Las cosas en Irak no están yendo según el plan previsto. Diariamente se producen asesinatos de soldados norteamericanos y de la coalición. Además, los costos de la operación están escapando a todo control. La administración Bush continúa pidiendo dinero a un Congreso cada vez más reticente. El Presidente dijo a la nación que el costo total sería de unos 87.000 millones de dólares.Incluso la situación militar es grave. Los militares estadounidenses tuvieron que reconocer con retraso que EEUU enfrentaenta una guerra de guerrillas en Irak. Desde que el presidente Bush declaró terminada la guerra en Irak, murieron más soldados estadounidenses que durante la guerra misma. A los imperialistas norteamericanos les ha ido peor de lo que esperaban. Las cosas en Irak no están yendo según el plan previsto. Diariamente se producen asesinatos de soldados norteamericanos y de la coalición. Además, los costos de la operación están escapando a todo control. La administración Bush continúa pidiendo dinero a un Congreso cada vez más reticente. El Presidente dijo a la nación que el costo total sería de unos 87.000 millones de dólares – de los que 66.000 millones se necesitarían sólo para este año. Pero nadie sabe realmente cuánto será el costo total ni cuándo se terminará de pagar.
Incluso la situación militar es grave. Los militares estadounidenses tuvieron que reconocer con retraso que EEUU enfrenta una guerra de guerrillas en Irak. Desde que el presidente Bush declaró terminada la guerra en Irak, murieron más soldados estadounidenses que durante la guerra misma. A los imperialistas norteamericanos les ha ido peor de lo que esperaban.
Y el "objetivo estratégico" de saquear la riqueza petrolera de Irak parece ahora decididamente cuestionable, en la medida que la resistencia irakí tuvo la “mala idea” de utilizar el sabotaje económico como una forma aceptable de golpear al invasor extranjero donde más les duele- en sus cuentas financieras.
EEUU pide ayuda a la ONU
En un acto de desesperación, Washington está buscando ayuda de una fuente que esperaba evitar: la ONU. En las últimas semanas los funcionarios norteamericanos hicieron circular un borrador de resolución entre los miembros del Consejo de Seguridad para comprometer a los demás países a enviar dinero, tropas y otros apoyos para la reconstrucción de Irak.
A pesar de todas las urgencias, no está nada claro que la resolución norteamericana sea aprobada por el Consejo de Seguridad, y mucho menos un envío inmediato de tropas por parte de Francia, Alemania y Rusia. La Casa Blanca y el Pentágono están determinados a preservar el comando militar norteamericano, que ellos consideran central para sus "objetivos estratégicos" (el saqueo de Irak por las compañías petroleras y constructoras estadounidenses). Pero Francia, Alemania y Rusia preferirían que la ONU se hiciera cargo plenamente del asunto con el fin de respaldar sus propios objetivos estratégicos: reducir el poder y la influencia estadounidense en Oriente Medio e incrementar los suyos propios. No es necesario decir que ambos objetivos estratégicos no son muy compatibles.
Francia y Alemania ya dejaron en claro que el precio de cualquier ayuda financiera sería el de un mayor papel de la ONU en la reconstrucción; es decir, que las compañías constructoras alemanas y francesas también puedan meter sus manos en estos lucrativos contratos.
Una lucha de liberación nacional
La colosal riqueza petrolífera de Irak está completamente a disposición de los invasores. Como cualquier ladrón, los imperialistas mantienen el control de lo que se apropiaron utilizando la fuerza, de manera que el pueblo irakí está respondiendo con la fuerza en un intento de expulsar al intruso. Lo que las fuerzas de ocupación describen como actos de terrorismo es parte de una guerra de liberación nacional, en la que el pueblo irakí está combatiendo para obtener el derecho de controlar sus propias vidas y su destino.
Las razones para la invasión de Irak fueron tanto económicas (petróleo) como estratégico-militares: ganar una base firme desde donde controlar Oriente Medio, en la medida que Arabia Saudita se volvió cada vez más inestable, y controlar Siria e Irán y sus capacidades nucleares. Pero la guerra de guerrillas en la mitad norte de Irak ha eclipsado estos planes de Washington. El asunto ahora no es cómo proyectar el poder norteamericano por toda la región, sino simplemente cómo pacificar Irak. El ejército estadounidense tiene las manos ocupadas. Está empantanado en una guerra de guerrillas costosa y sangrienta que no tiene final a la vista. Ninguno de sus objetivos estratégicos ha sido alcanzado.
