Finalmente, después de haber jurado que no había necesidad de ello, el Gobierno español de Rajoy se vio forzado a pedir ayuda europea para rescatar al sistema bancario. El sábado 9 de junio la Unión Europea acordó entregar hasta 100.000 millones de euros para rescatar a los bancos españoles.
Aunque los detalles aún no se han hecho públicos, la forma en que se hizo fue un intento de conciliar la demanda española de financiación directa a los bancos y la reticencia alemana de hacerlo. Finalmente, a pesar de las ridículas protestas de Rajoy, lo que tenemos es un rescate del que es responsable el Gobierno español.
Hasta 100.000 millones de euros recibirá el Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria (FROB), un organismo estatal, bien de la mano del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o del futuro Mecanismo de Estabilidad Europeo. Esto significa que cualquier dinero entregado será añadido a la Deuda Pública española. Si España acepta el total de los 100.000 millones de euros, eso inflará la deuda en relación al PIB del 80% a un 90% muy peligroso. La cantidad exacta que pedirá España no se conoce.
A pesar de que el Gobierno español insiste en que no hay ninguna “condicionalidad” en relación a este dinero, todos los funcionarios europeos han dicho exactamente lo contrario. Empezando con que cualquier banco que reciba dinero se verá obligado a realizar duras “reestructuraciones”, lo que significa el cierre de oficinas, despidos masivos y pérdidas para sus acreedores y accionistas.
Los intereses de este rescate (entre el 3% y el 4% incluyendo comisiones) los pagará el Estado español, añadiendo a su déficit presupuestario de 2 a 4.000 millones de euros (alrededor del 0,3% del PIB). Esto significa, inevitablemente, un nuevo plan de recortes de austeridad si el Gobierno quiere seguir manteniendo sus objetivos de reducción del déficit. Se le pedirá a la clase obrera española que pague la factura de salvar a los bancos, añadiendo más ataques a los que ya se han introducido. El día en que se anunció el rescate, muchos en España colgaban en Internet la etiqueta #NoEsUnRescateEsUnSaqueo, lo que resume el estado de ánimo de la gente.
Por sus propias razones políticas Rajoy ha insistido en no usar el término “rescate” y repetido que esta “ayuda financiera” no afectará a los objetivos de reducción del déficit español. Instituciones y funcionarios europeos han salido todos los días con declaraciones que contradicen directamente al Presidente español. Sus intentos por presentarse como un hombre fuerte, que defiende la “soberanía nacional” española, que está en contra de los dictados de Europa e, incluso, que tiene las soluciones para la crisis de Europa, han resultado una farsa. Ha destruido, aún más, su credibilidad política.
La razón por la cual la clase dirigente alemana ha accedido finalmente a prestar este dinero a España se debe a las repercusiones más amplias de la crisis española para el futuro del euro. Los bancos extranjeros están fuertemente expuestos al sistema bancario español. Los primeros en la lista son los bancos estadounidenses, que tienen en juego nada menos que 227.000 millones de dólares, los bancos alemanes 186 mil millones, los bancos franceses 144.000 millones, los bancos del Reino Unido 137.000 millones y los bancos del resto de la zona euro 180.000 millones.
Es imposible separar los problemas del sistema bancario español de los generados por la deuda del Estado. En los últimos meses ha habido una fuga constante y creciente de capital internacional que ha abandonado la deuda del Estado español. Mientras tanto, los bancos españoles han pedido prestado masivamente al Banco Central Europeo (BCE), a través de las operaciones de refinanciación a largo plazo (la famosa “barra libre de liquidez”), a bajo interés, y han invertido una parte de ese dinero en deuda española, de la cual tienen ahora una mayoría. Es una bonita manera de hacer dinero a costa del erario público: pedir préstamos al BCE en torno al 1,5% de interés y luego invertir ese dinero en deuda española ¡Que rinde por encima del 6%! Solamente en mayo, los bancos españoles habían pedido prestado al BCE 286.000 millones de euros, un máximo histórico. Los bancos españoles e italianos tomaron el 159% de todos los préstamos del BCE en ese mes (la cifra sobrepasa el 100% porque los bancos de algunos paises tienen un balance positivo con el BCE).
Por lo tanto, los bancos españoles están en crisis y son los principales poseedores de deuda pública española, mientras que al mismo tiempo la deuda pública aumenta para poder rescatar a los bancos. Alguien comentó que la actual operación para rescatar a los bancos españoles es como usar su tarjeta de crédito para pagar su hipoteca. Es decir, saldar una deuda incobrable, endeudándose aún más. O según el análisis del Financial Times: “esta acción equivaldría a prestarle al país la cuerda con la que colgarse a sí mismo.”
El veredicto de los mercados es evidente. Tras una recuperación inicial en la Bolsa y una pequeña caída de los rendimientos de la deuda española, de nuevo se produjo el pánico en los mercados, enviando las tasas de interés de los bonos a 10 años ligeramente por encima del 7%, los más altos desde que España se unió al euro. Este nivel es claramente insostenible.
