La pandemia y el consecuente aumento del desempleo hicieron que Brasil alcanzara, en el primer trimestre de 2021, la mayor tasa y el mayor contingente de desempleados jamás registrado por la serie histórica del IBGE (instituto Brasileiro de Geografía y Estadística) desde 2012. Según los datos, el desempleo subió al 14,7% y alcanzó la cifra récord de 14,8 millones de brasileños. La encuesta también indica que, entre los jóvenes de 18 a 24 años, la tasa de desempleo (31%) es muy superior a la media nacional (14,7%).
Otra encuesta publicada este año señala que los jóvenes de entre 15 y 29 años están más tristes. Pero, ¿cómo no deprimirse y contraer numerosas enfermedades psicológicas en un sistema que cada día atenta contra la vida de los más oprimidos? La fuerte presión del sistema, junto con la ausencia de una dirección revolucionaria, hace que los jóvenes sean susceptibles de sufrir enfermedades psicológicas. Sin embargo, tenemos que combatirlo a diario y señalar a los jóvenes una salida, mediante la organización y la lucha.
La combinación de pandemia y desempleo masivo actuó como freno a la lucha económica. El número de huelgas disminuyó considerablemente cuando las condiciones eran desfavorables para las manifestaciones masivas, aunque a veces se producen. Pero la ausencia de luchas de masas no significa en absoluto que el desarrollo de la conciencia se haya detenido. De hecho, fue el efecto contrario. La profundidad de la crisis está transformando la conciencia de millones de hombres y mujeres. La juventud, en particular, está totalmente abierta a las ideas revolucionarias. Las flagrantes contradicciones de la sociedad y el terrible sufrimiento de las masas están produciendo una colosal acumulación de ira y amargura.
Cuanto más tiempo pase, más violenta y elemental será la explosión cuando ella finalmente llegue. Y llegará, igual que la noche sigue al día. Es esta capacidad de revuelta y organización la que nos interesa para barrer a este gobierno y a todos los defensores del régimen burgués. Buscamos estos elementos aquí en Joinville/Santa Catarina y esto queda evidente en la juventud. En todos los actos, en todos los lugares, en las escuelas, en las universidades y en los trabajos, la juventud está sedienta de transformación, de un mundo nuevo. Esta capa de la población que es la primera en impugnar y buscar el cambio está viendo que no tiene ninguna perspectiva en este sistema, necesitando sólo una dirección para que toda esta revuelta se ponga con las energías adecuadas, hombro con hombro con la clase obrera.
Esta es la tarea que estamos organizando aquí en Joinville y en todo el país con Libertad y Lucha. Estamos organizando con los jóvenes trabajadores y discutiendo los temas del movimiento obrero, su historia, sus luchas, con ejemplos del mundo y de nuestra ciudad, donde se realizó una actividad sobre las ocupaciones de fábricas, especialmente CIPLA y Flaskô. Los jóvenes también se han organizado en el movimiento estudiantil y han debatido sobre “La lucha por una educación pública y gratuita para todos: cuestiones del movimiento estudiantil” en cada lugar de intervención. Estos son ejemplos concretos de la acción que la juventud revolucionaria debe llevar a cabo, basándose en lo que Lenin explicó en 1920: ¡la tarea de la juventud consiste en aprender! Y este aprendizaje significa aprender todo al mismo tiempo que actúa, que explica la coyuntura y nuestra situación a otros jóvenes, ganándolos para el socialismo. Aprender todo el conocimiento posible que la humanidad ha desarrollado para poder entender mejor el marxismo y el comunismo. No aceptamos que se cierren más universidades y escuelas, ni la masa de desempleados y la nula perspectiva de nuestro futuro que Bolsonaro y su grupito nos han trazado. ¡Nuestra salida es organizarnos y luchar para derribar este gobierno ahora!