El aumento del precio del combustible enciende las protestas en Irán

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Las protestas estallaron en Irán el 15 de noviembre de 2019, después de que el gobierno anunciara inesperadamente un aumento importante en los precios del combustible en la medianoche del viernes. Los manifestantes salieron a las calles en muchas ciudades de todo el país, aparcando sus automóviles en las calles y bloqueando las carreteras.

El gobierno restableció un racionamiento del combustible subsidiado con un aumento del 50% en el precio (de 10,000 riales / litro a 15,000 riales / litro), y un aumento del 300% por el consumo por encima de la ración subsidiada (de 10,000 riales / litro a 30,000 riales / litro). El combustible subvencionado varía según el tipo y la función del vehículo, por ejemplo, 60 litros / mes para vehículos privados, 400 litros / mes para taxis, 20 litros / mes para una motocicleta. El gobierno afirma que estos aumentos de precios no son un intento de introducir recortes para equilibrar el presupuesto estatal, sino que apuntan a aumentar los subsidios para los más pobres de la sociedad. Lo que realmente están intentando es introducir austeridad jugando con los más pobres de la sociedad (a quienes se les ha prometido aumentarles los subsidios directos) contra el resto de la población. Incluso si se aplica adecuadamente, está claro que por mucho que aumenten los subsidios directos para los más pobres, la inflación se los comerá rápidamente.

Inmediatamente después del anuncio del viernes, la gente de la ciudad de Ahwaz, en el sudoeste, salió a la calle con la consigna “Pueblo de Ahwaz, aparca tus automóviles para defender nuestra dignidad”. Los conductores también han bloqueado las dos carreteras principales, las de Ahwaz a Masjed Soleiman y la de Behbahan a Aghajari, y la ciudad portuaria de Mahshahr (ciudades más pequeñas en la provincia suroeste de Juzestán). Estas áreas, son la principal fuente de extracción de petróleo en Irán. Sin embargo, han sido devastadas por la pobreza y el subdesarrollo económico, en particular como un medio de discriminación contra la población árabe de la zona.

Cientos de personas también salieron a las calles de Mashhad, la segunda ciudad más grande de Irán y tradicionalmente un centro del conservadurismo. En la calle principal llamada Vakil Abad Boulevard, la policía de seguridad ha estado bloqueando a los manifestantes. Se han publicado videos en las redes sociales, que muestran a los manifestantes que hacen apelaciones a la policía de solidaridad, cantando “¡Policía de seguridad! ¡Protege al pueblo!”. Al final del día, hubo informes en las redes sociales sobre al menos una estación de servicio incendiada por los manifestantes en Sirjaan, y un manifestante muerto a tiros en la misma ciudad”.

Si bien la mayoría de los medios de comunicación oficiales iraníes permanecieron en silencio el viernes, la Agencia de Noticias Fars no lo hizo, aunque evitó mencionar las consignas de los manifestantes y los bloqueos en Juzestán. La agencia está estrechamente relacionada con los intransigentes y los Guardias Revolucionarios (IRGC), que es la facción rival del gobierno de Rouhani. Hoy (sábado 16 de noviembre), sin embargo, la situación se intensificó. Las protestas se extendieron a más de 30 ciudades, incluida la ciudad capital de Teherán, e importantes ciudades como Shiraz, Esfahan y Tabriz. Los videos compartidos en las redes sociales mostraron una intensa confrontación entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad, con al menos un video que muestra a un manifestante siendo baleado a quemarropa. Si bien los informes no se pueden confirmar de forma independiente, con las conexiones a Internet interrumpidas, se han notificado al menos media docena de manifestantes muertos en varias ciudades, incluidas Sirjaan, Behbahaan y Sanandaj.

Estos acontecimientos obligaron a los políticos y a los sitios web de noticias en Irán a reaccionar ante las crecientes protestas, aunque hubo poca mención de ellos en los medios de comunicación oficiales. Algunos rivales del gobierno de Rouhani se apresuraron a posicionarse ante el descontento justificado del pueblo y criticaron al gobierno por su manejo de la situación o la forma en que se anunció el subsidio. Pocos de estos, sin embargo, han ido tan lejos como para pedir un retraso en los aumentos de precios, o que se retiren por completo.

Las protestas masivas de 2018 fueron originadas originalmente por medidas de austeridad similares. Aquéllas se vieron temporalmente afectadas por la falta de liderazgo y organización del movimiento, así como por los ataques de Donald Trump contra Irán. La clase dominante iraní utilizó la reimposición de sanciones brutales y varias amenazas de guerra para desviar la atención de las masas contra el imperialismo estadounidense. Mientras tanto, las sanciones y la decadencia económica general han obligado a millones a la pobreza extrema. Incluso las capas que vivían una vida relativamente estable, como médicos, ingenieros, etc., han sido empujadas a la pobreza. Mientras tanto, los más pobres viven en condiciones de barbarie con millones de trabajadores, si tienen la suerte de tener un trabajo, a quienes no se les paga regularmente.

Pero mientras las condiciones de las masas han seguido deteriorándose, los ricos y poderosos mantienen sus privilegios. ¿Qué les está sucediendo a los miles de millones acumulados por la cúpula del régimen en las fundaciones y las donaciones y en la Guardia Revolucionaria? ¿Por qué nadie habla de tomar esa riqueza para redistribuirla entre los pobres? Está claro que en esta cuestión la clase dominante, a pesar de sus conflictos internos, se mantiene unida: ¡los pobres deben ser obligados a pagar esta crisis! La disputa es simplemente sobre cómo hacer que paguen. Irán tiene una economía potencialmente fuerte con una poderosa base industrial; pero se le ha permitido pudrirse bajo el frenesí de saqueo de los mulás y sus amigos. 

Durante décadas, el régimen clerical ha apelado a los sentimientos religiosos de los elementos beatos y conservadores. Se ha apoyado en su conflicto con el imperialismo estadounidense para aparecer como defensor del pueblo iraní. Pero esto no está teniendo el mismo efecto que antes. Los clérigos están cada vez más expuestos por lo que son, charlatanes reaccionarios que luchan sólo por sus propios intereses estrechos. Los acontecimientos en Irak y Líbano, que han visto a grupos respaldados por Irán oponerse al movimiento democrático de las masas, seguramente dañarán la imagen que el régimen estaba pintando de sí mismo como un defensor de los pobres y oprimidos.

Ahora, al igual que sus hermanos en Irak, Líbano y en todo el mundo, las masas trabajadoras iraníes están empezando a despertar demostrando que están hartas de sostener a esta podrida clase dominante. Lo que estamos presenciando es un pequeño vistazo de la enorme ira y frustración que se encuentra debajo de la superficie de la sociedad, esperando una salida. Lo que se necesita es movilizar a las masas por una revolución socialista. Es necesario poner las palancas fundamentales de la economía bajo la propiedad y el control democrático de las propias masas trabajadoras como una medida urgente para resolver sus graves problemas. La única forma de salir del callejón sin salida es deshacerse por completo de esta clase dominante enferma, ya que es incapaz de resolver incluso los problemas más básicos de la sociedad.