momento donde el superávit fiscal supera el 5% del PBI y se pagan puntualmente miles de millones de pesosesos por la deuda externa.
Por una movilización nacional por la recomposición salarial y contra el empleo precario
La extraordinaria lucha de los trabajadores del Hospital Garrahan en el mes de abril actuó como un detonante para que los trabajadores de otros hospitales públicos de la Capital y la provincia de Buenos Aires salieran a la lucha desafiando el papel de bomberos de las cúpulas sindicales. Los trabajadores están diciendo basta a 14 años de congelamiento salarial, humillaciones y postergación, en un momento donde el superávit fiscal supera el 5% del PBI y se pagan puntualmente miles de millones de pesos por la deuda externa.
Por su parte, los gobiernos nacional, provincial y porteño se empeñaron en una sucia campaña de mentiras y tergiversaciones contra los trabajadores que salieron a la lucha, que en nada tiene que envidiar a la de la patronal más negrera.
¿Por qué si "sobran" médicos, como dice Ginés González el ministro de salud, éste y otros hospitales trabajan a destajo, con escasos insumos, y prestan una atención desbordada ampliamente por una población con enormes necesidades sanitarias que espera con turnos de hasta un año para poder ser atendida?
Acaso el ministro quiso decir que, para el negocio privado de la salud: clínicas privadas y medicina prepaga, ya existen demasiados profesionales.
El sistema de salud en Argentina está en una situación lamentable, con pocos hospitales, médicos e insumos, con una infraestructura que se cae a pedazos y una población pauperizada que acude en masa a los hospitales públicos porque no tiene otros medios, poniendo su condición sanitaria en un cuadro cada vez más delicado. Y con salarios del personal médico y no médico deprimidos por la pérdida del poder adquisitivo.
Esta es la verdad, y quien no lo quiera ver debe ser realmente porque gana los "mejores sueldos del país" como dice el Ministro González (ministros, diputados, senadores, funcionarios, gerentes) algo lejano a la mayoría de los trabajadores, y se pueden pagar "algo mejor".
Hay que extender la lucha
Los compañeros del Garrahan han logrado arrancarle al gobierno $300, con un 10% de incremento en el básico después de década y media de congelamiento. Como han declarado los compañeros del Garrahan, aunque estos $300 no abarcan el reclamo de una recomposición del 70% en el básico ni el 2% de antigüedad, es un primer paso muy importante, y ahora los reclamos pendientes pasan a paritarias.
Pero lo más importante es que le arrancaron al gobierno la careta de que no hay recursos, y de que el "aumento salarial para estatales es imposible" y lo han obligado a mantener negociaciones directas con los representantes de los trabajadores del Garrahan, a lo que se oponían el ministro de salud y los dirigentes sindicales.
Como los trabajadores del Garrahan y de otros hospitales están demandando, la mejor garantía para que se acepten sus reclamos es mediante la extensión de la lucha. Por eso es muy correcto el reclamo que elevaron a ATE para que declarara un paro nacional de todos los trabajadores de la salud, ya que las demandas de los trabajadores del Garrahan, como las del Hospital Posadas, del Álvarez, del Ramos Mejía, del Fiorito, y de otras provincias como Neuquen, que también salieron a la lucha estos días, son las mismas independientemente de que unos estén ubicados en Capital y otros en provincias.
Para obligar a los dirigentes de ATE y de los demás sindicatos a dar este paso, los trabajadores y delegados sindicales de algunos hospitales de capital y provincia de Buenos Aires han empezado a coordinar formando una coordinadora interhospitalaria, lo cual es un paso enorme para quebrar la camisa de fuerza que quieren imponer las cúpulas sindicales a la extensión de la lucha.
La lucha también tiene un peligro. Y es que se agoten y consuman en medidas de fuerza de varios hospitales, aisladamente del conjunto de los trabajadores de la salud. Por eso, al mismo tiempo que se inicia una coordinación de luchas entre varios hospitales, sería deseable extender la coordinación interhospitalaria a todos los hospitales de la Capital y la provincia de Buenos Aires para diagramar medidas de fuerza comunes y simultáneas, forzando asambleas de trabajadores en cada hospital para votar una resolución exigiendo a los sindicatos estatales la convocatoria de un plan de lucha nacional por la recomposición salarial y la efectivización de todos los contratados, mientras que al mismo tiempo se acuerdan medidas de fuerza conjuntas.
ATE convocó un paro nacional el pasado 13 de abril, algo que viene haciendo cada 4 ó 5 meses con el único fin de descomprimir la bronca acumulada. Pero esto es completamente insuficiente.
Los ejemplos del Subte, de telefónicos, de Lafsa y del propio Hospital Garrahan demuestran que sólo la lucha más decidida puede quebrar la resistencia de las patronales. Si hasta el momento esto no fue así es por el obstáculo que concientemente están ejerciendo las direcciones sindicales burocráticas.
Hay que exigir un cronograma de paros sostenido en el tiempo con paros semanales de 24 hs, 48 hs, 72 hs, amenazando con un paro por tiempo indeterminado si no se atienden los reclamos de los trabajadores. Y se deben hacer extensivos a todos los trabajadores estatales, no sólo de hospitales, sino también de oficinas, colegios, organismos públicos, etc. Ante esta determinación, el resto de sindicatos públicos tendrían muchas dificultades para permanecer al margen de la lucha.
Organizar una corriente sindical opositora
Es necesario superar la acumulación fragmentada de conflictos por un salto en calidad con medidas de fuerza unitarias por sector, con asambleas en cada lugar de trabajo, delegados revocables, superar las direcciones burocráticas, ya sea se pongan al frente de los reclamos de base, o desplazándolos por no cumplir o traicionar esos reclamos.
Como lo venimos sosteniendo, la necesidad de una Corriente Sindical de Oposición al interior de las centrales obreras, no hace más que confirmarse en éste y otros conflictos.
Los activistas obreros de la salud podrían dar un ejemplo al resto de activistas en los demás sectores llamando a una asamblea general de trabajadores de Capital y provincia, en primera instancia, para formalizar la constitución de esta corriente en ATE y otros sindicatos del sector salud, y luego llamar a los activistas de otras provincias del país para que se les unan. De lo que se trata es de ofrecer una alternativa de dirección frente a las actuales direcciones conciliadoras y burocráticas que se desentienden de los reclamos de los trabajadores.
Además está pendiente el tema del sistema de salud y los recursos financieros, no sólo para sostenerlo sino para modificarlo radicalmente en sus puntos más oscuros, transformándolo para ponerlo al servicio de todos los trabajadores y el pueblo, en todo el país, gratis y con la mayor calidad técnica, tecnológica y profesional.