Precisamente, la razón por la que España tuvo que recurrir a Europa y pedir dinero para rescatar sus bancos fue que el Estado no podía obtener ese dinero de los mercados debido a las altas tasas de interés que estos exigían. Ahora, el rescate europeo de los bancos, en lugar de aliviar la presión sobre la deuda del Estado, la ha aumentado.
Como todas las otras medidas anteriores adoptadas por los capitalistas europeos para tratar de evitar un empeoramiento de la crisis o intentar contenerla, el efecto ha sido aplazar el momento de la verdad, pero a costa de crear un problema peor y más amplio.
Una de las razones para adoptar medidas urgentes en relación a los bancos españoles es intentar contener el impacto de la probable victoria de SYRIZA en Grecia el próximo domingo. El riesgo ahora es que ya podríamos estar presenciando un pánico bancario a cámara lenta, tanto en los bancos griegos como españoles. Esta semana la cifra que se estaba retirando de cuentas de los bancos de Grecia alcanzó los 800 millones de euros al día. Individuos y empresas están retirando su dinero en euros ante un posible regreso a un dracma altamente devaluado.
España como parte de la crisis del capitalismo europeo
Conforme el Gobierno español se ve obligado a aplicar medidas de austeridad más y más severas, la economía entra más y más en recesión, lo que hace imposible alcanzar los objetivos de reducción del déficit y aumenta así la falta de confianza de los mercados en la deuda española.
Una profundización de la recesión de la economía hace imposible que un gran número de familias pueda pagar sus hipotecas a los bancos, e impide que las empresas inmobiliarias puedan vender sus bienes en el mercado, lo que les lleva a dejar de pagar los préstamos que habían pedido a los bancos. La deuda privada española (hogares y empresas) ya asciende al 320% del PIB. A medida que se profundiza la recesión, la crisis bancaria empeora como resultado.
Al mismo tiempo, las agencias de calificación siguen recalificando a la baja las deudas del Estado español, bancos y gobiernos automómicos hasta el punto en el que pronto se convertirán en bonos basura y nadie en su sano juicio querrá comprarlos.
La conclusión inevitable de esta espiral viciosa descendente es que España necesitará un rescate europeo en toda regla (no solo de sus bancos). Sin embargo, la economía española es más grande que la de Portugal, Grecia e Irlanda juntas. No hay dinero suficiente en ninguno de los Fondos europeos para poder rescatar a España.
En estas condiciones, la presión hacia la unidad nacional está aumentando con reuniones cada vez más frecuentes entre Rajoy y el líder de la oposición socialdemócrata Rubalcaba. En algún momento, este Gobierno del PP caerá y tendrá que ser reemplazado por algún tipo de gobierno “tecnócrata” o de “unidad nacional” como ya sucedió antes en Grecia e Italia.
La crisis de España también está teniendo un impacto en Italia, con tasas de interés sobre la deuda italiana que aumentan a más del 6%, siguiendo muy cerca de los índices de la deuda española. La deuda pública italiana ha llegado a más del 120% del PIB. Lo que los mercados están pensando es que después de España, será Italia la siguiente en pedir un rescate. (¡Eso si Chipre no colapsa primero!)
¿Cuál es la alternativa?
Cualquiera puede entender cómo esta situación está creando un sentimiento de ira en España. Los bancos están en dificultades y se les da 100 mil millones de euros, garantizados por los contribuyentes. Pero 5,6 millones de personas están desempleadas, hay 1,7 millones de familias donde todos sus miembros están desempleados, más de 300.000 familias han sido desalojadas de sus viviendas por los bancos y los puestos de trabajo de 8.000 mineros del carbón están en juego debido a recortes en las subvenciones por valor de apenas 200 millones de euros, y ninguno de ellos recibe ayuda. El grito es cada vez más fuerte: ¡rescatar a la gente, no los bancos!
Izquierda Unida (IU) ha llamado a una campaña de movilizaciones conjuntas contra el rescate bancario (ver: http://www.izquierda-unida.es/sites/default/files/doc/Declaraci%C3%B3n_C_Ejecutiva_Rescate_11_06_2012_0.pdf).
Correctamente, IU rechaza el plan de rescate y denuncia el hecho de que el pueblo tendrá que pagar por ello. Está pidiendo que todas las medidas tomadas sean sometidas a un referéndum, y exige la nacionalización de los bancos que reciban dinero del Estado. Todo esto es correcto. Lamentablemente, el programa alternativo que los dirigentes de la coalición han presentado no es adecuado para tratar todas estas cuestiones. El programa habla de “democratizar el Banco Central Europeo” para que pueda convertirse en un “prestamista de último recurso” y emitir eurobonos.
Estas ideas se basan en la premisa de que existe, de alguna manera, una solución a la crisis dentro de los límites del sistema capitalista, introduciendo algunas regulaciones y fortaleciendo las instituciones europeas “contra” los mercados.
En realidad, lo que habría que explicar claramente es que se trata de una crisis causada por la misma forma en que funciona el sistema capitalista. Izquierda Unida debería acompañar esta correcta convocatoria de movilizaciones con una explicación de la naturaleza de la crisis y presentar una alternativa socialista clara.
