En las recientes elecciones municipales de Francia, le fue bien a la derecha, sobre todo a expensas del Partido Socialista, que paga un alto precio por la aplicación de medidas de austeridad draconianas a nivel nacional. Por desgracia, en muchos pueblos y ciudades el Front de Gauche (Frente de Izquierda) se presentó dividido, con el Partido Comunista formando una alianza con el Partido Socialista y el Parti de Gauche (Partido de Izquierda) presentando listas conjuntas con los Verdes.
En las elecciones presidenciales de 2012, el Front de Gauche había ganado una cantidad razonable de votos que podría haberse ampliado y haber proporcionado a los trabajadores y jóvenes de Francia una alternativa creíble a la izquierda del Partido Socialista gobernante.
Lo qué determinó este fiasco fue pura y simplemente el deseo de los aparatos de los partidos de ganar – o mejor dicho, de aferrarse a – tantas concejalías como fuera posible. Los dirigentes del PCF, habiendo entrado en conflicto con los dirigentes del partido de Mélenchon, el Parti de Gauche, temían que si se presentaban en solitario en muchos municipios no podrían conseguir siquiera el umbral necesario para que sus candidatos resultaran elegidos.
Así que tuvimos el espectáculo de los dos componentes principales del Front de Gauche, el Partido Comunista y el Partido de Izquierda, rompiendo su alianza y cada uno de ellos formando listas conjuntas con los partidos que están en el gobierno aplicando las medidas de austeridad. Esto fue un fiasco de principio a fin. Cualquier trabajador o joven radicalizado y enojado que quería votar contra los partidos del gobierno tenía la opción de votar por uno u otro de los partidos opositores de izquierda, lo que a su vez significaba votar a una lista ¡que incluía a los mismos partidos contra los que deseaba votar!
Esto explica el nivel récord de abstención, con cerca del 40% que no se molestó en ir a votar por nadie. Todo el mundo está de acuerdo en que el grueso de los que se abstuvieron eran votantes de izquierda disgustados por todo esto.
El resultado fue un fuerte castigo para el Partido Socialista en las urnas, pero los que ganaron fueron el conservador UMP y el partido de extrema derecha Frente Nacional, de Marine Le Pen. La derecha tomó el control de alrededor de 150 ciudades nuevas, el Frente Nacional ganó 11 y el Partido Comunista perdió varios municipios que tenía previamente bajo su control.
Aquí publicamos un artículo – escrito entre la primera y la segunda ronda – de Jérôme Métellus, miembro del Partido Comunista en París y también del Consejo Editorial de La Riposte, la revista del ala marxista del Partido Comunista.
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Los resultados de la primera vuelta de las elecciones municipales en Francia confirman el giro masivo contra el Partido Socialista (Parti Socialiste, PS) en el poder. En comparación con los resultados de las elecciones de 2008, el PS sufrió un importante revés. En muchas ciudades, lograron peores resultados que incluso en las elecciones de 2001, cuando el gobierno “socialista” del entonces primer ministro Lionel Jospin fue fuertemente castigado por el electorado de izquierdas. Nuevamente esta vez, la derecha ganó muchas ciudades por defecto, debido a un gran número de abstenciones.
El gobierno dice que ha “recibido el mensaje” y que ahora va a “acelerar” su política de “recuperación del país”. En otras palabras, va a continuar con su programa de austeridad que fue rechazado por el electorado en las elecciones municipales recientes. Después de la primera ronda, el Ministro de Trabajo anunció un nuevo aumento del número de desempleados, que es particularmente alto para un país que supuestamente está en la “senda de la recuperación”. El optimismo del gobierno en comparación con la realidad brutal de la situación social es un insulto a las millones de víctimas de la crisis capitalista actual.
El ultraderechista Frente Nacional
En este contexto, el Frente Nacional (FN) logró obtener avances significativos en las elecciones. Ciudad tras ciudad, el partido de Marine Le Pen ha conseguido mejorar su posición en muchos municipios de todo el país; tanto en términos de porcentaje como de número de votos. Mientras que Jean-Luc Melanchon, el líder del Parti de Gauche (PG), estaba en lo cierto al criticar la cobertura masiva que ha recibido el FN de los medios de comunicación, eso no justifica su intento de minimizar la importancia de este resultado utilizando manipulaciones estadísticas. Es de suma importancia entender las razones que hay detrás de este resultado.
