El gobierno nacional acaba de anunciar un aumento del universo de beneficiarios del subsidio por hijo a partir del reclamo de distintos sectores, encabezados por la CTA, de resolver el hambre en la Argentina. Más allá del oportunismo de algunos y de la hipocresía de otros que protestan contra el hambre del que son corresponsables, no hay duda que esa lucha logró incorporar a la agenda política la cuestión del hambre. Dicho esto, debemos aclarar que, la medida resuelta por el gobierno, nada tiene que ver con la propuesta de la CTA de un subsidio universal por hijo para erradicar el hambre.
El gobierno nacional acaba de anunciar un aumento del universo de beneficiarios del subsidio por hijo a partir del reclamo de distintos sectores, encabezados por la CTA, de resolver el hambre en la Argentina.
Más allá del oportunismo de algunos y de la hipocresía de otros que protestan contra el hambre del que son corresponsables, no hay duda que esa lucha logró incorporar a la agenda política la cuestión del hambre.
Ayer nomás pretendían hacernos creer que lo prioritario era resolver la crisis o mejorar la calidad institucional o enfrentar las tendencias hegemónicas u otras cuestiones por el estilo. Lo cierto y el avance innegable, es que hoy se discute el hambre y una medida que, sin duda insuficiente, mejora la realidad de millones de argentinos.
Dicho esto, debemos aclarar que, la medida resuelta por el gobierno, nada tiene que ver con la propuesta de la CTA de un subsidio universal por hijo para erradicar el hambre.
No es cierto que ampliar el universo de los beneficiarios del subsidio por hijo sea, necesariamente, el inicio del camino para terminar con el hambre ni, mucho menos, una medida revolucionaria. Es, si se permite la ironía, una medida coherente con las políticas que desarrolla este gobierno.
Para terminar con el hambre en la Argentina hace falta la voluntad política de querer hacerlo y este gobierno no la ha demostrado y eso no es, como pretenden hacernos creer, una cuestión de presupuesto.
Decir que la solución de la pobreza vendrá de la mano del crecimiento económico es, además de falso, pura teoría del derrame y en el mejor de los casos, seguir condenando al hambre a millones de argentinos por mucho tiempo.
Al hambre hay que resolverlo ya, claro que hacerlo implica terminar con el modelo vigente hoy y poner en discusión, inclusive, al sistema mismo y es por eso que no lo hacen, no es una cuestión de falta de sensibilidad, desconocimiento o imposibilidad táctica.
La propuesta de la CTA tiene el objetivo de terminar con el hambre en la Argentina. Por eso plantea que la suma del seguro debe ser de $300 para que ningún pibe forme parte de una familia indigente. Además, la propuesta de la CTA se inscribe en el marco de la justa distribución de la riqueza. Por eso los fondos deben salir de impuestos a actividades que hoy, pese a producir grandes ganancias, no están gravadas: minería, petróleo, tenencia de acciones, etc. Por último, debe ser universal y no sujeto, necesariamente, a contra prestación para poner en discusión el modelo social ¿Qué significa ser ciudadano? ¿Cuáles son nuestros derechos y obligaciones como sujetos sociales?
No hay dudas que el decreto mejora la situación de millones de hogares en nuestro país. Tampoco hay ninguna duda que la lucha para terminar con el hambre en la Argentina es una batalla que debemos continuar porque no terminó con este "decreto sorpresa". Darla es parte del camino a una sociedad igualitaria, sin explotados ni explotadores.
Por un bicentenario sin hambre en la Argentina.