El asesinato por parte del ejército israelí, en sendos actos de terrorismo de estado, de los dos principales dirigentes del movimiento islamista Hamás: Ahmed Yassin y Abdelaziz Rantisi, ha desatado la extensión de la indignación entre los palestinos, y los árabes y musulmanes de muchas otras partes del mundo.
Sólo la unidad de la clase obrera israelí y palestina puede solucionar el conflicto palestino
El asesinato por parte del ejército israelí, en sendos actos de terrorismo de estado, de los dos principales dirigentes del movimiento islamista Hamás: Ahmed Yassin y Abdelaziz Rantisi, ha desatado la extensión de la indignación entre los palestinos, y los árabes y musulmanes de muchas otras partes del mundo.
Más aún, el apoyo abierto de la administración Bush a los planes expansionistas del primer ministro israelí, Ariel Sharón, en Cisjordania convertirá en un polvorín no solamente a Gaza sino a toda la región.
El asesinato de Rantisi
Rantisi había sucedido a Yassin en la jefatura de Hamas, cuando el primero fue asesinado el 24 de marzo por el ejército israelí. El posterior asesinato de Rantisi probablemente no debilite la popularidad de Hamás entre el pueblo palestino. Al contrario, este asesinato empujará a muchos más palestinos a manos del reaccionario Hamás, cuya influencia crece debido a la desesperación causada por su opresión bajo los gobernantes israelíes.
Este atentado demuestra las verdaderas pretensiones de Sharon. Ha anunciado que está dispuesto a retirarse de Gaza, pero manteniendo una presencia en el norte, una zona que desea anexionar a Israel, además de la frontera sur de Gaza con Egipto. Este tipo de "retirada" en realidad no es tal. Lo que Sharon está intentando hacer es conseguir que los palestinos se vigilen a sí mismos (o al menos a través de la "Autoridad Palestina"-AP), lo que significa conflictos entre los propios palestinos. También propone retirarse de una parte de Cisjordania, pero anexionando al estado de Israel la otra parte, habitada mayoritariamente por colonos judíos.
La retirada israelí de Gaza
Al gobierno israelí le gustaría abandonar Gaza, un lugar del planeta pequeño, muy pobre y superpoblado. Lo que le preocupa es que la oposición, incluida Hamas, es muy fuerte en Gaza y es la que gobernaría el lugar después de la salida de Israel. Por esa razón Sharon tomó la decisión de atacar al corazón de Hamas. Así, el asesinato de Yassin y Rantisi sirve a dos propósitos. Eliminar a aquellos dirigentes palestinos más reacios a aceptar los planes del Estado de Israel, favoreciendo por eliminación a aquellos otros (como Mohammad Dahlan, agente declarado del imperialismo de EEUU y ex primer ministro de la Autoridad Palestina) que sí estarían dispuestos a hacerlo, y enviar un mensaje a la dirección de Hamás de que o aceptan dichos planes o seguirán la suerte de Yassin y Rantisi.
Estos actos tenían como objetivo garantizar que nada cambie. La población palestina continuará viviendo en una prisión, sin empleo, sin agua potable, etc., mientras que la población israelí vive atemorizada ante la posibilidad de un atentado en cualquier momento. De esta forma el verdadero objetivo queda oculto. En ambos lados la vida cada vez es más difícil. Mientras que los palestinos de los territorios ocupados tienen bloqueado el acceso al trabajo, el desempleo en Israel continúa subiendo y el gobierno atacando todas las reformas sociales conquistadas por los trabajadores durante las últimas décadas. Y si esto continúa así los dos pueblos verán como empeoran aún más sus condiciones de vida.
No hay solución bajo el capitalismo
En todo esto hay una lógica. Como ya hemos explicado, los actos de terrorismo individual por parte de los suicidas palestinos al final le hacen el juego a los reaccionarios como Sharon, y viceversa, los actos de represión como estos recientes asesinatos, fomentan aún más la rabia y el deseo de venganza de los palestinos, especialmente en los jóvenes que viven en condiciones espantosas.
El asesinato de Yassin y Rantisi simplemente añade más combustible al fuego. Abre un escenario de pesadilla tanto para los israelíes como para los palestinos. Esto demuestra una vez más que la salida a esta trampa sangrienta es una política independiente de la clase obrera. A pesar de todos los lobos aullando al viento, a pesar de todos los realistas "prácticos", no dejaremos de explicar que la población israelí y los palestinos deben encontrar una salida conjunta a este callejón sin salida, y que ésta sólo puede venir a través de la unidad en la lucha bajo la dirección de la clase obrera, sólo así se podrá poner fin a la pesadilla capitalista.
El deber de las organizaciones obreras de ambos lados es intervenir y ofrecer una alternativa. En primer lugar, para escapar a esta pesadilla es necesario organizar la lucha de las masas de ambas naciones contra la burguesía sionista y los reaccionarios regímenes árabes de toda la zona, contra el fanatismo judío e islámico, contra el terrorismo de estado y contra el terrorismo individual.
Los trabajadores de Israel no tienen nada que ganar con todo esto. Sólo se puede conseguir una salida movilizando a las masas. La única manera de solucionar este problema es sobre las bases de una Federación Socialista del Medio Oriente con plena autonomía para los palestinos y para los israelíes.