Como ha explicado anteriormente La Riposte (la revista de los marxistas del PCF y de la Corriente Marxista Internacional en Francia), la crisis del capitalismo conduce a una polarización en la sociedad y a una creciente inestabilidad en la esfera política. Debido a esto, los cambios en la opinión pública hacia la izquierda y hacia la derecha son inevitables. Este es un proceso que aún está en sus primeras etapas en Francia. En Grecia, donde la crisis es mucho más grave (al menos por el momento), hemos visto no solo los éxitos electorales de la extrema derecha fascista de Aurora Dorada, sino también de la izquierda, con el rápido crecimiento de SYRIZA (del 5% al 30% del voto popular). Esto fue a expensas de los “socialistas” griegos del PASOK, que impuso drásticas medidas de austeridad, cuando estaban en el poder por su cuenta – y, posteriormente, en un gobierno de coalición.
En Francia, el Partido Socialista y la Unión pour un Mouvement Populaire (UMP) han estado ambos perdiendo credibilidad. Esto se expresó en estas elecciones con un récord de abstención del 38,6% en la primera vuelta, y un giro hacia la extrema derecha del FN. Además de sus tradicionales votantes de clase media, el FN incluso logró obtener los votos de sectores obreros, desempleados y pensionistas, que se sienten aplastados por la crisis y que están hartos del espectáculo de los políticos tradicionales que son aparentemente incapaces de atisbar incluso el comienzo de una solución a sus problemas. El FN nunca ha estado en el poder a nivel nacional. Su demagogia “anti-sistema”, en una situación en la que las masas se sienten afectadas por el sistema, conecta con muchos. En cuanto al efecto de la supuesta idea, planteada por el PS, de construir “frentes republicanos” con la derecha; en lugar de dañar al FN, le permitió presentarse como “víctima de los UMPS”.
[Nota: El Front Républicain ha sido tradicionalmente un pacto entre socialistas y gaullistas según el cual se apoyarían mutuamente para mantener a la extrema derecha fuera del poder. Después de la primera ronda, en los casos en donde ya fuera un candidato socialista o uno gaullista el que se enfrentara a un candidato de la extrema derecha, unirían sus fuerzas para evitar dividir sus votos. Esta vez, a pesar de los llamamientos del Gobierno, la UMP, rechazó más o menos la oferta, ya que la UMP resultó mucho menos dañada por el éxito del Frente Nacional de lo que lo fue la izquierda.]
El Front de Gauche
El voto por el Front de Gauche (FDG), con o sin el Partido Comunista (PCF), no representó un gran avance a la izquierda del Partido Socialista. El FdG emergió, sin embargo, mucho más fuerte que cualquiera de los partidos de extrema izquierda, como el NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) y LO (Lutte Ouvrière), incluso en aquellas áreas donde el PCF estuvo en alianza con los socialistas en la primera ronda.
Esto demuestra que el PG ha logrado consolidar una cierta base electoral, a pesar de ser relativamente pequeño y frágil. Los resultados también confirman que el PCF tiene raíces fuertes a nivel local, lo que explica algunos éxitos que tuvo en pequeños municipios. Sin embargo, el FdG consiguió un promedio del 8,2% en las 259 ciudades con una población de más de 20.000. En las elecciones presidenciales de 2012, en estos mismos municipios, Mélenchon (el candidato del FDG) había recibido el 12,4% del voto total. [Fuente:http://www.regards.fr/web/municipales-2014-le-front-de, 7601] Esto indica que la creciente frustración de muchos trabajadores y jóvenes no está encontrando una clara expresión a la izquierda del espectro político. Esta es una lección que la izquierda debe tomar en serio y de la que debe aprender.
Estos resultados del FdG no son sorprendentes. En un artículo publicado antes de las elecciones, escribíamos:
“La mayor debilidad del FDG está en su programa reformista. El peor momento de la crisis del capitalismo, cuando más está dañando a la mayoría de la población, cuando más aumenta la tasa de desempleo, es cuando menos significado real tienen consignas tales como “revolución fiscal” o “6ª República”. No se ocupan de los problemas reales que afectan a millones de trabajadores – y especialmente del aumento explosivo del desempleo, del aumento de los despidos, de la caída del poder adquisitivo y de la destrucción de los servicios públicos. […] La “oposición de izquierda” al gobierno debe construirse en torno a un programa que vaya a la ofensiva y que aborde las raíces de la crisis, es decir, la dominación y el saqueo de la economía por un puñado de capitalistas ricos. Las reivindicaciones “inmediatas” – sobre salarios, condiciones laborales, impuestos, etc. – deben estar vinculadas con el claro objetivo de “arrebatarle el poder” a la clase capitalista y reconstruir la sociedad sobre una base socialista”.
