Elecciones en Bolivia

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Conforme se acercan las elecciones legislativas y presidenciales del 18 de diciembre, arrecia la campaña sucia de mentiras y amenazas de la oligarquía boliviana en estrecha colaboración con la embajada de EEUU. La contrarrevolución burguesa e imperialista está utilizando con total desparpajo todos los instrumentos que tiene a su mano para evitar la victoria electoral del Movimiento al Socialismo (MAS) e impedir que se alce con la presidencia del país.

La oligarquía y el imperialismo conspiran contra la victoria del MAS

Conforme se acercan las elecciones legislativas y presidenciales del 18 de diciembre, arrecia la campaña sucia de mentiras y amenazas de la oligarquía boliviana en estrecha colaboración con la embajada de EEUU. La contrarrevolución burguesa e imperialista está utilizando con total desparpajo todos los instrumentos que tiene a su mano para evitar la victoria electoral del Movimiento al Socialismo (MAS) e impedir que se alce con la presidencia del país.
A pesar de las encuestas falsificadas de los medios de comunicación burgueses ninguna puede ocultar la más que probable victoria de Evo Morales en las elecciones.
Es un hecho que la mayoría de los trabajadores y campesinos bolivianos se está agrupando alrededor del MAS en la esperanza de llevarlo al poder y conseguir que sus demandas a favor de la nacionalización de los hidrocarburos y un cambio profundo en la sociedad sean una realidad.

Pánico en la clase dominante

El pánico de la oligarquía y del imperialismo a una victoria del MAS, no tiene tanto que ver con la personalidad de Morales ni su programa (que se va moderando cada día que pasa) sino que
sea seguida al día siguiente con movilizaciones de masas en las calles exigiéndole la demanda principal de nacionalización de los hidrocarburos, la reforma agraria, y otras, que chocan directamente con el dominio de las multinacionales, los bancos y los terratenientes. Temen que no sea capaz de contener a las masas y éstas lo obliguen a ir más allá de sus intenciones.
La oligarquía boliviana y el gobierno de Eduardo Rodríguez lo intentaron todo para propiciar la victoria del principal candidato burgués, “Tuto” Quiroga. Asignaron bancas adicionales a los departamentos donde la reacción tiene una base de apoyo mayor: Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni, y las disminuyeron allá donde el MAS ganaría: La Paz, Cochabamba y Oruro; negando el voto
a los emigrantes bolivianos en el exterior (2 millones) que votarían mayoritariamente por el MAS, y preparando un amplio fraude electoral. A esto se le añade una campaña feroz e histérica en los medios burgueses previniendo sobre el peligro de “guerra civil” si gana el MAS, sobre vínculos de Morales con el narcotráfico y el gobierno de Chávez, etc.
Si ningún candidato alcanza el 50% de los votos, será el Congreso quien elija al Presidente. De esta manera, aunque Morales gane las elecciones, la clase dominante confía en robarle la victoria al MAS en la votación parlamentaria unificando los votos de los partidos centristas y derechistas.
Un nuevo gobierno burgués no resolvería nada, por lo que en poco tiempo se verá enfrentado a un nuevo movimiento de masas. Dada la debilidad de la reacción y el vigor demostrado hasta ahora por los trabajadores y campesinos bolivianos, en esas condiciones, es probable que un sector de la burguesía se muestre partidario del ingreso del MAS al gobierno. Pretenderán utilizar a los dirigentes moderados del MAS para que hagan el trabajo “sucio” a favor de las multinacionales petroleras, y aprovechar el eventual desánimo y desmoralización de los trabajadores y campesinos hacia “su” gobierno para intentar un golpe contrarrevolucionario más tarde.

Las tareas de los revolucionarios

No hay alternativa a la pobreza y miseria de las masas bolivianas si no se rompe el poder de la oligarquía. Los activistas socialistas revolucionarios, que se agrupan mayoritariamente alrededor de la Central sindical, la COB, tienen un papel enorme que jugar, agrupándose en un partido revolucionario y dotándose de una política amistosa hacia las bases del MAS, para ganarlas para una política socialista y revolucionaria que vincule la demanda principal de Nacionalización de los hidrocarburos con la necesidad de la toma del poder por los obreros y campesinos, a través de organismos de poder obrero, como las asambleas populares revolucionarias, para iniciar la transformación socialista de la sociedad.