Uno a uno, todos los grupos en los que esperaban basarse para mantener la ocupación se demostraron inútiles, e incluso hostiles, para los intereses norteamericanos. Al respaldar a los Kurdos, Washington provocó inmediatamente un conflicto serio con su viejo aliado Turquía, cuyas consecuencias pueden todavía producir nuevas guerras y conflictos en la región. Los otros aliados potenciales, los Chiítas, están aliados a Irán y no son amigos de EEUU. El asesinato reciente del Ayatolá Mohamed Baqir al-Hakim, el líder del Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Irak, condujo inmediatamente a manifestaciones de masas chiítas anti-EEUU. Al-Hakim era un moderado, comprometido con una colaboración limitada con los EEUU, lo cual fue probablemente la causa por la que fue asesinado.
EEUU tiene un problema muy serio. Necesita marionetas confiables en Irak para que hagan el trabajo sucio del programa de pacificación. Necesita policías y soldados nativos (bajo oficiales norteamericanos) preparados para ser asesinados con el fin de reducir la lista de bajas estadounidenses. Pero por alguna razón no hay muchos voluntarios. Los salarios pueden ser bastante buenos en las condiciones de vida irakíes actuales, pero la esperanza de vida no tanto.
La única esperanza de alcanzar un acuerdo con los Chiítas sería a través del régimen iraní. Los EEUU estuvieron negociando con Irán, abierta y disimuladamente, en toda una serie de asuntos, pero no hay avances definitivos.
Estas maniobras con Irán no producirán los resultados deseados. No está claro que EEUU quiera que Irán tenga tanto que decir sobre los asuntos internos de Irak, con el riesgo de que a largo plazo Irak caiga bajo el control de Irán, y no de los EEUU.
En cualquier caso, las masas Chiítas no tolerarán la ocupación de su país por las tropas extranjeras por mucho tiempo. Independientemente de su filiación religiosa, se consideran a sí mismas como irakíes y cualquiera que sea el acuerdo que se alcance por arriba será destruido por las masas una vez que tomen las calles. A largo plazo, los imperialistas serán forzados a retirarse.
Perspectivas revolucionarias
Finalmente, aunque no menos importante, Irán mismo está en un estado de fermento pre-revolucionario. El dominio de los ayatolás es extremadamente impopular e inestable. La guerra en Irak interrumpió temporalmente el proceso, pero nuevos levantamientos revolucionarios pueden desatarse en cualquier momento. Esto eclipsará todos los cálculos del imperialismo EEUU y transformará toda la situación en la región, comenzando por Irak. Un movimiento revolucionario de las masas iraníes se extendería inmediatamente a Irak, transformando la guerra de liberación nacional en una guerra de emancipación nacional y social. Esto abriría el terreno debajo de los pies a los fundamentalistas reaccionarios y dejaría abierto el camino para el crecimiento de la tendencia revolucionaria y comunista, que siempre estuvo presente en Irak. En la revolución iraní, por lo tanto, reside la clave de la situación.
La idea de que la invasión estadounidense trajo de alguna manera una mayor estabilidad para Oriente Medio es un completo error. El área ha sido completamente desestabilizada. El imperialismo norteamericano, es verdad, disfruta de un poder colosal, y este poder se reveló de nuevo en la guerra contra Irak. Pero lo que la actual situación demuestra son los límites de ese poder.
Nuevos choques y convulsiones se están preparando. Tarde o temprano deben encontrar su reflejo en los EEUU. Existe ya el comienzo de un cambio en la manera que la opinión pública norteamericana ve la implicación de EEUU en Irak. La gente está comenzando a preocuparse por la envergadura de su compromiso con Irak – la pérdida de vidas, la continuación del caos y el despilfarro de dinero. El triunfalismo anterior ha sido reemplazado por una nota de profunda preocupación. De manera oportunista, los candidatos Demócratas a la presidencia se están oponiendo ahora a la aventura irakí.
El descontento y los cuestionamientos está creciendo cada vez más. Tarde o temprano encontrará una expresión en una explosión masiva de oposición a la guerra y a un sistema social podrido que prefiere gastar 100.000 millones de dólares en ocupar y oprimir Irak, mientras que recorta sistemáticamente el gasto social de los pobres, los enfermos y los desempleados.
Hace ya tiempo, León Trotsky predijo que los EEUU dominarían el mundo, pero que lo haría a costa de acumular dinamita en sus cimientos. Esta predicción se ha convertido ahora en verdad. Es sólo una cuestión de tiempo el que la mecha se encienda.