Sumado a todo esto, tenemos que la división entre el PCF y el PG [Partido de la Izquierda de Mélenchon], que explicábamos en el mismo artículo:
“No hay en absoluto diferencias sobre el programa o los principios. En ambos lados, el conflicto está determinado por los intereses de aparatos de los dos partidos. Esta división va de la mano con las tácticas oportunistas. Mientras que el PCF está haciendo una serie de alianzas electorales para las elecciones municipales con el Partido Socialista, el principal partido del gobierno; el PG está haciendo alianzas con los Verdes, que también están en el gobierno. Al mismo tiempo, los líderes del FdG se presentan como ¡la “oposición de izquierda” al gobierno! Todo esto les resta credibilidad”.
El PG y los Verdes
Los dirigentes del PG, después de la primera ronda, se jactaban del éxito de sus alianzas con los Verdes. “¡Mirad nuestros resultados en Grenoble (29,4%), Rennes (15,1%), Poitiers (15,3%) y en otros lugares!” Incluso le dan la bienvenida al hecho de que en ciertos casos, “la voz de los Verdes es complementaria a la nuestra”. Esta es una fórmula oportunista por excelencia. Y en lo que se refiere al oportunismo, los Verdes son muy buenos en eso. Una máquina electoral bien engrasada, que gana el apoyo de los votantes situados en los márgenes que separan a la izquierda de la derecha. Ellos tienen una meta principal: conseguir la mayor cantidad de puestos como sea posible – en el gobierno, en los ayuntamientos, en las regiones, en los departamentos, en el Parlamento Europeo, de la manera que sea, sobre la base de formar todo tipo de alianzas.
La perspectiva de construir “una nueva mayoría electoral” con los Verdes es una ilusión oportunista peligrosa. La tarea fundamental del FdG no es tratar de incrementar sus votos a través de alianzas sin principios; sino de echar raíces entre los jóvenes, los trabajadores y sindicalistas sobre la base de un programa que rompa con el sistema capitalista, algo que desataría inmediatamente un conflicto con los Verdes. La dirección del PG debe abandonar esta búsqueda de mayorías electorales a toda costa, y desarrollar y popularizar un programa que busque poner fin a la dictadura de los banqueros y de las grandes multinacionales. La base ideológica y programática para cualquier alianza con los Verdes es la del reformismo, que ya no tiene una base en la realidad debido a la crisis. En cuanto al resultado de la elección inmediata, estas alianzas pueden parecen ser eficaces. Pero en la cambiante dinámica de la lucha de clases, no tendrán ningún peso.
¡Derrotemos a la derecha!
En la segunda vuelta lo que se requería era un voto a las listas electorales de la izquierda para derrotar a la derecha. Todas las habladurías sobre los supuestos “frentes republicanos” con la derecha ¡no deberían tener cabida en la táctica y la estrategia de la izquierda! Es mejor dar la batalla con el objetivo, si no es posible ganar el ayuntamiento, al menos de elegir a algunos candidatos de la oposición de izquierda en el ayuntamiento; antes que dejar todo en manos de la derecha y de la extrema derecha, de acuerdo con la supuesta lógica “republicana”, que al final, juega a favor del FN.
Al negarse a pronunciarse por una derrota de la derecha en ciertas ciudades como París o Toulouse, el PG adoptó una postura vengativa y en última instancia ultra-izquierdista. Ellos no ganarán nada, sino el desprecio del electorado de izquierda que temía la victoria de la derecha. En cuanto a los líderes locales del PCF que estaban en contra de la fusión de sus listas con el PG; no han desempeñado un papel mejor.
El PG ha explicado que en París, Lille, Toulouse, etc., los representantes del Partido Socialista y del PCF habían planteado condiciones inaceptables para la fusión de las listas del PG con las suyas. El PG ha denunciado todo esto con razón. Pero las conclusiones que extrajeron de todo esto – “ningún llamamiento para derrotar a la derecha, en la segunda vuelta” – no fueron buenas. Y esto se volverá en su contra, por ejemplo, en Toulouse donde la UMP estaba en condiciones de tomar el control del ayuntamiento.
Toda esta mezquindad burocrática entre el PCF y el PG se basa en un elemento común: el reformismo y el oportunismo de los dirigentes de ambos partidos. Esto es lo que debemos corregir, si el Front de Gauche quiere convertirse en una fuerza efectiva en la que se canalice la creciente frustración de las masas.