El punto de partida debería ser: “los trabajadores no pagaremos la crisis del capitalismo”. El conjunto del sector bancario y financiero debería ser nacionalizado, pero no para absorber pérdidas y, a continuación, privatizarlo de nuevo, sino para hacerse cargo de sus activos y utilizarlos en interés de la mayoría de la población. Los bancos detentan una gran cantidad de propiedades vacías. Estas deben ser nacionalizadas y utilizadas para crear un parque de viviendas sociales públicas, y alquilarlas por no más del 10% de los ingresos familiares. Los pagos de las hipotecas también deberían tener un tope de no más del 10% de los ingresos familiares y ser congelados en caso de desempleo.
Debería llevarse a cabo una investigación completa en el sistema bancario, a fin de descubrir adónde fueron los beneficios de los bancos durante la burbuja inmobiliaria y llevar al banquillo a todos los involucrados en escándalos de corrupción, financiación ilegal de partidos políticos, etc. asociados con la burbuja especulativa. Dicha investigación debería ser realizada por representantes de las plataformas de afectados por las hipotecas, los trabajadores del sector bancario y los sindicatos. No podemos confiar en los políticos de partidos implicados en la corrupción para investigar casos de corrupción. De hecho, los votos del Partido Popular bloquearon ayer en el Parlamento, una propuesta de Izquierda Unida para crear una Comisión de investigación de la crisis bancaria.
El pago de los intereses de la deuda del Estado (que están presupuestados en 29 mil millones de euros este año, pero cuya cifra final sin duda será mayor) debe detenerse inmediatamente. La deuda del Estado debería ser repudiada completamente. No es tanto una cuestión de si es ilegítima desde el punto de vista moral, sino si está de acuerdo o en contradicción con el interés general de los trabajadores españoles pagar o no a banqueros, financistas y especuladores. La cuestión es simple, si los intereses de la deuda son de 29 mil millones de euros y los recortes en educación y sanidad representan 10 mil millones de euros, ¿qué viene primero? ¿Cuál es el interés “nacional”?
Sin embargo, ninguna de estas propuestas, que son razonables y generarían un apoyo masivo entre los trabajadores y la juventud, pueden aplicarse plenamente dentro de los límites del sistema capitalista, y esto también debe ser explicado.
Por supuesto que si se anulara la deuda, el Estado tendría entonces que encontrar otra fuente de financiación del presupuesto. La economía española está en medio de una profunda recesión. Sin embargo, hay muchos recursos. La nacionalización de los sectores claves de la economía bajo el control democrático de los trabajadores permitiría el desarrollo de un plan racional de producción para satisfacer las necesidades generales de la sociedad, usando la fuerza de trabajo de 5.6 millones de desempleados para llevarlo a cabo. Sólo mediante la abolición de la propiedad privada de los medios de producción puede crearse un sistema capaz de aprovechar los recursos de la sociedad: el socialismo.
Intensificar la lucha
Los sindicatos ya han anunciado una jornada nacional de manifestaciones el 20 de junio y hay diferentes llamamientos del movimiento de los indignados. Sin embargo, la lucha que ahora está centrando la atención de todos es la huelga de los mineros del carbón. Los sindicatos han llamado a una huelga general en las cuencas mineras el 18 de junio y ese mismo día debería utilizarse como punto aglutinante para una campaña nacional de manifestaciones, huelgas y bloqueos de carreteras.
Una victoria de los mineros daría un impulso enorme al movimiento general de lucha contra la austeridad y los recortes. Ante el bloqueo informativo de los medios de comunicación sobre la lucha de los mineros, los sindicatos e Izquierda Unida deberían organizar una campaña nacional de solidaridad con actos públicos, colectas en los centros de trabajo, giras de representantes de los mineros, etc..
Se debería convocar una huelga general en Asturias inmediatamente como un primer paso hacia una huelga general estatal de 48 horas en solidaridad con los mineros y contra el rescate de los bancos. La huelga general del 29 de marzo y todas las otras manifestaciones masivas y movimientos de los últimos meses han demostrado el enorme potencial para una campaña sostenida de lucha. El 20 de junio, día de la manifestación convocada por los sindicatos, no puede lograr nada por sí solo,. El Gobierno ignoró completamente la huelga general del 29 de marzo. La conclusión que se extrae es clara: ¡hay que intensificar la lucha!
La experiencia de Grecia demuestra que en este período incluso huelgas generales de 24 y 48 horas, de forma aislada, no pueden echar atrás los recortes y ataques de la clase dirigente. En algún momento la atención del movimiento se volverá hacia el frente político. Las masas comenzarán a entender que es necesario construir una alternativa política al sistema en su conjunto a fin de ganar la lucha.
Izquierda Unida podría crecer masivamente, de la misma manera que Syriza saltó del 5% al 30% en un corto espacio de tiempo. En condiciones de crisis aguda capitalista se pondrán a prueba diferentes ideas y propuestas. Las propuestas keynesianas adelantadas actualmente por los dirigentes de IU fracasarán en la práctica (como pronto veremos en Grecia). La construcción de una fuerte tendencia marxista dentro de Izquierda Unida, los sindicatos y el movimiento de la juventud es una tarea urgente.