El intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner

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La Corriente Marxista Internacional Argentina, Corriente Socialista Militante repudia el intento de magnicidio contra la Vice Presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), a mano de un elemento descompuesto de nombre Fernando Sabag Montiel. La investigación, hasta el momento, encontró más de 100 proyectiles 9 mm en su domicilio. 

También es verdad que hay diversas hipótesis de los investigadores, que el imputado trabaja en “solitario” hasta que se encuentra vinculado a un sector neonazi. 

Aunque a la hora de escribir estas líneas no se conocen todos los detalles del intento de asesinato ni de su autor en este caso concreto, todos sabemos que en general los grupos fascistas y neonazis actúan siempre con el beneplácito y la cobertura del aparato del Estado y la financiación de sectores capitalistas, que los utilizan como perros de presa contra el activismo sindical y de izquierdas. 

De todas formas, en la historia de magnicidios o intentos de magnicidios la mayoría de las veces se asocia a los perpetradores como elementos “solitarios”, por ejemplo, en los casos de Luis Colosio Murrieta candidato a Presidente en el ‘94 del PRI en México, John Kennedy EEUU, Benazir Bhutto (Pakistán), Jair Bolsonaro, Shinzo Abe y muchos más. Pero lo que es muy cierto es que en el caso de CFK debemos contextualizar este intento de asesinato.

En las últimas semanas la situación política se desarrolla en un contexto extremadamente complejo desde lo económico, político y social. Desde la asunción del ministro de economía Sergio Massa “sus medidas” avanzan sobre las condiciones de vida de los trabajadores, en tanto quita de subsidios de agua, electricidad, gas y transporte, aumentos de la canasta básica de alimentos y un irrisorio control de precios que resulta solo una estafa para la clase trabajadora. 

En este contexto de extrema pobreza, el avance en manos de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola en la causa Vialidad contra Cristina Fernández de Kirchner, claramente no buscan establecer los hechos tal cual son, no buscan la verdad sobre un juicio justo, ya que se ha instrumentado un proceso judicial teñido de parcialidad, manipulación de pruebas y privación de derechos de defensa básicos, eliminando de esta forma la presunción de inocencia. 

No estamos hablando de inocencia o culpabilidad de CFK, estamos hablando de las maniobras políticas, de un sector de la clase dominante, que no tienen asidero alguno en búsqueda de una genuina justicia, algo imposible dentro de un sistema judicial clasista pensado para sostener la legalidad capitalista.  Sobre todo, cuando están en juego los intereses y negocios de diferentes facciones del capital que lucran con el Estado.

Al contrario, hay una clara intencionalidad política, llevada adelante por la burda opereta de la oposición, apoyándose en la facción judicial, para sacarse de encima a una dirigente que no solo lidera la coalición en el Frente de Todos sino que pesar de que tiene toda la intención de mantener la gobernabilidad, sus vínculos con la base kirchnerista la convierten en un elemento que no es totalmente de fiar para la clase dominante, más cuando podría convertirse en un punto de referencia de oposición a Alberto Fernández y a Sergio Massa.

En el contexto de la campaña de acoso judicial contra CFK los grandes monopolios de los medios de comunicación utilizan el lenguaje del odio y la descalificación sistemática y continua ante todos aquellos a los que identifican como contrarios a sus intereses económicos. Este es el caldo de cultivo para que un individuo haya podido sentirse arropado para actuar.  

La misma violencia que disparan desde las pantallas, las redes y los diarios, de manera selectiva, contra dirigentes políticos es la que descargan cotidianamente contra la clase obrera para que aceptemos la miseria, el empobrecimiento y el deterioro de la calidad de vida.

Larreta y la represión

No podemos dejar de lado en el intento de magnicidio a Cristina Fernández la represión del gobierno de Horacio Larreta, jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En la mañana de la represión la instalación de vallas policiales para evitar el acercamiento de quienes buscaban mostrar su solidaridad con CFK en la esquina de su domicilio, anticipaba una represión en puertas.

Es evidente que la represión desatada con balas de goma, camiones hidrantes, detenciones a la militancia que acompañaba a la Vice Presidenta esperando la sentencia por la causa Vialidad, haya animado a este lumpen neonazi a llevar adelante dos intentos de disparo sobre CFK. 

Desde la Corriente Socialista Militante repudiamos la represión de la policía de la Ciudad dirigida por Horacio Larreta y nos solidarizamos con la militancia que fue agredida de manera cobarde.

¿La defensa de la democracia?

Un amplio abanico de políticos propios y opositores, dirigentes sindicales, barriales y religiosos, repudiaron a viva voz el intento de asesinato a la Vice Presidenta CFK. Salvo algunos elementos como Patricia Bullrich que rápidamente fue cuestionada por sus compañeros de Juntos por el Cambio que salieron a delimitarse públicamente de sus provocativas declaraciones.

La medida de Feriado Nacional decretada por el Gobierno Nacional facilitó la movilización para aquellos que quisieron acompañar a la Vice Presidenta como también el llamado a la defensa de la democracia.

Esta consigna fue la bandera desde que ocurrió el atentado contra Cristina Fernández, como si el intento de magnicidio cuestionara o pusiera en peligro la democracia, en la idea de democracia vs dictadura. Obviamente, la eliminación física de un dirigente político electo viola las normas de la democracia, pero debemos preguntarnos: ¿Acaso la desigualdad social, el desempleo, la falta de cobertura de salud y educación, no devalúan la democracia? ¿Los aumentos sistemáticos de precios en la canasta básica de alimentos, la quita de subsidios a los servicios elementales de agua, luz, electricidad y transporte, no pauperiza las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras? 

