“El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra.”
Karl Marx
El poder burgués representado en el Estado, logra controlar muchas situaciones que le permiten a la burguesía la permanencia en el poder y socavar el peligro que implica un partido de izquierda en su gobierno.
El FMLN, que este año inició su segundo período al frente del ejecutivo, con Salvador Sánchez Cerén y Oscar Ortiz, quienes desde la campaña electoral dieron muestras claras que no deseaban entrar en conflicto con la burguesía y el imperialismo, incluso, pareciendo más moderados que el mismo ex presidente Mauricio Funes.
La idea de las alianzas y las reformas pacificas para aliviar los males de las masas no es nueva, ha sido usada en los países europeos por los viejos Partidos Socialistas, en periodos de bonanza existía una base material que permitió impulsarlas dando concesiones importantes a las masas, como educación, salud, seguridad y vivienda aceptables en los llamados países del “primer mundo”. Sin embargo, en la actual crisis capitalista, estas “concesiones” están eliminándose en países como España, Portugal, Italia, Grecia, e incluso en los Estados Unidos.
En un momento como este, el FMLN se plantea el sostenimiento de programas sociales a base de préstamos, algo que no es posible, pues solo causará mayor endeudamiento y dependencia del GOES a organismos imperialistas como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
El FOMILENIO II, por ejemplo, es una herramienta imperialista para forzar al GOES a adecuarse a las exigencias de los capitalistas, de hecho, las últimas reformas a la Ley contra el Lavado de Dinero, deben esperar la aprobación de la Corporación Retos del Milenio –MCC- según comentó la embajadora estadounidense.(EE.UU. evalúa reformas a Ley contra Lavado de dinero para resolver sobre Fomilenio II,EDH, 2014)
EEUU desde un inicio del gobierno de Funes busco medidas que ataran aún más al gobierno salvadoreño con el estadounidense para evitar las alianzas con los países del ALBA, y asegurar los intereses imperiales en este país. El Asocio para el Crecimiento fue una de esas medidas, que creó una mesa de trabajo entre representantes del GOES y la oligarquía actual salvadoreña, para crear proyectos favorables a los grandes empresarios.
El dialogo entre el GOES y la burguesía data del periodo pasado de gobierno de Funes, y en la reciente administración de Sánchez Cerén esperan consolidar esos proyectos, atando de pies y manos toda medida progresista, como la reforma fiscal. La gran burguesía no confía en este gobierno, de hecho, no confía en ningún gobierno, más que el suyo, por eso orillan a Sánchez Cerén a aplicar medidas antipopulares, como la propuesta de la ANEP, de crear ciudades donde el gobierno no les cobre impuestos a las empresas, y las leyes las impongan ellos –Zonas Especiales de Desarrollo, ZEDES-.
El dialogo busca acercamientos sinceros del gobierno para solventar problemas, pero la burguesía lo usará como mecanismo para mantener sometido al GOES, y que este cumpla al pie de la line su mandato. (DLP “Hay que aterrizar” el diálogo entre Gobierno y empresarios, dice Murray Meza, 22-07-14)
La inevitabilidad de la lucha de clases
La riqueza en este país existe, no es un invento –basta ver la lujosa vida de los grandes empresarios salvadoreños-, pero como bien es conocido por la mayoría, es privilegio de poca “personas”.
La realidad de las masas no pasa de la carestía del precio de los frijoles, del maíz y demás alimentación, maltrato en el transporte, inseguridad latente hasta en las propias casas, explotación legalizada, abusos de los patronos –cuando se es empleado-, o la desdicha de ser desempleado o sub empleado.
Las condiciones nada favorables para las masas, y los excesos y verdaderos despilfarros de la burguesía son los causantes de la lucha de clases. Por más discursos vacíos románticos y sentimentalistas que se digan, acerca de la reconciliación y la unidad nacional, del amor por la patria y del “ser salvadoreño” que llevamos dentro, estas frases no dejaran de ser discursos vacíos.
La unidad nacional, ha demostrado ser imposible, pues el gran empresariado, el imperialismo y la derecha han demostrado que solo quieren hablar de sus beneficios, que aumente las ganancias en la economía capitalista, que se les permita definir las medidas “adecuadas” para aumentar la productividad, que en otras palabras significa, que se elimine el poco control estatal sobre las leyes laborales, es decir, que los dueños de las empresas hagan lo que quieran con los empleados.
Roberto Lorenzana, emitió declaraciones donde expresa la inconformidad del Gobierno ante las exigencias de Estados Unidos, para brindar un “donativo” de 277 millones de dólares, para el FOMILENIO II. (Verdad digital, 21-07-14, Gobierno rechaza condicionamientos de “última hora” por EEUU para firmar Fomilenio II).
El problema de fondo no es que por principios, los revolucionarios no dialoguemos con los burgueses y sus representantes, es más bien, que esos tipos y nuestros representantes no llegarán a acuerdos productivos para las clases empobrecidas. Debemos iniciar un dialogo verdadero, pero con las y los trabajadores, campesinos empobrecidos, desempleados, y las clases empobrecidas, para tomar medidas que realmente les beneficien. El FMLN debe usar las instituciones que administra –como el Ministerio de Trabajo- para fortalecer la organización de los trabajadores en sindicatos y construir el poder de las y los trabajadores, que son la verdadera clase productora de la riqueza. Este gobierno tiene que representar a los trabajadores, y el FMLN debe responder a esa tarea histórica, que es la de llevar a las y los trabajadores al poder, destruir el viejo estado burgués y construir un semi estado socialista, que administre democráticamente los medios de producción y a la sociedad misma.
¡Dialogo con las y los trabajadores!
¡Ninguna concesión a la burguesía, hacerlos pagar sus impuestos!