Cristina Fernández hace meses hablaba de “insatisfacción democrática”, la misma que por diversos mecanismos su gobierno junto a la oposición lleva adelante. Basta la muestra de que cada día 2.800 argentinos caen en la pobreza y suman medio millón en este primer semestre 2022.

Es verdad que en Juntos por el Cambio pretenden un shock de la economía, traducido en criollo, quieren la paz Romana que no es otra que la paz de los cementerios, o sea tierra arrasada, que la crisis se descargue en un 100% sobre las mesas obreras.

Mientras tanto el Frente de Todos intenta gobernar en un contexto de crisis no solo regional sino mundial. Pero no les queda otra opción que gestionar la crisis capitalista, intentando controlar a los monopolios de la alimentación, “domesticar” sin resultado alguno a los pools de siembra que no venden lo que acumulan en los silos bolsas, en una clara posición de especulación, impidiendo de esta forma la exportación de granos y de esta manera que el gobierno pueda hacerse de los dólares que necesita para cumplir con el FMI. Entonces volvemos a la “insatisfacción democrática” que señala CFK y que en realidad plantea una crisis de poder para el régimen político de conjunto que poco a poco va agudizándose como producto de la quiebra económica del Estado

La bandera que hace dos días se viene levantando de la “defensa de la democracia” es un recurso de todo el abanico político capitalista que intenta desviar la atención de los problemas acuciantes que viven las masas. Se busca así conciliar los intereses antagónicos entre explotados y explotadores al ocultar que la “democracia” se reduce en última instancia, al dominio y la dictadura de los grandes capitalistas sobre la sociedad.

Pero para la clase trabajadora la única posibilidad real de vivir en un sistema democrático pasa por liquidar el poder económico de los capitalistas ya que solo al cambiar la base económica es posible transformar la inmensa superestructura que se levanta sobre ella y construir una auténtica democracia obrera.

La hipocresía reina en boca de los políticos capitalistas

El intento de magnicidio contra Cristina Fernández, no dejó de ser un shock para propios y ajenos, ya que diferentes declaraciones de políticos de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos llaman ahora a un necesario balance del por qué hemos llegado hasta esta situación.

Hablan mucho, pero sin decir las cosas como son, por el lado de Juntos por el Cambio, se ha dado una campaña constante, incentivando a la agresión desde los medios de comunicación afines.

Y por el otro lado el Frente de Todos en un intento infructuoso de resolver una crisis que no logra llegar a buen puerto en la medida que está dirigida por los dictados del FMI.

El golpe recibido por la clase dirigente es una advertencia de lo que vienen provocando unos y otros con sus diferentes políticas de odio e insatisfacción popular ante las condiciones de vida. De haberse materializado el magnicidio, posiblemente se hubiera desatado la furia incontrolable de las masas cuando comienzan a moverse, en repudio al odio y a las penurias que se sufren.

Mucho ruido y pocas nueces 

Otro aspecto de la situación que se abrió a partir del intento de asesinato a Cristina Fernández es el papel de la CGT. Rápidamente los jefes sindicales salieron a repudiar el hecho, pero cuidándose de no tomar medida alguna que cuestione la estabilidad del régimen. 

En un primer momento, amenazaron con un paro de 24hs. para luego pasar a supeditarlo al encuentro con el Presidente Alberto Fernández para el lunes que viene. 

Muestran así, no solo su cobardía ante hechos que tienen una clara vinculación con el discurso de odio de la oposición, sino fundamentalmente la cobardía ante el odio de clase de los trabajadores, por la quietud de los dirigentes sindicales ante el flagelo del hambre que imponen los capitalistas.

Por una política obrera independiente

Traducir el odio de clase en una política con conciencia de clase

Acompañamos el sentimiento de miles y miles de hombres y mujeres de a pie, miles y miles de jóvenes que acompañan con su fervor y su militancia el repudio al intento de magnicidio contra Cristina Fernández.

Como explicamos mas arriba no podemos comprar que estamos ante una situación en la que la democracia se encuentra en peligro como plantea la dirigencia política.

El documento leído hoy en Plaza de Mayo convocando a la Unidad Nacional para defendernos de los intentos golpistas, no es más que la unidad con los capitalistas que nos explotan y quieren que la crisis capitalista la paguemos con nuestro sufrimiento y marginación.

Si queremos terminar con el peligro que representan sectores gorilas de la derecha y el aparato del estado, es necesario plantear claramente la lucha por la expropiación de los grandes intereses capitalistas que están detrás. Los marxistas sostenemos que, mientras exista el capitalismo, no habrá una democracia plena, sino una democracia limitada por los intereses de una minoría de poderosos.

Mientras exista explotación, no podrá existir igualdad, ni justicia. La verdadera justicia solo podrá lograrse con la puesta en pie de tribunales populares controlados democráticamente por los trabajadores y trabajadores en el marco de un gobierno propio.

El paso de la democracia formal a la democracia real implica superar el sistema capitalista, para poner el control de la economía y la sociedad en manos de la mayoría trabajadora. Ya que la gran amenaza para la democracia es el propio sistema. Un gobierno de trabajadores es la única manera de evitar el peligro de la involución democrática.